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Lunes 14 de Octubre

Científicos lograron extender 25% la vida de ratones con una droga anti-envejecimiento: ¿cuál puede ser el impacto en los humanos?

Viernes 19 de Julio 2024

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Un estudio dirigido por la Facultad de Medicina de Duke, en Singapur, descubrió que inhibir una proteína inflamatoria logra impulsar la longevidad en roedores viejos. Cómo se consiguió mejorar estos signos de envejecimiento, según una genetista consultada por Infobae
Los ratones tratados con el anticuerpo anti-IL11 mostraron una mejora significativa en su esperanza de vida, aumentando en promedio un 22,4% en machos y un 25% en hembras, lo que indica un avance importante en la investigación sobre longevidad y envejecimiento
Reducir los signos de envejecimiento, alargar la vida y que ese proceso sea con el mayor bienestar posible. La ciencia avanza en un tema que sin dudas interesa a la opinión pública: la longevidad.
 
En una nueva investigación se vio que los ratones viejos mejoran su salud y esperanza de vida, en promedio, casi un 25%, al inhibirles la proteína inflamatoria interleucina 11 (IL11). Un artículo publicado en Nature reveló que el bloqueo de la IL11 con un anticuerpo no solo mejoró el metabolismo y la función muscular en los ratones, sino que también redujo los signos de envejecimiento y fragilidad.
 
El equipo de investigadores, liderado por la Facultad de Medicina de Duke, en Singapur, destacó que estos resultados son los primeros en demostrar que la IL11 es un factor principal en el envejecimiento, aunque sus efectos en humanos aún están en fase de estudio.
 
En el estudio, ratones de 75 semanas de edad (equivalente a unos 55 años en humanos) recibieron inyecciones de un anticuerpo anti-IL11 hasta su muerte, prolongando su esperanza media de vida en un 22,4% en los machos y un 25% en las hembras.
 
La inhibición de la proteína inflamatoria IL11 en ratones viejos resultó en una reducción notable de los signos de envejecimiento y fragilidad, además de mejoras en el metabolismo y la función muscular, según un estudio publicado en Nature
Además, el tratamiento redujo significativamente las muertes por cáncer y otras enfermedades relacionadas con la fibrosis, inflamación crónica y metabolismo deficiente, características del envejecimiento. “Los ratones tratados tenían menos cánceres y mostraban menos signos de envejecimiento y fragilidad, además de una mejora notable en la fuerza muscular”, afirmó Stuart Cook, uno de los autores del estudio.
 
Ilaria Bellantuono, catedrática de Envejecimiento Musculoesquelético en la Universidad de Sheffield (Reino Unido) enfatizó que para obtener datos que puedan ser extrapolables a humanos, es necesario modificar genéticamente a los ratones para que desarrollen condiciones similares a las enfermedades humanas, como la ateroesclerosis, que es un factor de riesgo clave para infartos y accidentes cerebrovasculares.
 
Según se detalla en un comunicado de prensa, “la IL11 ha sido vinculada a la acumulación de grasa y la pérdida de masa muscular, dos características típicas del envejecimiento que afectan tanto la apariencia física como la salud general”.
 
La investigación sobre la IL11 y el desarrollo de terapias anti-IL11 reflejan un enfoque innovador para abordar el envejecimiento. Los científicos advierten que los resultados obtenidos en ratones deben ser validados en ensayos clínicos en humanos (Getty Images)
La investigación ha demostrado que la activación de la proteína IL11 puede provocar un aumento significativo en los depósitos de grasa, especialmente en el área abdominal, y una disminución en la masa muscular. Esta combinación no solo afecta la estética corporal, sino que también tiene implicaciones graves para la salud. El exceso de grasa abdominal está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, y otras condiciones crónicas.
 
Por otro lado, la pérdida de masa muscular puede llevar a debilidad, reducción de la movilidad, y una mayor probabilidad de caídas y fracturas en las personas mayores. Estos efectos combinados contribuyen a una disminución en la calidad de vida y aumentan la carga sobre los sistemas de atención médica.
 
En respuesta a estos hallazgos, los investigadores han iniciado el desarrollo de terapias dirigidas a bloquear la IL11. Estas terapias tienen como objetivo contrarrestar los efectos negativos del envejecimiento bloqueando la acción de la IL11. Los estudios preclínicos han mostrado resultados prometedores, sugiriendo que la inhibición de la IL11 puede reducir la acumulación de grasa y preservar la masa muscular.
 
La IL11 ha sido vinculada a la acumulación de grasa y la pérdida de masa muscular, dos características típicas del envejecimiento que afectan tanto la apariencia física como la salud general, según los expertos (Getty Images)
Los científicos están actualmente en el proceso de avanzar hacia ensayos clínicos para evaluar la seguridad y eficacia de estas terapias en humanos. Este paso es crucial para determinar si las terapias anti-IL11 pueden convertirse en una opción viable para la prevención y el tratamiento del envejecimiento.
 
El éxito de las terapias anti-IL11 podría tener un impacto significativo en la salud pública. Al aumentar la esperanza de vida saludable, estas terapias podrían ayudar a reducir la prevalencia de enfermedades crónicas, mejorar la movilidad y la independencia de las personas mayores, y disminuir los costos asociados con la atención médica del envejecimiento.
 
La capacidad de ralentizar el proceso de envejecimiento y mitigar sus efectos no solo mejoraría la calidad de vida, sino que también tendría implicaciones económicas positivas, al aliviar la carga sobre los sistemas de salud y mejorar la productividad y el bienestar de la población mayor.
 
En relación con el envejecimiento, Soledad Kleppe, especialista en genética y metabolismo del Hospital Italiano de Buenos Aires, sostuvo a Infobae: “Se sabe que tiene como final común un daño celular y los efectos que uno ve es que, una de las cosas que pasa es que se acortan los telómeros; otra, que la función mitocondrial, que es la fábrica de energía celular, disminuye. Esto está directamente relacionado con el tiempo y a la edad celular, que no es siempre la misma que la edad cronológica. La edad celular tiene más que ver con factores genéticos, factores ambientales y estilos de vida. No todas las personas que cronológicamente tienen 70 años tienen las mismas características celulares”.
 
El exceso de grasa abdominal está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y otras condiciones crónicas, mientras que la pérdida de masa muscular puede llevar a debilidad y reducción de la movilidad en personas mayores (Imagen Ilustrativa Infobae)
Con respecto al estudio, la experta sostuvo: “Hace varios artículos y varios años antes, el mismo grupo de Duke mostró en distintos artículos que había una expresión aumentada de la respuesta inflamatoria y dentro de estos del gen de la interleucina 11, con lo cual se hipotetiza que esta interleucina 11, que es un factor regulador de la respuesta inmunológica, podría tener que ver con este proceso de mayor inflamación y empeoramiento de las funciones celulares asociadas al envejecimiento”.
 
La inflamación -detalló Kleppe-, que es una respuesta adaptativa del sistema inmune, que es buena y es normal, “está desregulada con los años y es menos eficaz en la adaptación. Es importante que uno sepa responder con inflamación y frenar la inflamación cuando haga falta. La respuesta adaptativa útil, digamos, más eficaz, va decayendo con la edad. Entonces, para testear si este gen que está más en este proceso, tiene que ver, hicieron dos aproximaciones. La primera aproximación fue romper en una de las cadenas este gen de interleuquina 11. Entonces, el modelo animal no tiene la misma expresión de interleucina 11, en vez de tener 100, tiene 50 por ejemplo. Lo que vieron es que estos modelos sin tanta interleucina 11 tienen mejor sobrevida, que los que la tienen expresada en su totalidad al 100%”.
 
“Y después, por otro lado, a ratones que tenían también toda la interleucina, o sea, los genes completos, les dieron anticuerpos en contra de ese gen, de esa proteína, de lo que el gen codifica que es la interleucina 11, vieron que igual que el que tiene el problema genético, los modelos de ratón que no tienen toda la interleucina o que la tienen y se la inhiben con un anticuerpo, tienen un 22% más de sobrevida que los que la tienen expresada al 100%”, agregó la experta.
 
Los ensayos clínicos son cruciales para evaluar la seguridad y eficacia de las terapias anti-IL11 en humanos, determinando si pueden convertirse en una opción viable para la prevención y el tratamiento del envejecimiento (iStock)
Los científicos señalan que los resultados de este estudio fueron obtenidos en ratones y que es necesario confirmar la seguridad y eficacia de estos tratamientos en humanos a través de ensayos clínicos antes de pensar en el uso de fármacos anti-IL-11 para este propósito. No obstante, Cook expresó que “existe la atractiva posibilidad de que los fármacos puedan producir efectos similares en personas mayores”.
 
Aunque los investigadores advierten que los resultados obtenidos en ratones deben ser validados en ensayos clínicos en humanos, los hallazgos presentan una posibilidad tentadora de que los fármacos anti-IL11 puedan tener efectos similares en personas mayores.
 
Bellantuono señala que existen obstáculos científicos y regulatorios significativos. “Es impensable tratar a todas las personas de 50 años durante el resto de su vida”, subrayó y destacó que todas las intervenciones médicas tienen efectos secundarios. Además, mencionó que los tratamientos basados en anticuerpos suelen ser más caros que las moléculas pequeñas y que la intervención en el estudio comenzó a los 18 meses de edad en ratones, equivalente a una persona de 50 años sin signos graves de envejecimiento.
 
Soledad Kleppe es cautelosa: “No hay que sacar conclusiones apresuradas y no se puede decir que, porque el ratón, con todas las condiciones controladas, anduvo bien, los humanos vamos a vivir un 25% más. Falta mucho dato para eso, pero es una hipótesis a testear con una droga que ya está desarrollada para un factor específico. Habría que ver los pacientes que usan esta medicación, porque tienen fibrosis pulmonar y mala expectativa de vida, entonces tienen más que ganar que perder al usarla. A lo mejor en su protocolo de investigación se puede ver qué consecuencias hay a largo plazo y si otras personas sanas se benefician de usarla. Es un camino, es una puerta para empezar a investigar”.
Con información de Infobae


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