SANTA FE
El hospital Cullen, blanco constante de una persona con afecciones mentales
Miércoles 05 de
Junio 2019
No es novedad que la guardia del hospital Cullen es atravesada por hechos violentos y de inseguridad cotidianamente. Pero la situación es aún más compleja cuando se trata de los ataques de un indigente que padece trastornos mentales y quien constantemente agrede al personal médico y de servicio.
Según relató Juan, personal de guardia del efector, el hombre se acerca todas las mañanas con fines desconocidos, pero con claras intenciones de ingresar a las instalaciones del centro de salud. “El director nos dice que le neguemos el acceso a las personas que están en situación de calle”, señaló Juan, por lo que el sujeto se torna violento con los trabajadores de seguridad. “La semana pasada rompió la puerta eléctrica de ingreso a la guardia y anoche tiró piedras a una ambulancia“, relató el empleado.
En aquel momento, el personal policial lo detuvo. Pero este miércoles, la situación empeoró. Al restringir la entrada al nosocomio, el indigente “agarró un tacho de residuos patológicos y amagó con tirárselo en la cabeza” a uno de los guardias. Como si fuera poco, luego arrojó piedras a las puertas de ingreso del efector y pateó uno de los autos estacionados que pertenece, justamente, a uno de los trabajadores.
Todo ello sucede sin que el personal de seguridad pueda aprehenderlo o forcejearlo. “Estamos atados de pies y manos, no podemos tocar a la persona, sólo somos simples civiles con una campera que dice vigilancia”, argumentó Juan en diálogo con el móvil de Aire de Santa Fe. Ello se suma a la inacción del personal de la fuerza policial. “No recibimos ayuda del destacamento que está al lado, tenemos que llamar nosotros mismos al 911”, sostuvo.
Lo cierto es que pese a la violencia e inseguridad que genera la presencia de este indigente, se trata de una persona que padece trastornos mentales y debe recibir una atención sanitaria estatal para resguardar no sólo la integridad física de su entorno, sino la propia.
En aquel momento, el personal policial lo detuvo. Pero este miércoles, la situación empeoró. Al restringir la entrada al nosocomio, el indigente “agarró un tacho de residuos patológicos y amagó con tirárselo en la cabeza” a uno de los guardias. Como si fuera poco, luego arrojó piedras a las puertas de ingreso del efector y pateó uno de los autos estacionados que pertenece, justamente, a uno de los trabajadores.
Todo ello sucede sin que el personal de seguridad pueda aprehenderlo o forcejearlo. “Estamos atados de pies y manos, no podemos tocar a la persona, sólo somos simples civiles con una campera que dice vigilancia”, argumentó Juan en diálogo con el móvil de Aire de Santa Fe. Ello se suma a la inacción del personal de la fuerza policial. “No recibimos ayuda del destacamento que está al lado, tenemos que llamar nosotros mismos al 911”, sostuvo.
Lo cierto es que pese a la violencia e inseguridad que genera la presencia de este indigente, se trata de una persona que padece trastornos mentales y debe recibir una atención sanitaria estatal para resguardar no sólo la integridad física de su entorno, sino la propia.
Con información de
Aires de Santa Fe