El Papa Francisco en Chipre habló contra los “muros del miedo”
Viernes 03 de
Diciembre 2021
Además, afirmó que “el camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad, está marcado por una palabra: diálogo”.
El papa Francisco llegó ayer jueves a Chipre, el país europeo que mayor número de refugiados recibe en comparación con su población, y desde allí lanzó un discurso contra los muros “del miedo” y “los vetos dictados por intereses nacionalistas” en Europa.
Así lo dijo Francisco en su discurso a las autoridades en el palacio presidencial y tras reunirse con el presidente Nicos Anastasiades, en el segundo acto de este viaje en el que también visitará Grecia y la isla de Lesbos, para poner el foco en la cuestión migratoria en Europa.
El papa hizo referencia a la ocupación por parte de Turquía de la parte norte de la isla con su invasión en 1974, lo que ha dejado desde entonces a Chipre partida en dos, cuando se creó la República Turca del Norte Chipre, reconocida sólo por Ankara.
Sin citar nunca a Turquía, Francisco afirmó que “el camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad, está marcado por una palabra: diálogo”.
Tanto la Iglesia ortodoxa como la católica piden desde hace tiempo a Turquía que sean devueltas las iglesias situadas en el norte de la isla.
Francisco continuó su discurso afirmando que “el continente europeo necesita reconciliación y unidad, necesita valentía e impulso para caminar hacia adelante”. Y añadió: “Porque no serán los muros del miedo ni los vetos dictados por intereses nacionalistas los que contribuirán al progreso, ni tampoco la recuperación económica por sí sola podrá garantizar la seguridad y la estabilidad”.
Estas palabras de Francisco llegan en medio de tensiones en la frontera entre Polonia y Bielorrusia por la llegada de miles de migrantes procedentes sobre todo de Afganistán y Siria. Además, Chipre y Grecia han construido muros para impedir la llegada de los refugiados.
En Chipre, la llegada de refugiados ha aumentado sensiblemente en los primeros diez meses del año, con un total de 10.868 inmigrantes irregulares, lo que supone un 38% más que en todo 2020.
Al respecto, el presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis agradeció al papa Francisco que haya impulsado el llevar a Italia a 50 refugiados, una acción que calificó de altamente “simbólica” de cara a la necesidad de revisar la política migratoria de la Unión Europea.
Esta es la segunda visita de un papa a Chipre, una isla poblada especialmente por cristianos ortodoxos, tras la realizada por Benedicto XVI en 2010. Apenas pisó suelo chipriota, Francisco se dirigió justo después a la catedral maronita de Nuestra Señora de la Gracia, en Nicosia, donde se reunió con el patriarca de esta iglesia católica oriental (que representa a menos del 1% de la población chipriota, pero está presente en Siria y Líbano), el cardenal Béchara Rai.
“Para construir un futuro digno para el ser humano hay que trabajar juntos, superar las divisiones, tirar los muros y cultivar el sueño de la unidad”, declaró el papa en la catedral.
“Necesitamos acoger e integrarnos, caminar juntos”, añadió refiriéndose a la crisis de los migrantes en el Mediterráneo, “un mar que fue cuna de tantas civilizaciones, donde aún hoy desembarcan personas, pueblos y culturas de todas partes del mundo”.
Así lo dijo Francisco en su discurso a las autoridades en el palacio presidencial y tras reunirse con el presidente Nicos Anastasiades, en el segundo acto de este viaje en el que también visitará Grecia y la isla de Lesbos, para poner el foco en la cuestión migratoria en Europa.
El papa hizo referencia a la ocupación por parte de Turquía de la parte norte de la isla con su invasión en 1974, lo que ha dejado desde entonces a Chipre partida en dos, cuando se creó la República Turca del Norte Chipre, reconocida sólo por Ankara.
Sin citar nunca a Turquía, Francisco afirmó que “el camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad, está marcado por una palabra: diálogo”.
Tanto la Iglesia ortodoxa como la católica piden desde hace tiempo a Turquía que sean devueltas las iglesias situadas en el norte de la isla.
Francisco continuó su discurso afirmando que “el continente europeo necesita reconciliación y unidad, necesita valentía e impulso para caminar hacia adelante”. Y añadió: “Porque no serán los muros del miedo ni los vetos dictados por intereses nacionalistas los que contribuirán al progreso, ni tampoco la recuperación económica por sí sola podrá garantizar la seguridad y la estabilidad”.
Estas palabras de Francisco llegan en medio de tensiones en la frontera entre Polonia y Bielorrusia por la llegada de miles de migrantes procedentes sobre todo de Afganistán y Siria. Además, Chipre y Grecia han construido muros para impedir la llegada de los refugiados.
En Chipre, la llegada de refugiados ha aumentado sensiblemente en los primeros diez meses del año, con un total de 10.868 inmigrantes irregulares, lo que supone un 38% más que en todo 2020.
Al respecto, el presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis agradeció al papa Francisco que haya impulsado el llevar a Italia a 50 refugiados, una acción que calificó de altamente “simbólica” de cara a la necesidad de revisar la política migratoria de la Unión Europea.
Esta es la segunda visita de un papa a Chipre, una isla poblada especialmente por cristianos ortodoxos, tras la realizada por Benedicto XVI en 2010. Apenas pisó suelo chipriota, Francisco se dirigió justo después a la catedral maronita de Nuestra Señora de la Gracia, en Nicosia, donde se reunió con el patriarca de esta iglesia católica oriental (que representa a menos del 1% de la población chipriota, pero está presente en Siria y Líbano), el cardenal Béchara Rai.
“Para construir un futuro digno para el ser humano hay que trabajar juntos, superar las divisiones, tirar los muros y cultivar el sueño de la unidad”, declaró el papa en la catedral.
“Necesitamos acoger e integrarnos, caminar juntos”, añadió refiriéndose a la crisis de los migrantes en el Mediterráneo, “un mar que fue cuna de tantas civilizaciones, donde aún hoy desembarcan personas, pueblos y culturas de todas partes del mundo”.
Con información de
El País