ROSARIO
Lo mataron de un puntazo en el pecho en un humilde pasillo
Sábado 27 de
Julio 2019
Fue al filo de la medianoche del jueves en Olavarría al 1200 bis. La víctima, Ramón Aguirre, había cumplido ese mismo día una condena por el crimen de un quiosquero.
Ramón Néstor Aguirre entró al pasillo con su moto de 110 centímetros cúbicos patinando en el barro. Ya no aguantaba más. El puntazo que tenía en el pecho, sobre el lado izquierdo, le provocaba un ardor que lo desesperaba. Tanto es así que cuando se derrumbó, a metros de la casa de su hermana, ya se había sacado la ropa que lo abrigaba y quedó con su torso al aire. Cuarenta y cinco minutos más tarde una ambulancia lo recogió en Olavarría al 1200 bis, entre Juan B. Justo y Olivé. Al filo de la medianoche entró en estado desesperante a la guardia del Policlínico Eva Perón de Granadero Baigorria donde murió.
"Es muy poco lo que sabemos. Nadie sabe mucho. Los vecinos no nos contaron nada. Lo que sí sabemos es que le rompieron la moto. Que lo atacaron y le rompieron el acelerador. Puede que con un golpe o un piedrazo. Y después lo hincaron en el pecho. Pero no sabemos por qué", explicó uno de los nueve hermanos de Ramón.
Al margen de la ley
Aguirre fue atacado bajo una garúa insistente en Olavarría y Olivé, una de las zonas más empobrecidas de Empalme Graneros. Al menos eso estiman sus familiares. Tenía 38 años y cuatro hijos de entre 12 y 18 años. Su familia no ocultó en ningún momento que era un hombre con prontuario abierto y que purgó una condena por homicidio. "Mi hermano pagó 9 años por un homicidio en el que lo engarronaron. El no fue el asesino, pero bueno, lo pagó igual", dijo uno de los familiares del hombre asesinado.
Es que Aguirre había sido condenado a 14 años de prisión en 2008 por el homicidio del quiosquero Diego Viassolo, ocurrido el 24 de noviembre de 2005 en Rondeau al 300. La víctima tenía 32 años y recibió cuatro balazos calibre 22 en un intento de robo. Tenía dos hijas de 12 y 8 años. Por el hecho criminal Aguirre fue apresado horas más tarde (ver aparte).
Además, Aguirre tenía otros tres antecedentes en el nuevo sistema procesal. Uno por lesiones, de mayo de 2015; otro por resistencia a la autoridad y cohecho, de julio de 2016; y el ultimo del 16 de marzo pasado cuando fue detenido en inmediaciones de Garzón al 1400 bis por de abuso de armas y daños calificados. En ese momento se identificó con el nombre de uno de sus hermanos, pero trasladado a la comisaría 20ª fue reconocido. Hasta ayer estaba bajo libertad asistida y trabajaba en la construcción.
Pobreza y dolor
La familia de Ramón Néstor Aguirre llegó desde Chaco hace menos de dos décadas y como cientos de litoraleños se afincaron en Empalme Graneros. Allí fueron construyendo sus casas en una cortada sin nombre visible que se levanta a la altura de Olavarría al 1500 bis. "Creo que se llama San José", dijo uno de los hermanos del hombre asesinado, quien reside en ese pasaje hace 15 años.
Ramón vivía con su pareja y tres de sus hijos en el pasillo que conecta esa cortada con calle Garzón. La mañana de ayer el lugar donde viven los Aguirre eran un verdadero lodazal en el que el agua de la lluvia y de los desagües a cielo abierto se mezclaban sin inconvenientes. Una mezcla semilíquida de lodo muy propensa para el resbalón.
Los familiares de Aguirre contaron que el hombre salió de ese pasillo bajo la garúa el jueves alrededor de las 22.30 con su moto blanca de 110 cilindradas. Dijo que iba a comprar cigarrillos. Media hora más tarde su cuerpo yacía a unos 250 metros, en la callejuela que conduce a la casa de su hermana, en Olavarría al 1200 bis.
"No sabemos si estaba yendo o ya de regreso. Estamos esperando que los vecinos nos cuenten qué fue lo que pasó. Los familiares de Aguirre estiman que el ataque que le costó la vida sucedió en Olavarría y Olivé. Un calle con mejorado notoriamente roto y donde el agua sucia tapa los cráteres. Por eso es imposible que Aguirre haya podido circular a alta velocidad en su rodado.
Gente torcida
"Anoche fue un quilombo la calle, como lo es casi siempre. Esta cuadra es de vecinos viejos, trabajadores a los que los hijos se le fueron torciendo con la calle. Hay mucha falopa, choros en moto, arrebatadores. Pibes que se fueron torciendo con los vicios sin que los padres hayan podido hacer demasiado", confió un viejo residente de Olavarría al 1200 bis.
"Escuchamos los gritos y algunos vecinos dicen que al muchacho que mataron lo venían corriendo desde el fondo (de la cuadra). El se metió en el pasillo de la casa de la hermana y de ahí lo sacaron en brazos hasta donde estaba la ambulancia", explicó el vecino.
Otro hombre de la barriada fue duro con la víctima y sin tapujo sostuvo su hipótesis sobre el crimen: "Este muchacho vendía falopa. Hacía delivery y lo deben haber querido mejicanear. Por eso lo atacaron".
La ambulancia convocada al lugar se detuvo entre dos puntos simbólicos de la historia reciente de esa zona violenta de Empalme Graneros. La casa de Elías Bravo, un adolescente brutalmente asesinado de 30 balazos a las puertas de un búnker de French al 2100 el 15 octubre de 2011, y un mural que recuerda a Gustavo "Gusti" Lares, un pibe de 20 años baleado por la espalda por un policía en el arroyo Ludueña el 6 de junio de 2013.
A Aguirre se lo llevaron en estado desesperante. Poco después de llegar al Policlínico Eva Perón de Granadero Baigorria murió. El caso quedó en manos del fiscal Ademar Bianchini, quien comisionó a personal de la Policía de Investigaciones (PDI) para que trabajara sobre el territorio recabando testimonio de potenciales testigos ante la falta en el lugar de cámaras de videovigilancia.
"Es muy poco lo que sabemos. Nadie sabe mucho. Los vecinos no nos contaron nada. Lo que sí sabemos es que le rompieron la moto. Que lo atacaron y le rompieron el acelerador. Puede que con un golpe o un piedrazo. Y después lo hincaron en el pecho. Pero no sabemos por qué", explicó uno de los nueve hermanos de Ramón.
Al margen de la ley
Aguirre fue atacado bajo una garúa insistente en Olavarría y Olivé, una de las zonas más empobrecidas de Empalme Graneros. Al menos eso estiman sus familiares. Tenía 38 años y cuatro hijos de entre 12 y 18 años. Su familia no ocultó en ningún momento que era un hombre con prontuario abierto y que purgó una condena por homicidio. "Mi hermano pagó 9 años por un homicidio en el que lo engarronaron. El no fue el asesino, pero bueno, lo pagó igual", dijo uno de los familiares del hombre asesinado.
Es que Aguirre había sido condenado a 14 años de prisión en 2008 por el homicidio del quiosquero Diego Viassolo, ocurrido el 24 de noviembre de 2005 en Rondeau al 300. La víctima tenía 32 años y recibió cuatro balazos calibre 22 en un intento de robo. Tenía dos hijas de 12 y 8 años. Por el hecho criminal Aguirre fue apresado horas más tarde (ver aparte).
Además, Aguirre tenía otros tres antecedentes en el nuevo sistema procesal. Uno por lesiones, de mayo de 2015; otro por resistencia a la autoridad y cohecho, de julio de 2016; y el ultimo del 16 de marzo pasado cuando fue detenido en inmediaciones de Garzón al 1400 bis por de abuso de armas y daños calificados. En ese momento se identificó con el nombre de uno de sus hermanos, pero trasladado a la comisaría 20ª fue reconocido. Hasta ayer estaba bajo libertad asistida y trabajaba en la construcción.
Pobreza y dolor
La familia de Ramón Néstor Aguirre llegó desde Chaco hace menos de dos décadas y como cientos de litoraleños se afincaron en Empalme Graneros. Allí fueron construyendo sus casas en una cortada sin nombre visible que se levanta a la altura de Olavarría al 1500 bis. "Creo que se llama San José", dijo uno de los hermanos del hombre asesinado, quien reside en ese pasaje hace 15 años.
Ramón vivía con su pareja y tres de sus hijos en el pasillo que conecta esa cortada con calle Garzón. La mañana de ayer el lugar donde viven los Aguirre eran un verdadero lodazal en el que el agua de la lluvia y de los desagües a cielo abierto se mezclaban sin inconvenientes. Una mezcla semilíquida de lodo muy propensa para el resbalón.
Los familiares de Aguirre contaron que el hombre salió de ese pasillo bajo la garúa el jueves alrededor de las 22.30 con su moto blanca de 110 cilindradas. Dijo que iba a comprar cigarrillos. Media hora más tarde su cuerpo yacía a unos 250 metros, en la callejuela que conduce a la casa de su hermana, en Olavarría al 1200 bis.
"No sabemos si estaba yendo o ya de regreso. Estamos esperando que los vecinos nos cuenten qué fue lo que pasó. Los familiares de Aguirre estiman que el ataque que le costó la vida sucedió en Olavarría y Olivé. Un calle con mejorado notoriamente roto y donde el agua sucia tapa los cráteres. Por eso es imposible que Aguirre haya podido circular a alta velocidad en su rodado.
Gente torcida
"Anoche fue un quilombo la calle, como lo es casi siempre. Esta cuadra es de vecinos viejos, trabajadores a los que los hijos se le fueron torciendo con la calle. Hay mucha falopa, choros en moto, arrebatadores. Pibes que se fueron torciendo con los vicios sin que los padres hayan podido hacer demasiado", confió un viejo residente de Olavarría al 1200 bis.
"Escuchamos los gritos y algunos vecinos dicen que al muchacho que mataron lo venían corriendo desde el fondo (de la cuadra). El se metió en el pasillo de la casa de la hermana y de ahí lo sacaron en brazos hasta donde estaba la ambulancia", explicó el vecino.
Otro hombre de la barriada fue duro con la víctima y sin tapujo sostuvo su hipótesis sobre el crimen: "Este muchacho vendía falopa. Hacía delivery y lo deben haber querido mejicanear. Por eso lo atacaron".
La ambulancia convocada al lugar se detuvo entre dos puntos simbólicos de la historia reciente de esa zona violenta de Empalme Graneros. La casa de Elías Bravo, un adolescente brutalmente asesinado de 30 balazos a las puertas de un búnker de French al 2100 el 15 octubre de 2011, y un mural que recuerda a Gustavo "Gusti" Lares, un pibe de 20 años baleado por la espalda por un policía en el arroyo Ludueña el 6 de junio de 2013.
A Aguirre se lo llevaron en estado desesperante. Poco después de llegar al Policlínico Eva Perón de Granadero Baigorria murió. El caso quedó en manos del fiscal Ademar Bianchini, quien comisionó a personal de la Policía de Investigaciones (PDI) para que trabajara sobre el territorio recabando testimonio de potenciales testigos ante la falta en el lugar de cámaras de videovigilancia.
Con información de
La Capital
