SANTA FE | CIUDAD
Un cuento real de la "buena pipa"
Sábado 29 de
Abril 2017
Jorge Luis Tavechio mató a un docente en nuestra ciudad en 2003 y fue condenado. Durante salidas transitorias, años después, cometió numerosos asaltos a mano armada, por los que también fue sentenciado. Otra vez “beneficiado”, en agosto de 2015, se tiroteó con policías en pleno centro de Santa Fe. Hace algunos días, nuevamente la Justicia lo dejó salir de la cárcel y se fugó.
Entre los que se cuentan en estas páginas, hay casos que son increíbles, que posiblemente puedan ser explicados desde la jurisprudencia, pero nunca desde el sentido común.
Jorge Luis Tavechio es un interno de la cárcel de Las Flores que se fugó días atrás. Fuentes del Servicio Penitenciario lo califican como un “tipo peligroso”, a pesar de que su conducta tras las rejas siempre fue ejemplar. Y no lleva demasiado tiempo el análisis para llegar a esa conclusión.
A mediados de noviembre de 2003, este hombre -que por entonces tenía 23 años- asesinó brutalmente a un docente de nuestra ciudad. Carlos Alberto Delgadino vivía en Pedro Ferré al 1700 y tenía 41 años cuando Tavechio lo mató a golpes con un bate de béisbol. El cuerpo de la víctima fue hallado unos días después, enterrado en la casa del criminal (Derqui al 2100), a unos 40 centímetros de profundidad y bajo un piso de cerámicas.
Por este hecho, el homicida fue condenado a 12 años de prisión en noviembre de 2006. No obstante, en septiembre de 2011, se le otorgó el beneficio de las salidas transitorias. Dos meses más tarde fue arrestado por un asalto a mano armada y los investigadores pudieron comprobar que Tavechio había utilizado sus “escapadas” de la cárcel para perpetrar al menos ocho “asaltos calificados”.
En septiembre de 2013, por estos casos, la Justicia unificó condenas y lo sentenció una pena única de 16 años de prisión.
Las calles de nuestra ciudad volvieron a saber de Tavechio apenas un año y “pico” después, el 11 de agosto de 2015. Este sujeto había sido nuevamente beneficiado con el régimen de libertad condicional.
Con un “arma de guerra” en sus manos (un revólver calibre .38), junto a un cómplice, trató de asaltar un negocio céntrico a plena luz del día y en el intento terminó tiroteándose con policías que lograron detenerlo.
Durante el enfrentamiento, Tavechio fue alcanzado por seis disparos (en las piernas, la pelvis y el abdomen). Se recuperó en el Hospital Cullen y nuevamente volvió a su celda de Las Flores, donde de nuevo se portó como un preso “modelo”.
Como en el viejo y absurdo “cuento de la buena pipa”, la historia de este preso parece no tener final. El capítulo siguiente (pero difícilmente el último) se escribió hace una semana, el pasado 21 de este mes, cuando Tavechio salió de prisión nuevamente de manera transitoria. La jueza que le concedió el beneficio hizo caso omiso al informe desfavorable del Servicio Penitenciario de la provincia. El recluso nunca regresó. Posiblemente, en los próximos días nos enteremos de alguna otra de sus fechorías. Al cierre de esta edición, la policía seguía buscando al escurridizo y peligroso personaje en distintos puntos de la ciudad y también en zonas vecinas, para volver a detenerlo.
Con una “tumbera”
Un joven de 22 años condenado por robo que cumplía sentencia en la cárcel de Las Flores fue detenido anoche en la zona de la “Vía Muerta”, en el distrito costero de Colastiné Norte. Este muchacho -que gozaba desde hace días del beneficio de las salidas transitorias- fue sorprendido por personal del Comando Radioeléctrico cuando caminaba por el lugar con una “tumbera” (escopeta de fabricación casera) de dos caños en sus manos. Ahora también será juzgado por “portación de arma de guerra”.
Jorge Luis Tavechio es un interno de la cárcel de Las Flores que se fugó días atrás. Fuentes del Servicio Penitenciario lo califican como un “tipo peligroso”, a pesar de que su conducta tras las rejas siempre fue ejemplar. Y no lleva demasiado tiempo el análisis para llegar a esa conclusión.
A mediados de noviembre de 2003, este hombre -que por entonces tenía 23 años- asesinó brutalmente a un docente de nuestra ciudad. Carlos Alberto Delgadino vivía en Pedro Ferré al 1700 y tenía 41 años cuando Tavechio lo mató a golpes con un bate de béisbol. El cuerpo de la víctima fue hallado unos días después, enterrado en la casa del criminal (Derqui al 2100), a unos 40 centímetros de profundidad y bajo un piso de cerámicas.
Por este hecho, el homicida fue condenado a 12 años de prisión en noviembre de 2006. No obstante, en septiembre de 2011, se le otorgó el beneficio de las salidas transitorias. Dos meses más tarde fue arrestado por un asalto a mano armada y los investigadores pudieron comprobar que Tavechio había utilizado sus “escapadas” de la cárcel para perpetrar al menos ocho “asaltos calificados”.
En septiembre de 2013, por estos casos, la Justicia unificó condenas y lo sentenció una pena única de 16 años de prisión.
Las calles de nuestra ciudad volvieron a saber de Tavechio apenas un año y “pico” después, el 11 de agosto de 2015. Este sujeto había sido nuevamente beneficiado con el régimen de libertad condicional.
Con un “arma de guerra” en sus manos (un revólver calibre .38), junto a un cómplice, trató de asaltar un negocio céntrico a plena luz del día y en el intento terminó tiroteándose con policías que lograron detenerlo.
Durante el enfrentamiento, Tavechio fue alcanzado por seis disparos (en las piernas, la pelvis y el abdomen). Se recuperó en el Hospital Cullen y nuevamente volvió a su celda de Las Flores, donde de nuevo se portó como un preso “modelo”.
Como en el viejo y absurdo “cuento de la buena pipa”, la historia de este preso parece no tener final. El capítulo siguiente (pero difícilmente el último) se escribió hace una semana, el pasado 21 de este mes, cuando Tavechio salió de prisión nuevamente de manera transitoria. La jueza que le concedió el beneficio hizo caso omiso al informe desfavorable del Servicio Penitenciario de la provincia. El recluso nunca regresó. Posiblemente, en los próximos días nos enteremos de alguna otra de sus fechorías. Al cierre de esta edición, la policía seguía buscando al escurridizo y peligroso personaje en distintos puntos de la ciudad y también en zonas vecinas, para volver a detenerlo.
Con una “tumbera”
Un joven de 22 años condenado por robo que cumplía sentencia en la cárcel de Las Flores fue detenido anoche en la zona de la “Vía Muerta”, en el distrito costero de Colastiné Norte. Este muchacho -que gozaba desde hace días del beneficio de las salidas transitorias- fue sorprendido por personal del Comando Radioeléctrico cuando caminaba por el lugar con una “tumbera” (escopeta de fabricación casera) de dos caños en sus manos. Ahora también será juzgado por “portación de arma de guerra”.
Con información de
ellitoral
