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THE NEW YORK TIMES

"ERA UNA PANDEMIA A PUNTO DE OCURRIR": UN CAZADOR DE VIRUS ESTUDIÓ EL MERCADO DE WUHAN

Por: David Maurice Smith
Sábado 26 de Marzo 2022

Durante años, a Edward Holmes le preocupó que los mercados de animales fueran a iniciar una pandemia. Ahora sus investigaciones están al centro del debate sobre los orígenes del coronavirus.
Cuando el novedoso coronavirus surgió a finales de 2019, el biólogo Edward Holmes pensó inmediatamente en los perros mapache que había visto en un mercado de Wuhan cinco años antes.
 
Cuando el novedoso coronavirus surgió a finales de 2019, el biólogo Edward Holmes pensó inmediatamente en los perros mapache que había visto en un mercado de Wuhan cinco años antes.
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Desde el momento en que Edward Holmes vio los ojos con manchas oscuras a su alrededor de los perros mapache mirándolo desde el otro lado de los barrotes de su jaula de acero, supo que tenía que captar ese momento.
 
Era el mes de octubre de 2014 y Holmes, un biólogo de la Universidad de Sídney, había ido a China a obtener muestras de cientos de especies de animales en busca de nuevas clases de virus.
 
En una visita a Wuhan, un centro de comercio con once millones de habitantes, los científicos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de la ciudad lo llevaron al Mercado Mayorista de Mariscos de Huanan. Holmes vio que, en todos y cada uno de los puestos de ese lugar tan mal ventilado, vendían animales silvestres vivos —víboras, tejones, ratas almizcleras, aves— para que fueran preparados como alimento. Pero fueron los perros mapache los que hicieron que sacara su iPhone.
 
Por ser uno de los científicos del mundo que se especializan en la evolución de los virus, Holmes sabía a la perfección cómo pasan los virus de una especie a otra (en ocasiones con consecuencias letales). La epidemia del SRAG (síndrome respiratorio agudo grave) en el año 2002 fue provocada por el coronavirus de un murciélago de China que infectó a algún mamífero silvestre antes de infectar a los seres humanos. Uno de los principales sospechosos de ser ese animal intermedio es el peludito perro mapache.
 
“No se podría tener un mejor ejemplo del desarrollo de una enfermedad que está a la espera de brotar”, dijo Holmes, de 57 años.
 
Este hombre alto y calvo de nacionalidad inglesa hizo todo lo que pudo para que no se fijaran en él mientras tomaba una fotografía de los perros mapache, los cuales se asemejan a unos mapaches de patas largas, pero que están más emparentados con los zorros. Luego tomó unas cuantas fotografías más de otros animales que estaban en sus jaulas. Cuando uno de los comerciantes empezó a aporrear a uno de los animales, Holmes guardó el teléfono y se escabulló.
 
Holmes no se volvió a acordar de esas fotografías hasta el último día de 2019. Cuando revisaba Twitter en su casa de Sídney se enteró de una preocupante epidemia en Wuhan: una neumonía similar a la del SRAG cuyos primeros casos estaban relacionados con el mercado de Huanan. Los perros mapache, pensó.
 
“Era una pandemia a punto de ocurrir… y sí que se desarrolló después”, comentó.
 
Desde aquel día, Holmes se vio inmerso en un remolino de hallazgos y controversias relacionadas con el origen del virus que lo hicieron sentir como “el Forrest Gump de la covid”, dijo en broma. Él y un colega chino fueron los primeros en mostrarle al mundo el genoma del nuevo coronavirus. Después, Holmes encontró pistas esenciales acerca de la manera en que, con mayor probabilidad, este patógeno habría evolucionado de los coronavirus procedentes de los murciélagos.
 
También en el controvertido debate geopolítico en torno a si era posible que el virus hubiera salido de un laboratorio de Wuhan, Holmes se ha convertido en uno de los partidarios más firmes de una teoría que dice lo contrario: que el virus provino de un animal silvestre. En fechas recientes, Holmes, junto con algunos colegas en Estados Unidos, dio a conocer algunas pistas prometedoras de que era probable que los perros mapache que fotografió en 2014 encerrados en sus jaulas de acero hubieran iniciado la pandemia.
 
Las investigaciones sobre la covid que ha realizado Holmes le han valido reconocimientos a nivel mundial, entre ellos, el premio más importante a la ciencia otorgado en Australia. Pero también ha habido denuncias de que sus investigaciones habían estado supervisadas por el ejército chino, además de oleadas de ataques en redes sociales e, incluso, amenazas de muerte.
 
A pesar de todo eso, Holmes ha seguido publicando muchos estudios sobre la covid. Sus compañeros de toda la vida atribuyen su productividad tan constante en una época de tanta inestabilidad a su excepcional capacidad de formar grandes equipos de científicos y a su disposición de ir al fondo en los debates controvertidos si cree que estos son importantes.
 
“Es la clase de persona adecuada con la clase de mentalidad adecuada porque puede tener una mente abierta, comprometerse, ser sensato y no ponerse a la defensiva”, dijo Pardis Sabeti, una genetista en el Instituto Broad del Instituto Tecnológico de Massachussets y de la Universidad de Harvard que hizo investigaciones sobre el ébola con Holmes.
 
A la caza de virus
Cuando Edward Holmes era un joven en el oeste de Inglaterra, tuvo un maestro de Biología que puso en la pared un cartel de un orangután que decía: “No soy tu primo”.
 
El maestro le dijo a su grupo que no leyeran las tonterías que decían los libros de texto sobre la evolución. Eso hizo que este chico de 14 años quisiera incursionar en ello.
 
Empezó por estudiar la evolución de los monos y los seres humanos y luego pasó a los virus. Durante tres décadas (trabajando en las universidades de Edimburgo, Oxford, Pensilvania y, finalmente, Sídney), Holmes ha publicado más de 600 artículos sobre la evolución de virus como el VIH, el de la influenza y el ébola.
 
Cuando, en 2012, lo invitaron a ir a la Universidad de Sídney, aprovechó esta oportunidad para estar más cerca de Asia, donde temía que el comercio con animales silvestres pudiera desencadenar una nueva pandemia.
 
“Él va donde está la acción”, nos dijo Andrew Read, un biólogo evolutivo de la Universidad Estatal de Pensilvania que trabajó con Holmes en esa época.
 
Cuando estaba haciendo los preparativos para mudarse, Holmes recibió inesperadamente un correo electrónico de un virólogo chino llamado Yong-Zhen Zhang en el que le preguntaba si le gustaría estudiar con él los virus en China. Su trabajo juntos se convirtió con rapidez en una búsqueda incansable de nuevos virus en cientos de especies del reino animal. Estudiaron las arañas que arrancaban de las paredes de las chozas y los peces procedentes del mar de la China Meridional.
 
Al final, encontraron más de 2000 especies de virus nuevas para la ciencia y entre ellas hubo muchas sorpresas. Por ejemplo, los científicos solían pensar que los virus de la influenza infectaban principalmente a las aves, quienes luego podían transmitirlos a los mamíferos como nosotros, pero Holmes y Zhang descubrieron que también a los peces y a las ranas les da gripe.
 
“Eso ha sido muy esclarecedor”, dijo Andrew Rambaut, un biólogo evolutivo de la Universidad de Edimburgo que no participó en la obtención de muestras. “La diversidad de virus existente es en verdad enorme”.
 
En 2014, en uno de sus viajes para recopilar muestras, Holmes y Zhang formaron una sociedad con los científicos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Wuhan a fin de obtener muestras de los animales en la provincia de Hubei, donde se encontraban. Los científicos del CDC los llevaron al mercado de Huanan para que atestiguaran un caso de comercio de animales silvestres que era muy inquietante.
 
Después de esta visita, Holmes esperaba que él y sus colegas pudieran usar las técnicas de secuenciación genética que habían desarrollado en su investigación con animales para buscar virus en los animales del mercado. Pero a sus colegas les interesaba más rastrear virus en las personas enfermas.
 
Zhang y Holmes comenzaron a trabajar con los médicos del Hospital Central de Wuhan para buscar ARN viral en muestras del líquido pulmonar de personas que tenían neumonía. Gracias a esta colaboración, fue nombrado profesor invitado en el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China de 2014 a 2020.
 
El mes pasado, Holmes y sus colegas publicaron su primer informe del proyecto, el cual tomaba como base las muestras de 408 pacientes obtenidas en 2016 y 2017. Resultó que muchas de ellas estaban infectadas con más de un virus y otras estaban infectadas también con bacterias y hongos. Los investigadores vieron incluso pruebas de una epidemia velada: seis pacientes estaban infectados con enterovirus genéticamente idénticos.
 
Holmes y Zhang también siguieron tomando muestras en la virosfera, analizando el suelo, los sedimentos y las heces de animales procedentes de toda China. Pero a fines de diciembre de 2019, ese trabajo tuvo que detenerse por completo.
 
La llegada de la covid
 
Al final, encontraron más de 2000 especies de virus nuevas para la ciencia y entre ellas hubo muchas sorpresas. Por ejemplo, los científicos solían pensar que los virus de la influenza infectaban principalmente a las aves, quienes luego podían transmitirlos a los mamíferos como nosotros, pero Holmes y Zhang descubrieron que también a los peces y a las ranas les da gripe.
 
“Eso ha sido muy esclarecedor”, dijo Andrew Rambaut, un biólogo evolutivo de la Universidad de Edimburgo que no participó en la obtención de muestras. “La diversidad de virus existente es en verdad enorme”.
 
En 2014, en uno de sus viajes para recopilar muestras, Holmes y Zhang formaron una sociedad con los científicos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Wuhan a fin de obtener muestras de los animales en la provincia de Hubei, donde se encontraban. Los científicos del CDC los llevaron al mercado de Huanan para que atestiguaran un caso de comercio de animales silvestres que era muy inquietante.
 
Después de esta visita, Holmes esperaba que él y sus colegas pudieran usar las técnicas de secuenciación genética que habían desarrollado en su investigación con animales para buscar virus en los animales del mercado. Pero a sus colegas les interesaba más rastrear virus en las personas enfermas.
 
Zhang y Holmes comenzaron a trabajar con los médicos del Hospital Central de Wuhan para buscar ARN viral en muestras del líquido pulmonar de personas que tenían neumonía. Gracias a esta colaboración, fue nombrado profesor invitado en el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China de 2014 a 2020.
 
El mes pasado, Holmes y sus colegas publicaron su primer informe del proyecto, el cual tomaba como base las muestras de 408 pacientes obtenidas en 2016 y 2017. Resultó que muchas de ellas estaban infectadas con más de un virus y otras estaban infectadas también con bacterias y hongos. Los investigadores vieron incluso pruebas de una epidemia velada: seis pacientes estaban infectados con enterovirus genéticamente idénticos.
 
Holmes y Zhang también siguieron tomando muestras en la virosfera, analizando el suelo, los sedimentos y las heces de animales procedentes de toda China. Pero a fines de diciembre de 2019, ese trabajo tuvo que detenerse por completo.
 
 
La llegada de la covid
 
Después de tener la secuencia del genoma del coronavirus, a Holmes le llamó la atención que parecía como si algunos fragmentos del material genético hubieran sido puestos ahí por medio de ingeniería genética.
 
En una conferencia telefónica del 1 de febrero de 2020, Holmes compartió sus inquietudes con otros virólogos, entre ellos Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud, y con Anthony Fauci, el principal especialista en enfermedades infecciosas de Estados Unidos. En esa llamada, otros científicos explicaron que era posible que esas características del genoma se hubieran producido por la evolución natural de los virus.
 
Muy pronto después de eso, Holmes ayudó a los investigadores de la Universidad de Hong Kong a analizar un coronavirus encontrado en un pangolín que estaba emparentado estrechamente con el SARS-CoV-2. El virus era muy parecido, sobre todo en la proteína de su superficie, llamada de la espícula, que el virus utiliza para introducirse a las células.
 
Descubrir una característica biológica tan definida en un virus procedente de un animal silvestre hizo que Holmes estuviera más seguro de que el SARS-CoV-2 no era un producto de la ingeniería genética. “Algo que parecía tan raro, de pronto se volvió totalmente ordinario”, explicó Holmes.
 
Holmes y sus colegas expusieron algunos de estos hallazgos en una carta publicada en marzo de 2020. Ese mismo mes, publicó algunas de sus fotografías de los animales enjaulados en el mercado de Huanan con un comentario que escribió con Zhang en el cual insinuaba que tal vez ese podría haber sido el lugar en que se dio el contagio animal.
 
Pero la idea de que el virus había sido diseñado en un laboratorio siguió ganando adeptos, y Holmes fue atacado por su trabajo con científicos chinos.
 
En mayo de 2020, el periódico australiano The Daily Telegraph lo vinculó con los militares chinos con un artículo titulado “Cómo el ejército Rojo supervisó la investigación del coronavirus”.
 
El periódico basó su afirmación en el hecho de que dos científicos que participaron en el estudio sobre el pangolín tenían afiliaciones secundarias con un laboratorio militar chino. Holmes, quien dijo que nunca conoció a los científicos, señaló que habían ayudado a secuenciar el ARN del tejido del pangolín.
 
La Universidad de Sídney respondió en nombre de Holmes con un comunicado: “Defendemos firmemente el derecho de nuestros investigadores a colaborar con científicos de todo el mundo de acuerdo con todas las leyes australianas pertinentes y las directrices del gobierno”. La universidad señaló que la investigación de Holmes estaba enteramente apoyada por subvenciones australianas.
 
A finales de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) organizó que un grupo de expertos viajara a China para investigar el origen del nuevo coronavirus. Holmes les envió sus fotos del mercado de 2014, pero no llegaron a aparecer en el informe de la OMS.
 
“Algunos miembros de la delegación china sugirieron que yo podría haber falsificado esas fotos”, dijo Holmes. (Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance y uno de los investigadores del informe de la OMC, corroboró este relato: los investigadores chinos dijeron que las fotos “no eran verificables y podrían haber sido falsificadas”, dijo Daszak).
 
Prevenir futuros contagios
 
En los informes publicados el mes pasado, Holmes y más de 30 colaboradores analizaron los primeros casos de covid, descubrieron que estaban concentrados alrededor de ese mercado y estudiaron las mutaciones de las primeras muestras del coronavirus.

 
Chris Newman, un biólogo especialista en fauna silvestre de la Universidad de Oxford y coautor de uno de los estudios, mencionó que, a fines de 2019, sus colegas chinos vieron una gran cantidad de mamíferos silvestres que estaban a la venta en el mercado de Huanan. Cualquiera de ellos pudo haber sido el responsable de la pandemia, aseveró Holmes.
 
“Todavía no hay pruebas de que hayan sido los perros mapache, pero sin duda ellos están entre los sospechosos”, afirmó.
 
Algunos críticos han cuestionado hasta qué punto Holmes y sus colegas pueden estar seguros de que un animal de Huanan fue el culpable. Aunque muchos de los primeros casos de covid se relacionaron con el mercado, es posible que otros casos de neumonía no se hayan reconocido aún como primeros casos de covid.
 
“Todavía sabemos demasiado poco sobre los primeros casos —y es probable que haya más casos que no conozcamos— para sacar conclusiones definitivas”, afirmó Filippa Lentzos, experta en bioseguridad del King’s College de Londres. “Sigo estando abierta a los orígenes tanto de un contagio natural como a uno relacionado con una investigación”.
 
Otro problema: si los animales infectados realmente iniciaron la pandemia, nunca serán encontrados. En enero de 2020, cuando los investigadores del CDC de China llegaron al mercado para investigar, todos los animales habían desaparecido.
 
Pero Holmes sostiene que hay pruebas más que suficientes de que los mercados de animales podrían desencadenar otra pandemia. El mes pasado, él y sus colegas chinos publicaron un estudio sobre 18 especies de animales que se venden a menudo en los mercados, y que se obtienen en la naturaleza o en granjas de cría.
 
“Estaban absolutamente llenos de virus”, dijo Holmes.
 
 
Salieron a la luz más de 100 virus que infectan a los vertebrados, incluidos varios patógenos humanos potenciales. Y algunos de estos virus habían saltado recientemente la barrera de las especies: la gripe aviar que infecta a los tejones, los coronavirus caninos que infectan a los perros mapaches. Algunos de los animales también estaban enfermos por virus humanos.
 
La forma más sencilla de reducir las probabilidades de futuras pandemias, ha argumentado Holmes, es llevar a cabo estudios como este en la interrelación entre los seres humanos y la fauna salvaje. Su propia experiencia en el descubrimiento de nuevos virus le ha convencido de que no tiene sentido intentar catalogar todas las amenazas potenciales en la fauna salvaje.
 
“Nunca se podrían tomar muestras de todos los virus que existen y luego averiguar cuál de ellos puede infectar a los humanos”, dijo Holmes. “No creo que eso sea viable”.
 
 
Carl Zimmer es el autor de la columna Matter. Ha publicado 14 libros, entre ellos Life’s Edge: The Search For What It Means To Be Alive. @carlzimmer


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