Ingresos vs inflación: en agosto, los salarios formales perdieron por goleada
Por:
Ismael Bermúdez
Miércoles 21 de
Octubre 2020
En agosto, los salarios formales perdieron “por goleada” ante la suba de precios: aumentaron el 0,5% frente a una inflación medida por el INDEC del 2,7%, según los datos oficiales.
Sumado a las pérdidas de los últimos meses, de marzo a agosto, los seis primeros meses afectados por la pandemia y la cuarentena, los salarios de los trabajadores registrados aumentaron el 7,8% y la inflación, casi el doble, el 14%. Eso implica que en 6 meses los salarios cayeron un 5,4% con relación a la inflación.
En agosto el salario promedio bruto registrado fue de $ 60.767,23, según el RIPTE (Remuneración Imponible para Trabajadores Estables) que elabora la Secretaria de Seguridad Social, en base a las declaraciones de las empresas. Con los descuentos de jubilación y salud, queda un neto o ingreso de bolsillo de $ 50.436,80. Son unos 600 dólares al cambio oficial o US$ 280 al dólar blue.
En tanto, se estima que la mitad de esos trabajadores registrados tiene salarios brutos menores a los $ 50.000 o inferiores a los $ 41.500 netos mensuales.
Este salario de bolsillo promedio de los trabajadores registrados o “en blanco”, que con la asignación por hijo podría sumar otros 4.000 o 5.000 pesos, es más bajo o casi roza el valor de la canasta básica familiar “de pobreza” que, en septiembre, según el INDEC, fue de $ 47.216.
Para los trabajadores informales –que en un altísima proporción perdieron sus trabajos por la pandemia y cuarentena- la situación es más adversa porque, en promedio, perciben la mitad que los trabajadores registrados.
Esta pérdida salarial formal se produjo en medio de un achique del número de trabajadores registrados –unos 250.000 menos-, más de medio millón de trabajadores suspendidos con sueldos hasta un 25% inferiores, y con negociaciones paritarias que se llevaron adelante con retraso y que acordaron, en la mayoría de los casos, incrementos salariales inferiores a la inflación.
Además, sobre el salario pesan los altos niveles de desempleo. Es que con la flexibilización de la cuarentena y la vuelta a la actividad de muchos sectores, unido al recorte de los pagos de subsidios (caso IFE) la enorme cantidad de gente que perdió el empleo en los meses “duros” de la cuarentena ya está saliendo a buscar trabajo, como lo evidencian las largas filas que se forman apenas aparece un aviso de empleo. Y de inactivo o desocupado que no pudo buscar otro empleo, ese conglomerado de gente se convierte en un desocupado que busca trabajo, engrosando la tasa de desempleo del INDEC.
Como informó Clarín, hasta julio último dato del INDEC difundido la semana pasada, con relación a igual mes de 2017, los salarios reales de los trabajadores acumulaban una caída del 20,3%.
De menor a mayor, con relación a julio de 2017, los trabajadores formales del sector privado perdieron el 18,8%, los del sector público 21,4% y los no registrados el 25,3%.
En agosto el salario promedio bruto registrado fue de $ 60.767,23, según el RIPTE (Remuneración Imponible para Trabajadores Estables) que elabora la Secretaria de Seguridad Social, en base a las declaraciones de las empresas. Con los descuentos de jubilación y salud, queda un neto o ingreso de bolsillo de $ 50.436,80. Son unos 600 dólares al cambio oficial o US$ 280 al dólar blue.
En tanto, se estima que la mitad de esos trabajadores registrados tiene salarios brutos menores a los $ 50.000 o inferiores a los $ 41.500 netos mensuales.
Este salario de bolsillo promedio de los trabajadores registrados o “en blanco”, que con la asignación por hijo podría sumar otros 4.000 o 5.000 pesos, es más bajo o casi roza el valor de la canasta básica familiar “de pobreza” que, en septiembre, según el INDEC, fue de $ 47.216.
Para los trabajadores informales –que en un altísima proporción perdieron sus trabajos por la pandemia y cuarentena- la situación es más adversa porque, en promedio, perciben la mitad que los trabajadores registrados.
Esta pérdida salarial formal se produjo en medio de un achique del número de trabajadores registrados –unos 250.000 menos-, más de medio millón de trabajadores suspendidos con sueldos hasta un 25% inferiores, y con negociaciones paritarias que se llevaron adelante con retraso y que acordaron, en la mayoría de los casos, incrementos salariales inferiores a la inflación.
Además, sobre el salario pesan los altos niveles de desempleo. Es que con la flexibilización de la cuarentena y la vuelta a la actividad de muchos sectores, unido al recorte de los pagos de subsidios (caso IFE) la enorme cantidad de gente que perdió el empleo en los meses “duros” de la cuarentena ya está saliendo a buscar trabajo, como lo evidencian las largas filas que se forman apenas aparece un aviso de empleo. Y de inactivo o desocupado que no pudo buscar otro empleo, ese conglomerado de gente se convierte en un desocupado que busca trabajo, engrosando la tasa de desempleo del INDEC.
Como informó Clarín, hasta julio último dato del INDEC difundido la semana pasada, con relación a igual mes de 2017, los salarios reales de los trabajadores acumulaban una caída del 20,3%.
De menor a mayor, con relación a julio de 2017, los trabajadores formales del sector privado perdieron el 18,8%, los del sector público 21,4% y los no registrados el 25,3%.
Con información de
Clarín
