El desempleo sería del 29% si no fuera por la brutal caída de la población activa
Jueves 24 de
Septiembre 2020
Son cálculos del Ipypp. Las cifras oficiales muestran que entre abril y junio la desocupación creció hasta el 13,1%. Sin embargo, se destruyeron más de 3,6 millones de empleos. La tasa oficial se da porque, en el marco de la pandemia, casi nadie entre quienes perdieron sus trabajos buscó uno nuevo.
El cálculo describe brutalmente la situación actual del empleo en la Argentina y el impacto que tuvieron en el mercado de trabajo la pandemia de coronavirus y la cuarentena durante el segundo trimestre: si no fuera por la inédita caída de la población económicamente activa, la tasa de desempleo llegaría al 29,1%, según la estimación del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (Ipypp) que coordina el director del Banco Nación Claudio Lozano.
Este miércoles, el Indec reveló que la desocupación subió al 13,1%. Eso implica que “salieron” a buscar trabajo y no lo encontraron aproximadamente unas 65.000 personas más que en el primer del año, o sólo 3.800 más que en el segundo trimestre del 2019, según los cálculos del Ipypp. Sin embargo, al mismo tiempo, en el trimestre se destruyeron más de 3,6 millones de puestos de trabajo tanto con respecto a abril-junio del año pasado como a enero-marzo de este año.
Por qué se dan esos números
Así como la pandemia y la cuarentena explican la fuerte suba en la tasa de desempleo (2,5 puntos en un año y 2,7 puntos en un trimestre) por su impacto en la economía -una contracción interanual del PBI del 16,2%-, también explican por qué la caída del 20% en los puestos de trabajo no se refleja cabalmente en la tasa de desempleo, ya que la tasa de actividad, que es la que mide qué proporción de la población en edad y condiciones de trabajar lo está haciendo o está buscando- se derrumbó al 38,4% (frente al 47,1% de hace un año) y la de empleo, que mide la proporción de los que efectivamente están trabajando, se hundió hasta el 33,4% (frente al 42,2% de hace un año).
El desempleo del 13,1% es el más alto desde 2004.
“La desocupación ‘sólo’ llegó al 13,1% debido a que se produjo también un fuerte descenso de la tasa de actividad, que implicó que 3,6 millones de personas dejaran de buscar trabajo. Si eso no hubiera ocurrido, la tasa de desocupación habría llegado al 29,1%”, sintetiza el análisis del Ipypp. “El shock de oferta y demanda provocado por la crisis económica en el marco de las restricciones impuestas por las medidas de prevención sanitaria desalentó la búsqueda de empleo manteniendo virtualmente contenida la tasa de desocupación”, agrega.
El informe apunta que “a diferencia de la crisis de 2002”, cuando los indicadores de empleo alcanzaron “niveles récord como resultado de un proceso de empeoramiento sistemático”, esta vez el impacto fue repentino y “en solo un trimestre la tasa de actividad se redujo 8,7 puntos porcentuales y la tasa de empleo descendió 8,8 puntos”.
La tasa de actividad del 38,4% es la más baja registrada en toda la serie de la EPH en su modalidad continua (vigente desde 2003) y estando por debajo incluso del nivel registrado en mayo 2002 (41,8%).
“Las características de la irrupción de la pandemia y las medidas de aislamiento implementadas generaron como particularidad de esta crisis que casi la totalidad de la población que perdió su empleo no pasara a buscar activamente otra ocupación sino que se retirara del mercado de trabajo, contrayendo así la cantidad de población económicamente activa (PEA)”, añade el análisis.
Cambios en la población ocupada
El trabajo -elaborado por Lozano, Agustina Haimovich, Javier Rameri y Ana Rameri- destaca que la situación de pandemia “también implicó notables cambios en la composición de la población que se mantuvo ocupada”.
Al respecto, puntualiza: “Si bien todas las categorías ocupacionales registraron caídas absolutas, la destrucción de puestos de trabajo fue mucho mayor en aquellos segmentos más desprotegidos frente a la crisis. En concreto, se observa una caída brutal de los asalariados no registrados (-44,7%), una importante reducción en la cantidad de patrones (-42,9%) que puede vincularse a la contracción de pequeños comercios y propietarios y también en los trabajadores por cuenta propia (-29,7%)”.
La tasa de empleo del 33,4% es la más baja desde 2002.
Si bien los analistas creen que el trimestre pasado seguramente quede como “el peor período en términos del impacto provocado por el Covid-19”, también advierten que “la situación de fragilidad sociolaboral que ya atravesaba Argentina y que se agravó aún más por la emergencia sanitaria, difícilmente logre revertirse de forma contundente en los próximos meses”.
“Cuánto de lo que dejó de participar de la actividad económica en el marco de la pandemia volverá a hacerlo rápidamente cuando ésta termine es el interrogante más importante del futuro laboral”, plantea el reporte del Ipypp, que además señala que “el derrumbe del empleo define un cuadro social con prácticamente la mitad de la población bajo la línea de pobreza”, anticipándose al informe sobre pobreza e indigencia que el INDEC hará público la próxima semana.
Este miércoles, el Indec reveló que la desocupación subió al 13,1%. Eso implica que “salieron” a buscar trabajo y no lo encontraron aproximadamente unas 65.000 personas más que en el primer del año, o sólo 3.800 más que en el segundo trimestre del 2019, según los cálculos del Ipypp. Sin embargo, al mismo tiempo, en el trimestre se destruyeron más de 3,6 millones de puestos de trabajo tanto con respecto a abril-junio del año pasado como a enero-marzo de este año.
Por qué se dan esos números
Así como la pandemia y la cuarentena explican la fuerte suba en la tasa de desempleo (2,5 puntos en un año y 2,7 puntos en un trimestre) por su impacto en la economía -una contracción interanual del PBI del 16,2%-, también explican por qué la caída del 20% en los puestos de trabajo no se refleja cabalmente en la tasa de desempleo, ya que la tasa de actividad, que es la que mide qué proporción de la población en edad y condiciones de trabajar lo está haciendo o está buscando- se derrumbó al 38,4% (frente al 47,1% de hace un año) y la de empleo, que mide la proporción de los que efectivamente están trabajando, se hundió hasta el 33,4% (frente al 42,2% de hace un año).
El desempleo del 13,1% es el más alto desde 2004.
“La desocupación ‘sólo’ llegó al 13,1% debido a que se produjo también un fuerte descenso de la tasa de actividad, que implicó que 3,6 millones de personas dejaran de buscar trabajo. Si eso no hubiera ocurrido, la tasa de desocupación habría llegado al 29,1%”, sintetiza el análisis del Ipypp. “El shock de oferta y demanda provocado por la crisis económica en el marco de las restricciones impuestas por las medidas de prevención sanitaria desalentó la búsqueda de empleo manteniendo virtualmente contenida la tasa de desocupación”, agrega.
El informe apunta que “a diferencia de la crisis de 2002”, cuando los indicadores de empleo alcanzaron “niveles récord como resultado de un proceso de empeoramiento sistemático”, esta vez el impacto fue repentino y “en solo un trimestre la tasa de actividad se redujo 8,7 puntos porcentuales y la tasa de empleo descendió 8,8 puntos”.
La tasa de actividad del 38,4% es la más baja registrada en toda la serie de la EPH en su modalidad continua (vigente desde 2003) y estando por debajo incluso del nivel registrado en mayo 2002 (41,8%).
“Las características de la irrupción de la pandemia y las medidas de aislamiento implementadas generaron como particularidad de esta crisis que casi la totalidad de la población que perdió su empleo no pasara a buscar activamente otra ocupación sino que se retirara del mercado de trabajo, contrayendo así la cantidad de población económicamente activa (PEA)”, añade el análisis.
Cambios en la población ocupada
El trabajo -elaborado por Lozano, Agustina Haimovich, Javier Rameri y Ana Rameri- destaca que la situación de pandemia “también implicó notables cambios en la composición de la población que se mantuvo ocupada”.
Al respecto, puntualiza: “Si bien todas las categorías ocupacionales registraron caídas absolutas, la destrucción de puestos de trabajo fue mucho mayor en aquellos segmentos más desprotegidos frente a la crisis. En concreto, se observa una caída brutal de los asalariados no registrados (-44,7%), una importante reducción en la cantidad de patrones (-42,9%) que puede vincularse a la contracción de pequeños comercios y propietarios y también en los trabajadores por cuenta propia (-29,7%)”.
La tasa de empleo del 33,4% es la más baja desde 2002.
Si bien los analistas creen que el trimestre pasado seguramente quede como “el peor período en términos del impacto provocado por el Covid-19”, también advierten que “la situación de fragilidad sociolaboral que ya atravesaba Argentina y que se agravó aún más por la emergencia sanitaria, difícilmente logre revertirse de forma contundente en los próximos meses”.
“Cuánto de lo que dejó de participar de la actividad económica en el marco de la pandemia volverá a hacerlo rápidamente cuando ésta termine es el interrogante más importante del futuro laboral”, plantea el reporte del Ipypp, que además señala que “el derrumbe del empleo define un cuadro social con prácticamente la mitad de la población bajo la línea de pobreza”, anticipándose al informe sobre pobreza e indigencia que el INDEC hará público la próxima semana.
Con información de
Cronista
