Los mitos y las verdades de la postura sexual de "la amazona"
Viernes 24 de
Diciembre 2021

Ni es oro todo lo que reluce ni placer todo lo que seduce. La postura de "la amazona", donde la mujer está encima del hombre, se "vende" muy bien, pero puede causar problemas y frustración... a ambos.
A veces las posturas surgen de forma espontánea y funcionan, se esté uno acostando con su pareja de años o con alguien por primera vez. Otras, con la pareja habitual hay que vencer la rutina y cambiar de postura. Y en otras ocasiones hay que acordarlas y, a menudo, resulta necesario hablar sobre ellas previamente: si nos gusta más arriba o abajo, quién sabe si de lado o si solemos obviar la cama y hacer el amor sobre la mesa, la lavadora, pegados a la pared o en las escaleras.
Lo que resulta curioso es que una de las posturas más mitificadas, tanto por hombres como por mujeres, la amazona, en la que ella se coloca sobre él, sea también la que mayor dolor puede provocar a ambos. La leyenda sugiere que a muchos hombres esta postura les encanta, y que a muchas mujeres también. En el caso de estas, la sexología defiende que es una manera de hacer el amor que consigue una elevada estimulación del clítoris, por lo pronto.
Pero también es una postura que puede provocar dolor, como explicaba la sexóloga Loola Pérez en las redes sociales de su centro de sexología, Eunoia: "Si todo el mundo dice que si la mujer se coloca arriba es mejor, ¿por qué me molesta? Esta inquietud es más común de lo que parece y a veces lleva a las mujeres a sentir un profundo malestar y a sentirse raras", escribía.
Con esta reflexión iniciaba un hilo pedagógico que resulta interesante ampliar, y atender a términos como la "dispareunia" y el "vaginismo", que aluden a dolor durante y previamente a la penetración. Dolor que también puede sucederles a ellos en esta postura en la que el hombre, por resumir, recibe al partenaire. Según estudios recientes en urología, alrededor de la mitad de los hombres que sufre una fractura de pene durante el coito estaba practicando la postura de la amazona o, como dicen los anglos, 'cowgirl'.
A QUIÉN PEDIR AYUDA
Para la sexología, el dolor antes, durante y después del sexo es un asunto clave en el que convergen varias disciplinas sanitarias, como la ginecología, en el caso de ellas, urología en ellos y la terapia psicológica, de ser necesario, en ambos casos.
"Cuando hablamos de dispareunia hablamos de dolor a la hora de mantener relaciones coitales, por el motivo que sea, pero cuando hablamos de vaginismo hablamos de contracciones involuntarias de los músculos de la vagina que dificultan o hacen imposible la penetración, algo que puede ser muy doloroso. Por ello, el vaginismo suele ir de la mano con la dispareunia, pero no todas las dispareunias tienen que ver con un vaginismo". Este párrafo de la sexóloga Natalia Cachafeiro explica, en pocas palabras, cómo habría que vigilarse para saber qué sucede cuando el sexo duele.
Los sexólogos también coinciden en el orden en el que una mujer debe visitar a los profesionales de la salud. Así lo explica Iván Rotella, de La Consultoría Sexológica: "Primeramente, hay que consultar con un Servicio de Ginecología. Es desde la ginecología desde donde hay que evaluar si hay alguna cuestión orgánica que provoque las molestias o la imposibilidad. Si físicamente todo está bien, aquí entrarían entonces profesionales de la sexología, combinado en muchas ocasiones con fisioterapeutas especialistas en suelo pélvico, cuya labor combinada con la sexológica mejora e incluso soluciona en muchos casos la situación de forma sencilla. Una dispareunia o un vaginismo habitualmente tiene que ver con un mal aprendizaje o malas experiencias en las relaciones y eso hay que trabajarlo sexológicamente".
NI AGUANTAR NI FORZAR
Lo que no se puede hacer es "aguantar" sin hacer nada al respecto. Y tampoco "forzar". "Ni un poquito", advierte Rotella, quien propone otras herramientas: "Probemos acercamientos pene-vagina diferentes, analicemos el deseo y si es el momento apropiado para la penetración, porque forzar puede acabar bloqueando o directamente que la persona rechace las relaciones". Insisten los expertos en que se nos olvidan las infinitas maneras posibles de relacionarse sexualmente, "formas de darnos placer que no incluyen penetrar y que son tan satisfactorias e incluso más".
Más ideas: en ese rato de arrumacos, toqueteos, besos, besitos, besazos..., esperar, deleitarse en ello y proceder, si apetece, a la penetración, cuando se esté bastante lubricado. O lubricada. No hay que probar "lo que le funciona a mi amiga", recuerda la terapeuta Diana Fernández Saro, "lo de hacer posturas porque está de moda" tampoco es solución ninguna porque "cada persona tiene una relación diferente con su cuerpo, con el espacio, con el cuerpo del otro...". "Las interacciones posibles son infinitas. No hay una posición mágica. Se trata de escucharse y escuchar los deseos pero también los límites, de aventurarse a probar y poder parar o cambiar si no me satisface", amplía.
COMPLEJOS Y VERGÜENZAS
En el asunto del dolor en ciertas posturas hay otro elemento que entra en juego y lo complica todo más, y es que a menudo las personas sienten vergüenza, les da pudor o no se atreven ni siquiera a hablar del asunto. Y el dolor se vive en completo y absoluto silencio. Si a esto se le suma no acudir a los profesionales indicados anteriormente -ginecólogos primero, sexólogos y fisioterapuetas del suelo pélvico- el problema se complica más aún. Y hasta límites insospechados si no se halla o cuesta abrirse sencillamente ante un partenaire que 'colabore' en el proceso.
"Hay que tener en cuenta que si decidimos compartir algo tan importante como nuestra intimidad con otra persona, la comunicación es uno de los factores más importantes. Solo se conoce lo que el otro piensa o experimenta hablando de ello y cuando surge una dificultad en el terreno erótico no es una excepción", señala Cachafeiros.
Esta profesional también resalta la importancia de tener algún que otro concepto de la anatomía humana. "Una gran cantidad de personas que pasan por mi consulta no saben muchas cosas de la anatomía femenina como el tamaño del clítoris, la sensibilidad que tiene la vagina... Pero creo que lo más importante es conocer al otro, lo que le gusta y lo que no, eso es fundamental para intentar cualquier práctica por primera vez y, en general, en cualquier relación sexual"; propone.
MITOS Y LEYENDAS
"Si que es cierto que, en el caso de las mujeres, si nos vamos al plano de la anatomía, estar encima es una posición muy placentera porque el clítoris puede rozar con el vientre o con el pene y también controlar la profundidad. Además, es una postura que permite estar cara a cara, por lo que se pueden dar besos, estimular otras zonas como los pezones, jugar con las dominancias...", destaca Cachafeiros respecto a la postura de la amazona. "Muy agradable si les gusta a ambas personas", coincide Rotella.
Algo de gimnasia para explotar el momento si se da la ocasión, también sugerencia de Rotella: "Podemos variar el grado de inclinación e incluso cuánta introducción de pene nos es placentera. La postura suele plantearse con las dos personas haciendo un ángulo de noventa grados, pero también puede ser con la persona que es penetrada inclinada hacia la otra persona o, por el contrario, inclinada hacia las piernas de la otra persona, pudiendo incluso apoyarse en sus piernas con simplemente elevar un poco las rodillas".
Lo que resulta curioso es que una de las posturas más mitificadas, tanto por hombres como por mujeres, la amazona, en la que ella se coloca sobre él, sea también la que mayor dolor puede provocar a ambos. La leyenda sugiere que a muchos hombres esta postura les encanta, y que a muchas mujeres también. En el caso de estas, la sexología defiende que es una manera de hacer el amor que consigue una elevada estimulación del clítoris, por lo pronto.
Pero también es una postura que puede provocar dolor, como explicaba la sexóloga Loola Pérez en las redes sociales de su centro de sexología, Eunoia: "Si todo el mundo dice que si la mujer se coloca arriba es mejor, ¿por qué me molesta? Esta inquietud es más común de lo que parece y a veces lleva a las mujeres a sentir un profundo malestar y a sentirse raras", escribía.
Con esta reflexión iniciaba un hilo pedagógico que resulta interesante ampliar, y atender a términos como la "dispareunia" y el "vaginismo", que aluden a dolor durante y previamente a la penetración. Dolor que también puede sucederles a ellos en esta postura en la que el hombre, por resumir, recibe al partenaire. Según estudios recientes en urología, alrededor de la mitad de los hombres que sufre una fractura de pene durante el coito estaba practicando la postura de la amazona o, como dicen los anglos, 'cowgirl'.
A QUIÉN PEDIR AYUDA
Para la sexología, el dolor antes, durante y después del sexo es un asunto clave en el que convergen varias disciplinas sanitarias, como la ginecología, en el caso de ellas, urología en ellos y la terapia psicológica, de ser necesario, en ambos casos.
"Cuando hablamos de dispareunia hablamos de dolor a la hora de mantener relaciones coitales, por el motivo que sea, pero cuando hablamos de vaginismo hablamos de contracciones involuntarias de los músculos de la vagina que dificultan o hacen imposible la penetración, algo que puede ser muy doloroso. Por ello, el vaginismo suele ir de la mano con la dispareunia, pero no todas las dispareunias tienen que ver con un vaginismo". Este párrafo de la sexóloga Natalia Cachafeiro explica, en pocas palabras, cómo habría que vigilarse para saber qué sucede cuando el sexo duele.
Los sexólogos también coinciden en el orden en el que una mujer debe visitar a los profesionales de la salud. Así lo explica Iván Rotella, de La Consultoría Sexológica: "Primeramente, hay que consultar con un Servicio de Ginecología. Es desde la ginecología desde donde hay que evaluar si hay alguna cuestión orgánica que provoque las molestias o la imposibilidad. Si físicamente todo está bien, aquí entrarían entonces profesionales de la sexología, combinado en muchas ocasiones con fisioterapeutas especialistas en suelo pélvico, cuya labor combinada con la sexológica mejora e incluso soluciona en muchos casos la situación de forma sencilla. Una dispareunia o un vaginismo habitualmente tiene que ver con un mal aprendizaje o malas experiencias en las relaciones y eso hay que trabajarlo sexológicamente".
NI AGUANTAR NI FORZAR
Lo que no se puede hacer es "aguantar" sin hacer nada al respecto. Y tampoco "forzar". "Ni un poquito", advierte Rotella, quien propone otras herramientas: "Probemos acercamientos pene-vagina diferentes, analicemos el deseo y si es el momento apropiado para la penetración, porque forzar puede acabar bloqueando o directamente que la persona rechace las relaciones". Insisten los expertos en que se nos olvidan las infinitas maneras posibles de relacionarse sexualmente, "formas de darnos placer que no incluyen penetrar y que son tan satisfactorias e incluso más".
Más ideas: en ese rato de arrumacos, toqueteos, besos, besitos, besazos..., esperar, deleitarse en ello y proceder, si apetece, a la penetración, cuando se esté bastante lubricado. O lubricada. No hay que probar "lo que le funciona a mi amiga", recuerda la terapeuta Diana Fernández Saro, "lo de hacer posturas porque está de moda" tampoco es solución ninguna porque "cada persona tiene una relación diferente con su cuerpo, con el espacio, con el cuerpo del otro...". "Las interacciones posibles son infinitas. No hay una posición mágica. Se trata de escucharse y escuchar los deseos pero también los límites, de aventurarse a probar y poder parar o cambiar si no me satisface", amplía.
COMPLEJOS Y VERGÜENZAS
En el asunto del dolor en ciertas posturas hay otro elemento que entra en juego y lo complica todo más, y es que a menudo las personas sienten vergüenza, les da pudor o no se atreven ni siquiera a hablar del asunto. Y el dolor se vive en completo y absoluto silencio. Si a esto se le suma no acudir a los profesionales indicados anteriormente -ginecólogos primero, sexólogos y fisioterapuetas del suelo pélvico- el problema se complica más aún. Y hasta límites insospechados si no se halla o cuesta abrirse sencillamente ante un partenaire que 'colabore' en el proceso.
"Hay que tener en cuenta que si decidimos compartir algo tan importante como nuestra intimidad con otra persona, la comunicación es uno de los factores más importantes. Solo se conoce lo que el otro piensa o experimenta hablando de ello y cuando surge una dificultad en el terreno erótico no es una excepción", señala Cachafeiros.
Esta profesional también resalta la importancia de tener algún que otro concepto de la anatomía humana. "Una gran cantidad de personas que pasan por mi consulta no saben muchas cosas de la anatomía femenina como el tamaño del clítoris, la sensibilidad que tiene la vagina... Pero creo que lo más importante es conocer al otro, lo que le gusta y lo que no, eso es fundamental para intentar cualquier práctica por primera vez y, en general, en cualquier relación sexual"; propone.
MITOS Y LEYENDAS
"Si que es cierto que, en el caso de las mujeres, si nos vamos al plano de la anatomía, estar encima es una posición muy placentera porque el clítoris puede rozar con el vientre o con el pene y también controlar la profundidad. Además, es una postura que permite estar cara a cara, por lo que se pueden dar besos, estimular otras zonas como los pezones, jugar con las dominancias...", destaca Cachafeiros respecto a la postura de la amazona. "Muy agradable si les gusta a ambas personas", coincide Rotella.
Algo de gimnasia para explotar el momento si se da la ocasión, también sugerencia de Rotella: "Podemos variar el grado de inclinación e incluso cuánta introducción de pene nos es placentera. La postura suele plantearse con las dos personas haciendo un ángulo de noventa grados, pero también puede ser con la persona que es penetrada inclinada hacia la otra persona o, por el contrario, inclinada hacia las piernas de la otra persona, pudiendo incluso apoyarse en sus piernas con simplemente elevar un poco las rodillas".
Con información de
https://www.elmundo.es/yodona/lifestyle/2021/12/23/61c0529de4d4d844348b457e.html
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