El riesgo país tocó máximos en la era Macri en un mercado que exige definiciones
Jueves 14 de
Noviembre 2019
Sin expectativa ya de una reestructuración de deuda "a la uruguaya" ni definiciones todavía sobre cómo quedará conformado el equipo económico del próximo gobierno, los mercados volvieron a castigar a los bonos argentinos ayer y el riesgo país tocó máximos en la era Macri.
El EMBI+ de JP Morgan, que mide la sobretasa que deben pagar los títulos públicos locales respecto de sus pares estadounidenses, cerró ayer a 2.513 puntos, después de haber tocado durante la jornada las 2.540 unidades. De esta forma, retornó a niveles de principios de septiembre, cuando marcó su récord en la gestión Cambiemos.
En sintonía, los seguros contra default para la deuda argentina a 5 años (CDS) continuaron avanzando a paso firme por encima de la barrera de los 5.000 puntos, lo que implica una probabilidad del 98% de que los bonos caigan en cesación de pagos de acá hasta el fin de la gestión de Fernández. Antes de las PASO, la probabilidad era del 49% e inmediatamente después de las primarias había llegado a 75 por ciento.
Según destacaron desde Delphos Investment, "el contexto regional adverso y las indefiniciones del nuevo gobierno en relación a sus políticas económicas llevaron a que la paciencia de los bonistas encuentre un límite, quienes se lanzaron nuevamente a vender los activos argentinos".
Entre los bonos más negociados, sólo el Bonar 24 y el century lograron escapar (por poco) al desarme generalizado de posiciones de grandes fondos y pequeños inversores. Entre el resto del pelotón las bajas llegaron hasta 4,2 por ciento.
"El problema ya no reside en qué tipo de renegociación va a encarar nuestro país, sino en los plazos que implican las diferentes alternativas. Los bonos post renegociación pueden valer, incluso en escenarios de quita y reducción de cupón, alrededor de US$60/65. El problema reside en el tiempo que puede demandar una negociación de este tipo", indican desde Delphos.
Los analistas aclaran que no es lo mismo que la negociación con los bonistas se resuelva en menos de un año bajo una hipótesis de "reperfilamiento o reperfilamiento plus" a que se prolongue por más de tres años en un contexto de default explícito.
Falta de definiciones
La incertidumbre en torno a los nombres que integrarán el futuro gabinete de Alberto Fernández y principalmente respecto de cuál será su plan económico no le permiten a los activos argentinos hacer pie en medio de expectativas de una reestructuración de deuda ya no tan amigable y un escenario económico/financiero local y regional altamente desafiante.
"Aún no tenemos una idea cierta de que es lo que va a hacer el próximo gobierno. Hay gran incertidumbre, especialmente por lo que se dice, o en su defecto no se está diciendo", señaló el director de Balanz, Nicolás Chiesa.
Congelamiento de precios y salarios, que fueron algunas de las pocas medidas que se escucharon con más fuerza desde el entorno del presidente electo, no suenan bien en los oídos del mercado, que las considera trilladas e ineficientes. Las declaraciones en contra de Donald Trump y el acercamiento con Lula y Evo Morales tampoco cayeron en gracia para los inversores que, con pocos indicios, siguen tratando de elucubrar cuál será el rumbo económico que tomará el próximo gobierno a partir del 10 de diciembre.
En este escenario, el S&P Merval sumó su cuarta caída al hilo. Bajó 3,3% ayer y acumula un descenso de casi 10% desde el viernes. El derrape de las acciones líderes fue prácticamente unánime -sólo Cablevisión terminó en alza- y contundente: 11 de los 18 papeles que integran el principal indicador de la Bolsa porteña registraron caídas por arriba del 3 por ciento.
En sintonía, los seguros contra default para la deuda argentina a 5 años (CDS) continuaron avanzando a paso firme por encima de la barrera de los 5.000 puntos, lo que implica una probabilidad del 98% de que los bonos caigan en cesación de pagos de acá hasta el fin de la gestión de Fernández. Antes de las PASO, la probabilidad era del 49% e inmediatamente después de las primarias había llegado a 75 por ciento.
Según destacaron desde Delphos Investment, "el contexto regional adverso y las indefiniciones del nuevo gobierno en relación a sus políticas económicas llevaron a que la paciencia de los bonistas encuentre un límite, quienes se lanzaron nuevamente a vender los activos argentinos".
Entre los bonos más negociados, sólo el Bonar 24 y el century lograron escapar (por poco) al desarme generalizado de posiciones de grandes fondos y pequeños inversores. Entre el resto del pelotón las bajas llegaron hasta 4,2 por ciento.
"El problema ya no reside en qué tipo de renegociación va a encarar nuestro país, sino en los plazos que implican las diferentes alternativas. Los bonos post renegociación pueden valer, incluso en escenarios de quita y reducción de cupón, alrededor de US$60/65. El problema reside en el tiempo que puede demandar una negociación de este tipo", indican desde Delphos.
Los analistas aclaran que no es lo mismo que la negociación con los bonistas se resuelva en menos de un año bajo una hipótesis de "reperfilamiento o reperfilamiento plus" a que se prolongue por más de tres años en un contexto de default explícito.
Falta de definiciones
La incertidumbre en torno a los nombres que integrarán el futuro gabinete de Alberto Fernández y principalmente respecto de cuál será su plan económico no le permiten a los activos argentinos hacer pie en medio de expectativas de una reestructuración de deuda ya no tan amigable y un escenario económico/financiero local y regional altamente desafiante.
"Aún no tenemos una idea cierta de que es lo que va a hacer el próximo gobierno. Hay gran incertidumbre, especialmente por lo que se dice, o en su defecto no se está diciendo", señaló el director de Balanz, Nicolás Chiesa.
Congelamiento de precios y salarios, que fueron algunas de las pocas medidas que se escucharon con más fuerza desde el entorno del presidente electo, no suenan bien en los oídos del mercado, que las considera trilladas e ineficientes. Las declaraciones en contra de Donald Trump y el acercamiento con Lula y Evo Morales tampoco cayeron en gracia para los inversores que, con pocos indicios, siguen tratando de elucubrar cuál será el rumbo económico que tomará el próximo gobierno a partir del 10 de diciembre.
En este escenario, el S&P Merval sumó su cuarta caída al hilo. Bajó 3,3% ayer y acumula un descenso de casi 10% desde el viernes. El derrape de las acciones líderes fue prácticamente unánime -sólo Cablevisión terminó en alza- y contundente: 11 de los 18 papeles que integran el principal indicador de la Bolsa porteña registraron caídas por arriba del 3 por ciento.
Con información de
BAE Negocios