Elecciones en Alemania: Merkel y Schulz votaron en una jornada que se perfila sin sobresaltos
Domingo 24 de
Septiembre 2017
Los candidatos con mayor apoyo ya sufragaron; en total, 42 partidos se disputan los votos de 61,5 millones de electores
Hay pocas cosas más aburridas que una gran ciudad alemana en domingo. Pero hoy, a pesar del frío, la humedad y una persistente lluvia, los berlineses se volcaron a la calle con niños, paraguas, perros y matracas, convirtiendo la capital en una verdadera fiesta. No lo hicieron, sin embargo, para ir a votar en las elecciones legislativas que sin sorpresa deberían acordar un cuarto mandato a la canciller Angela Merkel .
Salieron a alentar a los 40.000 participantes del maratón de Berlín , que este año coincidió con las elecciones federales, cortó calles, complicó la vida de los electores que intentaban llegar a las oficinas de voto y obligó a las autoridades policiales a redoblar de esfuerzos para asegurar la tranquilidad y evitar que la jornada se viera empañada por violencias o atentados.
El campeón olímpico keniano Eliud Kipchoge volvió a ganar la popular carrera en 2 horas 3 minutos y 32 segundos. Por apenas 35 segundos, Kipchoge no consiguió batir su propio récord, obtenido en 2013 con el mismo recorrido. Su compatriota, Gladys Cherono, llegó primera en la categoría mujeres.
Pero eso fue alrededor de las 11 de la mañana. A las 16, cuando los campeones disfrutaban de un merecido descanso, miles de hombres y mujeres seguían corriendo bajo la lluvia por las calles de Berlín, con números y nombres colgados del pecho y una sola idea en la cabeza: llegar a la célebre Puerta de Brandeburgo y volver a casa con una medalla al cuello. Como se dice siempre y vaya uno a saber por qué: lo importante es participar.
Y participantes, había de todo tipo. Envueltos en banderas, con camisetas de fútbol, disfrazados de Obelix, vestidos de rey e incluso de chop de cerveza. Unos corrían, otros caminaban, algunos hasta bailaban. Todos se desplazaban al ritmo del tam, tam de decenas de tambores aporreados con destreza por los "Sambands", grupos de jóvenes ubicados estratégicamente a lo largo del recorrido por la municipalidad de Berlín, para sostener el entusiasmo.
Por entonces, Angela Merkel ya había votado. La candidata a un cuarto mandato votó a las 14 en Berlín, en compañía de su esposo Joachim Sauer.
La canciller, vestida con una chaqueta roja y pantalones negros y protegida por un paraguas sostenido por su marido, hizo a pie el trayecto que separa su domicilio de la oficina de voto en Mitte, el corazón histórico de la ciudad.
Detalle: siendo candidata en su sede histórica de la región nordeste de Mecklembourg, Merkel no puso en la urna una papeleta con su nombre, sino con el del candidato conservador (CDU) de esta circunscripción berlinesa.
Lejos de la capital, en Würselen, land de Renania del Norte-Westfalia, donde fue alcalde durante 11 años, votó su principal adversario, el candidato social-demócrata Martin Schulz. Buena noticia para sus simpatizantes, según el instituto de sondeo Emnid, las intenciones de voto en su favor aumentaron sensiblemente en las horas previas a los comicios, pasando de 22% a cerca de 32%.
Salieron a alentar a los 40.000 participantes del maratón de Berlín , que este año coincidió con las elecciones federales, cortó calles, complicó la vida de los electores que intentaban llegar a las oficinas de voto y obligó a las autoridades policiales a redoblar de esfuerzos para asegurar la tranquilidad y evitar que la jornada se viera empañada por violencias o atentados.
El campeón olímpico keniano Eliud Kipchoge volvió a ganar la popular carrera en 2 horas 3 minutos y 32 segundos. Por apenas 35 segundos, Kipchoge no consiguió batir su propio récord, obtenido en 2013 con el mismo recorrido. Su compatriota, Gladys Cherono, llegó primera en la categoría mujeres.
Pero eso fue alrededor de las 11 de la mañana. A las 16, cuando los campeones disfrutaban de un merecido descanso, miles de hombres y mujeres seguían corriendo bajo la lluvia por las calles de Berlín, con números y nombres colgados del pecho y una sola idea en la cabeza: llegar a la célebre Puerta de Brandeburgo y volver a casa con una medalla al cuello. Como se dice siempre y vaya uno a saber por qué: lo importante es participar.
Y participantes, había de todo tipo. Envueltos en banderas, con camisetas de fútbol, disfrazados de Obelix, vestidos de rey e incluso de chop de cerveza. Unos corrían, otros caminaban, algunos hasta bailaban. Todos se desplazaban al ritmo del tam, tam de decenas de tambores aporreados con destreza por los "Sambands", grupos de jóvenes ubicados estratégicamente a lo largo del recorrido por la municipalidad de Berlín, para sostener el entusiasmo.
Por entonces, Angela Merkel ya había votado. La candidata a un cuarto mandato votó a las 14 en Berlín, en compañía de su esposo Joachim Sauer.
La canciller, vestida con una chaqueta roja y pantalones negros y protegida por un paraguas sostenido por su marido, hizo a pie el trayecto que separa su domicilio de la oficina de voto en Mitte, el corazón histórico de la ciudad.
Detalle: siendo candidata en su sede histórica de la región nordeste de Mecklembourg, Merkel no puso en la urna una papeleta con su nombre, sino con el del candidato conservador (CDU) de esta circunscripción berlinesa.
Lejos de la capital, en Würselen, land de Renania del Norte-Westfalia, donde fue alcalde durante 11 años, votó su principal adversario, el candidato social-demócrata Martin Schulz. Buena noticia para sus simpatizantes, según el instituto de sondeo Emnid, las intenciones de voto en su favor aumentaron sensiblemente en las horas previas a los comicios, pasando de 22% a cerca de 32%.