RECREO
Una familia de Recreo Sur fue asaltada por encapuchados
Por:
Danilo Chiapello
Domingo 03 de
Junio 2018
Las víctimas fueron maniatadas y golpeadas. Les robaron dinero y otras pertenencias.
Una familia de Recreo Sur vivió una verdadera pesadilla a manos de un grupo de delincuentes que los atacó en su domicilio. Como siempre ocurre, la maniobra comenzó a gestarse casi de manera imperceptible. Faltaban pocos minutos para las 22 y dentro de la casa, estaban Adriana (55), su esposo Bernardino Melgarejo (64) y su hijo Adrián (27) cenando.
Sin embargo, en los exteriores del inmueble (donde funciona un emprendimiento avícola) un grupo de tenebrosos aguardaba entre las sombras.
En el patio
El momento crucial fue cuando Adrián salió de la vivienda con la intención de guardar una camioneta que había quedado en el patio bajo techo.
Fue en dicha circunstancia que escuchó que alguien lo chistaba. No hubo tiempo a nada. Segundos después tenía el cañón de un arma apuntándole a la cabeza.
Quien portaba el arma era un hombre de contextura mediana que cubría su rostro con una capucha. El intruso no estaba solo; lo acompañaban tres rufianes más.
Bajo amenazas, el muchacho fue conducido hasta el interior de la vivienda (ubicada en Juan de Garay al 4500), donde sus padres corrieron igual suerte.
Bernardino aun se encontraba sentado en la mesa cuando vio la aparición casi fantasmal de los delincuentes. Su esposa, Adriana, vivió una situación similar pero en su dormitorio.
Todos boca abajo
* “Yo estaba en mi cuarto cuando siento un estallido tremendo, un golpe y veo entrar a un hombre encapuchado. Tenía un arma grande, no era un revólver”, dijo hoy Adriana en diálogo con El Litoral
“Me hicieron tirar al piso y me ataron con las ropas que encontraron. Me maniataron con cintos y me taparon la boca con corbatas y medias. Después lo trajeron a mi hijo y a mi esposo. Todos quedamos encerrados en la habitación matrimonial, tirados bajo abajo. Nos ordenaban que no les miremos las caras”, agregó.
Más adelante, indicó que a todo momento “nos pedían dinero y joyas. Yo trataba de decirle pero enseguida volvían con las amenazas. Nos decían que nos iban a matar a todos. Algo de dinero encontraron, pero ellos pedían más”.
Rompieron todo
“A mi hijo, lo llevaron a otro cuarto y lo ataron contra una cama. Revolvieron y tumbaron todo. Me rompieron muchas cosas. Además del dinero, se llevaron un montón de ropa buena, calzados y otras pertenencias”, precisó la mujer.
“A mi esposo, lo golpearon en la cabeza y lo lastimaron. Mi hijo también la pasó muy mal porque le apretaban la cara contra el suelo”, acotó.
Finalmente, la mujer narró que toda la pesadilla duró algo más de 15 minutos, “pero que, te aseguro, fueron eternos. Yo fui la primera que pude desatarme y entonces fui y liberé a los demás. A mi marido lo habían atado con alambres”.
Por último, señaló que “cuando se fueron no escuchamos ningún vehículo. La verdad que fue horrible lo que vivimos. No puede ser que te agarren así cuando estás en tu casa, te saquen todo y se vayan lo más tranquilos. Por suerte, mi esposo y mi hijo están mejor de los golpes sufridos. Fueron asistidos por personal del Protomédico y se recuperan”, culminó.
Sin embargo, en los exteriores del inmueble (donde funciona un emprendimiento avícola) un grupo de tenebrosos aguardaba entre las sombras.
En el patio
El momento crucial fue cuando Adrián salió de la vivienda con la intención de guardar una camioneta que había quedado en el patio bajo techo.
Fue en dicha circunstancia que escuchó que alguien lo chistaba. No hubo tiempo a nada. Segundos después tenía el cañón de un arma apuntándole a la cabeza.
Quien portaba el arma era un hombre de contextura mediana que cubría su rostro con una capucha. El intruso no estaba solo; lo acompañaban tres rufianes más.
Bajo amenazas, el muchacho fue conducido hasta el interior de la vivienda (ubicada en Juan de Garay al 4500), donde sus padres corrieron igual suerte.
Bernardino aun se encontraba sentado en la mesa cuando vio la aparición casi fantasmal de los delincuentes. Su esposa, Adriana, vivió una situación similar pero en su dormitorio.
* “Yo estaba en mi cuarto cuando siento un estallido tremendo, un golpe y veo entrar a un hombre encapuchado. Tenía un arma grande, no era un revólver”, dijo hoy Adriana en diálogo con El Litoral
“Me hicieron tirar al piso y me ataron con las ropas que encontraron. Me maniataron con cintos y me taparon la boca con corbatas y medias. Después lo trajeron a mi hijo y a mi esposo. Todos quedamos encerrados en la habitación matrimonial, tirados bajo abajo. Nos ordenaban que no les miremos las caras”, agregó.
Más adelante, indicó que a todo momento “nos pedían dinero y joyas. Yo trataba de decirle pero enseguida volvían con las amenazas. Nos decían que nos iban a matar a todos. Algo de dinero encontraron, pero ellos pedían más”.
Rompieron todo
“A mi hijo, lo llevaron a otro cuarto y lo ataron contra una cama. Revolvieron y tumbaron todo. Me rompieron muchas cosas. Además del dinero, se llevaron un montón de ropa buena, calzados y otras pertenencias”, precisó la mujer.
“A mi esposo, lo golpearon en la cabeza y lo lastimaron. Mi hijo también la pasó muy mal porque le apretaban la cara contra el suelo”, acotó.
Finalmente, la mujer narró que toda la pesadilla duró algo más de 15 minutos, “pero que, te aseguro, fueron eternos. Yo fui la primera que pude desatarme y entonces fui y liberé a los demás. A mi marido lo habían atado con alambres”.
Por último, señaló que “cuando se fueron no escuchamos ningún vehículo. La verdad que fue horrible lo que vivimos. No puede ser que te agarren así cuando estás en tu casa, te saquen todo y se vayan lo más tranquilos. Por suerte, mi esposo y mi hijo están mejor de los golpes sufridos. Fueron asistidos por personal del Protomédico y se recuperan”, culminó.
Con información de
ellitoral
