Coronavirus: con barbijo y sin coro, los italianos volverán a las misas
Jueves 07 de
Mayo 2020
El gobierno de Italia, y tras fuertes críticas de la Iglesia Católica, sumó las ceremonias religiosas a las actividades permitidas en la flexibilización de la cuarentena.
Luego de las críticas que recibió por parte de la Iglesia Católica italiana por no incluir a las misas en la flexibilización de la cuarentena por el coronavirus, el gobierno de Giuseppe Conte en Italia aceptó este jueves la realización de ceremonias religiosas a partir del 18 de mayo en todo el país, con medidas de seguridad que incluirán el uso obligatorio de barbijos y la ausencia de coros.
Los creyentes podrán asistir pero con la condición de usar barbijo, respetar las distancias y no hacer uso del agua bendita.
El acuerdo entre la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y el Estado fue aprobado también por el comité de expertos que asesora al gobierno en Italia, los cuales habían equiparado las misas, los bautizos y las bodas a un partido de fútbol por el nivel de propagación del coronavirus.
La distribución individual de la comunión, uno de los momentos de mayor acercamiento entre el cura y los fieles, será realizado sin contacto directo y recibiéndola en la mano.
Igualmente se debe omitir todo gesto físico, como el saludo de mano para el rito de la paz, abrazo o beso.
Durante las misas, el cura deberá desinfectarse las manos, usar guantes desechables y barbijo así como respetar "una distancia de seguridad adecuada".
Las filas dentro de la iglesia durante la celebración se consideran "inapropiadas" y las donaciones se deberán dejar en cajas colocadas en la entrada del lugar de culto.
En cuanto a las confesiones, deben realizarse en lugares "amplios y aireados" que permitan el respeto del distanciamiento y de la confidencialidad.
Se autorizó la presencia de un organista, mientras que los coros siguen prohibidos durante la misa. Cada iglesia debe definir y exhibir a la entrada su capacidad máxima de recepción, teniendo en cuenta el respeto de la distancia social de un metro entre los participantes.
A través de carteles se debe recordar que está prohibido ingresar en caso de fiebre, gripe o síntomas respiratorios, o el contacto reciente con una persona que haya resultado positiva al coronavirus.
Las puertas de las iglesias deberán permanecer abiertas para evitar que el público las toque y se debe disponer de gel desinfectante.
Desde el lunes, Italia entró en la llamada fase 2 para empezar a salir gradualmente del confinamiento, durante el cual no figuraban las actividades religiosas.
La decisión del gobierno de autorizar la apertura de fábricas, tiendas y museos y mantener la prohibición de celebrar misas por los riesgos "inevitables" de las manifestaciones masivas, suscitó la cólera de la Iglesia Católica.
Pese a la dura reacción de la Conferencia Episcopal Italiana, el primer ministro Giuseppe Conte, católico practicante y con relaciones privilegiadas con el Vaticano, contó con el apoyo abierto del papa Francisco, el cual invitó a las partes a la prudencia y a negociar una salida.
Los creyentes podrán asistir pero con la condición de usar barbijo, respetar las distancias y no hacer uso del agua bendita.
El acuerdo entre la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y el Estado fue aprobado también por el comité de expertos que asesora al gobierno en Italia, los cuales habían equiparado las misas, los bautizos y las bodas a un partido de fútbol por el nivel de propagación del coronavirus.
La distribución individual de la comunión, uno de los momentos de mayor acercamiento entre el cura y los fieles, será realizado sin contacto directo y recibiéndola en la mano.
Igualmente se debe omitir todo gesto físico, como el saludo de mano para el rito de la paz, abrazo o beso.
Durante las misas, el cura deberá desinfectarse las manos, usar guantes desechables y barbijo así como respetar "una distancia de seguridad adecuada".
Las filas dentro de la iglesia durante la celebración se consideran "inapropiadas" y las donaciones se deberán dejar en cajas colocadas en la entrada del lugar de culto.
En cuanto a las confesiones, deben realizarse en lugares "amplios y aireados" que permitan el respeto del distanciamiento y de la confidencialidad.
Se autorizó la presencia de un organista, mientras que los coros siguen prohibidos durante la misa. Cada iglesia debe definir y exhibir a la entrada su capacidad máxima de recepción, teniendo en cuenta el respeto de la distancia social de un metro entre los participantes.
A través de carteles se debe recordar que está prohibido ingresar en caso de fiebre, gripe o síntomas respiratorios, o el contacto reciente con una persona que haya resultado positiva al coronavirus.
Las puertas de las iglesias deberán permanecer abiertas para evitar que el público las toque y se debe disponer de gel desinfectante.
Desde el lunes, Italia entró en la llamada fase 2 para empezar a salir gradualmente del confinamiento, durante el cual no figuraban las actividades religiosas.
La decisión del gobierno de autorizar la apertura de fábricas, tiendas y museos y mantener la prohibición de celebrar misas por los riesgos "inevitables" de las manifestaciones masivas, suscitó la cólera de la Iglesia Católica.
Pese a la dura reacción de la Conferencia Episcopal Italiana, el primer ministro Giuseppe Conte, católico practicante y con relaciones privilegiadas con el Vaticano, contó con el apoyo abierto del papa Francisco, el cual invitó a las partes a la prudencia y a negociar una salida.
Con información de
Ámbito