Por las balaceras en el barrio, dejaron de utilizar un aula en la escuela Nuestra Señora de Itatí

Una vez más la escuela primaria Nº 1.224 Nuestra Señora de Itatí se ve afectada por las situaciones de violencia que atraviesan el barrio. Las autoridades decidieron que, por seguridad, una de las aulas que da al frente del establecimiento no sea utilizada por los alumnos. Las balaceras en las calles lindantes al establecimiento continúan y ponen en riesgo la seguridad de todos. 
 
Desde principio de año, la escuela de gestión privada ubicada en Centenario –calle Nicasio Oroño 340– está en el centro de la escena por la compleja situación del barrio. A mediados de marzo se conoció que los continuos enfrentamientos entre distintas bandas de la zona, en los horarios de ingreso y egreso de los alumnos, ponían en riesgo a la comunidad escolar, y al resto de los vecinos del lugar.
 
Esa situación, según había denunciado el representante legal de la institución, el sacerdote Carlos Scatizza, había impactado en la matrícula de la escuela. El referente escolar señaló, en una entrevista con Diario UNO, que cada vez más familias optaban por enviar a sus hijos a escuelas fuera del barrio para evitar que tengan que vivir ese tipo de situaciones violentas.
 
Desde entonces, la red de instituciones del barrio trabaja de manera articulada con diferentes órganos de gobierno con el objetivo de atender las situaciones de vulnerabilidad que generan los enfrentamientos entre distintos habitantes del lugar. Sin embargo, aún no se ha podido solucionar el tema y la institución educativa ha debido tomar nuevas medidas para proteger a los niños.
 
El director del Servicio Provincial de Enseñanza Privada, Germán Falo, confirmó a Diario UNO que se ha decidido redistribuir los espacios del edificio y no dar clases en el aula que da al frente del edificio. “La escuela Itatí es una institución con la que venimos trabajando hace tiempo a partir de algunas situaciones particulares que se fueron viviendo en el barrio y que ameritaron, de parte de la dirección, hacer algunas adaptaciones”, relató el funcionario.
 
Además, manifestó que se está analizando la realización de algunas obras de infraestructura para acompañar los cambios que se están generando y aportar a la seguridad en el inmueble. “Entre las adaptaciones que se acordaron se definió la realización de un par de arreglos en la parte trasera del edificio. Se está evaluando qué es lo más conveniente para brindar un cerramiento en el predio, que es necesario”, dijo.
 
En ese sentido, Falo marcó que “como parte de la organización institucional, de un mejor aprovechamiento de las aulas y de evitar algún tipo de riesgo se acordó hacer una nueva disposición de los espacios. Una de las aulas que está sobre la calle pasa a cumplir otra función que no es la de estar ocupada por alumnos”. Si bien reconoció que el tema de la seguridad es uno de los que más ha pesado para tomar esa determinación, resaltó que no es lo único que se ha considerado ya que se ha pensado en una refuncionalización de toda la escuela.
 
El referente del Ministerio de Educación remarcó el trabajo que se viene llevando adelante junto a los vecinos y las instituciones del barrio para evitar los problemas. “Nosotros el trabajo que hacemos es integral y articulado con otros ministerios que atienden una situación que está por fuera de la escuela. Esta es una medida que toma la escuela, de la que hemos tomado conocimiento, para evitar algún riesgo para los chicos, o por lo menos algunas situaciones extremas que pueden haber vivido los alumnos. De paso, se aprovecha para refuncionalizar el edificio de acuerdo a una necesidad institucional”, sostuvo.
 
De todas maneras, el director de Educación Privada resaltó que ese cambio de aulas no ha implicado que haya cursos reagrupados, ya que se cuenta con espacio suficiente para que los alumnos sigan con sus actividades de manera habitual. “Se ha hecho una reorganización de los cursos como estaban funcionando. No hay reagrupamiento sino una redistribución de los espacios”, concluyó.
 
Un contexto complejo
Cuando se conoció que la institución ubicada en el corazón de barrio Centenario estaba perdiendo matrícula por los frecuentes enfrentamientos entre bandas que se dan en las inmediaciones del inmueble, el pedido de las autoridades había sido contar con un patrullero que esté en el horario de ingreso y egreso.
 
Y es que las autoridades escolares comprenden la complejidad de la situación social que ha llevado a ese punto. “El entorno violento en el que estamos hace difícil que las familias opten por traer sus chicos a la escuela (…). No son solo hechos puntuales sino una sucesión de hechos producto de una violencia cada vez más grave. En este último tiempo se han intensificado los casos y se dan casi a diario”, había reflexionado el representante legal de la escuela cuando dialogó con Diario UNO en marzo pasado.
 
Desde el Sindicato Argentino de Docentes Particulares (Sadop Santa Fe) se había señalado que los docentes tenían miedo de ir a trabajar por la compleja realidad del lugar. Y desde la provincia se había asegurado que se continuaría acompañando a la comunidad para enfrentar la realidad y evitar la deserción escolar.