25 DE ABRIL 2024
Alemania
Merkel afronta en la recta final de su mandato las protestas del Este contra su entendimiento con Putin
Por:
Bernando De Miguel
Lunes 02 de
Agosto 2021
La finalización del gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2 tensa las relaciones de la canciller en la Unión Europea
La inquebrantable relación de Angela Merkel con Vladímir Putin ha sobrevivido a siete años de tensión entre Rusia y la Unión Europea, pero amenaza con enturbiar el legado europeo de la canciller alemana. El empeño de Berlín en rematar un segundo gasoducto para importar gas ruso a través del Báltico y el deseo de Merkel -secundado por el presidente francés, Emmanuel Macron- de mejorar las relaciones con Moscú a pesar de las agresiones contra Ucrania, ha provocado las iras de los socios comunitarios que se sienten amenazados por el Kremlin.
Bruselas intenta esquivar el conflicto a solo dos meses de unas elecciones en Alemania que marcarán el final de la era Merkel. Pero la tensión en el seno de la UE, que ya provocó una revuelta de varios socios europeos contra la canciller en la cumbre de junio, se ha agravado en las últimas semanas y puede añadir inestabilidad a la salida de Merkel, sobre todo, si la canciller se mantiene en funciones durante un largo periodo hasta que se conforme un nuevo Ejecutivo en Berlín. Su previsible debilidad como jefa de Gobierno saliente la expone a ataques más furibundos de los que ha vivido durante sus 16 años en el poder. El choque puede tensar las cumbres europeas de finales de año, a las que Merkel ya asistirá estando en funciones mientras su sucesora o sucesor no tome el relevo.
La tormenta en la UE arreció de nuevo a finales de julio, cuando Merkel logró in extremis el visto bueno de Washington al polémico gasoducto del Báltico, una infraestructura bautizada como Nord Stream 2 y que doblará la capacidad de las tuberías existentes (Nord Stream 1) hasta alcanzar los 110.000 millones de metros cúbicos para transportar un gas suministrado en exclusiva por Gazprom, la empresa energética del Estado ruso.
El acuerdo de Merkel y Biden ha causado conmoción en los países vecinos de Rusia, tanto dentro de la UE (Polonia, Estonia, Letonia y Lituania) como fuera (Ucrania). La canciller alemana ha sido acusada de brindar un triunfo geoestratégico a Putin e, incluso, de poner en peligro la supervivencia económica de Ucrania como Estado independiente porque perderá sus ingresos por el tránsito de un gas ruso que ahora llegará a Europa directamente a través del Báltico.
Bruselas intenta esquivar el conflicto a solo dos meses de unas elecciones en Alemania que marcarán el final de la era Merkel. Pero la tensión en el seno de la UE, que ya provocó una revuelta de varios socios europeos contra la canciller en la cumbre de junio, se ha agravado en las últimas semanas y puede añadir inestabilidad a la salida de Merkel, sobre todo, si la canciller se mantiene en funciones durante un largo periodo hasta que se conforme un nuevo Ejecutivo en Berlín. Su previsible debilidad como jefa de Gobierno saliente la expone a ataques más furibundos de los que ha vivido durante sus 16 años en el poder. El choque puede tensar las cumbres europeas de finales de año, a las que Merkel ya asistirá estando en funciones mientras su sucesora o sucesor no tome el relevo.
La tormenta en la UE arreció de nuevo a finales de julio, cuando Merkel logró in extremis el visto bueno de Washington al polémico gasoducto del Báltico, una infraestructura bautizada como Nord Stream 2 y que doblará la capacidad de las tuberías existentes (Nord Stream 1) hasta alcanzar los 110.000 millones de metros cúbicos para transportar un gas suministrado en exclusiva por Gazprom, la empresa energética del Estado ruso.
El acuerdo de Merkel y Biden ha causado conmoción en los países vecinos de Rusia, tanto dentro de la UE (Polonia, Estonia, Letonia y Lituania) como fuera (Ucrania). La canciller alemana ha sido acusada de brindar un triunfo geoestratégico a Putin e, incluso, de poner en peligro la supervivencia económica de Ucrania como Estado independiente porque perderá sus ingresos por el tránsito de un gas ruso que ahora llegará a Europa directamente a través del Báltico.