Club de París otorgaría "puente de tiempo" de 2 o 3 meses hasta que se acepte misión del FMI
Por:
Carlos Burgueño
Martes 18 de
Mayo 2021
Alberto Fernández y Martín Guzmán estarían a días de conseguir el “puente de tiempo” con el Club de París.
El organismo le otorgaría un “waiver light” a la Argentina, para no caer en default el 30 de julio. Los primeros contactos directos posteriores a la gira del presidente Alberto Fernández hablan de la posibilidad que el organismo financiero acepte un plazo de entre dos y tres meses posterior al vencimiento. Esto es, fines de septiembre u octubre. En ese plazo, Argentina debería demostrar que las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) está encaminada, con datos concretos de que hay un avance serio en la posibilidad de llegar a una Carta de Intención, paso anterior a la firma de un préstamo de Facilidades Extendidas.
El mecanismo para que esto sea posible, tal como adelantó este diario, sería aceptar que llegue a Buenos Aires una tradicional misión fiscalizadora según los términos de los artículos IV y VI del FMI. Esto es, visitar los principales despachos de los funcionarios argentinos que manejan la economía y las finanzas nacionales, a los principales dirigentes políticos incluyendo a miembros del Poder Legislativo, a los referentes de la oposición, a las cámaras empresarias y a los líderes sindicales de la CGT. Los misioneros que seguramente estarían comandados por el venezolano Luis Cubbedu, bajo la dirección de la norteamericana Julie Kozac, se encontrarían además con economistas independientes. Una vez terminada la misión en Buenos Aires se trasladarían a Washington donde emitirían un informe general de la economía argentina, para el que tendrían libertad total de ser críticos y exponer las flaquezas fiscales, cambiarias, monetarias y financieras del país. Sería políticamente una alternativa dura de avalar, más teniendo en cuenta que la emisión del informe sería contemporánea a la campaña electoral, algo difícil de aceptar desde el oficialismo. Lo positivo de la posición, es que luego de emitido el documento, el Club de París otorgaría un segundo plazo de tiempo para cumplir con la obligación de pagar los u$s 2.400 millones que se le deben a los países miembros.
Según se le explicó a los visitantes argentinos a París, la necesidad de la misión por Buenos Aires sería imprescindible. Y un gesto mínimo para que haya acuerdo a mediano/ largo plazo entre los acreedores y la Argentina. Y si bien hay apoyo explícito de Alemania, Italia, España, Gran Bretaña y otros estados europeos; aún se necesita que apoyen el reclamo países como Japón (segundo acreedor), Holanda y otros estados con peso propio dentro del Club.
Si aceptara esta indicación del Club de París, el gobierno de Alberto Fernández debería resolver un problema. En una misión de este tipo, los enviados del FMI, tienen el poder de consultar y repreguntar; y eventualmente de cuestionar y discutir los datos que se le muestren. Y de regreso en Washington, pueden criticar y hasta recomendar cambios de políticas. En otras palabras, los representantes del FMI que tengan la firma autorizada en las misiones del Fondo, podrán tomar examen a los funcionarios locales. Algo que evidentemente sería muy difícil de aceptar de parte del ala política más radical del Gobierno. De hecho, recuerdan dentro del kirchnerismo, este tipo de misiones fue lo que determinó que el stand by firmado en el 2003 termine siendo cancelado y liquidado en febrero de 2005. La decisión la tomó Néstor Kirchner luego de las quejas de varios de sus funcionarios por los datos molestos que a veces pedían los visitantes de Washington.
El mecanismo para que esto sea posible, tal como adelantó este diario, sería aceptar que llegue a Buenos Aires una tradicional misión fiscalizadora según los términos de los artículos IV y VI del FMI. Esto es, visitar los principales despachos de los funcionarios argentinos que manejan la economía y las finanzas nacionales, a los principales dirigentes políticos incluyendo a miembros del Poder Legislativo, a los referentes de la oposición, a las cámaras empresarias y a los líderes sindicales de la CGT. Los misioneros que seguramente estarían comandados por el venezolano Luis Cubbedu, bajo la dirección de la norteamericana Julie Kozac, se encontrarían además con economistas independientes. Una vez terminada la misión en Buenos Aires se trasladarían a Washington donde emitirían un informe general de la economía argentina, para el que tendrían libertad total de ser críticos y exponer las flaquezas fiscales, cambiarias, monetarias y financieras del país. Sería políticamente una alternativa dura de avalar, más teniendo en cuenta que la emisión del informe sería contemporánea a la campaña electoral, algo difícil de aceptar desde el oficialismo. Lo positivo de la posición, es que luego de emitido el documento, el Club de París otorgaría un segundo plazo de tiempo para cumplir con la obligación de pagar los u$s 2.400 millones que se le deben a los países miembros.
Según se le explicó a los visitantes argentinos a París, la necesidad de la misión por Buenos Aires sería imprescindible. Y un gesto mínimo para que haya acuerdo a mediano/ largo plazo entre los acreedores y la Argentina. Y si bien hay apoyo explícito de Alemania, Italia, España, Gran Bretaña y otros estados europeos; aún se necesita que apoyen el reclamo países como Japón (segundo acreedor), Holanda y otros estados con peso propio dentro del Club.
Si aceptara esta indicación del Club de París, el gobierno de Alberto Fernández debería resolver un problema. En una misión de este tipo, los enviados del FMI, tienen el poder de consultar y repreguntar; y eventualmente de cuestionar y discutir los datos que se le muestren. Y de regreso en Washington, pueden criticar y hasta recomendar cambios de políticas. En otras palabras, los representantes del FMI que tengan la firma autorizada en las misiones del Fondo, podrán tomar examen a los funcionarios locales. Algo que evidentemente sería muy difícil de aceptar de parte del ala política más radical del Gobierno. De hecho, recuerdan dentro del kirchnerismo, este tipo de misiones fue lo que determinó que el stand by firmado en el 2003 termine siendo cancelado y liquidado en febrero de 2005. La decisión la tomó Néstor Kirchner luego de las quejas de varios de sus funcionarios por los datos molestos que a veces pedían los visitantes de Washington.
Con información de
Ámbito