Colegio profesional y una película policíaca.
Te cuento una charla entre lechuzas amigas a la que se sumaron personajes autóctonos.
Alicia, hablaba en vos alta sobre “cambios de cheques” y corrupción. Recitaba que personas que nada tenían que ver con una entidad profesional aparentemente podían recibir un saltavataje económico mientras se consumaba un negocio fenomenal para la mesa Directiva. El negocio era el interés usurario que aparentemente lograban los administradores dentro de la propia institución que debían administrar y bien guardar. El “urgido y necesitado” entregaba a los Directivos un cheque con fecha de cobro posterior y monto superior y estos (Directivos) entregaban un cheque de monto menor, pero para cobrar a las pocas horas.
Nos mirábamos. Nadie entendía nada.
-De qué hablas –pregunté.
-Ví una película policíaca muy buena el fin de semana –contestó.
Se sumó a la charla el tero Rolex, un ambicioso calculador a la hora de hablar con nosotras, con vos entrecortada y comiendo una dona fresquita de las que le pasaba cada tanto el tero Ampo Curraes, dijo:- qué decís Alicia, de qué se enteraron…
-No sé de que hablas –contestó, la ahora desorientada Ali ante la pregunta de Rolex.
Es conocida la “agachada” del tero. Sin embargo, el tero Rolex estaba casi absorto, duro como el hormigón. Llamó por teléfono móvil a su amigo y socio de actos oscuros Ehd Llebör, un tero llamativamente silencioso pero capaz de muchas cosas, y le preguntó enigmático y en voz baja: -qué hiciste?.
Menos aún entendía que pasaba y miraba la secuencia casi anonadada. Me parecía confusa la situación. Se mezclaban cosas, nombres. Alicia contó la trama de una película, nada más que eso. ¿O no?.
-Lo de siempre, ya sabés –se escuchaba la voz de Ehd Llebör que se propalaba a través del parlante ruidoso del celular del tero Rolex.
-Apareció un cumbiero de la noche viejo amigo de Alicia, yo no lo conocía:- esa película de la cual hablas la conoce mucha gente… la trama es vieja, de la edad de hierro, de la ferra edad vendría andando y fue vista por empleados bancarios. Llamenló a Ehd Llebör que la vió varias veces…
Un actor local que nos mira de lejos, pero nos sigue de cerca, se sumó curioso. El sapo Petrus Benettiano, casi un comediante, conocido por favorecer a ciertos personajes vernáculos difundiendo con gritos “positivos” sus actividades, dijo:- De dónde salió eso, es la mejor gestión que tuvo esa institución.
Observaba. Miraba. Pensaba. Seguía sin inferir. Me estaré poniendo vieja. No entendía nada. Por qué Rolex se puso nervioso cuando Alicia sólo contó la trama de una película…
Me suena el teléfono en medio de mi desconcierto. Me dicen del otro lado: -Habría un bloque guardado en el archivo de un programa sobre supuestas irregularidades en un Colegio Profesional. ¿El tero Rolex está ahí?.
Contesté casi muda, saltaba de un tema a otro: - ¿de qué hablas?.
En los próximos días, tal vez, no sé, aparezca alguien contando supuestas cuestiones vinculadas a una institución de bajo perfil, bajísimo perfil, pero que administra mucho dinero y tiene una función social importantísima, tiende puentes en un tejido social cada vez más roto y fragmentado –seguí escuchando.
Reconozco la voz… Era el tero Bonino lleno de esperanza empero horrorizado por la supuesta información, se cortó la llamada. La incomodidad de Rolex, el llamado del tero Bonino, la película de Alicia. Era una ensalada. Entendí poco.
Volví en sí y a la charla que mantenían los amigos presentes.
-En qué estábamos –pregunté.
El tero Rolex alzó vuelo desesperado y se fue en silencio, contrariando la naturaleza bulliciosa de la especie. Nadie quiso seguir la charla.
En fin, nada.