MARCHAN DE UNIVERSITARIOS EN TODO EL PAÍS

Bancos deben abrir ya

Por: Carlos Burgueño
Lunes 06 de Abril 2020

El sistema financiero argentino está ante una oportunidad histórica, única e irrepetible: demostrarse a sí mismo, y a la sociedad, que está a la altura de la crisis, que se siente y forma parte de la economía del país, que es capaz de ser un eslabón fundamental e irreemplazable de la batalla económica contra la recesión que dejará a su paso el azote de la pandemia y que será una herramienta indispensable de la recuperación que vendrá una vez que la guerra haya sido ganada.
Por sistema financiero se entiende un organismo con tres eslabones fundamentales y articulados entre sí: las autoridades, las entidades financieras y los trabajadores. En el primer capítulo están el propio Presidente, el Ministerio de Economía y de Producción y, fundamentalmente, el Banco Central. En el segundo, todas las entidades, incluyendo los grandes bancos de atención masiva tanto de capital público como privado o cooperativo, los de segundo piso, los de presencia local o regional y las compañías financieras. En el tercero, cada empleado y, obviamente, la poderosa Bancaria.
 
 
Los tres eslabones estuvieron al comienzo de la cuarentena a la altura de las circunstancias, siendo parte de la solución y no del problema. Las autoridades comenzaron a trabajar rápidamente con las entidades y dispusieron medidas rápidas para que al menos una parte de la actividad financiera continuara en funciones. Sin embargo, a pocos días de que empezara la cuarentena, el diálogo comenzó a languidecer, las comunicaciones a fallar, y, finalmente, ante el visible descalabro del viernes pasado, aparecieron las declaraciones cruzadas sobre culpabilidades entre los tres protagonista sin mayores reflexiones. Las autoridades, señalando a los bancos como los responsables del pandemonio del viernes, sin reflexionar que éstos sólo cumplen las órdenes que se les dicta. Las entidades, por su parte, y luego de un primer momento de colaboración casi absoluta, empezaron a aplicar trabas burocratizantes y restricciones propias a implementar muchas de las medidas que los propios bancos habían negociado y aceptado antes con las autoridades. Por el lado del sindicato, la Bancaria comenzó la crisis con un espíritu colaborativo y curiosamente dialoguista con la conducción de las entidades, para pasar luego a exponer un costado ventajero e inexplicablemente sobreprotector de la actividad. En síntesis, lo que comenzó casi con una perfección asombrosamente colaborativa se fue desdibujando con los días hasta la explosión indefendible del viernes pasado. Llegó entonces el momento de renegociar el pacto financiero entre las autoridades de las entidades y los trabajadores. Es el tiempo exacto para hacerlo.
 
En primer lugar, los bancos deben abrir sus puertas a la mayor cantidad de público y operaciones posibles, luego de ser considerados un servicio esencial de la sociedad. Después de la pausa explicable y justificable de la primera versión de la cuarentena, desde el día 13 de abril el sistema financiero debe estar en funcionamiento y dejar que fluya rápidamente el dinero en la economía argentina. La moneda es la sangre que hace que una sociedad pueda seguir viva.
 
Sin que haya circulación rápida, efectiva, desburocratizada, ágil y sólida de los pesos (ya no hablamos de dólares o divisas) es impensable que la economía pueda funcionar. Mucho menos cuando millones de argentinos están en sus casas. Lo reclaman desde las grandes empresas, que deben cumplir con sus compromisos financieros y sufren un muro de concreto en estos tiempos de imposibilidad de contabilidades financieras razonables, hasta las pymes, que directamente no pueden hacer ingresar los pesos provenientes de sus clientes para poder cumplir con sus acreedores; hasta la angustia de los trabajadores en relación de dependencia que cumplen paciente y valientemente sus cuarentenas domiciliarias, y ven cómo pasan las jornadas sin que sus salarios se acrediten en sus cuentas. Es necesario que los bancos abran y funcionen. Es inadmisible que estén abiertos desde supermercados hasta corralones, pasando por fábricas de colchones, y no los bancos. Ya no tiene sentido debatir si fue un capricho y una sobreactuación sindical. Lo importante es que el error se enmiende y que los bancos vuelvan a trabajar. Y que lo hagan en una megacampaña de educación para la actividad electrónica de sus clientes, ya que la crisis, es evidente, tomó a la sociedad en una falta notable de inversión del sistema financiero para la actividad remota; además de una inútil y, ahora confirmada, anacrónica pelea contra la expansión de la banca digital. Obviamente, la apertura de los bancos debe hacerse con todas las garantías sanitarias que sólo los especialistas pueden ordenar y aplicar. Estos expertos deben ahora trabajar ya no en la orden directa de impedir cualquier tipo de actividad, sino en la de organizar la manera en que algunos trabajos indispensables se cumplan, incluyendo el sistema financiero. Sólo así, con los bancos abiertos y trabajando, se podrá pensar en la manera en que los diferentes sectores castigados por una recesión que será de dimensiones épicas puede empezar a recibir ayudas financieras hoy indispensables para que la economía argentina siga viva, y trabadas por cuestiones burocráticas, para luego pensar en ser parte de la recuperación del país.
 
Lo que sucedió el viernes pasado con las filas de jubilados languideciendo en las calles del país para recuperar sus míseros ahorros no debe volver a ocurrir. Nunca más. Ya no tiene sentido discutir sobre los responsables, ya que, cada uno en su nivel, los tres eslabones lo son. Se podrá simplificar y concluir que en realidad la culpa es de la falta de diálogo, ya que un simple intercambio de opiniones lo hubiera evitado. Fue así, dialogando, que se resolvió el viernes por la tarde que sólo aplicando las restricciones según las terminaciones de los DNI e impidiendo a quienes tuviesen tarjetas de débito la situación se normalizaría. Finalmente, tanto el sábado como ayer, se vieron más colas en las verdulerías y ferreterías que en los bancos. La enseñanza que dejaron los hechos del viernes al sábado es simple: así como existe un comité sanitario que asesora, y bien, al Gobierno, de manera inmediata deberá crearse un grupo de análisis con poder de llegar a conclusiones rápidas que se transmitan sin demoras al Poder Ejecutivo, dedicado únicamente al seguimiento del sistema financiero. Este debe estar integrado por el Gobierno, los bancos y los sindicatos, y estar desprovisto de cualquier intento de intervención política que lo atore en sus consejos.
 
No sirve tampoco que desde el Gobierno se anuncien planes de ayudas financieras a las grandes y medianas empresas, pymes, monotributistas y cuentapropistas que, luego de ser anunciados, al momento de los pedidos de ejecución de esas ayudas por parte de los clientes de las entidades estos chocan con respuestas volátiles sobre la imposibilidad de acceder a esas líneas de créditos. Es muy grave lo que viene sucediendo desde el viernes, cuando las pymes consultan por los créditos para poder liquidar en esta semana sus nóminas salariales, y la respuesta de las entidades es que aún no hay novedades. Esto cuando desde el propio Gobierno y muchos bancos públicos y privados hubo comunicaciones amplias para tranquilizar a las empresas que las líneas estarían disponibles. Aparentemente, la decisión fue tomada pero no calibrada en su totalidad: restaba aún una instrumentación de las garantías de los créditos, decisión que aún no estaba definida al momento del teórico inicio del sistema.
 
Se trata del que quizá sea el mejor plan de rescate que lanzó el Ejecutivo para ayudar a las pequeñas empresas afectadas por la crisis para continuar vivas al menos por uno o dos meses más. Es, además, la gran esperanza de los empleados de estas pymes de estar en tranquilidad en sus hogares durante la cuarentena, al saber que sus salarios llegarán en tiempo y forma. Es imposible, entonces, que no se pueda poner en marcha esta ayuda indispensable; tiene que ser reglamentada de manera inmediata. Lo mismo sucede con los planes de corrimiento de las cuotas de los préstamos UVA y personales al finalizar el cronograma preestablecido, medida anunciada el martes pasado y que, al viernes, era desconocida por los empleados bancarios y las páginas de home banking, lo que generó incomprensión, angustia y zozobra en los clientes. Cualquier traba burocrática, solucionada con la misma velocidad que las medidas sanitarias que se implementan, con eficacia, a diario desde el Gobierno. Un sistema de consultas de un comité de especialistas en el sistema financiero es la mejor herramienta para terminar con estos ruidos burocráticos que tanto molestan y deprimen a los clientes y a las empresas que deben recibir las ayudas anunciadas por el Gobierno.
 
Finalmente, es el momento en que los grandes bancos de primer y segundo piso del país, y todo el mercado de capitales, que tuvieron y tienen compromisos en la colocación y negociación de la deuda argentina, tengan diálogo fluido y sólido con las autoridades. Ya no sirve que el Ministerio de Economía se mantenga en soledad dentro de un castillo inaccesible en medio de la crisis y los desmoronamientos del mercado de capitales (con algún que otro día de recuperación esporádica, fruto de los rumores más que de las certezas sobre la política financiera oficial) cuando lo que se ve en el mundo es una colaboración entusiasta, diaria y sólida entre el mercado de capitales y las autoridades. Es indispensable que las dos partes dejen de lado la desconfianza permanente, y comiencen un trabajo en conjunto.
 
En definitiva, el sistema financiero está ante una oportunidad única. histórica. Puede convertirse en el factor fundamental de la supervivencia de la estructura económica y productiva del país, y, cuando pase la pandemia, en el eje de la recuperación. Aún queda en la memoria de más de una generación del sistema financiero, el rompimiento del contrato social que las entidades de todo tipo y tamaño vivieron por la crisis de 2001, los cacerolazos y las manifestaciones en las puertas de las sucursales de todo el país a la búsqueda de respuestas de las entidades que nunca llegaron. Torcer ese divorcio entre el sistema financiero y la sociedad argentina demandó, como mínimo, un lustro.
 
Llegó el momento de reparar aquellos errores. Y demostrar que para los bancos argentinos, públicos, privados, cooperativos, de capital nacional y extranjeros, lo fundamental en estos momentos es apostar por el futuro de la Argentina. Y ponerse al frente de la recuperación. No es necesario ningún tipo de cambio de autoridad. El titular del BCRA, Miguel Pesce, es de los funcionarios públicos con mayor experiencia y habilidad para manejar una crisis, más allá de errores conceptuales, y quien hasta acá tuvo muchos más aciertos que la situación del viernes.
 
Se sabe que en los bancos públicos hay autoridades a la altura de las circunstancias. Y se sabe también que hoy el país tiene una generación de banqueros, grandes operadores del mercado de capitales y CEO designados por las casas matrices internacionales de los grandes bancos mundiales que operan en el país, que pueden estar a la altura de la situación y ponerse al frente de las decisiones que el sistema financiero necesita. Es el momento en que nombres como Claudio Cesario (Asociación de Bancos de la Argentina), Javier Bolzico (Asociación de Bancos Argentinos), Eduardo Hecker (Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina), Adelmo Gabbi (titular del consejo directivo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires), así como los grandes e históricos referentes Jorge Brito (Banco Macro), Eduardo Escasany (Galicia), Eduardo Costantini (Consultatio) junto con Sergio Lew (Santander), Alejandro Ledesma Padilla (ICBC Argentina), Carlos Heller (Credicoop), entre otros, diseñen junto al Gobierno, sin desconfianzas mutuas, el sistema financiero de la crisis, y, lo más importante, el que ayudará al país a salir adelante lo más rápido posible, cuando la pandemia haya finalizado.
Con información de Ámbito

NOTA22.COM

Milei publicó decenas de mensajes en contra de la marcha universitaria

El Presidente volvió a mostrarse muy activo en redes sociales antes de la movilización a Plaza de Mayo.

Marcha universitaria: Cristina Kirchner salió al balcón del Instituto Patria

La expresidenta salió al balcón del edificio, ubicado cerca del Congreso, para saludar a los manifestantes que se dirigían rumbo a la Plaza de Mayo

El director de Ciencias Políticas de la Di Tella aseguró que "Milei ve el pensamiento intelectual de las universidades como un enemigo"

Juan Negri resaltó que “para el presidente la ciencia y tecnología no son primordiales" y añadió que "no se puede pensar una Argentina sin universidad pública".

Suscribite!
Y recibí las noticias más importantes!
NOTA22.COM TV
Nota22.com

LO MÁS VISTO
El Gobierno de Santa Fe baja en la ponderación social y política
Pullaro está dilapidando rápidamente su capital político. Puede que la mayor dificultad la encuentre entre sus colaboradores.
El ex presidente destacó la postura de los legisladores frente a “este momento tan delicado que atravesamos los argentinos”.

arrow_upward