Preocupación en Brasil por el aumento de las tomas de tierras desde que asumió Lula
Lunes 10 de
Abril 2023
El crecimiento de las tomas por parte del Movimiento de los Sin Tierra presiona al gobierno y genera alarma en la oposición y el sector agropecuario.
Un grupo brasileño de defensa de los derechos agrarios, conocido por ocupar ilegalmente zonas rurales, dijo que espera intensificar las tomas de tierras este año, a medida que el movimiento reafirma su influencia bajo un gobierno más favorable en Brasilia.
El Movimiento de los Sin Tierra, conocido como MST, es una parte fundamental de la base política del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y aparece regularmente en sus actos. La bandera roja característica del grupo, de influencia marxista, representa a una pareja sosteniendo en alto un machete, que el grupo denomina herramienta de 'lucha y resistencia'.
Pero el movimiento, que cuenta con unos 2 millones de miembros, es un problema para el pujante sector agroindustrial brasileño y para los políticos conservadores, que han expresado su alarma por el aumento de las ocupaciones de tierras desde que Lula volvió a la presidencia en enero.
Tres propiedades de Suzano, una de las mayores empresas de pulpa y papel del mundo, fueron ocupadas brevemente por activistas del MST el mes pasado. El grupo de materias primas Bunge se encuentra entre los que ya han sufrido usurpaciones.
"Ganamos las elecciones para poder luchar y conquistar derechos, que en nuestro caso es la tierra", le dijo al Financial Times João Paulo Rodrigues, coordinador nacional del MST, desde su base en San Pablo.
"Espero que haya más ocupaciones en todo el país [este año]. El MST es el producto de las ocupaciones; muestran la vitalidad del movimiento".
Esta retórica subraya la presión sobre Lula incluso por parte de sus aliados tradicionales. Lula simpatiza desde hace tiempo con la reforma agraria y el MST. Antes de su regreso al poder, prometió medidas de apoyo a las pequeñas explotaciones agrícolas y a las familias rurales. Pero su gobierno ha señalado que no tolerará las ocupaciones de tierras productivas, y el ministro de Agricultura las ha calificado recientemente de "abominables".
Fundado en 1984, el MST saltó a la fama a finales de la década de 1990 y principios de los 2000, cuando invadió y se asentó en miles de propiedades rurales privadas, que consideraba tierras agrícolas improductivas que debían ser redistribuidas. Tras ocupar las tierras, el grupo -normalmente desarmado, salvo por las herramientas de trabajo- suele construir viviendas improvisadas y emprender proyectos agrícolas de subsistencia.
El MST aduce el legado de esclavitud de Brasil y la ausencia histórica de una reforma agraria significativa como factores que explican la extrema desigualdad del país. La nación más grande de América latina se encuentra entre las 10 más desiguales del mundo, según datos del Banco Mundial. En 2021, casi 18 millones de brasileños vivían en la pobreza extrema, con ingresos inferiores a u$s 1,90 al día.
Las propiedades rurales en Brasil cubren 422 millones de hectáreas, según el Instituto de Gestión y Certificación Forestal y Agrícola (Imaflora). El MST afirma que gran parte de estas tierras no se utilizan para la agricultura o la ganadería. "Mientras haya millones de hectáreas de tierras improductivas, el MST seguirá luchando para transformarlas en asentamientos de reforma agraria", afirmó Rodrigues.
El número de tomas u ocupaciones, como las llama el MST, cayó a mínimos históricos bajo los anteriores gobiernos de derecha, incluso bajo el predecesor de Lula, Jair Bolsonaro, cuya flexibilización de las leyes de armas empoderó a los terratenientes rurales y aumentó los riesgos para los activistas agrarios.
Sin embargo, desde el regreso al gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, tanto el MST como sus adversarios dicen que se ha revitalizado.
"No hay duda de que el gobierno del PT alienta y apoya al MST", dijo Ricardo Salles, que fue ministro de Medio Ambiente con Bolsonaro y ahora es legislador federal por la oposición. "Son criminales. Invaden y destruyen propiedades y roban ganado, maquinaria y suministros".
"La elección de Lula lo cambia todo porque ahora el MST es reconocido por el Estado brasileño", dijo Rodrigues.
En los tres meses transcurridos desde la asunción de Lula, se han producido al menos 16 ocupaciones de tierras por parte del MST y otros grupos de defensa de los derechos agrarios, según el Incra, organismo federal para cuestiones de reforma agraria. La semana pasada se denunció una más en el estado de Pernambuco, que aún no está incluida en los datos del Incra.
Estas cifras se comparan con 11 ocupaciones durante el primer año del gobierno de Bolsonaro y 62 durante sus cuatro años de presidencia.
En el apogeo del movimiento de ocupación de tierras bajo el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso, Brasil reportó aproximadamente 25 ocupaciones por mes.
Las tomas de este año han suscitado una mayor atención porque el MST tiene como objetivo las explotaciones de eucalipto de Suzano, empresa a menudo elogiada por sus credenciales medioambientales y sociales. Alrededor de 1700 activistas, con pancartas y banderas del MST, invadieron el mes pasado tres propiedades de la empresa en el estado nororiental de Bahía, exigiendo que la empresa cumpliera su promesa de 2015 de asentar a más de 600 familias en tierras de la región.
Casi al mismo tiempo, otra ocupación en Bahía, en la que participaron 150 activistas, provocó un enfrentamiento con la policía, que hizo disparos de advertencia antes de acorralar y expulsar a los activistas de una granja.
En respuesta al reciente aumento de las tomas, los agricultores y terratenientes están creando grupos de trabajo de emergencia para responder con rapidez. Si los activistas consiguen instalarse en las tierras, a menudo resulta engorroso expulsarlos recurriendo a la justicia, afirman.
"Como las sentencias judiciales son tan lentas, los agricultores se han unido para expulsar a los invasores", explica Carlos Pimenta, que dirige explotaciones ganaderas en los estados agrícolas de Goiás y Mato Grosso.
"Cuando el MST invade, destruye rápidamente la granja, por lo que los agricultores deben unirse rápidamente para contenerlo. Esta contención debe ser sin violencia y siempre con el diálogo por delante", agrega.
Kim Kataguiri, legislador federal que impulsa una investigación parlamentaria sobre las recientes ocupaciones de tierras, afirmó que perjudican al sector agroindustrial -que representa casi el 30% del PBI- al crear "inseguridad sobre los derechos de propiedad, provocando un aumento del riesgo y del costo de los seguros y los créditos".
Otros miembros del sector admiten en privado que la principal preocupación es mantener el principio de los derechos de propiedad, más que cualquier impacto directo en la cuenta de resultados de los agricultores. En relación con el enorme tamaño de las plantaciones agrícolas de Brasil, las ocupaciones suelen ser muy pequeñas, afirman.
El MST sostiene que las propiedades que ocupa son siempre tierras agrícolas improductivas; sus críticos no están de acuerdo.
Rodrigues está presionando al Gobierno para que cumpla una serie de exigencias políticas, como presupuestos para asentar a decenas de miles de familias rurales en tierras aseguradas para ellas, líneas de crédito para las ya asentadas y el relanzamiento de un programa de compra de alimentos a pequeños agricultores 'familiares' de terrenos públicos.
A pesar de la alianza del MST con el Gobierno, Rodrigues está preocupado por la lentitud de los esfuerzos de reforma agraria desde que Lula llegó al poder y ha pedido anuncios políticos inmediatos.
"Es esencial que el Gobierno haga algún anuncio en sus primeros 100 días. Han pasado casi siete años sin ningún avance en materia de reforma agraria", dijo. "Y hemos trabajado demasiado para elegir a este gobierno como para no tener nada".
--
CRONISTA
El Movimiento de los Sin Tierra, conocido como MST, es una parte fundamental de la base política del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y aparece regularmente en sus actos. La bandera roja característica del grupo, de influencia marxista, representa a una pareja sosteniendo en alto un machete, que el grupo denomina herramienta de 'lucha y resistencia'.
Pero el movimiento, que cuenta con unos 2 millones de miembros, es un problema para el pujante sector agroindustrial brasileño y para los políticos conservadores, que han expresado su alarma por el aumento de las ocupaciones de tierras desde que Lula volvió a la presidencia en enero.
Tres propiedades de Suzano, una de las mayores empresas de pulpa y papel del mundo, fueron ocupadas brevemente por activistas del MST el mes pasado. El grupo de materias primas Bunge se encuentra entre los que ya han sufrido usurpaciones.
"Ganamos las elecciones para poder luchar y conquistar derechos, que en nuestro caso es la tierra", le dijo al Financial Times João Paulo Rodrigues, coordinador nacional del MST, desde su base en San Pablo.
"Espero que haya más ocupaciones en todo el país [este año]. El MST es el producto de las ocupaciones; muestran la vitalidad del movimiento".
Esta retórica subraya la presión sobre Lula incluso por parte de sus aliados tradicionales. Lula simpatiza desde hace tiempo con la reforma agraria y el MST. Antes de su regreso al poder, prometió medidas de apoyo a las pequeñas explotaciones agrícolas y a las familias rurales. Pero su gobierno ha señalado que no tolerará las ocupaciones de tierras productivas, y el ministro de Agricultura las ha calificado recientemente de "abominables".
Fundado en 1984, el MST saltó a la fama a finales de la década de 1990 y principios de los 2000, cuando invadió y se asentó en miles de propiedades rurales privadas, que consideraba tierras agrícolas improductivas que debían ser redistribuidas. Tras ocupar las tierras, el grupo -normalmente desarmado, salvo por las herramientas de trabajo- suele construir viviendas improvisadas y emprender proyectos agrícolas de subsistencia.
El MST aduce el legado de esclavitud de Brasil y la ausencia histórica de una reforma agraria significativa como factores que explican la extrema desigualdad del país. La nación más grande de América latina se encuentra entre las 10 más desiguales del mundo, según datos del Banco Mundial. En 2021, casi 18 millones de brasileños vivían en la pobreza extrema, con ingresos inferiores a u$s 1,90 al día.
Las propiedades rurales en Brasil cubren 422 millones de hectáreas, según el Instituto de Gestión y Certificación Forestal y Agrícola (Imaflora). El MST afirma que gran parte de estas tierras no se utilizan para la agricultura o la ganadería. "Mientras haya millones de hectáreas de tierras improductivas, el MST seguirá luchando para transformarlas en asentamientos de reforma agraria", afirmó Rodrigues.
El número de tomas u ocupaciones, como las llama el MST, cayó a mínimos históricos bajo los anteriores gobiernos de derecha, incluso bajo el predecesor de Lula, Jair Bolsonaro, cuya flexibilización de las leyes de armas empoderó a los terratenientes rurales y aumentó los riesgos para los activistas agrarios.
Sin embargo, desde el regreso al gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, tanto el MST como sus adversarios dicen que se ha revitalizado.
"No hay duda de que el gobierno del PT alienta y apoya al MST", dijo Ricardo Salles, que fue ministro de Medio Ambiente con Bolsonaro y ahora es legislador federal por la oposición. "Son criminales. Invaden y destruyen propiedades y roban ganado, maquinaria y suministros".
"La elección de Lula lo cambia todo porque ahora el MST es reconocido por el Estado brasileño", dijo Rodrigues.
En los tres meses transcurridos desde la asunción de Lula, se han producido al menos 16 ocupaciones de tierras por parte del MST y otros grupos de defensa de los derechos agrarios, según el Incra, organismo federal para cuestiones de reforma agraria. La semana pasada se denunció una más en el estado de Pernambuco, que aún no está incluida en los datos del Incra.
Estas cifras se comparan con 11 ocupaciones durante el primer año del gobierno de Bolsonaro y 62 durante sus cuatro años de presidencia.
En el apogeo del movimiento de ocupación de tierras bajo el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso, Brasil reportó aproximadamente 25 ocupaciones por mes.
Las tomas de este año han suscitado una mayor atención porque el MST tiene como objetivo las explotaciones de eucalipto de Suzano, empresa a menudo elogiada por sus credenciales medioambientales y sociales. Alrededor de 1700 activistas, con pancartas y banderas del MST, invadieron el mes pasado tres propiedades de la empresa en el estado nororiental de Bahía, exigiendo que la empresa cumpliera su promesa de 2015 de asentar a más de 600 familias en tierras de la región.
Casi al mismo tiempo, otra ocupación en Bahía, en la que participaron 150 activistas, provocó un enfrentamiento con la policía, que hizo disparos de advertencia antes de acorralar y expulsar a los activistas de una granja.
En respuesta al reciente aumento de las tomas, los agricultores y terratenientes están creando grupos de trabajo de emergencia para responder con rapidez. Si los activistas consiguen instalarse en las tierras, a menudo resulta engorroso expulsarlos recurriendo a la justicia, afirman.
"Como las sentencias judiciales son tan lentas, los agricultores se han unido para expulsar a los invasores", explica Carlos Pimenta, que dirige explotaciones ganaderas en los estados agrícolas de Goiás y Mato Grosso.
"Cuando el MST invade, destruye rápidamente la granja, por lo que los agricultores deben unirse rápidamente para contenerlo. Esta contención debe ser sin violencia y siempre con el diálogo por delante", agrega.
Kim Kataguiri, legislador federal que impulsa una investigación parlamentaria sobre las recientes ocupaciones de tierras, afirmó que perjudican al sector agroindustrial -que representa casi el 30% del PBI- al crear "inseguridad sobre los derechos de propiedad, provocando un aumento del riesgo y del costo de los seguros y los créditos".
Otros miembros del sector admiten en privado que la principal preocupación es mantener el principio de los derechos de propiedad, más que cualquier impacto directo en la cuenta de resultados de los agricultores. En relación con el enorme tamaño de las plantaciones agrícolas de Brasil, las ocupaciones suelen ser muy pequeñas, afirman.
El MST sostiene que las propiedades que ocupa son siempre tierras agrícolas improductivas; sus críticos no están de acuerdo.
Rodrigues está presionando al Gobierno para que cumpla una serie de exigencias políticas, como presupuestos para asentar a decenas de miles de familias rurales en tierras aseguradas para ellas, líneas de crédito para las ya asentadas y el relanzamiento de un programa de compra de alimentos a pequeños agricultores 'familiares' de terrenos públicos.
A pesar de la alianza del MST con el Gobierno, Rodrigues está preocupado por la lentitud de los esfuerzos de reforma agraria desde que Lula llegó al poder y ha pedido anuncios políticos inmediatos.
"Es esencial que el Gobierno haga algún anuncio en sus primeros 100 días. Han pasado casi siete años sin ningún avance en materia de reforma agraria", dijo. "Y hemos trabajado demasiado para elegir a este gobierno como para no tener nada".
--
CRONISTA
#Docentes #SantaFe
— 𝗠𝗮𝘅𝗶 𝗥𝗼𝗺𝗲𝗿𝗼 (@MaxiRomero22) May 7, 2024
Es la “declaración jurada” individual impuesta de modo anterior a una medida colectiva (paro) lo que la censura previa a la libertad de expresión.
Fíjese Gobierno:
Si se dice “designa toda acción u omisión dirigida a dificultar o imposibilitar, en forma…
