Según analistas, los jubilados perderán contra la inflación
Miércoles 11 de
Noviembre 2020
La nueva fórmula jubilatoria que impulsa el Gobierno para 2021 es procíclica y no protege a los haberes previsionales contra la inflación. Así de contundente es la apreciación de especialistas respecto del plan oficial.
El Poder Ejecutivo envió al Congreso la nueva fórmula de movilidad jubilatoria que tiene un doble componente: la mitad depende de la variación de los salarios de los trabajadores, que se medirá con el índice RIPTE, y la otra mitad de la recaudación tributaria. El proyecto del Gobierno no incluye a la tasa de inflación.
Para determinar el monto de las jubilaciones los países combinan dos criterios, de modo que las jubilaciones no pierdan valor, ni la relación que por el contrato previsional guardan con el salario del trabajador en actividad.
Sin embargo, los especialistas consultados sostienen que, con esta nueva fórmula, en los períodos en los que la Argentina experimente crecimiento económico, con baja inflación y aumento del salario real, habrá un aumento de la recaudación y, por ende, generará un ajuste virtuoso del sistema previsional a favor de los jubilados. "Al ser una fórmula procíclica, este aumento del gasto previsional, va a licuar la posibilidad de darle sustentabilidad al sistema previsional", explica Daniel Nieto, economista y magíster en Políticas Sociales de la London School of Economics.
En contraposición, con alta inflación bajarán las jubilaciones por la pérdida de poder de compra y, en línea, el gasto previsional real. Por esta razón, la nueva ecuación procíclica que exige una mayor erogación cuando la situación económica mejora, no permitirá recuperar la solvencia fiscal en momentos de crecimiento. "En los años malos vamos a tener ajustes y en los buenos desajustes, esta fórmula le da mucha más inestabilidad al sistema", resume Matias Surt, economista y docente de la UBA.
Para Andrés Borenstein, economista de la consultora Econviews, la fórmula que se aplicó entre 2017 y 2019 era más beneficiosa: "Lo mejor para un jubilado es la estabilidad y el ajuste por inflación es lo que garantiza el ingreso real estable".
Otro componente de conflicto distributivo de la construcción de la nueva ecuación es que las estadísticas fiscales de recaudación son difusas. El número preciso de cuánto varió la recaudación con detalle no se sabe, lo que genera problemas de transparencia en el sistema.
"En el corto plazo es un ajuste contra los jubilados, en el mediano plazo es una mala fórmula para ordenar el sistema previsional, por eso es un sistema que no se usa en el mundo", agrega Nieto.
Además, al depender una parte del ingreso del tipo de cambio puede haber saltos reales porque un dólar alto favorecerá a los jubilados y uno bajo los perjudicará.
Para Adrián Troccoli, abogado previsionalista, el cambio puede contribuir a la sustentabilidad del sistema previsional, pero "es un error utilizar esta herramienta para que el sistema sea sustentable. Es como pensar que vivir sin luz y gas mejora las finanzas de tu casa, solo por una cuestión política no se usó la palabra ajuste".
Para determinar el monto de las jubilaciones los países combinan dos criterios, de modo que las jubilaciones no pierdan valor, ni la relación que por el contrato previsional guardan con el salario del trabajador en actividad.
Sin embargo, los especialistas consultados sostienen que, con esta nueva fórmula, en los períodos en los que la Argentina experimente crecimiento económico, con baja inflación y aumento del salario real, habrá un aumento de la recaudación y, por ende, generará un ajuste virtuoso del sistema previsional a favor de los jubilados. "Al ser una fórmula procíclica, este aumento del gasto previsional, va a licuar la posibilidad de darle sustentabilidad al sistema previsional", explica Daniel Nieto, economista y magíster en Políticas Sociales de la London School of Economics.
En contraposición, con alta inflación bajarán las jubilaciones por la pérdida de poder de compra y, en línea, el gasto previsional real. Por esta razón, la nueva ecuación procíclica que exige una mayor erogación cuando la situación económica mejora, no permitirá recuperar la solvencia fiscal en momentos de crecimiento. "En los años malos vamos a tener ajustes y en los buenos desajustes, esta fórmula le da mucha más inestabilidad al sistema", resume Matias Surt, economista y docente de la UBA.
Para Andrés Borenstein, economista de la consultora Econviews, la fórmula que se aplicó entre 2017 y 2019 era más beneficiosa: "Lo mejor para un jubilado es la estabilidad y el ajuste por inflación es lo que garantiza el ingreso real estable".
Otro componente de conflicto distributivo de la construcción de la nueva ecuación es que las estadísticas fiscales de recaudación son difusas. El número preciso de cuánto varió la recaudación con detalle no se sabe, lo que genera problemas de transparencia en el sistema.
"En el corto plazo es un ajuste contra los jubilados, en el mediano plazo es una mala fórmula para ordenar el sistema previsional, por eso es un sistema que no se usa en el mundo", agrega Nieto.
Además, al depender una parte del ingreso del tipo de cambio puede haber saltos reales porque un dólar alto favorecerá a los jubilados y uno bajo los perjudicará.
Para Adrián Troccoli, abogado previsionalista, el cambio puede contribuir a la sustentabilidad del sistema previsional, pero "es un error utilizar esta herramienta para que el sistema sea sustentable. Es como pensar que vivir sin luz y gas mejora las finanzas de tu casa, solo por una cuestión política no se usó la palabra ajuste".
Con información de
Cronista
