Miguel del Sel dijo textualmente: "escuchaba a (Marcelo) Longobardi decir que ¡hay como 500 mil empleados públicos!... No es que esté en contra del empleo público; lo que creo es que las personas están para mucho más que ser empleados públicos”.

En la Provincia de Miguel, si tuviera un accidente de tránsito o se descompusiera en la calle y –como cualquier hijo de buen vecino- deba internarse en un nosocomio: ¿quién lo curaría? y aun en esta situación de clara  emergencia, ¿tendría que pagar para ser atendido?. 
 
En la Provincia de Miguel quién manejaría la ambulancia.
 
En la Provincia ideal de Miguel ¿debería haber sólo “sanatorios”?, ¿la atención de la salud tendría que estar en manos de empresarios y ser onerosa…?. 
 
Me pregunto si en la provincia de Miguel, las vacunas deberían ser todas solventadas por las familias. Y si los laboratorios que las elaboran ¿deberían ser todos privados?. Dónde y con qué trabajadores vacunaría a los niños.
 
Me pregunto, cavilando sobre una hipotética provincia de Miguel,  quién confeccionaría los proyectos previos para construir escuelas, rutas, puentes, edificios públicos… 
 
¿Sería necesaria la permanencia, en la inteligencia política de la “Tota”, la Dirección Provincial de Construcción, mantenimiento y servicios generales...?.
 
Quién taparía los baches, quién cuidaría y arreglaría una plaza, el espacio público.
 
Es probable que así las cosas ¿la ciencia, la tecnología y la innovación tendrían que ser de “exclusiva actividad empresarial”?. 
 
Recuerdo cuando era chica, amiguitos de la escuela manifestaban que querían ser algún día “maestra”, “policía” o “bombero”. En la provincia de Miguel, ¿qué dirían los niños?.
 
La Provincia de Miguel ¿debería ser como la ciudad de Mauricio,  con un 50% de escuelas de gestión privada?.
 
En el País que sueña Mauricio y Miguel, probablemente la educación superior debería ser arancelada. 
 
La jubilación en manos de quién debería estar en el ideario de Miguel, ¿del Estado o mejor son las AFJP?. 
 
En la Provincia que sueña Miguel, ¿serían empleados del Estado el maestro, el profesor, el preceptor, el bibliotecario, el portero, el cocinero?.
 
Puedo pensar que en la Provincia de Miguel el alumno considerado sea el que más sepa, el inteligente, el que mejor notas saque. No sería el que se esfuerce. El postergado, el necesitado, el vulnerable tendrá que hacer méritos.
 
En la Provincia de Miguel ¿el Estado tendría empleado a los mejores “contadores”, “abogados”,  “arquitectos”, “profesionales técnicos”, “asistentes sociales”, “psicólogos”, "investigadores", etc.?.
 
La Provincia de Miguel qué consideración tendría de la “policía”. La casa del locuaz cómico se hallaría en un barrio privado, donde corren aires y brisas en el llano y los hombres de azul no son necesarios porque la “seguridad” está a cargo de una empresa privada. 
 
La Provincia que sueña Miguel, ¿contaría con algún sindicalista de agentes públicos servil pese a menciones peyorativas y discriminatorias hacia sus representados, todo quizá por carguitos políticos?.
 
En la Provincia de Miguel es probable que perciba mejor salario el que más trabaje. El que más se capacite –con su dinero y tiempo fuera del horario laboral- sin importar el ambiente, circunstancias de trabajo y el interés real del Estado de atender a sus empleados. Se instalaría la institución de la “productividad”.
 
Asimismo, si ponderamos un concepto amplio de “trabajador público” en la Provincia de Miguel, ¿los  trabajadores de la Legislatura y del Poder Judicial qué lugar hallarían en su consideración?.
 
La “Ilustración”, la competencia insana, el egoísmo, el afán de lucro a ultranza, la descentralización y transferencia de servicios públicos a empresas privadas, son síntesis de la contracara de un Estado chiquito -como tal vez- sueña Miguel.
 
Pensaba si Miguel –artista y hombre de la cultura- sabrá que de acceder al sillón del “Brigadier” será el jefe de los empleados públicos…
 
Puedo pensar, que en la Provincia de Miguel… ser EMPLEADO PÚBLICO… representa un CARGO MENOR… 

La Lechuza Oly