El relato de un voluntario ucraniano: “No hay armas para todos, pero estamos dispuestos a morir”
Por:
Marcelo Izquierdo
Martes 01 de
Marzo 2022
Pashenko Oleksandr es dueño de una tienda en un pueblo cerca de Kiev. Hoy habló con TN en un alto de sus tareas de patrullaje. Su rutina diaria y su visión de la guerra.
Pashenko Oleksandr tiene 49 años, está casado y vive en Priluki, un pueblo a 130 kilómetros de Kiev. Hasta hace una semana su rutina era simple: iba de su casa, donde vive con su esposa Svetlana, hasta su tienda de ropa. Hoy lleva un fusil al hombro y promete dar la vida “por la independencia y la libertad” de Ucrania como uno de los 130.000 voluntarios que se unieron a las Unidades de Defensa Territoriales para combatir contra Rusia.
“Ahora mismo tenemos los tanques rusos a unos 15 km de nuestra ciudad”, de unos 53.000 habitantes, contó a TN en un diálogo a través del servicio de mensajería de Facebook en un alto de su patrullaje.
Pashenko habla muy bien castellano. Vivió 15 años en España, pero regresó a su país en 2014 “cuando empezó la Revolución de la Dignidad″ que dio paso al conflicto en el Donbás, la región separatista donde se asientan las repúblicas rebeldes de Lugansk y Donetsk, en el este de Ucrania y reconocidas por Vladimir Putin antes del inicio de la invasión.
“No tengo elección”, el crudo relato de un miliciano ucraniano que lucha contra los rusos
La entrevista se realizó en tres tramos. La primera tanda se interrumpió con un escueto “tengo cosas que hacer”. Poco después el diálogo se retomó. Había salido a patrullar por la ciudad junto a un grupo de voluntarios.
Con escasa preparación militar, Pashenko participó hasta ahora “en un corto tiroteo. No tengo elección. Esta guerra es por la independencia y la libertad de Ucrania”, afirmó.
Según comentó, nueve tanques rusos se encuentran en las afueras de la ciudad.
Pocas armas y muchos voluntarios: la lucha de las Unidades de Defensa Territorial de Ucrania que combaten contra los rusos
Cientos de ucranianos se unieron en Priluki a las Unidades de Defensa Territorial que combaten contra el ejército ruso. En todo el país suman 130.000 los voluntarios.
“Hay cientos de personas deseosas de entrar en Ia Defensa Territorial. Por desgracia en mi ciudad no tenemos equipos y armas para todos”, confió.
Las armas son un bien escaso. Por ello, Pashenko solo recibe un rifle cuando sale a patrullar. “No tengo el camuflaje militar. Estamos en ropa civil”, contó.
La mayoría de los voluntarios duerme en centros militares, pero no hay lugar para todos. Por eso muchos, como Pashenko, vuelven a sus casas a pasar la noche. Su rutina empieza muy temprano. Debe presentarse ante su jefe de unidad, que es militar.
“Por la mañana hay una reunión donde recibimos el plan que tenemos que hacer. Por ejemplo ayer he estado preparando cócteles Molotov, después salí a patrullar y me quedé en un puesto de bloqueo hasta última hora. Hay que controlar el orden patrullando la ciudad”, indicó.
Y afirmó: “Tenemos todo, agua y comida. La gente ayuda mucho. Todo el pueblo está unido”.
Pashenko volvió a interrumpir la comunicación. “Me tengo que ir. Estamos en contacto”, avisó. Poco tiempo después, la conversación prosiguió.
“Tengo ganas de darle con un palo al hijo de p... de Putin”: el testimonio de un voluntario ucraniano
Entonces, Pashenko habló de Vladimir Putin. “Tengo ganas de darle un palo a esos hijos de puta”.
“No tiene derecho de vivir por el mal que ha hecho.Tenemos que parar (la guerra) para el bienestar de todos”, afirmó.
En cambio, opinó que el presidente ucraniano, Volodomir Zelinski, resultó “mucho mejor de lo esperado”.
“¿Existe una muerte más digna?”: el relato de un voluntario ucraniano que lucha contra el ejército ruso
Pashenko dijo estar dispuesto a morir por su país. “Pero prefiero matarlos a ellos. Pero... morimos una vez. ¿Existe muerte más digna?, se preguntó.
Y afirmó: “Estamos luchando no solo por nosotros, sino por el todo el mundo libre contra la tiranía de un psicópata”.
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Su esposa, Svetlana, se fue a un pueblo a las afueras de Priluki. “Ella salió con sus padres mayores a un sitio más tranquilo. Los civiles solo molestan cuando empieza la movida” de guerra, señaló.
Pashenko finalmente se despidió de TN. Debía volver a patrullar por su ciudad natal, la que juró defender con su vida. Pero en medio de la guerra no perdió el humor y mandó un saludo con una muletilla que le quedó grabada de algunos amigos argentinos que conoció en España: “¡Gracias por el apoyo, boludos”!
“Ahora mismo tenemos los tanques rusos a unos 15 km de nuestra ciudad”, de unos 53.000 habitantes, contó a TN en un diálogo a través del servicio de mensajería de Facebook en un alto de su patrullaje.
Pashenko habla muy bien castellano. Vivió 15 años en España, pero regresó a su país en 2014 “cuando empezó la Revolución de la Dignidad″ que dio paso al conflicto en el Donbás, la región separatista donde se asientan las repúblicas rebeldes de Lugansk y Donetsk, en el este de Ucrania y reconocidas por Vladimir Putin antes del inicio de la invasión.
“No tengo elección”, el crudo relato de un miliciano ucraniano que lucha contra los rusos
La entrevista se realizó en tres tramos. La primera tanda se interrumpió con un escueto “tengo cosas que hacer”. Poco después el diálogo se retomó. Había salido a patrullar por la ciudad junto a un grupo de voluntarios.
Con escasa preparación militar, Pashenko participó hasta ahora “en un corto tiroteo. No tengo elección. Esta guerra es por la independencia y la libertad de Ucrania”, afirmó.
Según comentó, nueve tanques rusos se encuentran en las afueras de la ciudad.
Pocas armas y muchos voluntarios: la lucha de las Unidades de Defensa Territorial de Ucrania que combaten contra los rusos
Cientos de ucranianos se unieron en Priluki a las Unidades de Defensa Territorial que combaten contra el ejército ruso. En todo el país suman 130.000 los voluntarios.
“Hay cientos de personas deseosas de entrar en Ia Defensa Territorial. Por desgracia en mi ciudad no tenemos equipos y armas para todos”, confió.
Las armas son un bien escaso. Por ello, Pashenko solo recibe un rifle cuando sale a patrullar. “No tengo el camuflaje militar. Estamos en ropa civil”, contó.
La mayoría de los voluntarios duerme en centros militares, pero no hay lugar para todos. Por eso muchos, como Pashenko, vuelven a sus casas a pasar la noche. Su rutina empieza muy temprano. Debe presentarse ante su jefe de unidad, que es militar.
“Por la mañana hay una reunión donde recibimos el plan que tenemos que hacer. Por ejemplo ayer he estado preparando cócteles Molotov, después salí a patrullar y me quedé en un puesto de bloqueo hasta última hora. Hay que controlar el orden patrullando la ciudad”, indicó.
Y afirmó: “Tenemos todo, agua y comida. La gente ayuda mucho. Todo el pueblo está unido”.
Pashenko volvió a interrumpir la comunicación. “Me tengo que ir. Estamos en contacto”, avisó. Poco tiempo después, la conversación prosiguió.
“Tengo ganas de darle con un palo al hijo de p... de Putin”: el testimonio de un voluntario ucraniano
Entonces, Pashenko habló de Vladimir Putin. “Tengo ganas de darle un palo a esos hijos de puta”.
“No tiene derecho de vivir por el mal que ha hecho.Tenemos que parar (la guerra) para el bienestar de todos”, afirmó.
En cambio, opinó que el presidente ucraniano, Volodomir Zelinski, resultó “mucho mejor de lo esperado”.
“¿Existe una muerte más digna?”: el relato de un voluntario ucraniano que lucha contra el ejército ruso
Pashenko dijo estar dispuesto a morir por su país. “Pero prefiero matarlos a ellos. Pero... morimos una vez. ¿Existe muerte más digna?, se preguntó.
Y afirmó: “Estamos luchando no solo por nosotros, sino por el todo el mundo libre contra la tiranía de un psicópata”.
Su esposa, Svetlana, se fue a un pueblo a las afueras de Priluki. “Ella salió con sus padres mayores a un sitio más tranquilo. Los civiles solo molestan cuando empieza la movida” de guerra, señaló.
Pashenko finalmente se despidió de TN. Debía volver a patrullar por su ciudad natal, la que juró defender con su vida. Pero en medio de la guerra no perdió el humor y mandó un saludo con una muletilla que le quedó grabada de algunos amigos argentinos que conoció en España: “¡Gracias por el apoyo, boludos”!
