CÓRDOBA
Asaltaron a sus vecinos y casi los matan: culpables
Martes 23 de
Mayo 2017
Finalmente, la Cámara 11ª del Crimen (integrado por María Susana Frascaroli, Daniel Ferrer Vieyra y Graciela Bordoy de Pizzicari) sentenció a 18 años de cárcel efectiva al muchacho y a 16 años, a la chica.
“Que sea una condena bien justa. Con lo que me hicieron ya no voy a recuperar más la vista, casi pierdo el otro ojo, todos los días tengo que sacarme la prótesis (de los dientes). Es muy cruel, nunca pensé que esto iba a pasarme”.
De esta manera respondió Fernando Matías Tissera cuando le preguntaron qué esperaba del juicio a los dos asaltantes que lo dejaron al borde de la muerte y maltrecho de por vida.
Con sólo 20 años sufrió un disparo en un ojo, la bala quedó alojada en el cráneo y además le partieron una maceta en el rostro.
A su esposa, Sabrina Valdés, también le dispararon pero la bala no dio en el blanco.
Ayer terminó el juicio por jurados en la Cámara 11ª del Crimen de Córdoba contra la pareja de acusados que había ido a robar a la casa de sus vecinos, en barrio Villa Urquiza, de la ciudad de Córdoba. El violento episodio ocurrió el 2 de noviembre de 2015, a las 3.30 de la madrugada.
Eduardo Agustín Vera y Erika Daiana Valdés fueron hallados responsables de dos graves delitos: robo calificado por efracción (romper una ventana) empleando arma de fuego y tentativa de homicidio criminis causae .
La condena unánime del jurado popular fue: 16 años de prisión para ella; 18 para él.
En el juicio finalizado ayer se ventilaron numerosos dramas, más allá del dolor por la situación de los damnificados: vivir en el mismo barrio, ser vecinos y el condimento de que las dos mujeres, víctima y victimaria, son primas.
Este elemento, el conocimiento que tenían las víctimas de sus asaltantes, habría obrado para que estos decidieran dispararles. “¡Agustín!”, le habría dicho Tissera a su vecino cuando vio que estaba retirando cosas de su casa.
Este es el elemento central del homicidio criminis causae , aquel que se comete para procurar la impunidad o para asegurarse otro delito.
Inmediatamente se produjo el disparo que ingresó por un ojo de la víctima y que hasta el día de hoy se encuentra alojado en su cráneo. Además, Tissera quedó con una fuerte pérdida de audición y un zumbido permanente, más una prótesis en los dientes y parálisis parcial en la cara.
Tras el balazo, Tissera intentó reponerse y, cuando trataba de pararse, recibió una maceta que la mujer le arrojó en la cabeza, según la acusación.
Sabrina, esposa de la víctima, comenzó a gritar y, ante esto, Vera le efectuó otro disparo que no dio en el blanco.
Audiencia impactante
En la primera audiencia del juicio por jurados, la semana pasada, los acusados admitieron que habían ido a robar pero aseguraron que no tuvieron intención de dar muerte a sus víctimas.
Esto dio un primer giro en el juicio. Sin embargo, tras la declaración de Tissera la resistencia defensiva pareció desmoronarse.
Después de un breve cuarto intermedio, todas las partes acordaron renunciar a los testigos presentes e incorporar toda la prueba.
En las audiencias fue difícil desvirtuar la idea de que Agustín Vera disparó para matar y que Erika Valdés quiso rematar a la víctima (herida e indefensa) cuando le arrojó la maceta en el rostro.
En la audiencia final del juicio, fue clave una respuesta de la víctima principal de este asalto.
Fue cuando el fiscal de Cámara, Diego Albornoz, le preguntó a la víctima, Fernando Tissera, frente a los miembros del jurado popular: “¿Qué quiso hacer (el acusado) cuando te disparó?”.
La respuesta de la víctima y testigo clave, a la vez, pareció no dejar lugar a dudas. “¡Matarme! ¡Me pegaron en la cabeza!”, respondió indignado, el muchacho.
Con ese elemento, la suerte de los dos acusados quedó echada.
Finalmente, la Cámara 11ª del Crimen (integrado por María Susana Frascaroli, Daniel Ferrer Vieyra y Graciela Bordoy de Pizzicari) sentenció a 18 años de cárcel efectiva al muchacho y a 16 años, a la chica.
De esta manera respondió Fernando Matías Tissera cuando le preguntaron qué esperaba del juicio a los dos asaltantes que lo dejaron al borde de la muerte y maltrecho de por vida.
Con sólo 20 años sufrió un disparo en un ojo, la bala quedó alojada en el cráneo y además le partieron una maceta en el rostro.
A su esposa, Sabrina Valdés, también le dispararon pero la bala no dio en el blanco.
Ayer terminó el juicio por jurados en la Cámara 11ª del Crimen de Córdoba contra la pareja de acusados que había ido a robar a la casa de sus vecinos, en barrio Villa Urquiza, de la ciudad de Córdoba. El violento episodio ocurrió el 2 de noviembre de 2015, a las 3.30 de la madrugada.
Eduardo Agustín Vera y Erika Daiana Valdés fueron hallados responsables de dos graves delitos: robo calificado por efracción (romper una ventana) empleando arma de fuego y tentativa de homicidio criminis causae .
La condena unánime del jurado popular fue: 16 años de prisión para ella; 18 para él.
En el juicio finalizado ayer se ventilaron numerosos dramas, más allá del dolor por la situación de los damnificados: vivir en el mismo barrio, ser vecinos y el condimento de que las dos mujeres, víctima y victimaria, son primas.
Este elemento, el conocimiento que tenían las víctimas de sus asaltantes, habría obrado para que estos decidieran dispararles. “¡Agustín!”, le habría dicho Tissera a su vecino cuando vio que estaba retirando cosas de su casa.
Este es el elemento central del homicidio criminis causae , aquel que se comete para procurar la impunidad o para asegurarse otro delito.
Inmediatamente se produjo el disparo que ingresó por un ojo de la víctima y que hasta el día de hoy se encuentra alojado en su cráneo. Además, Tissera quedó con una fuerte pérdida de audición y un zumbido permanente, más una prótesis en los dientes y parálisis parcial en la cara.
Tras el balazo, Tissera intentó reponerse y, cuando trataba de pararse, recibió una maceta que la mujer le arrojó en la cabeza, según la acusación.
Sabrina, esposa de la víctima, comenzó a gritar y, ante esto, Vera le efectuó otro disparo que no dio en el blanco.
Audiencia impactante
En la primera audiencia del juicio por jurados, la semana pasada, los acusados admitieron que habían ido a robar pero aseguraron que no tuvieron intención de dar muerte a sus víctimas.
Esto dio un primer giro en el juicio. Sin embargo, tras la declaración de Tissera la resistencia defensiva pareció desmoronarse.
Después de un breve cuarto intermedio, todas las partes acordaron renunciar a los testigos presentes e incorporar toda la prueba.
En las audiencias fue difícil desvirtuar la idea de que Agustín Vera disparó para matar y que Erika Valdés quiso rematar a la víctima (herida e indefensa) cuando le arrojó la maceta en el rostro.
En la audiencia final del juicio, fue clave una respuesta de la víctima principal de este asalto.
Fue cuando el fiscal de Cámara, Diego Albornoz, le preguntó a la víctima, Fernando Tissera, frente a los miembros del jurado popular: “¿Qué quiso hacer (el acusado) cuando te disparó?”.
La respuesta de la víctima y testigo clave, a la vez, pareció no dejar lugar a dudas. “¡Matarme! ¡Me pegaron en la cabeza!”, respondió indignado, el muchacho.
Con ese elemento, la suerte de los dos acusados quedó echada.
Finalmente, la Cámara 11ª del Crimen (integrado por María Susana Frascaroli, Daniel Ferrer Vieyra y Graciela Bordoy de Pizzicari) sentenció a 18 años de cárcel efectiva al muchacho y a 16 años, a la chica.
Con información de
lavoz