25 DE ABRIL 2024
CÓRDOBA
En coma tras ser baleado en un restaurante
Miércoles 20 de
Enero 2016
Fue atacado por dos motochoros en un local de Ambrosio Olmos al 900, Nueva Córdoba. Los ladrones escaparon sin robar nada. Hasta ahora no fueron detenidos. El hombre sufrió la perforación del intestino, fue operado y permanece con respiración mecánica.
"¿Cómo podemos trabajar así? Recién hoy pudimos volver a abrir el local, pero no estamos tranquilos”.
Era el mediodía de ayer. Maher estaba sentado en una mesa de su local de comida árabe, ubicado en Ambrosio Olmos al 900, en uno de los extremos de Nueva Córdoba, en la capital provincial.
Una de sus hermanas permanecía detrás del mostrador y, más al fondo, su madre preparaba los sabores traídos desde El Líbano.
El negocio recién volvía a abrir sus puertas. Permanecía cerrado desde el viernes a la noche, cuando un cliente fue baleado en el estómago por dos delincuentes armados.
Desde entonces, la víctima, Hugo Sánchez (51), permanece en muy grave estado en la terapia intensiva del Hospital de Urgencias.
Según confirmó su familia, el hombre fue operado y, tras una infección generalizada, inducido a un coma farmacológico. Tiene respiración mecánica y el pronóstico es reservado.
Iván, el hijo del herido, relató a este diario que el viernes último a la noche, minutos antes de las 22, llegaron juntos al local de comidas árabes. Se trata de clientes habituales.
Se bajaron del auto y se pararon frente al mostrador, mientras aguardaban una docena de empanadas para llevar.
Fue en ese momento en que irrumpieron dos jóvenes. Al parecer, uno llevaba el casco puesto y el otro una pistola en la mano derecha.
El primero pasó hacia el mostrador y tomó de las manos a la mujer encargada del negocio, una de las hermanas de Maher. El segundo intentó que Sánchez y su hijo también fueran hacia el otro lado de la barra.
“Mi papá agarró al ladrón de las manos, porque se resistió, pero cuando el delincuente se soltó, le disparó ahí nomás”, describió Iván.
La misma versión había brindado ayer Maher.
Tras el estampido, todo fue caos. Los delincuentes volvieron a la vereda, sin llevarse nada, treparon a una moto y huyeron. Hasta ahora, no fueron capturados.
La encargada del negocio salió corriendo, pero para buscar a algún policía. Iván, en tanto, se agachó junto a su padre y llamó al 101.
El hombre, dolorido, se tomaba la panza. El balazo lo atravesó de izquierda a derecha, con orificio de entrada y salida. Pero jamás perdió el conocimiento.
“Era una pistola grande”, alcanzó a recordar Iván.
Ya en el Urgencias, Sánchez fue sometido a una cirugía. El balazo le perforó el intestino. Y también le provocó una infección generalizada que obligó a los médicos a inducirlo a un coma farmacológico.
Las próximas horas son decisivas para su evolución.
Sin datos
Antes de llegar a buscar las empanadas, los Sánchez habían ido a un cajero automático frente a la plaza San Martín. ¿Acaso los ladrones los siguieron? ¿O se trató de un asalto contra el local? Para los investigadores policiales, aún son interrogantes abiertos.
El caso jamás fue informado de manera oficial por la Policía de Córdoba, pese a la promesa del Gobierno de no “esconder abajo de la alfombra los hechos delictivos”.
El lunes, cuando el gobernador Juan Schiaretti anunció un ambicioso plan para contrarrestar la violencia y la inseguridad, entre otros párrafos, había subrayado: “Lo importante es conocer el mapa del delito. Nosotros, como sociedad, no podemos esconder abajo de la alfombra los hechos delictivos. Tiene que haber una estadística seria y confiable. No se puede ocultar lo que nos pasa. Sólo conociendo lo que nos pasa es como lo vamos a poder solucionar”.
Lo concreto es que este caso no fue divulgado hasta que ahora sale a la luz pública.
Mientras tanto, en esa parte de Nueva Córdoba se preguntan qué pasa con la seguridad.
“Mi hermana, que estuvo en el asalto hace días, no come, no quiere salir. Está shockeada”, agregó ayer Maher.
Contó que huyeron de El Líbano en 1986, atosigados por las bombas y los tiros. Aunque la realidad cordobesa dista en extremo de aquella realidad, este último episodio violento que les tocó vivir les ha dejado otra huella.
Ayer al mediodía, no se advertía ningún policía en varias cuadras a la redonda. A la vuelta, sobre Obispo Trejo, la empleada de una verdulería también apuntaba que en los últimos tiempos, los robos y asaltos habían comenzado a proliferar.
“Necesitamos seguridad”, dijo Maher. Y concluyó: “Queremos trabajar medianamente tranquilos”.
Con información de
lavoz
