SANTA FE
Pequeña historia de horror
Viernes 23 de
Junio 2017
La involuntaria protagonista es una niña de 5 años. Un hombre de 61 años quedó detenido. Ocurrió en Roldán.
De pronto la niña, de 5 años, cambió abruptamente su conducta. La alegría se había borrado de su rostro inocente.
En principio, se pensó que podía ser algún reflejo de su hipoacusia. Que eso pudo acentuar su perfil reservado. Pero no. Ahora, ya no demostraba interés ni siquiera por los juegos. Prefería quedarse mirando la nada.
El misterio comenzó a develarse ayer, cuando la madre acompañó a la pequeña al baño. Con estupor la mujer advirtió que en la bombachita de su hija, había manchas de sangre.
La mujer no se dejó ganar por el pánico. Sin más cargó en brazos a su hijita y salió raudamente hasta el dispensario, ubicado en la zona rural de Roldán, en el sur de la provincia.
Minutos después el espanto también se apoderó de la médica que revisó a la niña. La profesional constató lesiones a nivel vaginal que eran compatibles con un abuso sexual.
Siguiendo el protocolo de estos casos, la doctora comunicó la novedad a la policía.
Buscando explicación a lo ocurrido la madre narró que la chiquita había quedado al cuidado de su abuelo. Fue entonces cuando pasó lo inesperado. En el hospital, apareció el abuelo de la niña para dar su versión de los hechos.
En principio el hombre, de 61 años, quiso llevar tranquilidad. Dijo que no había que preocuparse, que seguramente esa lesión era producto de un “accidente”. Para reforzar su teoría indicó que la niña se había golpeado tras caerse en el barro. Y que eso era algo común en los niños. Caradura.
Pero su extraviado relato tuvo un giro inesperado cuando en un momento, por un movimiento del cuerpo, se abrió la campera que llevaba puesta. Entonces todos vieron que había manchas de sangre en sus ropas.
A todo esto los policías habían arribado al lugar. Sin necesidad de mayores explicaciones, los uniformados secuestraron las prendas manchadas y se llevaron detenido al implicado. La médica y la madre de la chiquita se abrazaron y lloraron en silencio.
De todo lo acontecido, se le dio conocimiento al fiscal en turno quien dispuso que tanto la niña como su progenitora, sean trasladadas al área de Violencia Sexual y Familiar de la ciudad de Rosario, para recibir la asistencia adecuada.
En principio, se pensó que podía ser algún reflejo de su hipoacusia. Que eso pudo acentuar su perfil reservado. Pero no. Ahora, ya no demostraba interés ni siquiera por los juegos. Prefería quedarse mirando la nada.
El misterio comenzó a develarse ayer, cuando la madre acompañó a la pequeña al baño. Con estupor la mujer advirtió que en la bombachita de su hija, había manchas de sangre.
La mujer no se dejó ganar por el pánico. Sin más cargó en brazos a su hijita y salió raudamente hasta el dispensario, ubicado en la zona rural de Roldán, en el sur de la provincia.
Minutos después el espanto también se apoderó de la médica que revisó a la niña. La profesional constató lesiones a nivel vaginal que eran compatibles con un abuso sexual.
Siguiendo el protocolo de estos casos, la doctora comunicó la novedad a la policía.
Buscando explicación a lo ocurrido la madre narró que la chiquita había quedado al cuidado de su abuelo. Fue entonces cuando pasó lo inesperado. En el hospital, apareció el abuelo de la niña para dar su versión de los hechos.
En principio el hombre, de 61 años, quiso llevar tranquilidad. Dijo que no había que preocuparse, que seguramente esa lesión era producto de un “accidente”. Para reforzar su teoría indicó que la niña se había golpeado tras caerse en el barro. Y que eso era algo común en los niños. Caradura.
Pero su extraviado relato tuvo un giro inesperado cuando en un momento, por un movimiento del cuerpo, se abrió la campera que llevaba puesta. Entonces todos vieron que había manchas de sangre en sus ropas.
A todo esto los policías habían arribado al lugar. Sin necesidad de mayores explicaciones, los uniformados secuestraron las prendas manchadas y se llevaron detenido al implicado. La médica y la madre de la chiquita se abrazaron y lloraron en silencio.
De todo lo acontecido, se le dio conocimiento al fiscal en turno quien dispuso que tanto la niña como su progenitora, sean trasladadas al área de Violencia Sexual y Familiar de la ciudad de Rosario, para recibir la asistencia adecuada.
Con información de
ellitoral