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Diciembre arrancó con un desplome de tasas: ya se paga menos de 25% anual en pesos por los plazos fijos
Miércoles 03 de
Diciembre 2025

Hay mayor liquidez en el sistema porque a los bancos le liberaron pesos de los encajes. Por ahora, esta disminución de rendimientos no se traslada al costo del crédito, que viene disminuyendo en cámara lenta
La mayor flexibilización que dispuso el Banco Central en las normas de encajes bancarios provocó una fuerte reducción de las tasas de interés. Esta medida se complementó con una restricción para que los fondos comunes inviertan en cauciones bursátiles (bajando del 30% al 20% de sus tenencias), obligándolos a volcar más dinero en el sistema financiero.
La primera reacción se vio en la tasa de plazos fijos, que tuvieron bajas significativas en los últimos días. Un banco de primera línea está pagando apenas 22% anual por colocaciones a 30 días. Esta reducción evidencia que ya no hay necesidad de salir a buscar pesos y, por otra parte, que la demanda de crédito sigue todavía en niveles bajos. Por lo tanto, las entidades no tienen demasiado apuro en salir a captar fondeo nuevo, al menos hasta que no reaparezcan público y empresa pidiendo financiamiento.
La mayoría de las entidades más grandes ofrece rendimientos que se ubican alrededor de 25% anual para plazos fijos a 30 días. Y los de segunda línea pagan un poco más, pero en todos los casos abajo del 30%.
De la misma forma, también se derrumbó el rendimiento de cuentas remuneradas que ofrecen algunos bancos y, sobre todo, billeteras virtuales. Esta alternativa funcionó muy bien en épocas de alta inflación: muchas fintechs la aprovecharon para captar usuarios. Sin embargo, en la medida que las tasas son más bajas, también se reduce el atractivo por transferir dinero a la vista que los bancos en general no remuneran.
La consecuencia de este mayor nivel de liquidez se hizo sentir rápidamente. En el caso de las Lecap, los títulos emitidos por el Tesoro, los rendimientos más cortos cayeron a niveles inferiores a 25% anual en pesos. Se trata de un nivel similar al que tenían antes que comenzara la crisis en julio por el desarme de las Lefi del Tesoro y la incertidumbre preelectoral.
Con estas medidas, los bancos recuperaron la liquidez que habían perdido en los últimos meses. Con encajes arriba del 50% y la obligación de cumplir con las exigencias en forma diaria, se vieron obligados a buscar fondeo y pagar tasas superiores al 100% anual. Este mayor costo se reflejó en las pérdidas que varias entidades líderes mostraron en sus balances trimestrales.
Ahora la situación tiende lentamente a volver a la normalidad. Y si bien los encajes siguen arriba del 50%, se redujo del 95% al 75% la exigencia de constituirlos de manera diaria. La mayor liquidez también obedece a enfrentar de mejor manera la exigencia de una demanda mayor de pesos típica de diciembre.
Como consecuencia de estos cambios normativos y el aumento de la liquidez bancaria, se produjo un derrumbe de todas las tasas: la LECAP más corta quedó abajo del 25%, pero las que vencen hasta febrero oscilan entre el 30% y el 32% anual. Esto abaratará la renovación al Tesoro en su próxima licitaciones, con tasas ya muy alineadas con los niveles de inflación.
En el caso del los bonos que ajustan por CER (BONCER), en el peor momento de la incertidumbre preelectoral las tasas llegaron a ubicarse 20% arriba de la inflación anual. Hoy ese nivel se ubica más cerca del 8% anual.
A partir de ahora, el equipo económico deberá manejarse con sintonía fina. Si la baja de tasas se vuelve muy abrupta, el peligro es que haya más pesos tentados en comprar dólares, presionando no solo sobre el tipo de cambio sino también sobre los niveles de inflación futura.
La reducción de tasas por ahora no llega al crédito o lo está haciendo a cuentagotas. Si bien hay poca demanda del público y de las empresas, la expectativa en los bancos es que se produzca un repunte posiblemente a partir de marzo o abril del año próximo.
El aumento de la morosidad, por otro lado, provoca que las entidades muestren mucha cautela a la hora de salir a prestar y tampoco tienen incentivos para bajar demasiado las tasas.
La primera reacción se vio en la tasa de plazos fijos, que tuvieron bajas significativas en los últimos días. Un banco de primera línea está pagando apenas 22% anual por colocaciones a 30 días. Esta reducción evidencia que ya no hay necesidad de salir a buscar pesos y, por otra parte, que la demanda de crédito sigue todavía en niveles bajos. Por lo tanto, las entidades no tienen demasiado apuro en salir a captar fondeo nuevo, al menos hasta que no reaparezcan público y empresa pidiendo financiamiento.
La mayoría de las entidades más grandes ofrece rendimientos que se ubican alrededor de 25% anual para plazos fijos a 30 días. Y los de segunda línea pagan un poco más, pero en todos los casos abajo del 30%.
De la misma forma, también se derrumbó el rendimiento de cuentas remuneradas que ofrecen algunos bancos y, sobre todo, billeteras virtuales. Esta alternativa funcionó muy bien en épocas de alta inflación: muchas fintechs la aprovecharon para captar usuarios. Sin embargo, en la medida que las tasas son más bajas, también se reduce el atractivo por transferir dinero a la vista que los bancos en general no remuneran.
La consecuencia de este mayor nivel de liquidez se hizo sentir rápidamente. En el caso de las Lecap, los títulos emitidos por el Tesoro, los rendimientos más cortos cayeron a niveles inferiores a 25% anual en pesos. Se trata de un nivel similar al que tenían antes que comenzara la crisis en julio por el desarme de las Lefi del Tesoro y la incertidumbre preelectoral.
Con estas medidas, los bancos recuperaron la liquidez que habían perdido en los últimos meses. Con encajes arriba del 50% y la obligación de cumplir con las exigencias en forma diaria, se vieron obligados a buscar fondeo y pagar tasas superiores al 100% anual. Este mayor costo se reflejó en las pérdidas que varias entidades líderes mostraron en sus balances trimestrales.
Ahora la situación tiende lentamente a volver a la normalidad. Y si bien los encajes siguen arriba del 50%, se redujo del 95% al 75% la exigencia de constituirlos de manera diaria. La mayor liquidez también obedece a enfrentar de mejor manera la exigencia de una demanda mayor de pesos típica de diciembre.
Como consecuencia de estos cambios normativos y el aumento de la liquidez bancaria, se produjo un derrumbe de todas las tasas: la LECAP más corta quedó abajo del 25%, pero las que vencen hasta febrero oscilan entre el 30% y el 32% anual. Esto abaratará la renovación al Tesoro en su próxima licitaciones, con tasas ya muy alineadas con los niveles de inflación.
En el caso del los bonos que ajustan por CER (BONCER), en el peor momento de la incertidumbre preelectoral las tasas llegaron a ubicarse 20% arriba de la inflación anual. Hoy ese nivel se ubica más cerca del 8% anual.
A partir de ahora, el equipo económico deberá manejarse con sintonía fina. Si la baja de tasas se vuelve muy abrupta, el peligro es que haya más pesos tentados en comprar dólares, presionando no solo sobre el tipo de cambio sino también sobre los niveles de inflación futura.
La reducción de tasas por ahora no llega al crédito o lo está haciendo a cuentagotas. Si bien hay poca demanda del público y de las empresas, la expectativa en los bancos es que se produzca un repunte posiblemente a partir de marzo o abril del año próximo.
El aumento de la morosidad, por otro lado, provoca que las entidades muestren mucha cautela a la hora de salir a prestar y tampoco tienen incentivos para bajar demasiado las tasas.
Con información de
Infobae

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