El Gobierno retoma la presión para regular por ley el traspaso presidencial
Viernes 12 de
Julio 2019
Federico Pinedo intentará que el Senado vuelva a sesionar el miércoles 17, tras casi 2 meses de recinto cerrado y con un tema que podría dividir al peronismo: la ley para regular la transición entre dos presidentes.
Se trata de un viejo anhelo de Mauricio Macri, golpeado por no haber recibido la banda en manos de Cristina Kirchner en 2015, por negarse a participar del acto en el Congreso de la Nación.
Ni bien asumió, envió un proyecto de ley que obliga a realizar la ceremonia en la Casa Rosada, define el final del mandato al 12 del mediodía del 10 de diciembre y delega en el jefe de Gabinete de turno la organización de la transición.
La iniciativa quedó cajoneada, el senador Esteban Bullrich lo presentó y en abril logró dictaminarla con la firma de tres peronistas: Dalmacio Mera, Rodolfo Urtubey, Pedro Guastavino y Juan Pais, cercano a Cristina Kirchner, que por entonces hablaba con los gobernadores a través de Alberto Fernández, todavía un operador.
La ley integró el temario de la última sesión, el 22 de mayo, pero cuando se iba a tratar los senadores del PJ dejaron la reunión sin quórum, ante la mirada atónita de su aún jefe Miguel Pichetto.
La ley delega en el jefe de Gabinete la organización del traspaso presidencial y fija la entrega de banda en la Casa Rosada, tal como quería Macri en 2015.
Convertido en compañero de fórmula de Mauricio Macri, el rionegrino fue reemplazado por Carlos Caserio, quien manifestó el interés por reabrir el recinto y el lunes se reunirá con sus compañeros para puntear proyectos posibles.
En esa reunión se sabrá si predomina la posición de Mera, Guastavino y País, o la de algunos de sus colegas que tal vez prefieran escuchar las inquietudes de Cristina.
Pinedo quiere además tratar al menos una parte de los 80 pliegos judiciales cajoneados, también tras una rebelión de los PJ en la última sesión en una durísima reunión de bloque, la última de Pichetto al frente del peronismo. El Gobierno pidió, al menos, nombrar a los jueces menos controvertidos.
El futuro del rionegrino en el Senado aún tiene muchos interrogantes. Gabriela Michetti lo ubicó en un despacho en el tercer piso, a dos puertas de diferencia del de Cristina, que está casi siempre vacío.
Renunció a su cargo en el Consejo de la Magistratura, después de haber prometido resistir; pero aún se sostiene en las comisiones que integra por ser parte del bloque PJ.
Caserio le anticipó que lo desplazaría pero requiere completar un trámite ante la presidencia de la Cámara y elegir los sustitutos. Las más demandadas son la bicamerales de inteligencia, la mixta revisora de cuentas y la de biblioteca del congreso, todas con muchos contratos para el personal y las dos primeras, además, muy sensibles para el presidente de turno.
Por esas razones, Pichetto ya hizo saber que intentará permanecer y hasta logró que algunos de sus ex compañeros lo protegieran con antecedentes cercanos, como haber sostenido en las comisiones cuando abandonaron el PJ a la rionegrina Silvia Larraburu y los tucumanos Beatriz Mirkin y José Alperovich. Ninguno integraba alguna de peso. Como Pichetto.
Ni bien asumió, envió un proyecto de ley que obliga a realizar la ceremonia en la Casa Rosada, define el final del mandato al 12 del mediodía del 10 de diciembre y delega en el jefe de Gabinete de turno la organización de la transición.
La iniciativa quedó cajoneada, el senador Esteban Bullrich lo presentó y en abril logró dictaminarla con la firma de tres peronistas: Dalmacio Mera, Rodolfo Urtubey, Pedro Guastavino y Juan Pais, cercano a Cristina Kirchner, que por entonces hablaba con los gobernadores a través de Alberto Fernández, todavía un operador.
La ley integró el temario de la última sesión, el 22 de mayo, pero cuando se iba a tratar los senadores del PJ dejaron la reunión sin quórum, ante la mirada atónita de su aún jefe Miguel Pichetto.
La ley delega en el jefe de Gabinete la organización del traspaso presidencial y fija la entrega de banda en la Casa Rosada, tal como quería Macri en 2015.
Convertido en compañero de fórmula de Mauricio Macri, el rionegrino fue reemplazado por Carlos Caserio, quien manifestó el interés por reabrir el recinto y el lunes se reunirá con sus compañeros para puntear proyectos posibles.
En esa reunión se sabrá si predomina la posición de Mera, Guastavino y País, o la de algunos de sus colegas que tal vez prefieran escuchar las inquietudes de Cristina.
Pinedo quiere además tratar al menos una parte de los 80 pliegos judiciales cajoneados, también tras una rebelión de los PJ en la última sesión en una durísima reunión de bloque, la última de Pichetto al frente del peronismo. El Gobierno pidió, al menos, nombrar a los jueces menos controvertidos.
El futuro del rionegrino en el Senado aún tiene muchos interrogantes. Gabriela Michetti lo ubicó en un despacho en el tercer piso, a dos puertas de diferencia del de Cristina, que está casi siempre vacío.
Renunció a su cargo en el Consejo de la Magistratura, después de haber prometido resistir; pero aún se sostiene en las comisiones que integra por ser parte del bloque PJ.
Caserio le anticipó que lo desplazaría pero requiere completar un trámite ante la presidencia de la Cámara y elegir los sustitutos. Las más demandadas son la bicamerales de inteligencia, la mixta revisora de cuentas y la de biblioteca del congreso, todas con muchos contratos para el personal y las dos primeras, además, muy sensibles para el presidente de turno.
Por esas razones, Pichetto ya hizo saber que intentará permanecer y hasta logró que algunos de sus ex compañeros lo protegieran con antecedentes cercanos, como haber sostenido en las comisiones cuando abandonaron el PJ a la rionegrina Silvia Larraburu y los tucumanos Beatriz Mirkin y José Alperovich. Ninguno integraba alguna de peso. Como Pichetto.
Con información de
La Política Online