25 DE ABRIL 2024
SANTA FE | CIUDAD
Un complejo educativo en jaque por los robos
Viernes 19 de
Mayo 2017
Unos mil alumnos asisten a diario al lugar, donde funciona un jardín, una escuela primaria y una secundaria. Las instalaciones fueron saqueadas tres veces esta semana.
Durante los últimos días, delincuentes atacaron sin piedad un complejo educativo público ubicado en avenida Gorriti al 3900, en barrio Pompeya, en un lote “pegado” al Jardín Botánico de nuestra ciudad. Allí funciona el Jardín de Infantes N° 317 “María Elena Walsh”, la Escuela Primaria “Esperanza Solidaria” y la Escuela Secundaria N° 597. Unos mil alumnos aprenden a diario en ese lugar. Ladrones asaltaron las instalaciones en el mes de marzo, también en mayo y finalmente tres veces seguidas esta semana.
“Los chicos y sus padres están organizando una colecta para reponer las cosas que nos quitaron, que para nosotros son invaluables. Esta actitud de nuestra comunidad educativa es la que no me deja presentar mi renuncia. De no ser así, mi decisión hubiese sido otra, porque estoy muy cansado. Tengo mucha desazón. Trabajamos duro para que los alumnos tengan lo mejor y cada golpe que nos dan es muy difícil de superar”, se lamentó Gonzalo Rodríguez, director de la secundaria.
“Esta semana, el primer robo fue el fin de semana. Nos percatamos el lunes. El miércoles, cuando llegué a la escuela, otra vez nos habían entrado por el mismo sector. Este jueves, abro la puerta y me encuentro con el mismo panorama. Es la quinta vez en pocos días. En marzo y abril también se habían llevado cosas importantes, como tablets del jardín de infantes, un proyector, un reproductor de dvd y un equipo de música, entre otras cosas. Ahora nos robaron elementos didácticos de educación física, computadoras del plan Conectar Igualdad y todos los artículos de la cantina, comestibles y bebidas”, puntualizó.
“Lo peor no es lo que sustraen -agregó Rodríguez-, sino el daño que provocan. En cada asalto rompen rejas, vidrios, puertas, ventanas. Cuesta mucho hacer las reparaciones, para que las vuelvan a destruir al otro día. Contamos con sistema de alarma, pero se ve que justo entran por un lugar donde el sensor no capta. Ahora van a mejorar eso. Además, el delegado regional estuvo ayer con nosotros y mostró su preocupación.
Desde la policía le prometieron un adicional para la noche, pero por cuestiones burocráticas el uniformado nunca llegó. Espero que ahora sí tengamos custodia, porque si no otra vez nos van a robar. Nos pusieron luces en todo el perímetro, pero igual estamos expuestos sin vigilancia, porque lindamos con el Botánico, que es enorme y oscuro. Por más que suene la alarma, los delincuentes tienen ahí una vía de escape asegurada.
“Estoy muy triste, al igual que todos los chicos y todos los que colaboran con la escuela. Con lo que se gana de la cantina nosotros mantenemos la institución. La plata que nos pasa la provincia para gastos de funcionamiento no alcanza y por eso buscamos recursos. Una profesora, que es el alma de la escuela, hace las compras para reponer mercadería. Al kiosco lo atiendo yo o la portera o quien esté a mano. Ese dinero sirve para pintar las aulas, para mantener todo impecable. Los chicos, a través del centro de estudiantes y de el consejo de convivencia, impulsaron una colecta para tratar de recuperar la mercadería robada. Ellos ven y valoran. Se dan cuenta de que lo que se recauda se invierte en su propio beneficio, para que puedan aprender en las mejores condiciones posibles. Eso me da fuerzas para seguir adelante”, enfatizó el director.
“Los chicos y sus padres están organizando una colecta para reponer las cosas que nos quitaron, que para nosotros son invaluables. Esta actitud de nuestra comunidad educativa es la que no me deja presentar mi renuncia. De no ser así, mi decisión hubiese sido otra, porque estoy muy cansado. Tengo mucha desazón. Trabajamos duro para que los alumnos tengan lo mejor y cada golpe que nos dan es muy difícil de superar”, se lamentó Gonzalo Rodríguez, director de la secundaria.
“Esta semana, el primer robo fue el fin de semana. Nos percatamos el lunes. El miércoles, cuando llegué a la escuela, otra vez nos habían entrado por el mismo sector. Este jueves, abro la puerta y me encuentro con el mismo panorama. Es la quinta vez en pocos días. En marzo y abril también se habían llevado cosas importantes, como tablets del jardín de infantes, un proyector, un reproductor de dvd y un equipo de música, entre otras cosas. Ahora nos robaron elementos didácticos de educación física, computadoras del plan Conectar Igualdad y todos los artículos de la cantina, comestibles y bebidas”, puntualizó.
“Lo peor no es lo que sustraen -agregó Rodríguez-, sino el daño que provocan. En cada asalto rompen rejas, vidrios, puertas, ventanas. Cuesta mucho hacer las reparaciones, para que las vuelvan a destruir al otro día. Contamos con sistema de alarma, pero se ve que justo entran por un lugar donde el sensor no capta. Ahora van a mejorar eso. Además, el delegado regional estuvo ayer con nosotros y mostró su preocupación.
Desde la policía le prometieron un adicional para la noche, pero por cuestiones burocráticas el uniformado nunca llegó. Espero que ahora sí tengamos custodia, porque si no otra vez nos van a robar. Nos pusieron luces en todo el perímetro, pero igual estamos expuestos sin vigilancia, porque lindamos con el Botánico, que es enorme y oscuro. Por más que suene la alarma, los delincuentes tienen ahí una vía de escape asegurada.
“Estoy muy triste, al igual que todos los chicos y todos los que colaboran con la escuela. Con lo que se gana de la cantina nosotros mantenemos la institución. La plata que nos pasa la provincia para gastos de funcionamiento no alcanza y por eso buscamos recursos. Una profesora, que es el alma de la escuela, hace las compras para reponer mercadería. Al kiosco lo atiendo yo o la portera o quien esté a mano. Ese dinero sirve para pintar las aulas, para mantener todo impecable. Los chicos, a través del centro de estudiantes y de el consejo de convivencia, impulsaron una colecta para tratar de recuperar la mercadería robada. Ellos ven y valoran. Se dan cuenta de que lo que se recauda se invierte en su propio beneficio, para que puedan aprender en las mejores condiciones posibles. Eso me da fuerzas para seguir adelante”, enfatizó el director.
Con información de
ellitoral