25 DE ABRIL 2024
CÓRDOBA
Salió a pedir que cesaran con los tiros y terminó asesinado
Jueves 21 de
Enero 2016
Fernando Vallejos quiso interceder ante una banda que atacaba una casa en barrio Arenales. No dan con “Kilombo”, el principal acusado.
A fuerza de balas, trompadas y aprietes, se ganó fama de pesado en el barrio. Tiene unos 20 años y muchos le temen. Varios vecinos lo vinculan con la venta de drogas. Se hace llamar “Kilombo” y hasta ahora los policías de civil que están tras las huellas de sus zapatillas no logran cercarlo y esposarlo.
Sobre “Kilombo” pesa la sospecha de ser quien el domingo último abrió fuego junto a su banda contra una vivienda, en un asentamiento precario, para vengarse de un joven a quien tenía entre ceja y ceja.
Un familiar del muchacho al que buscaban atacar salió a pedir que cesaran los disparos. Como respuesta, el joven que pedía tranquilidad recibió un balazo en la sien que puso fin a su vida.
El crimen sucedió el domingo a la noche en un precario asentamiento ubicado frente a barrio General Arenales, a la vera del viejo camino a Monte Cristo, en la periferia este de la ciudad de Córdoba, en el límite con Malvinas Argentinas.
Fernando Vallejos tenía 29 años, se ganaba la vida como albañil y era padre de dos nenas.
En el barrio lo conocían como “Equeco”, por su afición al tabaco, pero por sobre todo por su devoción con sus dos hijas naturales y los chicos de su actual pareja.
“Era un tipazo. Se desvivía trabajando por los suyos. No le hacía mal a nadie. Su error fue haber salido a pedirle a esos asesinos que dejaran de tirar, porque había chicos y podían matar alguno”, cuenta René, vecino de la víctima, mientras se seca las lágrimas y acaba un vaso de gaseosa de limón.
El hombre no está solo. Otros dos vecinos se acercan para aportar detalles.
“¡Usted viera cómo tiraban! El cabecilla andaba con una pistola como la de los policías”, cuenta uno.
“‘Equeco’ era excelente. Estaba en pareja con mi exmujer y se desvivía para que no le falte nada a ella, ni a sus hijos ni a los de él. Hasta me daba plata para el vino”, añade otro residente en el sector.
René se levanta, camina entre las precarias viviendas del asentamiento y se detiene frente a una casa cerrada. “Acá lo mataron, debajo de este árbol. Estaba lleno de chicos. Su familia se fue al velorio y me pidió que cuide que no le roben nada”, relata.
En una pared quedaron las marcas de las balas.
Trasfondo
Otro hombre se acerca: “Lo mató ‘Kilombo’. Vive en el mismo barrio, pero se mandó a mudar. Imaginate cómo es ese guacho para que le digan así”.
El preludio del drama se inició en la tarde del domingo. “Kilombo” y sus cómplices llegaron caminando y discutieron con un joven. Se mostraron armas, pero no hubo balas. ¿Los motivos? Pocos quieren hablar.
“‘Kilombo’ se vanagloria de ser el narco del barrio’”, cuenta un hombre y calla.
Horas después, la banda volvió caminando. La secuencia duró unos instantes. Disparos, gritos, corridas, niños jugando, plomos estrellándose contra una casa. Fernando quiso frenar tanta locura. Recibió un balazo en la sien.
Su corazón dejó de latir en el Hospital Córdoba, ya en la madrugada del lunes.
En un callejón de tierra quedaron las suelas de las zapatillas de “Kilombo” y su banda cuando escaparon.
Con información de
lavoz
