ENTRE RÍOS
Elevaron la condena al hombre que mató a un menor en el barrio Gaucho Rivero
Por:
Marcelo Medina
Sábado 02 de
Febrero 2019
Ricardo González había sido condenado a ocho años y medio en 2017, pero anularon esa pena y ayer le aplicaron 14 años de prisión por homicidio
Como una macabra coincidencia del destino, el número 14 vuelve a marcar la vida de Ricardo González, un vecino de 41 años del barrio Gaucho Rivero de Paraná que en 2012 sufrió el asesinato de su hijo de 14 años; en 2016 él mató a balazos a un gurí de 14 años y ayer lo condenaron por ese crimen a 14 años de prisión de cumplimiento efectivo.
En fallo unánime, el tribunal integrado por Gustavo Pimentel, Gervasio Labriola y José María Chemez le dio la razón a los fiscales Santiago Brugo y Juan Malvasio, quienes habían solicitado un aumento en los años de cárcel que recibió el acusado en el primer juicio que se realizó en 2017 por matar a Claudio Retamar en calle Virrey Vértiz.
González, que nunca negó el crimen, de hecho su mujer llamó a la Policía aquel miércoles 20 de enero de 2016 para comunicar lo que había hecho su esposo, siempre argumentó que estaba "cansado" de que su familia viviera bajo amenaza de muerte, y no quería perder a otro hijo. A su vez, González tiene a otro hijo condenado por dos homicidios.
En abril de 2017 el acusado recibió una pena de ocho años y seis meses de cárcel. La sentencia de los jueces Alejandro Grippo, Elvio Garzón y Ricardo Bonazzola no conformó a los fiscales, que habían pedido 22 años. Por tal motivo recurrieron ante la Cámara de Casación Penal que resolvió que se dicte una nueva pena, acto que se ejecutó ayer.
La Fiscalía argumentó ante Casación que el tribunal que condenó a muchos menos años que lo que había peticionado "no había tomado en consideración los agravantes del caso". En ese sentido, enumeró cuestiones que tanto Brugo como Malvasio debieron evaluar al momento de realizar el fallo. Primero, la edad de las víctimas: el fallecido 14 y el herido 15 años. Segundo que el hecho había sido cometido con un arma de guerra alquilada y que los disparos fueron de atrás, cuando los gurises huían. Por último dijeron que el crimen se había dado en el marco de un enfrentamiento entre bandas antagónicas.
La ausencia del Estado
Durante la cobertura del juicio oral y público el periodista de UNO, José Amado, detalló que "ni la Policía (en particular la comisaría novena) ni la Justicia intervinieron para pacificar la zona a pesar de la denuncias que se realizaban. Hoy aparece la sanción penal como la respuesta tardía a un conflicto con muchas causas".
En su única declaración González dijo: "En ningún momento fue mi intención matarlo, estoy arrepentido de lo que hice, sé lo que es para ellos lo que pasó con su hijo, porque a mí también me pasó... A mí, desde que me pasó lo de mi hijo, todos los días vivo con miedo de que me vuelva a pasar lo mismo. Mis otros hijos están imputados y esas cosas, es verdad, se me fueron de las manos cuando me faltó uno, ya no los pude controlar".
De un día para el otro, recordó González, el grupo de gurises del barrio se dividió y comenzó a correr la sangre. "Cada vez que pasaban (en referencia a la víctima y su compañero) me mostraban el arma, yo no les daba importancia porque quería evitar el problema, lo único que hacía era poner una denuncia en la comisaría".
La Justicia no creyó en el relato del acusado, que según dejó en claro trató siempre de evitar el conflicto. Por su explicación y la de los vecinos, el Estado pudo haber intervenido y no lo hizo.
En fallo unánime, el tribunal integrado por Gustavo Pimentel, Gervasio Labriola y José María Chemez le dio la razón a los fiscales Santiago Brugo y Juan Malvasio, quienes habían solicitado un aumento en los años de cárcel que recibió el acusado en el primer juicio que se realizó en 2017 por matar a Claudio Retamar en calle Virrey Vértiz.
González, que nunca negó el crimen, de hecho su mujer llamó a la Policía aquel miércoles 20 de enero de 2016 para comunicar lo que había hecho su esposo, siempre argumentó que estaba "cansado" de que su familia viviera bajo amenaza de muerte, y no quería perder a otro hijo. A su vez, González tiene a otro hijo condenado por dos homicidios.
En abril de 2017 el acusado recibió una pena de ocho años y seis meses de cárcel. La sentencia de los jueces Alejandro Grippo, Elvio Garzón y Ricardo Bonazzola no conformó a los fiscales, que habían pedido 22 años. Por tal motivo recurrieron ante la Cámara de Casación Penal que resolvió que se dicte una nueva pena, acto que se ejecutó ayer.
La Fiscalía argumentó ante Casación que el tribunal que condenó a muchos menos años que lo que había peticionado "no había tomado en consideración los agravantes del caso". En ese sentido, enumeró cuestiones que tanto Brugo como Malvasio debieron evaluar al momento de realizar el fallo. Primero, la edad de las víctimas: el fallecido 14 y el herido 15 años. Segundo que el hecho había sido cometido con un arma de guerra alquilada y que los disparos fueron de atrás, cuando los gurises huían. Por último dijeron que el crimen se había dado en el marco de un enfrentamiento entre bandas antagónicas.
La ausencia del Estado
Durante la cobertura del juicio oral y público el periodista de UNO, José Amado, detalló que "ni la Policía (en particular la comisaría novena) ni la Justicia intervinieron para pacificar la zona a pesar de la denuncias que se realizaban. Hoy aparece la sanción penal como la respuesta tardía a un conflicto con muchas causas".
En su única declaración González dijo: "En ningún momento fue mi intención matarlo, estoy arrepentido de lo que hice, sé lo que es para ellos lo que pasó con su hijo, porque a mí también me pasó... A mí, desde que me pasó lo de mi hijo, todos los días vivo con miedo de que me vuelva a pasar lo mismo. Mis otros hijos están imputados y esas cosas, es verdad, se me fueron de las manos cuando me faltó uno, ya no los pude controlar".
De un día para el otro, recordó González, el grupo de gurises del barrio se dividió y comenzó a correr la sangre. "Cada vez que pasaban (en referencia a la víctima y su compañero) me mostraban el arma, yo no les daba importancia porque quería evitar el problema, lo único que hacía era poner una denuncia en la comisaría".
La Justicia no creyó en el relato del acusado, que según dejó en claro trató siempre de evitar el conflicto. Por su explicación y la de los vecinos, el Estado pudo haber intervenido y no lo hizo.
Con información de
unoentrerios