Aníbal Fernández: “Macri es un inculto que no tiene ninguna representación y que el único objetivo que percibe es denostar al Gobierno”

Por: Joaquín Mugica Díaz
Sábado 19 de Septiembre 2020

Faltan diez minutos para la una del mediodía del miércoles. En Argentina, y en todos los medios de comunicación, hay un nuevo/viejo tema ocupando la agenda política y económica.
El Gobierno anunció hace pocas horas el endurecimiento del cepo cambiario. Más restricciones para la compra de dólares y un paquete de medidas para evitar la sangría de los billetes verdes en el Banco Central.
 
Aníbal Fernández está sentado en su oficina de Yacimientos Carbonífero Río Turbio (YCRT) chequeando su celular y siguiendo el tema del día a través de un noticiero. También lo monitorea a través de las redes sociales. Ese mundo paralelo donde se siente cómodo. La virtualidad no le es ajena. Opina, informa y responde en su cuenta de Twitter. Con desenfado, con ironía, con contundencia. Fiel a su estilo.
 
En una entrevista con Infobae, el ex jefe de Gabinete se refirió al conflicto salarial de la Policía Bonaerense, la relación entre el oficialismo y la oposición, la reaparición de Mauricio Macri en la escena política, su enojo con Miguel Ángel Pichetto y su relación con el presidente Alberto Fernández.
 
-El gobierno nacional resolvió aplicar mayores restricciones cambiarias. Endurecer el cepo. ¿Le sorprendieron las medidas?
 
-No. Creo que es imperioso que se resuelva ese problema. El Presidente hizo una definición de cuáles eran sus reglas: el desendeudamiento, el dólar competitivo, ordenar la acumulación de reservas, tratar de encontrar lo más rápido posible el equilibrio y, si fuera posible, un superávit fiscal y superávit de la balanza comercial. La acumulación de reservas, que hoy debe estar rondando los 8 mil millones de dólares, es imperiosa. Esta es la catástrofe que nos dejaron los cuatro años del impresentable del presidente que tuvimos. Había que abordarla. Y creo que se empiezan a tomar medidas que van a ir evaluando y mejorándolas en el camino.
 
-Aumenta el dólar oficial, aumenta el dólar libre. Ese aumento se traslada a la inflación y el crecimiento de la inflación deprecia los salarios. ¿No es un círculo vicioso que ya hemos tenido en Argentina?
 
-Ese círculo va a seguir existiendo. Nuestro país debe ser uno de los países, después de Estados Unidos, que mayor cantidad de billetes per cápita tiene en el mundo. Esa vocación de creer que solamente se puede controlar la moneda a través de la tenencia del dólar. Un sin sentido. Ese cambio cultural va a llevar muchos años para poder hacerlo, y para eso requiere reglas claras y un funcionamiento constante y permanente de la economía.
 
-¿Y mientras tanto?
 
-Mientras tanto, si eso va a suceder de esa manera, las medidas hay que tomarlas. Porque se necesita contar con billetes. Y el billete solamente se cuenta cuando se toman medidas. Sin perjudicar esa salida de los 200 dólares que se habían permitido en algún momento para quien quiera tenerlo como ahorro o para utilizarlo como quiera. Con la reducción de las cuotas que se estén pagando en esa moneda.
 
-¿No le parece que es una utopía que los argentinos afronten un cambio cultural tan grande y que dejen de pensar en dólares para ahorrar, y se pasen a los pesos? Porque el problema estructural es la debilidad del peso.
 
-No es una utopía, pero va a llegar en mucho tiempo y requiere de un montón de otras condiciones que garanticen que tener los pesos en la mano a mí me sirva. Son demasiados los contrastes y los contratiempos generados durante mucho tiempo. Las medidas que iban a ser constantes y consecuentes, se nos cayeron a pedazos. La convertibilidad. Arranca en abril del 1991. Todos convencidos de que era la solución. En 1995 éramos muchos los que sosteníamos que ya no daba para más. Poco después de 1999 termina con un conflicto que ya tenía en la City un dólar a $1,53. No era 1 a 1. Eso va a suceder si no están dadas las condiciones que garanticen que la política económica de tu país sea la que conduzca tu moneda, no la de los Estados Unidos. Es una discusión a la que hay que prestarle atención.
 
 
-¿En el escenario económico actual, cuánto tiene de responsabilidad la gestión de Mauricio Macri, cuánto la pandemia y cuánto las decisiones del gobierno nacional?
 
-La responsabilidad es toda del gobierno anterior. Porque el endeudamiento que ellos generaron no tenía ningún sentido. Se los decía (Carlos) Melconian cuando era presidente del Banco Nación. “Yo estoy de acuerdo en que se endeuden, pero no para gastos corrientes”, les decía. (Alfonso) Prat Gay, que es el genio de los genios y nos habla a todos los argentinos como si fuéramos boludos, mientras él es el vivo, tomaba plata internacional al 7% cuando la plata te la tiraban por la cabeza en cualquier lugar del mundo con una tasa del 0%. Decían que no había un problema de endeudamiento. Que era un tema chicanero que tomábamos nosotros.
 
Pichetto era amigo mío. Fue una gran decepción. Se juntó con mi enemigo y ahora es mi enemigo
 
-¿A qué se refiere?
 
-Resulta ser que un día el ministro de Economía, al que habían agraviado y del que se habían burlado, apareció con un paper que dice que lo que vos pagaste con una tasa del 7%, ahora la Argentina lo paga a 3,07%. Que bajó el capital y los intereses con un ahorro de 37.700 millones de dólares. Y que ahora tenes un plazo de gracia, y te da la oportunidad para que vos generes tu riqueza y obtengas la divisa para poder pagar como corresponde.
 
-¿Por qué apunta a la gestión anterior como los únicos culplables?
 
-Hicieron un desastre. En muchos casos para su propio beneficio. Las comisiones en blanco las cobraron todas. Todo lo que generaron, lo generaron para su propio beneficio, porque las corridas los tienen a ellos siempre. El día que perdieron las PASO, que fue el 11 de agosto, al otro día hubo una devaluación del 30%. ¿Me vas a decir que ellos no se beneficiaron con esa devaluación? He tenido en mis manos, ciento de veces, información privilegiada y jamás la utilicé. Sigo creyendo en ese concepto del patriotismo de que los datos que me son dados para mejorar la situación de nuestro país, se utilizan para eso y no para un beneficio personal.
 
-¿Y la pandemia?
 
-Con pandemia y todo el Presidente siguió avanzando. Podía caminar y mascar chicle. Otros no. Fue caminando y encontró la solución. Hoy tenemos ordenado nuestro tema de deuda, que nos pone en una situación distinta que al resto del mundo, porque el mundo se rompió. Va a haber que sentarse en la mesa con el resto del mundo para ver cómo se ordenan las nuevas políticas. Pero hay más de 40 países que tienen una situación difícil para pagar la deuda que tienen.
 
-¿Revaloriza la gestión de Alberto Fernández en la pandemia? Fue y es muy cuestionado por la extensión de la cuarentena.
 
-Absolutamente. La gestión fue impecable. Se la cargó al hombro solo sabiendo que pagaba un costo por eso. Tomó las decisiones importantes en el momento que había que hacerlo. Y eso que tenemos un montón de detractores en la oposición tratando de sacar una ventajita polítiquera berreta u oponiéndose a esta situación diciendo que no tenemos libertades o que no podemos salir a tomar un café con amigos. Eso multiplica los contagios y más contagios son más muertos. El esfuerzo ha sido muy grande. No hay que quedarse quietito. Es como que vas ganando 1 a 0 en el fútbol y te faltan 10 minutos. No vaya a ser que en ese momento te metan 20 goles y pierdas por escándalo. Uno tiene que estar hasta el último momento siguiendo lo que dice la Constitución: defender la vida y la salud de los habitantes.
 
-Quien levanta la Constitución en su carta del último fin de semana es el ex presidente Mauricio Macri.
 
-Yo de huevadas no hablo. Eso es una huevada. No la hizo Macri. Se la escribieron y él la presentó en La Nación.
 
-¿No la escribió Macri? ¿Por qué sostiene eso?
 
-No. Los que trabajamos de esto, cuando leés un texto sabes quién lo escribió. Muy difícil que lo erres. Si él no sabe ni escribir. Es un inculto, un señor sin formación cultural, ni jurídica, ni económica, ni geopolítica, ni multitaleral. No sabe de nada. Es un libro sin tapas y sin hojas. Por qué ese tipo va a escribir eso que tiene hasta palabras que no debe saber que significan. Se lo escribió alguno de los tantos acalorados que tiene. El único objetivo que percibe es denostar al Gobierno de alguna manera.
 
 
-¿En base a la definición que da de Macri, cómo se le ocurre que llegó a ser Presidente y a tener el 41% de representatividad popular en las últimas elecciones?
 
-No tiene ninguna representación. No tiene ese 41%. Es mentira. Cuando Juan Perón volvió a la Argentina sacó el 62% de los votos. El 38% no lo votó. Cuando Cristina tuvo su mejor momento sacó 54% de los votos, el 46% no la votó. ¿Por qué no la votó? No votan peronistas. Por lo cual no son de este señor impresentable. Votaron en su momento a un no peronista. En el 2017 compite Cristina contra la provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, el gobierno nacional, los medios de comunicación y buena parte de la Justicia. Sin embargo, le ganaron por un puñadito de votos. Y un compañero nuestro que jugó como el diablo.
 
-¿Y en el 2019?
 
-Estaba claro que en el 2019 íbamos a ganar nosotros haciendo lo que decía Perón de que uno tenía que ocuparse de buscar el hormiguero. Cristina lo hizo, era su núcleo. Y el otro tenía que buscar hormiga por hormiga. Eso lo hizo Alberto sumando a un montón de gente que no venía del peronismo, que venían de otros sectores y que sumaban a una propuesta y un objetivo común. Eso es lo que más importaba. Qué me importa si cantan o no cantan la marcha. Los peronistas lo seguiremos haciendo y los otros que hagan lo que quieran. Pero, en el mientras tanto, seguimos trabajando fuertemente para que le vaya bien al pueblo argentino.
 
No escuchó a la oposición. Hay cosas más importantes. Están pasando el Zorro
 
-¿Si Macri no canaliza a esa representación popular que tuvo la oposición en las urnas el año pasado, quién la hace?
 
-No sé. No me ocupo de eso. Que hagan lo que quieran.
 
-¿La figura de Horacio Rodríguez Larreta no entra en juego ahí?
 
-Que hagan lo que quieran ellos. Cualquiera que ellos decidan, lo van a poner al frente para representar a la derecha o a los que no votan peronistas.
 
-¿Rodríguez Larreta es la derecha?
 
-Si tuviera la oportunidad, no tengas dudas. Lo que hizo el otro día (cuando anunció que el gobierno porteño iría a la Corte) sabiendo que lo que dice no es verdad, porque ese porcentaje que pierde no es coparticipación. Es un dinero que el Estado le dio a la ciudad para todo lo administrativo. Cuando le transfieren el servicio con una parte de la Policía Federal, le dan un dinero para compensarlo. La realidad es que cuando sumás los dos da 3,75 puntos. Después sacamos el 0,25 y queda en 3,50 puntos. Pero lo que se necesita para tener el servicio de policía es menos de un punto.
 
-¿Entonces?
 
-Entonces 1,4 puntos en principio más 1 punto, son 2,4, no 3,5. Lo que el Presidente hizo es recuperar para el Estado nacional lo que Macri le había dado de más a la Ciudad de Buenos Aires. Injustamente. Porque si hay alguien que lo necesita, no es la ciudad. Lo que el Presidente toma es la decisión de recuperarla. Y, en este caso, paliar la situación de la provincia de Buenos Aires con un conflicto de la Policía que no era menor y que había que financiarlo. La provincia pierde con el gobierno de Armendariz y Alfonsín el 8% de la coparticipación y eso se siente en este tipo de servicios.
 
-Con respecto a la coparticipación...
 
-No es coparticipación. Es una parte del dinero del Estado nacional que el Presidente, por decisión propia, le da a la ciudad para compensar. Pero no es coparticipación. Porque la libre coparticipación, ley 13.548, según la reforma de la Constitución 1994, debía ser modificada hasta dos años después, en 1996. Ya pasaron 24 años y no se modificó. Y no se va a modificar nunca. Porque para modificarla exige una ley convenio donde voten las 23 provincias, donde vote la Ciudad de Buenos Aires y el Estado nacional. Y eso no se va a conseguir nunca.
 
-¿Por qué?
 
-En el gobierno de Néstor (Kirchner), siendo yo ministro del Interior, lo intentamos. No participaron la provincia de Buenos Aires, Salta, San Luis y Neuquén. Es muy difícil llegar a una propuesta común como exige la Constitución. Va a haber que esperar a la reforma de la Constitución para ordenar ese tema. En el mientras tanto ese dinero lo entrega el Estado. Y en el caso específico de lo administrativo y del servicio de policía, el ministro del Interior fue contundente hace pocos días. Están garantizados los fondos para que puedan pagarlo sin ningún inconveniente. No para que se quede con un 1,10 puntos para mejorar la situación de la ciudad. Que es absolutamente loable pero tenemos un montón de conflictos en el país que también hay que resolver.
 
-Alberto Fernández venía hablando este tema con Rodríguez Larreta. La decisión llega, según dice el jefe de Gobierno porteño, cinco meses después de hablar ese tema y sin consenso.
 
-Son cinco meses que ocupó la pandemia. La medida se toma en septiembre cuando la pandemia se declara en marzo. Ahí tenés los cinco meses.
 
-¿No fue una medida intempestiva por parte del gobierno nacional?
 
-No. Si sabía que tenía que volver ese dinero al Estado nacional. Ocupémoslo en tantos lugares del país que hay hambre. Me parece que hay cosas que hay que resolver. Problemas que resolver antes de, como dijo Máximo (Kirchner), ponerle luces a los helechos. A todos nos gustaría que los helechos de nuestro país tengan luces, pero mientras tengamos hambre, vayamos resolviendo los problemas más angustiantes.
 
 
 
-Ese hecho puntual termina generando un conflicto con la oposición. Termina tensionando al máximo ese vínculo.
 
-No generó absolutamente nada. Horacio lo aprovechó para empezar a hacer los primeros palotes de rajarse de Macri. Porque Macri es como un carbón. Si no no te quema, te ensucia. Lo que está haciendo Horacio es mostrar que se quiere rajar de ahí. Todos están queriéndose rajar de este tipo que es un impresentable. Esa es la situación que puede generar. Había tomar una decisión y se tomó en el momento oportuno. La mayoría de las provincias acompañaron la decisión. Fue para paliar la situación de la Policía que la administración de Cambiemos, en cabeza de la impresentable que estaba como gobernadora, les hizo perder 29% del valor de su salario.
 
-¿El conflicto salarial de la Policía Bonaerense le explotó en las manos a los gobiernos de la Nación y la provincia?
 
-No. Tengo entendido que el Presidente presentó el plan de seguridad para invertir 37 mil millones de pesos y que Kicillof lo hacía la semana siguiente. Entre las modificaciones y propuestas que llevaba para exhibir, estaba también el aumento de los salarios. Hubo un desentendimiento, no sé cómo fue la cosa. No era una cosa nueva para Kicillof que tenía que contestar el tema de la policía.
 
-¿No le resulta extraño que se haya complicado la situación de un momento al otro sin que nadie lo frenara? Usted tuvo las fuerzas a cargo cuando fue ministro de Justicia y Seguridad.
 
-Alguien tuvo que haberla desinflado rápidamente. Es la historia de los que manejan eso. Yo no opino ni califico. No soy quién para hacerlo. Tendría que haberse ordenado por parte del jefe de la Policía, de los 22 comisarios generales, que son todos de la gestión anterior. Vamos, viejo, ustedes son de la gestión que permitió que el salario perdiera el 29% de su valor, ¿no van a hacer absolutamente nada? Resulta que los policías algunos se arrogan el derecho de cuestionar a los políticos, pero no se dan cuenta de que tienen 22 comisarios generales y al jefe de policía que tendrían que haber resuelto este tema. Pónganse al frente y discutan con el poder las soluciones de estos temas.
 
-Está instalada en la sociedad la idea de que es complicado manejar la Policía Bonaerense. ¿Es realmente complicado?
 
-Sí. Estamos hablando de 90 mil personas que uno tiene que conducir. ¿Cómo se conduce eso? Con una buena tarea piramidal en la que cada cual tenga una cabeza firme, con las cosas claras de lo que quiere. Y que todo ese esquema piramidal se vaya preparando con los comisarios mayores, con los comisarios inspectores, con los jefes de las departamentales, con los comisarios en cada uno de los barrios. Toda una tarea que tiene que seguir trabajándose y ordenándose. Yo soy respetuoso de eso.
 
 
-Uno de los problemas de la Policía Bonaerense es la corrupción interna.
 
-Yo creo que en todos lados, un poco más o un poco menos, eso puede suceder. Lo que no hay que hacer es la vista gorda. Hay que ponerse a trabajar. Y trabajar significa ser impiadoso. Buscar la vuelta, encontrarle la punta, tirar de la punta. Si una vez que tiro de la punta tengo en claro que fue lo que sucedió, entonces no se puede tener piedad sobre ninguna de esas decisiones y hacer la denuncia pertinente.
 
-¿Que valoración tiene sobre el trabajo de Sergio Berni?
 
-Yo creo que él sabe mucho de este tema. Es un tipo muy preparado. Es médico, es abogado, es campeón de karate y teniente coronel del Ejército. Es un hombre muy formado. Que pone todo eso al servicio de este tema. No soy yo el que tiene que evaluarlo, lo tiene que evaluar el Gobernador. Y además, como decimos los abogados, nos comprende las generales de la ley porque es un amigo mío. Pero estas cosas las está viendo para encontrarle una alternativa y dar una respuesta a los 17 millones de habitantes que tiene la provincia de Buenos Aires.
 
-En la provincia de Buenos Aires, en especial en el conurbano, existe una demanda muy grande de seguridad. ¿La imagen más dura de Berni genera más tranquilidad y empatía en los vecinos de la provincia?
 
-No es un problema de ser más duro o menos duro. Yo no creí nunca en eso. Siempre creí que uno puede organizarse de la mejor manera, con los mejores profesionales y tener un muy buen resultado. Vas a escuchar que te dicen: “Lo de Nueva York fue estupendo”, con Rudy Giuliani. Porque su mano dura le hizo bajar 37% el delito. ¿Es verdad o mentira? Es verdad. Pero hay un montón de otros estados en Estados Unidos, donde no funciona la mano dura, y también bajó el 37%. No es un problema de hacerse el duro, sino que es un problema de ser lo suficientemente enérgico para estar a la altura de las circunstancias y tomar las decisiones que se tienen que tomar.
 
-¿Se puede manejar la seguridad de la provincia más grande y más compleja del país mientras existe una rivalidad permanente con el Ministerio de Seguridad de la Nación, que es lo que pasa con Berni y Sabina Frederic?
 
-No me consta que sea tan así. Y si me dicen, Berni discutió con Sabina, no me genera nada. Si me dicen que Berni discutió muy fuerte con Sabina, no me genera nada. Y si me dicen Berni discutió a las puteadas con Sabina, no me genera nada. ¿Por qué? Porque no estamos hablando de moco de pavo, estamos hablando de cosas muy serias y si tienen que discutirla al nivel que sea, los dos son aptos para discutirla. Lo importante es que eso saque una conclusión que me sirva en la prevención. Eso es todo.
 
-Hace un poco más de un mes utilizó una metáfora futbolera para cuestionar al gabinete nacional: “Pidan la pelota, ayuden al Presidente". ¿Cambió algo desde ese momento hasta ahora?
 
-Yo creo que sí. No tienen porque responderme a mí. Yo nunca busqué eso. No soy nadie para pedir semejante cosa. Analicé lo que había en ese momento. Si lo tengo que decir en futbolero, parecía que los volantes se escondían detrás de los marcadores de punta contrarios. Vamos, muéstrense. Pidan la pelota. Porque el esfuerzo lo hace solo el Presidente. No lo hago para cuestionar. No tengo porqué cuestionarlos. Lo hago porque me parece que el esfuerzo que hace el Presidente es muy grande. Comunica él solo y eso no es bueno. Creo que eso ha cambiado y me pone muy contento, pero a mí no me tienen que explicar nada.
 
-¿Dónde ve el cambio?
 
-Hay muchos ministros que se inmiscuyen en situaciones de estas características.
 
 
-Usted fue jefe de Gabinete y tiene experiencia en la comunicación. ¿Santiago Cafiero lo hace?
 
-Yo no hago esa valoración. No es mi tarea. Es la tarea del Presidente. Yo hablaba de todos. El sabrá como quiere que funcione su equipo y quiénes son los que necesita que tengan esa impronta. Yo hago lo mío. Toda la vida viví para la política, nunca viví de la política. Y como vivo para la política lo voy a seguir haciendo. El peronismo es mi delirio, voy a tratar, en todo lo que pueda, de ayudar y acompañar al Presidente en esa tarea. Yo tengo un amigo que ahora es Presidente. Entonces quiero ayudar en todo lo que pueda, aportando, no quitándole colaboración.
 
Lo que está haciendo Rodríguez Larreta es mostrar que se quiere rajar de al lado de Macri
 
-¿Espera formar parte del Gabinete?
 
-No es mi tarea. Yo no busco trabajo. Tengo trabajo. Mi estudio funciona bien. Además soy interventor de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio. Estamos haciendo un trabajo muy bueno junto a mi gente. Desarmamos una empresa y la volvimos a armar. Estamos poniendo todo para que en el tiempo más corto posible pongamos a funcionar por lo menos el módulo 1 de la usina, que va a generar energía, que es un enorme ingreso que nos va a permitir trabajar en la producción del módulo 2, que nos va a dar un total de 240 mega.
 
-Hay críticas internas al gabinete actual. ¿Cómo lo define usted?
 
-Como el Gabinete del Presidente.
 
-¿Pero qué características tiene?
 
-No. No calificó esas cosas. No es mi tarea. Para mí el Gabinete del Presidente es el mejor. ¿Por qué? Porque lo eligió el Presidente. Él elige a sus colaboradores y a quienes lo acompañan.
 
-Durante la pandemia, Cristina Kirchner se corrió de la gestión sanitaria. No hizo ninguna alusión al coronavirus, la cuarentena y lo que se generó alrededor. ¿No le llamó la atención esa ausencia, teniendo en cuenta que tiene un rol preponderante en el oficialismo?
 
-A mí no. Cristina es sumamente prudente en ese tipo de cosas. Si tiene cosas por decir, se las va a decir en privado al Presidente. Y yo no tengo dudas que si el Presidente tiene necesidad de hablar con alguien que lo ayude a pensar determinadas cosas, lo va a ser con la Vicepresidenta. Tiene el lujo de contar con un asesora de semejante envergadura, dos veces presidenta de la Nación, exitosa. Si la necesita, la tiene. No veo que haya que sacar conclusiones sobre por qué ella habla o deja de hablar. Cristina va a hablar cuando tenga que hablar. No es necesario que opine en todas las cosas.
 
-¿No evita así opacar la imagen de Alberto Fernández?
 
-No es así. El Presidente se gana su lugar solito. Yo no leo encuestas, pero los amigos que leen encuestas me cuentan como está Alberto y me parece saludable que así sea. Porque él no le saca el cuerpo nunca. Es una discusión permanente en la que él está a la cabeza. Los cargos no hacen a los hombres, los hombres hacen a los cargos. Alberto está haciendo su responsable tarea de Presidente de la Nación. Le está dando jerarquía al cargo. Está haciendo un trabajo muy importante, a pesar lo que pueden decir los cabezas de frasco de la oposición. Los Bullrich. Que me importa cero. Por lo menos a mí.
 
-¿No escucha lo que dice la oposición?
 
-No. ¿No hay cosas más importantes? ¿No viste que están pasando El zorro? Hay que mirar las cosas importantes.
 
-Miguel Pichetto y Patricia Bullrich son dos de los dirigentes opositores que mas han cuestionado la gestión de la pandemia que hizo el Gobierno. La extensa cuarentena.
 
-A la derecha de los dos está la pared.
 
-Pichetto fue parte de un mismo gobierno con usted.
 
-Sí, y amigo mío también. Una enorme decepción.
 
 
-¿Fue amigo? ¿Pasado?
 
-Yo no mezclo las cosas personales con la política. Pero hoy se me hace difícil poder juntarlo. El que se junta con mi enemigo, es mi enemigo. Enemigo, no adversario. Tengo muchos adversarios que los respeto y los valoro. Él se juntó con mi enemigo y es mi enemigo.
 
-¿Habló con él cuando decidió aliarse a Macri?
 
-No. Nunca más.
 
-Una de las figuras ascendentes es la de Máximo Kirchner, negociando en tándem con Sergio Massa en la Cámara de Diputados. ¿Cómo analiza el nuevo rol del hijo de los ex presidentes?
 
-No. No digas así. No me importa de quién es hijo. Es el presidente de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados. Un día fui a un acto y entraba Hugo Moyano y lo saludan por su nombre. Y después llegó Pablo y dicen “el hijo de Hugo Moyano”. No. Es el secretario general de Camioneros. Todos tenemos un padre y orgullosos de haberlo tenido. Mi padre hace 27 años que murió y lo sigo llorando todos los días. Pero no me gustaría que me conozcan por ser el hijo de mi padre.
 
-Dos padres presidentes no tiene todo el mundo.
 
-Bueno, sí. Pero él no es el hijo de Cristina. Es Máximo Kirchner, diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y presidente de la bancada.
 
-¿Y qué piensa?
 
-Me parece que tiene una estatura más que importante a esta altura del partido. Néstor solía hablar conmigo de lo que pensaba de su hijo. Y no se equivocó. Lo tenía bien medido.
 
-¿Qué contaba?
 
-Que él lo preparaba para ser un hombre conocedor de la política. Después si le gustaba o no la política es un tema aparte. El pibe hoy, le digo así respetuosamente porque le llevo 25 años, es el jefe de la bancada con todas las letras y con todo el derecho. Se lo ganó legítimamente.
 
-¿El kirchnerismo, para existir cómo fuerza política, tiene que tener a un Kirchner al mando?
 
-No. A Néstor Kirchner no le gustaba hablar de kirchnerismo. Por lo menos a mí me lo corrigió dos o tres veces. Yo utilizo el término. Porque a mí me parece que resume la presencia de un montón de gente que antes no estaba con nosotros o que no viene del peronismo y que están hoy con nosotros.
 
Cristina habla cuando tiene que hablar. No es necesario que opine en todas las cosas (sobre el silencio de la vicepresidenta en la gestión de la pandemia)
 
-¿Cómo es su relación con Cristina?
 
-La mejor.
 
-¿Habla?
 
-Permanentemente. Chateo.
 
 
-¿De qué habla?
 
-De todo lo que no te voy contar.
 
-Esta semana se conoció que el sobrenombre de “La Morsa” pertenecía a un ex agente de la SIDE. Lo citó Alberto Fernández en sus redes.
 
-Yo sabía quién era.
 
-Pasó bastante tiempo.
 
-2 de agosto de 2015. En el programa de (Jorge) Lanata, en el prime time del domingo, en Canal 13.
 
-¿Qué sensación le generó esa novedad?
 
-Nada. No me mueve el amperímetro. Porque yo sé quién soy. Tengo una sola vida, no tengo cuarenta vidas. Yo sé quién soy. Lo saben mis hijos, lo sabe mi madre, que vive y tiene 91 años, lo sabe mi mujer. Todo eso lo tengo en claro. Por lo que no me genera nada.
 
-¿Y si hace una mirada retrospectiva?
 
-Me satisfizo ver a mi familia, que lo miraba con ojitos contentos. Porque ellos lo necesitaban también. Eso me puso bien. Verlos a ellos contentos. Me puso contento ver a mis amigos y a muchos compañeros que me llenaron de mensajes sin que yo lo pensara. Los compañeros y los amigos te dicen “no esperábamos que sucediera”. Y lo del Presidente que me mandó un mensaje diciéndome lo contento que estaba de haberlo visto. Lo charlamos. Al rato me mandó el link. Y ahí me quedé helado. Porque yo no le habría pedido jamás al Presidente eso (lo subió a sus redes sociales y lo defendió). Lo hizo porque él lo habrá sentido de esa manera. Se lo agradecí. Me da mucho placer y mucho orgulloso que mi amigo me haya dispensado con ese gesto.
 
-¿Por qué dice que su familia y sus amigos lo necesitaban?
 
-Porque es feo que te agravien así. Que te digan que mataste a tres pibes y que te dedicás a traficar droga, estando en la responsabilidad en la que estás. Es muy feo eso. Yo me enojé con parte de la Iglesia. Yo soy un católico practicante sui generis. Alguna veces que he hablado con obispos yo les decía: “Ustedes no pueden hacer lo que hicieron”. No me gustó a mi el gesto que tuvieron ellos. El apocalipsis 3: 16 dice: “Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. O le pedían mi renuncia a la Presidenta o me pedían que no baje la cabeza y le dé para adelante. El Padre Pepe (Di Paola) me lo dijo: “No bajes la cabeza, no dejes que te arruinen”.
 
-¿Qué le decía a su círculo personal?
 
-Yo lo que le decía a todo el mundo es que iba a pasar años para que esto se resuelva. Pero alguna vez se iba a conocer. Yo me dediqué a la información con sordina. En algún momento, algunos de mis amigos que decían saber, me pasaron el nombre de este hombre. Así que yo hace tiempo que sabía que era ese hombre “La Morsa”. Pero que yo lo supiera no cambiaba nada, porque en esa causa no me citaron como testigo ni como nada. Hasta que aparece esto. Apareció. Listo. Ya está.
 
-¿Hubo dirigentes de la política por los que se sintió decepcionado?
 
-No. Los que me importaban, no. Los otros, me importan un carajo. Que digan y piensen lo que quieran. Los hombres y las mujeres de mi cercanía, me trataron bien y sabían que no tenía absolutamente nada que ver. Hay hombres de la oposición que me trataron muy bien y sabían que no tenían nada que ver. Y me llamaron y se comprometieron. Nunca me dijeron “yo te llamo pero no lo digas públicamente”. Yo no lo voy a hacer eso, pero me satisfizo.
Con información de Infobae

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