JUEVES 17 DE MAYO
CÓRDOBA
Un parricidio que sacudió a un paraje de Traslasierra
Domingo 19 de
Noviembre 2017
Un joven fue al destacamento de El Quebrachito y confesó el asesinato. El hombre de 73 años murió tras ser herido de un escopetazo en su casa. El arma fue secuestrada.
El muchacho tiró del gatillo de la escopeta de doble caño con las últimas luces del viernes. Con el abdomen destrozado, el padre cayó a una orilla del corral de cerdos. La estampida aún sacude la tranquilidad de El Quebrachito, un paraje situado 28 kilómetros al oeste de Villa Cura Brochero, cerca de la comuna de Ambul.
Hacia las 22 de ese día, Gustavo Calassan, de 22 años, se entregó en el destacamento policial de esa localidad asegurando que, después de discutir con su padre por viejos conflictos familiares, lo había ultimado de un escopetazo.
Fuentes de la Departamental San Alberto de la Policía de Córdoba informaron ayer que Patricio Calassan, de 73 años, vivía solo en una muy humilde casa situada en plena zona rural.
Cuando los efectivos policiales llegaron luego de la espontánea confesión del hijo, se dirigieron al chiquero, como había indicado el agresor. Los cerdos ya habían comido buena parte de su cuerpo.
Apoyada en una alambrada se encontraba la escopeta calibre 16, tal como el joven había informado.
El joven, que ahora se enfrenta a una dura condena en prisión, hacía tiempo que se había mudado a barrio Argüello, en la capital cordobesa.
Según la reconstrucción de los investigadores policiales, el jueves por la tarde, en colectivo, Gustavo había vuelto a Traslasierra para visitar a su padre.
Se cree que el arma usada estaba en la casa de su progenitor, porque quienes lo vieron llegar no observaron un arma larga en su equipaje, de acuerdo con los testimonios que ya se han recabado en el marco de esta causa.
El dato es importante, ya que, por ejemplo, puede dar indicios de que no se trató de un homicidio premeditado.
Fuentes judiciales informaron que el hombre mayor tenía antiguos antecedentes por abuso sexual en su entorno familiar, y que el hijo había cometido delitos contra la propiedad en la ciudad de Córdoba.
Lo que todavía no está claro es el motivo de esta última discusión que terminó, ya entrada la noche del viernes, en un parricidio que no deja de generar conmoción entre los pocos habitantes de este paraje del Valle de Traslasierra.
El caso está en manos del fiscal Raúl Castro, de Villa Dolores, quien imputó al joven por homicidio calificado por el vínculo y ordenó que quedara detenido. Se presume que ahora el muchacho será sometido a un peritaje psicológico, entre otras medidas, aunque su confesión espontánea hace que el caso aparezca como esclarecido.
Hacia las 22 de ese día, Gustavo Calassan, de 22 años, se entregó en el destacamento policial de esa localidad asegurando que, después de discutir con su padre por viejos conflictos familiares, lo había ultimado de un escopetazo.
Fuentes de la Departamental San Alberto de la Policía de Córdoba informaron ayer que Patricio Calassan, de 73 años, vivía solo en una muy humilde casa situada en plena zona rural.
Cuando los efectivos policiales llegaron luego de la espontánea confesión del hijo, se dirigieron al chiquero, como había indicado el agresor. Los cerdos ya habían comido buena parte de su cuerpo.
Apoyada en una alambrada se encontraba la escopeta calibre 16, tal como el joven había informado.
El joven, que ahora se enfrenta a una dura condena en prisión, hacía tiempo que se había mudado a barrio Argüello, en la capital cordobesa.
Según la reconstrucción de los investigadores policiales, el jueves por la tarde, en colectivo, Gustavo había vuelto a Traslasierra para visitar a su padre.
Se cree que el arma usada estaba en la casa de su progenitor, porque quienes lo vieron llegar no observaron un arma larga en su equipaje, de acuerdo con los testimonios que ya se han recabado en el marco de esta causa.
El dato es importante, ya que, por ejemplo, puede dar indicios de que no se trató de un homicidio premeditado.
Fuentes judiciales informaron que el hombre mayor tenía antiguos antecedentes por abuso sexual en su entorno familiar, y que el hijo había cometido delitos contra la propiedad en la ciudad de Córdoba.
Lo que todavía no está claro es el motivo de esta última discusión que terminó, ya entrada la noche del viernes, en un parricidio que no deja de generar conmoción entre los pocos habitantes de este paraje del Valle de Traslasierra.
El caso está en manos del fiscal Raúl Castro, de Villa Dolores, quien imputó al joven por homicidio calificado por el vínculo y ordenó que quedara detenido. Se presume que ahora el muchacho será sometido a un peritaje psicológico, entre otras medidas, aunque su confesión espontánea hace que el caso aparezca como esclarecido.
Con información de
lavoz
