El jefe de Google, Sundar Pichai, advierte sobre las amenazas a la libertad de Internet
Por:
Amol Rajan
Lunes 12 de
Julio 2021
La Internet libre y abierta está siendo atacada en países de todo el mundo, advirtió el jefe de Google, Sundar Pichai.
Él dice que muchos países están restringiendo el flujo de información y el modelo a menudo se da por sentado.
En una entrevista en profundidad con la BBC, Pichai también aborda controversias en torno a impuestos, privacidad y datos.
Y sostiene que la inteligencia artificial es más profunda que el fuego, la electricidad o Internet.
Pichai es el director ejecutivo de una de las instituciones más complejas, importantes y ricas de la historia.
Las próximas revoluciones
Hablé con él en la sede de Google en Silicon Valley, para la primera de una serie de entrevistas que estoy haciendo para la BBC con figuras mundiales.
Como jefe tanto de Google como de su empresa matriz Alphabet, es el líder definitivo de empresas o productos tan variados como Waze, FitBit y DeepMind, los pioneros de la inteligencia artificial. Solo en Google supervisa Gmail, Google Chrome, Google Maps, Google Earth, Google Docs, Google Photos, el sistema operativo Android y muchos otros productos.
Pero, con mucho, el más conocido es la Búsqueda de Google. Incluso se ha convertido en su propio verbo: a Google.
Durante los últimos 23 años, Google probablemente ha dado forma a la Internet, en su mayoría libre y abierta, que tenemos hoy más que cualquier otra empresa.
Según Pichai, durante el próximo cuarto de siglo, otros dos desarrollos revolucionarán aún más nuestro mundo: la inteligencia artificial y la computación cuántica. En medio del susurro de las hojas y la luz del sol del vasto y vacío campus que es la sede de Google en Silicon Valley, Pichai hizo hincapié en lo importante que iba a ser la IA.
"Lo veo como la tecnología más profunda que la humanidad jamás desarrollará y en la que trabajará", dijo. "Sabes, si piensas en el fuego, la electricidad o Internet, es así. Pero creo que es aún más profundo".
La inteligencia artificial es, en la base, el intento de replicar la inteligencia humana en máquinas. Varios sistemas de inteligencia artificial ya son mejores para resolver tipos particulares de problemas que los humanos. Para una exposición elocuente de los daños potenciales de la IA, pruebe este ensayo de Henry Kissinger.
La Computación Cuántica es un fenómeno totalmente diferente. La computación ordinaria se basa en estados de la materia que son binarios: 0 o 1. Nada intermedio. Estas posiciones se denominan bits.
Pero a nivel cuántico o subatómico, la materia se comporta de manera diferente: puede ser 0 o 1 al mismo tiempo, o en un espectro entre los dos. Las computadoras cuánticas se basan en qubits, que tienen en cuenta la probabilidad de que la materia se encuentre en uno de varios estados diferentes. Esto es algo alucinante, pero podría cambiar el mundo. Wired tiene un excelente explicador .
Pichai y otros tecnólogos líderes encuentran las posibilidades aquí estimulantes. "[Quantum] no va a funcionar para todo. Hay cosas para las que la forma en que hacemos la computación hoy en día siempre sería mejor. Pero hay algunas cosas para las que la computación cuántica abrirá una gama completamente nueva de soluciones".
Pichai ascendió en las filas de Google al ser el gerente de producto más efectivo, popular y respetado en la historia de la compañía.
Ni Chrome, el navegador, ni Android, el sistema operativo móvil, fueron idea suya (Android estuvo un tiempo liderado por Andy Rubin ). Pero Pichai fue el gerente de producto que los condujo, bajo la atenta mirada de los fundadores de Google, a la dominación global.
En cierto sentido, Pichai ahora gestiona con productos los desafíos infinitamente mayores de la inteligencia artificial y la computación cuántica. Lo está haciendo mientras Google se enfrenta a un aluvión diario de escrutinio y críticas en varios frentes, por nombrar solo tres: impuestos, privacidad y presunto estado de monopolio.
Tecnología de impuestos
Google se pone a la defensiva en asuntos relacionados con los impuestos.
Durante varios años, la empresa ha pagado enormes sumas de dinero a contables y abogados para reducir legalmente sus obligaciones fiscales.
Por ejemplo, en 2017, Google trasladó más de 20.000 millones de dólares a las Bermudas a través de una empresa fantasma holandesa, como parte de una estrategia llamada "Double Irish, Dutch Sandwich".
Le presento esto a Pichai, quien dijo que Google ya no usa este esquema, es uno de los mayores contribuyentes del mundo y cumple con las leyes fiscales en todos los países en los que opera.
Respondí que su respuesta revelaba exactamente el problema: no se trata solo de una cuestión legal, es una cuestión moral. La gente pobre generalmente no emplea contadores para minimizar sus facturas de impuestos; la elusión fiscal a gran escala es algo que hacen las personas más ricas del mundo y, le sugerí, puede debilitar el sacrificio colectivo.
Cuando invité a Pichai a comprometerse allí mismo para que Google se retirara de todos los paraísos fiscales de inmediato, no aceptó la oferta.
Sin embargo, dejó en claro que está "animado por las conversaciones en torno a un impuesto mínimo empresarial global".
Está claro que Google está colaborando con los responsables de la formulación de políticas para encontrar formas de simplificar y hacer más eficaces los impuestos. Es cierto que la empresa genera la mayor parte de su investigación y sus ingresos en Estados Unidos, que es donde paga la mayor parte de sus impuestos.
Además, ha pagado un impuesto efectivo del 20% durante la última década, que es más que muchas empresas. Sin embargo, cualquier uso de cualquier paraíso fiscal es una exposición para la reputación de las empresas cuando, en todo el mundo, se están pidiendo prestados, gastando y recaudando billones a través de impuestos a la gente común para mitigar la pandemia.
Los otros grandes problemas en los que Google se enfrenta a un escrutinio constante y creciente son los de los datos, la privacidad y si la empresa tiene o no un monopolio efectivo en la Búsqueda, donde es totalmente dominante.
En el último de estos, Pichai argumenta que Google es un producto gratuito y los usuarios pueden ir fácilmente a otra parte.
Este es el mismo argumento que ha utilizado Facebook, y la compañía de Mark Zuckerberg recibió un fuerte respaldo del juez James Boasberg de Washington DC el mes pasado, cuando rechazó una serie de casos antimonopolio contra el gigante de las redes sociales con el argumento de que no lo hizo. • Cumplir con la definición actual de monopolio (es decir, "el poder de aumentar los precios de manera rentable o excluir la competencia").
Los intercambios sobre privacidad, datos, impuestos y dominio en la Búsqueda fueron quizás los más irritantes del tiempo que tuve con Pichai, y se pueden escuchar en la versión de podcast .
Respeto de la industria
En preparación para la entrevista, hablé con más de una docena de ejecutivos actuales o anteriores de Google, otros altos ejecutivos de grandes firmas tecnológicas, reguladores y estrategas del sector tecnológico. Hubo una opinión y un consenso sólidas y confiables dentro de cada campo.
Aquellos que trabajan en el sector tecnológico dijeron que no se puede discutir el crecimiento del precio de las acciones de Google bajo Pichai. Casi se ha triplicado. Esa es una actuación fenomenal. De manera similar, argumentar que se explica por los vientos dominantes favorables en el comportamiento del consumidor, del tipo que ha ayudado a otros gigantes tecnológicos a crecer, pierde el sentido.
Google creó ese comportamiento del consumidor con una ingeniería asombrosa y productos de clase mundial.
En su mayoría extraoficialmente, los reguladores dijeron que era necesario diseñar nuevas leyes y lenguaje para ejercer un mejor escrutinio sobre este nuevo tipo de gigante corporativo. El veredicto del juez Boasberg en Facebook más bien confirmó esto. Curiosamente, Lina Khan, la nueva jefa de la Comisión Federal de Comercio de 32 años, ha argumentado anteriormente que la definición de monopolio debería ampliarse para reflejar este nuevo mundo.
Los altos ejecutivos de otras grandes firmas de tecnología quedaron impresionados por lo eficaz que es Pichai. Sus testimonios en el Congreso rara vez han provocado caídas en el precio de las acciones de Google. Su manera emoliente y su comprensión de los detalles le permiten extraer veneno de situaciones potencialmente difíciles.
Una figura paternal y de bajo perfil, se mantiene en gran parte para sí mismo, lo que en parte es la razón por la que el personal de Google que ve la entrevista aprenderá mucho sobre él (los presentes dijeron que sí).
En una ronda de preguntas muy reveladora, descubrimos que no come carne, conduce un Tesla, venera a Alan Turing, desearía haber conocido a Stephen Hawking y está celoso de la misión espacial de Jeff Bezos.
Fue fascinante descubrir todo esto de una figura tan influyente, precisamente porque no hace demasiados pronunciamientos públicos. Por ejemplo, no lo encontraría en Instagram montando una tabla de surf de hidroplano eléctrico mientras sostiene una bandera estadounidense, en el Día de la Independencia de los EE. UU., Al son de Country Roads de John Denver (la versión de Toots Hibbert es, por supuesto, infinitamente mejor) .
Director de ética
Sin embargo, fue lo que escuché de quienes trabajaron con él o para él lo que más informó mi enfoque.
Pichai es universalmente considerado como un líder excepcionalmente amable, atento y cariñoso. Considerado con el personal, según todas las personas con las que hablé y que lo conocieron, está genuinamente comprometido con ser un ejemplo ético. Es un idealista cuando se trata del impacto de la tecnología en la mejora de los niveles de vida, algo que tiene sus raíces en su educación, de la que hablamos extensamente.
Nació en una familia de clase media en Tamil Nadu, en el sur de la India. Varias tecnologías tuvieron un impacto transformador en él, desde el viejo teléfono de disco por el que estaban en lista de espera, hasta el scooter en el que todos se apilaban para una cena mensual.
En Google, se ganó a los ingenieros y desarrolladores de software. Ayudó que él mismo fuera ingeniero metalúrgico, pero todavía no es fácil; La confianza de los cerebros de las empresas de Silicon Valley incluye muchos de los egos más grandes del planeta. Sin embargo, lo respetan enormemente.
Pichai obedece al enfoque anticíclico de los nombramientos de liderazgo favorecido por muchos cazatalentos. Después del liderazgo necesariamente pionero, celoso y arriesgado de los fundadores Larry Page y Sergey Brin, tenía sentido tener un líder de perfil más bajo, sólido y más cauteloso que apaciguara las ansiedades del público y encandilara a los funcionarios públicos.
Pichai ha sido sobresaliente en estas últimas tareas y el desempeño del precio de las acciones de la compañía es notable. No muchas personas en la historia podrían decir que han creado un billón de dólares de valor como CEO.
Pero las mismas cualidades que lo convirtieron en un nombramiento contracíclico inteligente también apuntan a posibles escollos, según los ex empleados de Google y muchos otros observadores cercanos. Es importante decir que estas personas son generalmente evangelistas de la tecnología, que tienen prioridades muy diferentes a las de un apostador promedio.
Los evangelistas de la tecnología están unidos en algunos puntos.
Primero, Google es ahora una empresa más cautelosa que nunca (Google, por supuesto, disputaría esto, y otros dirían que sería algo bueno si fuera cierto).
En segundo lugar, Google tiene un montón de productos "Yo también" en lugar de ideas originales; en el sentido de que ve a otras personas hacer grandes inventos, y luego da rienda suelta a sus ingenieros para mejorarlos.
En tercer lugar, muchas de las grandes apuestas de Pichai han fracasado: Google Glass, Google Plus, Google Wave, Project Loon. Google podría replicar razonablemente que hay valor en la experimentación y el fracaso. Y que esto más bien entra en conflicto con el primer punto anterior.
Cuarto, que la ambición de Google de resolver los mayores problemas de la humanidad está menguando. Con la mayor concentración de doctores en ciencias de la computación en el mundo en una pequeña franja de tierra al sur de San Francisco, dice este argumento, ¿no debería Google revertir el cambio climático o resolver el cáncer? Encuentro esta crítica difícil de reconciliar con el historial de Pichai, pero es común.
Finalmente, que se merece una tremenda simpatía, porque gestionar un personal tan grande, recalcitrante, exigente e idealista como el de Google en una era de guerras culturales es esencialmente imposible. En estos días, Google aparece con bastante frecuencia en las noticias debido a las huelgas del personal por la diversidad o la remuneración; o porque personas clave han dejado temas controvertidos en torno a la identidad.
Con más de 100.000 empleados, muchos de ellos con opiniones tremendas en los foros de mensajes internos y de naturaleza activista, esto es simplemente imposible de controlar. Existe una tensión entre que Google abrace genuinamente la diversidad cognitiva al tener personas de todas las tendencias entre su personal global y, al mismo tiempo, realmente defienda problemas particulares como empresa.
Aceleración
Todo lo anterior son preocupaciones de las personas dentro del mundo de la tecnología que quieren que Google vaya más rápido. A muchos votantes de las democracias polarizadas les gustaría que las grandes tecnologías se ralentizaran.
La lección más obvia que extraigo de mi tiempo en Silicon Valley es que no hay posibilidad de que eso suceda. La aceleración es la norma: la aceleración de la historia se está acelerando en sí misma.
Y, cuando le pregunté si el modelo chino de Internet - mucho más autoritario, con mucha vigilancia - está en ascenso, Pichai dijo que la Internet libre y abierta "está siendo atacada". Es importante destacar que no se refirió directamente a China, pero continuó diciendo: "Ninguno de nuestros principales productos y servicios está disponible en China".
Con legisladores y reguladores demostrando ser lentos, ineficaces y fáciles de presionar, y una pandemia ocupando mucho ancho de banda, en este momento, el Occidente democrático está dejando en gran medida a personas como Sundar Pichai decidir hacia dónde debemos dirigirnos.
En una entrevista en profundidad con la BBC, Pichai también aborda controversias en torno a impuestos, privacidad y datos.
Y sostiene que la inteligencia artificial es más profunda que el fuego, la electricidad o Internet.
Pichai es el director ejecutivo de una de las instituciones más complejas, importantes y ricas de la historia.
Las próximas revoluciones
Hablé con él en la sede de Google en Silicon Valley, para la primera de una serie de entrevistas que estoy haciendo para la BBC con figuras mundiales.
Como jefe tanto de Google como de su empresa matriz Alphabet, es el líder definitivo de empresas o productos tan variados como Waze, FitBit y DeepMind, los pioneros de la inteligencia artificial. Solo en Google supervisa Gmail, Google Chrome, Google Maps, Google Earth, Google Docs, Google Photos, el sistema operativo Android y muchos otros productos.
Pero, con mucho, el más conocido es la Búsqueda de Google. Incluso se ha convertido en su propio verbo: a Google.
Durante los últimos 23 años, Google probablemente ha dado forma a la Internet, en su mayoría libre y abierta, que tenemos hoy más que cualquier otra empresa.
Según Pichai, durante el próximo cuarto de siglo, otros dos desarrollos revolucionarán aún más nuestro mundo: la inteligencia artificial y la computación cuántica. En medio del susurro de las hojas y la luz del sol del vasto y vacío campus que es la sede de Google en Silicon Valley, Pichai hizo hincapié en lo importante que iba a ser la IA.
"Lo veo como la tecnología más profunda que la humanidad jamás desarrollará y en la que trabajará", dijo. "Sabes, si piensas en el fuego, la electricidad o Internet, es así. Pero creo que es aún más profundo".
La inteligencia artificial es, en la base, el intento de replicar la inteligencia humana en máquinas. Varios sistemas de inteligencia artificial ya son mejores para resolver tipos particulares de problemas que los humanos. Para una exposición elocuente de los daños potenciales de la IA, pruebe este ensayo de Henry Kissinger.
La Computación Cuántica es un fenómeno totalmente diferente. La computación ordinaria se basa en estados de la materia que son binarios: 0 o 1. Nada intermedio. Estas posiciones se denominan bits.
Pero a nivel cuántico o subatómico, la materia se comporta de manera diferente: puede ser 0 o 1 al mismo tiempo, o en un espectro entre los dos. Las computadoras cuánticas se basan en qubits, que tienen en cuenta la probabilidad de que la materia se encuentre en uno de varios estados diferentes. Esto es algo alucinante, pero podría cambiar el mundo. Wired tiene un excelente explicador .
Pichai y otros tecnólogos líderes encuentran las posibilidades aquí estimulantes. "[Quantum] no va a funcionar para todo. Hay cosas para las que la forma en que hacemos la computación hoy en día siempre sería mejor. Pero hay algunas cosas para las que la computación cuántica abrirá una gama completamente nueva de soluciones".
Pichai ascendió en las filas de Google al ser el gerente de producto más efectivo, popular y respetado en la historia de la compañía.
Ni Chrome, el navegador, ni Android, el sistema operativo móvil, fueron idea suya (Android estuvo un tiempo liderado por Andy Rubin ). Pero Pichai fue el gerente de producto que los condujo, bajo la atenta mirada de los fundadores de Google, a la dominación global.
En cierto sentido, Pichai ahora gestiona con productos los desafíos infinitamente mayores de la inteligencia artificial y la computación cuántica. Lo está haciendo mientras Google se enfrenta a un aluvión diario de escrutinio y críticas en varios frentes, por nombrar solo tres: impuestos, privacidad y presunto estado de monopolio.
Tecnología de impuestos
Google se pone a la defensiva en asuntos relacionados con los impuestos.
Durante varios años, la empresa ha pagado enormes sumas de dinero a contables y abogados para reducir legalmente sus obligaciones fiscales.
Por ejemplo, en 2017, Google trasladó más de 20.000 millones de dólares a las Bermudas a través de una empresa fantasma holandesa, como parte de una estrategia llamada "Double Irish, Dutch Sandwich".
Le presento esto a Pichai, quien dijo que Google ya no usa este esquema, es uno de los mayores contribuyentes del mundo y cumple con las leyes fiscales en todos los países en los que opera.
Respondí que su respuesta revelaba exactamente el problema: no se trata solo de una cuestión legal, es una cuestión moral. La gente pobre generalmente no emplea contadores para minimizar sus facturas de impuestos; la elusión fiscal a gran escala es algo que hacen las personas más ricas del mundo y, le sugerí, puede debilitar el sacrificio colectivo.
Cuando invité a Pichai a comprometerse allí mismo para que Google se retirara de todos los paraísos fiscales de inmediato, no aceptó la oferta.
Sin embargo, dejó en claro que está "animado por las conversaciones en torno a un impuesto mínimo empresarial global".
Está claro que Google está colaborando con los responsables de la formulación de políticas para encontrar formas de simplificar y hacer más eficaces los impuestos. Es cierto que la empresa genera la mayor parte de su investigación y sus ingresos en Estados Unidos, que es donde paga la mayor parte de sus impuestos.
Además, ha pagado un impuesto efectivo del 20% durante la última década, que es más que muchas empresas. Sin embargo, cualquier uso de cualquier paraíso fiscal es una exposición para la reputación de las empresas cuando, en todo el mundo, se están pidiendo prestados, gastando y recaudando billones a través de impuestos a la gente común para mitigar la pandemia.
Los otros grandes problemas en los que Google se enfrenta a un escrutinio constante y creciente son los de los datos, la privacidad y si la empresa tiene o no un monopolio efectivo en la Búsqueda, donde es totalmente dominante.
En el último de estos, Pichai argumenta que Google es un producto gratuito y los usuarios pueden ir fácilmente a otra parte.
Este es el mismo argumento que ha utilizado Facebook, y la compañía de Mark Zuckerberg recibió un fuerte respaldo del juez James Boasberg de Washington DC el mes pasado, cuando rechazó una serie de casos antimonopolio contra el gigante de las redes sociales con el argumento de que no lo hizo. • Cumplir con la definición actual de monopolio (es decir, "el poder de aumentar los precios de manera rentable o excluir la competencia").
Los intercambios sobre privacidad, datos, impuestos y dominio en la Búsqueda fueron quizás los más irritantes del tiempo que tuve con Pichai, y se pueden escuchar en la versión de podcast .
Respeto de la industria
En preparación para la entrevista, hablé con más de una docena de ejecutivos actuales o anteriores de Google, otros altos ejecutivos de grandes firmas tecnológicas, reguladores y estrategas del sector tecnológico. Hubo una opinión y un consenso sólidas y confiables dentro de cada campo.
Aquellos que trabajan en el sector tecnológico dijeron que no se puede discutir el crecimiento del precio de las acciones de Google bajo Pichai. Casi se ha triplicado. Esa es una actuación fenomenal. De manera similar, argumentar que se explica por los vientos dominantes favorables en el comportamiento del consumidor, del tipo que ha ayudado a otros gigantes tecnológicos a crecer, pierde el sentido.
Google creó ese comportamiento del consumidor con una ingeniería asombrosa y productos de clase mundial.
En su mayoría extraoficialmente, los reguladores dijeron que era necesario diseñar nuevas leyes y lenguaje para ejercer un mejor escrutinio sobre este nuevo tipo de gigante corporativo. El veredicto del juez Boasberg en Facebook más bien confirmó esto. Curiosamente, Lina Khan, la nueva jefa de la Comisión Federal de Comercio de 32 años, ha argumentado anteriormente que la definición de monopolio debería ampliarse para reflejar este nuevo mundo.
Los altos ejecutivos de otras grandes firmas de tecnología quedaron impresionados por lo eficaz que es Pichai. Sus testimonios en el Congreso rara vez han provocado caídas en el precio de las acciones de Google. Su manera emoliente y su comprensión de los detalles le permiten extraer veneno de situaciones potencialmente difíciles.
Una figura paternal y de bajo perfil, se mantiene en gran parte para sí mismo, lo que en parte es la razón por la que el personal de Google que ve la entrevista aprenderá mucho sobre él (los presentes dijeron que sí).
En una ronda de preguntas muy reveladora, descubrimos que no come carne, conduce un Tesla, venera a Alan Turing, desearía haber conocido a Stephen Hawking y está celoso de la misión espacial de Jeff Bezos.
Fue fascinante descubrir todo esto de una figura tan influyente, precisamente porque no hace demasiados pronunciamientos públicos. Por ejemplo, no lo encontraría en Instagram montando una tabla de surf de hidroplano eléctrico mientras sostiene una bandera estadounidense, en el Día de la Independencia de los EE. UU., Al son de Country Roads de John Denver (la versión de Toots Hibbert es, por supuesto, infinitamente mejor) .
Director de ética
Sin embargo, fue lo que escuché de quienes trabajaron con él o para él lo que más informó mi enfoque.
Pichai es universalmente considerado como un líder excepcionalmente amable, atento y cariñoso. Considerado con el personal, según todas las personas con las que hablé y que lo conocieron, está genuinamente comprometido con ser un ejemplo ético. Es un idealista cuando se trata del impacto de la tecnología en la mejora de los niveles de vida, algo que tiene sus raíces en su educación, de la que hablamos extensamente.
Nació en una familia de clase media en Tamil Nadu, en el sur de la India. Varias tecnologías tuvieron un impacto transformador en él, desde el viejo teléfono de disco por el que estaban en lista de espera, hasta el scooter en el que todos se apilaban para una cena mensual.
En Google, se ganó a los ingenieros y desarrolladores de software. Ayudó que él mismo fuera ingeniero metalúrgico, pero todavía no es fácil; La confianza de los cerebros de las empresas de Silicon Valley incluye muchos de los egos más grandes del planeta. Sin embargo, lo respetan enormemente.
Pichai obedece al enfoque anticíclico de los nombramientos de liderazgo favorecido por muchos cazatalentos. Después del liderazgo necesariamente pionero, celoso y arriesgado de los fundadores Larry Page y Sergey Brin, tenía sentido tener un líder de perfil más bajo, sólido y más cauteloso que apaciguara las ansiedades del público y encandilara a los funcionarios públicos.
Pichai ha sido sobresaliente en estas últimas tareas y el desempeño del precio de las acciones de la compañía es notable. No muchas personas en la historia podrían decir que han creado un billón de dólares de valor como CEO.
Pero las mismas cualidades que lo convirtieron en un nombramiento contracíclico inteligente también apuntan a posibles escollos, según los ex empleados de Google y muchos otros observadores cercanos. Es importante decir que estas personas son generalmente evangelistas de la tecnología, que tienen prioridades muy diferentes a las de un apostador promedio.
Los evangelistas de la tecnología están unidos en algunos puntos.
Primero, Google es ahora una empresa más cautelosa que nunca (Google, por supuesto, disputaría esto, y otros dirían que sería algo bueno si fuera cierto).
En segundo lugar, Google tiene un montón de productos "Yo también" en lugar de ideas originales; en el sentido de que ve a otras personas hacer grandes inventos, y luego da rienda suelta a sus ingenieros para mejorarlos.
En tercer lugar, muchas de las grandes apuestas de Pichai han fracasado: Google Glass, Google Plus, Google Wave, Project Loon. Google podría replicar razonablemente que hay valor en la experimentación y el fracaso. Y que esto más bien entra en conflicto con el primer punto anterior.
Cuarto, que la ambición de Google de resolver los mayores problemas de la humanidad está menguando. Con la mayor concentración de doctores en ciencias de la computación en el mundo en una pequeña franja de tierra al sur de San Francisco, dice este argumento, ¿no debería Google revertir el cambio climático o resolver el cáncer? Encuentro esta crítica difícil de reconciliar con el historial de Pichai, pero es común.
Finalmente, que se merece una tremenda simpatía, porque gestionar un personal tan grande, recalcitrante, exigente e idealista como el de Google en una era de guerras culturales es esencialmente imposible. En estos días, Google aparece con bastante frecuencia en las noticias debido a las huelgas del personal por la diversidad o la remuneración; o porque personas clave han dejado temas controvertidos en torno a la identidad.
Con más de 100.000 empleados, muchos de ellos con opiniones tremendas en los foros de mensajes internos y de naturaleza activista, esto es simplemente imposible de controlar. Existe una tensión entre que Google abrace genuinamente la diversidad cognitiva al tener personas de todas las tendencias entre su personal global y, al mismo tiempo, realmente defienda problemas particulares como empresa.
Aceleración
Todo lo anterior son preocupaciones de las personas dentro del mundo de la tecnología que quieren que Google vaya más rápido. A muchos votantes de las democracias polarizadas les gustaría que las grandes tecnologías se ralentizaran.
La lección más obvia que extraigo de mi tiempo en Silicon Valley es que no hay posibilidad de que eso suceda. La aceleración es la norma: la aceleración de la historia se está acelerando en sí misma.
Y, cuando le pregunté si el modelo chino de Internet - mucho más autoritario, con mucha vigilancia - está en ascenso, Pichai dijo que la Internet libre y abierta "está siendo atacada". Es importante destacar que no se refirió directamente a China, pero continuó diciendo: "Ninguno de nuestros principales productos y servicios está disponible en China".
Con legisladores y reguladores demostrando ser lentos, ineficaces y fáciles de presionar, y una pandemia ocupando mucho ancho de banda, en este momento, el Occidente democrático está dejando en gran medida a personas como Sundar Pichai decidir hacia dónde debemos dirigirnos.
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— Nota22.com (@NOTA22COM) April 23, 2024
