Lo paranormal es cultura

Por: Gustavo Fernández
Lunes 06 de Enero 2014

No puede ser considerado, académicamente, una ciencia. No es propósito discutir aquí si lo es en cuanto a lo ontológico. Y la disciplina jamás entrará a las universidades por la puerta grande.
Estuve dando vueltas más de tres años para decidirme a escribir este artículo. Y no por enjundiosas búsquedas bibliográficas ni por encarar, previamente, complicados y masivos sondeos sociológicos. Creo que la razón, simplemente, estriba en que sabía en mi fuero interno que una vez escrito, no podría quedarme allí. Debería -debo- realizar una estrategia para difundir y amplificar un concepto. Por fin me decidí, y lo escribo. Y comenzaré, de una u otra forma, a enarbolarlo como la alabarda intelectual que amerita ser. 
 
Todo comenzó con la reflexión sobre el estancamiento mediático y social que las disciplinas “paranormales” (excesiva simplificación: pienso en la Ovnilogía y la Parapsicología, pero estos considerandos son extensibles a una lista interminable: Tarot, Metafísica, Esoterismo, Mancias varias, Criptozoología...) habían alcanzado en los últimos años. Dicotomía significativa: mientras el academicismo imperante y una intelectualidad “bienpensante” parecían concluir definitivamente en la negación fenoménica de los hechos presentados, el público, la gran masa, alcanzaba proporciones nunca vistas de adhesión y consumo. Los movimientos espiritualistas suman adeptos en números que harían enrojecer de envidia a más de un político en ciernes y las editoriales reflotan títulos arcaicos del mundo del Más Allá con posicionamientos dignos del mejor best seller. Conscientes que una cosa es la opinión pública y otra la opinión publicada, debemos rendirnos a la evidencia que mientras algunos doctorados sostienen con displicencia que “hace rato se ha demostrado la inexistencia de estos supuestos fenómenos paranormales” (estemos hablando de la energía de las pirámides, las abducciones o los poltergeists) las oficinas recaudadoras de impuestos de muchas naciones han incorporado prudentemente las categorías de “parapsicólogos”, “astrólogos”, “tarotistas”, “terapeutas alternativos” a sus nomenclatores porque de no hacerlo se les escapa un pingüe ingreso.
 
Y en medio de todo este batiburrillo, deambulábamos nosotros: parapsicólogos, ovnílogos, piramidólogos, sanadores psíquicos, tarotistas, reikistas, lectores de Registros Akhásicos, resignados a seguir siendo ignorados por la Magna Ciencia y requeridos con obsesiva y casi clandestina compulsión por el hombre y la mujer de la calle. Resistiéndonos a considerar un “culto” nuestro ámbito, añorando el al parecer inalcanzable tilde de “científicos”.
 
Porque es un hecho que lo Paranormal no puede ser considerado, académicamente, una ciencia. No discutimos aquí si lo es en cuanto a lo ontológico. Me refiero sólo a lo formalmente administrativo. A contrapelo de las expectativas ingenuas de algunos colegas que suponen que “pronto entraremos por la puerta grande de las universidades” eso jamás ocurrirá, a menos, claro, que expoliemos a nuestros saberes de tanta característica molesta al pensamiento racional para ajustarnos al Paradigma académico que, para cuando reunamos las características de admisión, ya no sea lo que alguna vez amamos. Y por otro lado, no nos simpatiza gran cosa aceptar que esos saberes sean catalogados como “creencias”. Si bien lo son (a fin de cuentas, es lo que yo creo), la “creencia”, en esta sociedad, para ser respetable, debe estar formalmente inscripta como un “culto”. Una religión. Dudo que a muchos ovnílogos o reikistas les agrade inscribir sus grupos de trabajo bajo el epíteto de “iglesias”.
 
No somos ciencia. No queremos ser creencia. ¿Dónde estamos parados, entonces?.
 
Estamos parados aquí: lo paranormal, sus pretendidos fenómenos, la inmensa literatura escrita con mayor o menor fortuna, conferencias y congresos, “merchandising” y TV, es un hecho cultural. Grábelo a fuego, amigo lector, porque ésta puede ser, sí, la “puerta grande” para la respetabilidad social: lo paranormal es un hecho cultural. 
 
Claro; no cometamos el error -que sí cometieron algunos buenos amigos con los que debatí este argumento- de considerar “cultural”, otra vez, lo académico, lo universitario. Menos aún, lo pretendidamente intelectual, elitista. Hablo en otro contexto.
 
Hablemos entonces de “cultura”
 
Lo paranormal, por ser una inquietud humana, por ser objeto de reflexión y estudio, de experimentación, es cultura. Cultura es un concepto que engloba a la ciencia y a muchas otras cosas, es un concepto muy amplio que abarca todas las inquietudes, métodos de abordar el mundo circundante y maneras de expresar lo que el mundo genera en nuestro interior, que para algunos será una ecuación, para otros un poema, para otros una sinfonía, para otros una oración. Y en ese sentido lo paranormal es cultura. Es cultura, incluso arte, cualquier fenómeno paranormal provoca en el que lo experimenta un estado emocional y sensaciones muy particulares. La Ciencia (la Antropología, la Sociología y calculo que también otras ciencias y disciplinas) dicen que cultura es todo lo que hace el hombre. Por lo tanto, lo paranormal sí es cultura. No lo pueden negar, o estarían violando su propia definición. Cultura es todo lo hecho (fabricado, creado, ideado) por el hombre. Esto abarca desde un avión hasta una flecha, desde Mozart hasta el ula-ula, desde el Quijote hasta las pinturas rupestres. Digo esto porque es muy común restringir el concepto de cultura a “lo erudito”.
 
Como expresión cultural, los investigadores/cultores/devotos/entusiastas del Ovni, los investigadores/protagonistas/fanáticos/creyentes en lo parapsicológico (y creen ustedes cuantas otras aglutinaciones conceptuales como éstas deseen) tenemos el mismo derecho a ser atendidos, recibidos, apoyados y subvencionados. Y en caso de ser descalificados o desmerecidos, a considerarnos agraviados por discriminación cultural que, aunque resulte risueño, es un concepto plenamente aceptado en los estatutos, por ejemplo, del Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, de Argentina).
 
El que avisa, no es traidor: comencé este artículo refiriendo que lo diferí tanto tiempo porque sabía que luego del mismo debería establecer un curso de acción y no lo tenía claro. Ahora sí: en los próximos meses, ya sea en solitario o acompañado de quienes deseen hacerlo, comenzaré a reclamar a las autoridades competentes de mi país el espacio cultural que estas disciplinas se merecen. Y en caso de ser sistemáticamente “obviado”, a reclamar jurídicamente por discriminación cultural. Veremos qué pasa.
 
Más definiciones
 
Nuestra amada y nunca bien ponderada Wikipedia nos dice: “La cultura es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano.” Así , yo creo que más bien que lo paranormal es cultura. Está dentro de lo que el ser humano es, vive, se desarrolla e interrelaciona. Todo lo que suponga ofrecer una ampliación de la información al respecto de cualquier tema debería considerarse cultura. La Unesco, en 1982, declaró: “...que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden. (Unesco, 1982: Declaración de México). Por tanto, tratar los temas de tipo “paranormales” como parte de una cultura, creo que están dentro de lo social y éticamente aceptable. Las reflexiones y observaciones ut supra me eximen de mayores comentarios: explícitamente, queda claro que si “cultura” es toda expresión sensible del ser humano que crea tendencias y define épocas.
Con información de UNO

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