A medida que aumentaron los casos de COVID-19, también lo hizo la diabetes, nadie sabe por qué
Sábado 22 de
Julio 2023
El aumento en la diabetes tipo 1 infantil abrió nuevas vías para que los investigadores exploraran la causa de la enfermedad.
Un estudio de más de 38.000 jóvenes ha confirmado lo que los investigadores habían comenzado a sospechar: la pandemia de COVID-19 precipitó un salto en los casos de diabetes tipo 1 en niños y adolescentes. Al principio, los investigadores pensaron que el aumento fue causado por el propio virus, pero resulta que probablemente no sea cierto. Sin embargo, dado que la causa general de la diabetes tipo 1 sigue siendo un misterio, los hallazgos ofrecen nuevos mecanismos para que los investigadores los exploren.
El estudio, publicado el 30 de junio en JAMA Network Open 1 , reunió datos de 17 estudios previos y encontró que la incidencia de diabetes tipo 1 en niños y adolescentes menores de 19 años fue un 14 % más alta durante 2020, el primer año de la pandemia, que el año anterior. La incidencia aumentó aún más en el segundo año de la pandemia, un 27% más que en 2019.
"Fue una incidencia mucho más alta de lo que esperábamos", dice el autor principal Rayzel Shulman, endocrinólogo pediátrico del Instituto de Investigación SickKids en Toronto, Canadá. Antes de la COVID-19, la incidencia de diabetes tipo 1 en niños aumentaba a un ritmo constante de alrededor del 2% al 4% al año.
“Ahora, de repente, vemos un aumento de diez veces”, dice Clemens Kamrath, investigador de diabetes en la Universidad Justus Liebig en Giessen, Alemania. “Este es definitivamente un salto significativo, en una medida y a una velocidad que no se creía posible”.
Olas estacionales
La diabetes tipo 1 ocurre cuando el propio sistema inmunitario del cuerpo ataca las células del páncreas que producen insulina, que regula los niveles de azúcar en la sangre. Como resultado, los niveles de azúcar en la sangre pueden oscilar peligrosamente. A largo plazo, esto puede dañar los vasos sanguíneos de las personas, lo que a su vez puede provocar ceguera, insuficiencia renal, ataques cardíacos o daños en los nervios que, en el peor de los casos, requieren la amputación de una extremidad.
Los investigadores primero expresaron su preocupación de que COVID-19 podría desencadenar diabetes tipo 1 después de observar un aumento en los casos nuevos en varios países en los primeros meses de la pandemia. Otra investigación 2 también registró un aumento en los nuevos diagnósticos de diabetes varios meses después de que una ola de COVID-19 alcanzó su punto máximo.
Sin embargo, numerosos estudios 3 , 4 lucharon por encontrar evidencia de que el SARS-CoV-2 estaba desencadenando el aumento o dañando sustancialmente las células pancreáticas 5 .
Shulman y sus colegas restringieron su análisis a estudios que tenían al menos 12 meses de datos antes y durante la pandemia. También incluyeron solo aquellos que informaron el tamaño de la población estudiada, no solo el número de casos, "para que realmente pudiéramos saber si hubo un aumento en la incidencia", dice.
Además de confirmar que la incidencia de diabetes tipo 1 en niños aumentó durante los primeros dos años de la pandemia, también encontraron que la pandemia interrumpió la estacionalidad de la diabetes tipo 1 infantil. La enfermedad suele seguir claros patrones estacionales, con tasas más altas de nuevos casos en los meses de invierno que en los de verano.
Por el contrario, el equipo no pudo analizar las tasas de diabetes tipo 2 en los niños porque no había muchos estudios con suficientes datos. La diabetes tipo 2 se desarrolla cuando el páncreas no produce suficiente insulina y el cuerpo deja de responder a ella. La inactividad y la obesidad son factores de riesgo.
El metanálisis reafirmó que los niños diagnosticados con diabetes tipo 1 tendían a presentar formas más graves de la enfermedad durante la pandemia que antes. La incidencia de cetoacidosis diabética, una complicación potencialmente mortal de la diabetes tipo 1 de aparición reciente, aumentó en un 26 % entre 2019 y 2020, probablemente porque las personas dudaban o no podían buscar atención de emergencia cuando aparecían los primeros síntomas. La cetoacidosis diabética se puede prevenir, pero tiene efectos duraderos si ocurre, por lo que "ese es uno de los hallazgos más importantes de este estudio", dice Shulman.
Causas desconocidas
Todavía no está claro qué desencadenó el aumento repentino de la diabetes y cuánto tiempo podría persistir la tendencia, dice Shulman. Se necesitan estudios a más largo plazo para ver si la incidencia se estabiliza, disminuye o aumenta aún más, concuerda Sathish Thirunavukkarasu, epidemiólogo que estudia diabetes en la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia.
Pero otros investigadores no están completamente convencidos por los hallazgos. Lars Stene, un epidemiólogo que estudia los factores de riesgo de la diabetes tipo 1 en el Instituto Noruego de Salud Pública de Oslo, dice que un aumento del 14 % en la incidencia en solo un año “me parece inverosímil”. Él dice que la incidencia de la condición fluctúa mucho de un año a otro de todos modos, y existen diferencias diez veces mayores en la incidencia entre los países estudiados.
En cuanto a las causas subyacentes, Kamrath, quien escribió un comentario invitado 6 sobre el metanálisis, dice que ahora parece "bastante improbable" que el SARS-CoV-2 esté dañando directamente las células pancreáticas en los niños. Los estudios de Finlandia 7 , Escocia 8 y Dinamarca 9 no pudieron vincular directamente las infecciones por coronavirus con el aumento de la diabetes tipo 1.
Si la pandemia paralela de diabetes no es causada por el virus que elimina las células pancreáticas, dice Shulman, abre una oportunidad para que los investigadores investiguen otros factores que podrían estar impulsando el aumento de la diabetes infantil durante décadas.
Thirunavukkarasu dice que la explicación más probable es que el ataque del sistema inmunitario al páncreas sea "desencadenado por una infección por COVID-19, lo que también ocurre con otras infecciones, como los enterovirus y la hepatitis B".
Señala que la prevalencia de una forma de diabetes tipo 1 que se desarrolla sin que el sistema inmunitario genere anticuerpos contra las propias células de las personas no ha cambiado durante la pandemia. Esto sugiere que el salto en la diabetes tipo 1 en los jóvenes se puede atribuir a un aumento en los ataques autoinmunes, provocados por cambios ambientales o de estilo de vida, dice Kamrath.
Podría ser que la pandemia aceleró la aparición de diabetes tipo 1 en niños que ya estaban en riesgo o que, por razones desconocidas, más niños están desarrollando autoinmunidad que antes de la pandemia, dice Shulman. Los confinamientos y el distanciamiento físico podrían haber reducido la exposición de los niños a virus respiratorios distintos al COVID-19, eliminando sin darse cuenta algún efecto protector desconocido, agrega.
Los investigadores están explorando otros posibles desencadenantes, incluidas las dietas ricas en alimentos altamente procesados, el aumento de peso y los cambios en los microorganismos que influyen en el sistema inmunológico que viven en el intestino. "Las dietas están cambiando; la obesidad está aumentando", dice Thirunavukkarasu, particularmente en países de ingresos bajos y medianos, como India y Bangladesh, donde la carga de diabetes infantil estaba aumentando mucho antes de la pandemia. "No hay una respuesta única para esto".
El estudio, publicado el 30 de junio en JAMA Network Open 1 , reunió datos de 17 estudios previos y encontró que la incidencia de diabetes tipo 1 en niños y adolescentes menores de 19 años fue un 14 % más alta durante 2020, el primer año de la pandemia, que el año anterior. La incidencia aumentó aún más en el segundo año de la pandemia, un 27% más que en 2019.
"Fue una incidencia mucho más alta de lo que esperábamos", dice el autor principal Rayzel Shulman, endocrinólogo pediátrico del Instituto de Investigación SickKids en Toronto, Canadá. Antes de la COVID-19, la incidencia de diabetes tipo 1 en niños aumentaba a un ritmo constante de alrededor del 2% al 4% al año.
“Ahora, de repente, vemos un aumento de diez veces”, dice Clemens Kamrath, investigador de diabetes en la Universidad Justus Liebig en Giessen, Alemania. “Este es definitivamente un salto significativo, en una medida y a una velocidad que no se creía posible”.
Olas estacionales
La diabetes tipo 1 ocurre cuando el propio sistema inmunitario del cuerpo ataca las células del páncreas que producen insulina, que regula los niveles de azúcar en la sangre. Como resultado, los niveles de azúcar en la sangre pueden oscilar peligrosamente. A largo plazo, esto puede dañar los vasos sanguíneos de las personas, lo que a su vez puede provocar ceguera, insuficiencia renal, ataques cardíacos o daños en los nervios que, en el peor de los casos, requieren la amputación de una extremidad.
Los investigadores primero expresaron su preocupación de que COVID-19 podría desencadenar diabetes tipo 1 después de observar un aumento en los casos nuevos en varios países en los primeros meses de la pandemia. Otra investigación 2 también registró un aumento en los nuevos diagnósticos de diabetes varios meses después de que una ola de COVID-19 alcanzó su punto máximo.
Sin embargo, numerosos estudios 3 , 4 lucharon por encontrar evidencia de que el SARS-CoV-2 estaba desencadenando el aumento o dañando sustancialmente las células pancreáticas 5 .
Shulman y sus colegas restringieron su análisis a estudios que tenían al menos 12 meses de datos antes y durante la pandemia. También incluyeron solo aquellos que informaron el tamaño de la población estudiada, no solo el número de casos, "para que realmente pudiéramos saber si hubo un aumento en la incidencia", dice.
Además de confirmar que la incidencia de diabetes tipo 1 en niños aumentó durante los primeros dos años de la pandemia, también encontraron que la pandemia interrumpió la estacionalidad de la diabetes tipo 1 infantil. La enfermedad suele seguir claros patrones estacionales, con tasas más altas de nuevos casos en los meses de invierno que en los de verano.
Por el contrario, el equipo no pudo analizar las tasas de diabetes tipo 2 en los niños porque no había muchos estudios con suficientes datos. La diabetes tipo 2 se desarrolla cuando el páncreas no produce suficiente insulina y el cuerpo deja de responder a ella. La inactividad y la obesidad son factores de riesgo.
El metanálisis reafirmó que los niños diagnosticados con diabetes tipo 1 tendían a presentar formas más graves de la enfermedad durante la pandemia que antes. La incidencia de cetoacidosis diabética, una complicación potencialmente mortal de la diabetes tipo 1 de aparición reciente, aumentó en un 26 % entre 2019 y 2020, probablemente porque las personas dudaban o no podían buscar atención de emergencia cuando aparecían los primeros síntomas. La cetoacidosis diabética se puede prevenir, pero tiene efectos duraderos si ocurre, por lo que "ese es uno de los hallazgos más importantes de este estudio", dice Shulman.
Causas desconocidas
Todavía no está claro qué desencadenó el aumento repentino de la diabetes y cuánto tiempo podría persistir la tendencia, dice Shulman. Se necesitan estudios a más largo plazo para ver si la incidencia se estabiliza, disminuye o aumenta aún más, concuerda Sathish Thirunavukkarasu, epidemiólogo que estudia diabetes en la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia.
Pero otros investigadores no están completamente convencidos por los hallazgos. Lars Stene, un epidemiólogo que estudia los factores de riesgo de la diabetes tipo 1 en el Instituto Noruego de Salud Pública de Oslo, dice que un aumento del 14 % en la incidencia en solo un año “me parece inverosímil”. Él dice que la incidencia de la condición fluctúa mucho de un año a otro de todos modos, y existen diferencias diez veces mayores en la incidencia entre los países estudiados.
En cuanto a las causas subyacentes, Kamrath, quien escribió un comentario invitado 6 sobre el metanálisis, dice que ahora parece "bastante improbable" que el SARS-CoV-2 esté dañando directamente las células pancreáticas en los niños. Los estudios de Finlandia 7 , Escocia 8 y Dinamarca 9 no pudieron vincular directamente las infecciones por coronavirus con el aumento de la diabetes tipo 1.
Si la pandemia paralela de diabetes no es causada por el virus que elimina las células pancreáticas, dice Shulman, abre una oportunidad para que los investigadores investiguen otros factores que podrían estar impulsando el aumento de la diabetes infantil durante décadas.
Thirunavukkarasu dice que la explicación más probable es que el ataque del sistema inmunitario al páncreas sea "desencadenado por una infección por COVID-19, lo que también ocurre con otras infecciones, como los enterovirus y la hepatitis B".
Señala que la prevalencia de una forma de diabetes tipo 1 que se desarrolla sin que el sistema inmunitario genere anticuerpos contra las propias células de las personas no ha cambiado durante la pandemia. Esto sugiere que el salto en la diabetes tipo 1 en los jóvenes se puede atribuir a un aumento en los ataques autoinmunes, provocados por cambios ambientales o de estilo de vida, dice Kamrath.
Podría ser que la pandemia aceleró la aparición de diabetes tipo 1 en niños que ya estaban en riesgo o que, por razones desconocidas, más niños están desarrollando autoinmunidad que antes de la pandemia, dice Shulman. Los confinamientos y el distanciamiento físico podrían haber reducido la exposición de los niños a virus respiratorios distintos al COVID-19, eliminando sin darse cuenta algún efecto protector desconocido, agrega.
Los investigadores están explorando otros posibles desencadenantes, incluidas las dietas ricas en alimentos altamente procesados, el aumento de peso y los cambios en los microorganismos que influyen en el sistema inmunológico que viven en el intestino. "Las dietas están cambiando; la obesidad está aumentando", dice Thirunavukkarasu, particularmente en países de ingresos bajos y medianos, como India y Bangladesh, donde la carga de diabetes infantil estaba aumentando mucho antes de la pandemia. "No hay una respuesta única para esto".
Con información de
Nature
