Grave: líquidos cloacales y contaminación
El profesional se refirió a la situación de los Ríos, cómo se ve afectada el agua y el medio ambiente.
Esta es una primera entrevista, destinada a los líquidos cloacales. En una segunda, el Ingeniero Químico y Sanitario profundizará sobre el tema del agua que consumimos los santafesinos.
A continuación extracto de una nota distribuida por el Ingeniero:
La Ciudad de Santa Fe tiene un problema ambiental acuciante. No depura los efluentes cloacales que genera. Los vierte crudos, sin tratar, al Río Colastiné, un poco aguas debajo de la toma de agua potable existente en esa zona.
Siempre se ha confiado en la capacidad autodepuradora del gran Río Paraná, sin prestar atención a que el efecto de la fuerza de gravedad pega las capas líquidas contaminadas del río a la costa santafesina, o sea, que el caudal disponible para depurar del curso de agua se reduce sensiblemente en la realidad.
Además, esta contaminación se reintroduce en el Canal de Acceso del actual Puerto de Santa Fe y, en conjunto con la contaminación proveniente de los desagües pluviales que vierten a la Laguna Setúbal (desagües cloacales clandestinos) que son conducidos aguas abajo por el Riacho Santa Fe y la contaminación aportada por el Río Salado, convierten en un estercolero al Río Coronda.
Es decir, todo el Sistema hídrico aguas debajo de Santa Fe, que, se reitera, vierte sus líquidos cloacales crudos, se halla contaminado bacteriológicamente por encima de los límites permisibles para que el agua del río sirva como materia prima para la elaboración de agua potable. Incluso, estaría contaminado, salvo prueba en contrario, el sitio donde se emplazará el Nuevo Puerto de la Ciudad de Santa Fe.
Este problema de sobre contaminación bacteriológica, debido a las características del mismo sistema pluvial del Río Paraná, que cuenta con presencia de ácidos húmicos y fúlvicos, impide realizar precloraciones para eliminar excesos bacterianos en las plantas potabilizadoras de agua, so pena de una generación excesiva de trihalometanos tóxicos para la salud humana.
En resumen, Santa Fe, por no tratar sus efluentes cloacales, se halla sumida en toda una fuente potencial de generación de enfermedades hídricas a causa de la contaminación de la cuenca y también en la imposibilidad de cumplir con los contenidos máximos de triahalometanos para no causar enfermedades cancerosas a su población.
Pero lo más grave es que Santa Fe no puede tratar sus efluentes cloacales con la infraestructura cloacal actual, no sólo por la obvia ausencia de plantas de tratamiento.
Debido a la centralización del Sistema cloacal actual, con una única cloaca máxima que corre a lo largo de los Bulevares Pellegrini y Gálvez y al crecimiento de las redes cloacales hacia el norte, los líquidos cloacales permanecen mucho más del tiempo permitido en la red cloacal y se pudren, denominándose líquidos sépticos.
Los líquidos cloacales sépticos son de muy difícil tratamiento y, al estar su caudal unificado por el sistema centralizado es tan grande que no existe desde Santa Fe a Colastiné una superficie de tratamiento de depuración que resulte suficiente para instalar un único establecimiento depurador.
Por lo tanto, la única solución posible consiste en mejorar la calidad de los líquidos cloacales y disminuir su caudal a tratar, todo lo cual se lograría con la descentralización de la recolección y la sectorización de las redes cloacales, lo cual permitiría un tiempo de retención en las distintas redes sanitariamente aceptable y caudales manejables por plantas de tratamiento de depuración al final de cada red y con vertido de los líquidos tratados o depurados a los cuerpos receptores que resulten los más convenientes.
Esta solución está publicada en el Libro “Efluentes Cloacales e Industriales – Análisis, Diseño de Tratamientos y Gestión” de los Ingenieros Carlos Mayol y Jorge Hammerly, cuyos ejemplares fueron suministrados oportunamente a diversas dependencias del los gobiernos provincial y municipal.
Pero ni las autoridades provinciales y municipales, ni la sociedad santafesina, ni las organizaciones ambientalistas han tomado el toro por las astas. Más vale han decidido seguir ignorando el problema. Y eso que Santa Fe cuenta con uno de los ámbitos más dilectos de la Ingeniería Ambiental, que se estudia en sus universidades.
Parece no existir en la Provincia un organismo capaz de trazar políticas ambientales de envergadura y se multiplican los estudios ambientales que se exigen para todo, menos para este problema que es evidente y que puede colapsar en cualquier momento.
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