Margen para la segunda ola: déficit primario del primer cuatrimestre fue de 0,2% del PBI
Por:
Juan Strasnoy Peyre
Viernes 21 de
Mayo 2021
Con un salto en la recaudación impulsado por las retenciones y una marcada disciplina en el gasto, el Ministerio de Economía se anotó un déficit primario en abril de apenas $11.445 millones.
Sumado al pago de intereses de la deuda, el rojo financiero totalizó $57.032 millones, informó ayer la Secretaría de Hacienda. Como adelantó Ámbito, el resultado fiscal del mes pasado no incluyó la primera tanda grande de ingresos del Aporte de las Grandes Fortunas ($103.788 millones), que impactará recién en mayo y le darán algo de aire a las cuentas de este mes. Con todo, el Gobierno cerró un primer cuatrimestre de sostenida disciplina fiscal: el déficit primario acumulado de $80.594 millones equivale al 0,2% del PBI, un nivel más bajo que el de los primeros tres años de mandato de Mauricio Macri para el mismo período. Así, el Ejecutivo ganó cierto margen y ahora se prepara para una mayor inyección de recursos en el marco del nuevo confinamiento anunciado por Alberto Fernández.
El rojo primario de abril fue significativamente menor a los $74.466 millones de marzo. La clave fue un salto interanual en los ingresos del 92,9% (32% real) apalancado en la baja base de comparación que implicó el parate de la economía durante la fase 1 de 2020 y en el salto de la recaudación vía retenciones (90% real) gracias al boom de precios de los commodities. En simultáneo, hubo una marcada reducción en las erogaciones primarias: cayeron 22% interanual en términos reales, fundamentalmente por el fuerte recorte del gasto Covid (al no haber programas tan masivos como el IFE y el ATP) aunque también del gasto social en general. Neto de planes ligados a la pandemia, el gasto primario creció tres décimas menos que la inflación del período, lo mismo que las prestaciones de la seguridad social.
La contracara fue el crecimiento de la inversión de capital por el impulso de la obra pública. Avanzó 38,1% interanual en términos reales y pasó en los primeros cuatro meses de representar el 3,6% al 6,5% del gasto primario.
Con el aire fiscal conseguido en el primer cuatrimestre (0,2% del PBI contra una meta anual presupuestada en 4,5%), el Gobierno se prepara para enfrentar con mayores erogaciones una segunda ola y un nueva cuarentena que también resentirá la recaudación: “Se espera una mayor aceleración del gasto en términos reales en el resto del período presupuestario, consistente con los objetivos de política fiscal expansiva de carácter contracíclico definidos en la ley de Presupuesto”, señalaron desde Economía.
Por lo pronto, junto con el confinamiento por nueve días, el Presidente anunció ayer una ampliación de las medidas paliativas: la extensión del Repro al comercio y otros sectores afectados por las restricciones, la reducción de las contribuciones patronales de sectores críticos, la suba a $22.000 del salario complementario para sectores críticos y la salud, entre otras. Junto con las ya anunciadas, el Gobierno estimó que las políticas para morigerar el impacto de la segunda ola supondrá un gasto, por encima de lo establecido en el Presupuesto 2021, de más de $480.000 millones, es decir, 1,3% del PBI. Un número más que importante pero aún lejano a los 3,5% que inyectó en 2020, lo que muestra la intención oficial de sostener las proyecciones fiscales trazadas por Martín Guzmán.
“Este incremento del gasto será financiado a través de los mayores ingresos explicado por el Aporte Extraordinario en las Grandes Fortunas y el aumento de la recaudación”, remarcaron desde Casa Rosada. Como contó Ámbito, la consultora Delphos proyectó recientemente que entre el Aporte y los ingresos extra vía retenciones (por los mayores precios internacionales de soja y maíz) el Gobierno podría recibir unos $600.000 millones adicionales a lo presupuestado. Otros analistas son algo más cautos y estiman que podrían ser alrededor de $500.000 millones. Aunque todo esto dependerá ahora de cómo impacten las nuevas restricciones en la actividad y, sobre todo, de cuánto se extiendan.
Todo esto también abre un signo de interrogación en la otra pata de la estrategia de Guzmán: la prudencia monetaria para evitar que una masiva impresión de pesos vaya a presionar sobre los dólares paralelos y tensión aún más la desaceleración de la inflación. Gracias a un moderado déficit fiscal, en el primer cuatrimestre el ministro pudo sostener el esquema de financiamiento en línea con la pauta presupuestada (cubrir 60% del rojo con asistencia del Banco Central al Tesoro y 40% con colocaciones netas de deuda). Entre enero y abril, Economía le pidió $190.000 millones al BCRA y consiguió $148.800 millones de fondeo neto en el mercado local. Pero hacia delante se abre un gran desafío: si bien buena parte del nuevo gasto podrá ser cubierta este mes con fondos del aporte de los multimillonarios, habrá que ver cómo reacciona el mercado en las próximas licitaciones de la Secretaría de Finanzas.
La expectativa oficial, como contó Ámbito, era captar la próxima semana los pesos que decidió dejar afuera en la colocación de este miércoles (unos $55.000 millones) para evitar una suba de la tasa y, así, cerrar mayo con un buen colchón de fondeo neto. En el mercado ya especulan con que esta vez sí necesitará conceder intereses más elevados. Con todo, el momento más exigente llegará en el tercer trimestre, con un cúmulo de vencimientos de deuda en pesos que supera los $1,2 billones.
El rojo primario de abril fue significativamente menor a los $74.466 millones de marzo. La clave fue un salto interanual en los ingresos del 92,9% (32% real) apalancado en la baja base de comparación que implicó el parate de la economía durante la fase 1 de 2020 y en el salto de la recaudación vía retenciones (90% real) gracias al boom de precios de los commodities. En simultáneo, hubo una marcada reducción en las erogaciones primarias: cayeron 22% interanual en términos reales, fundamentalmente por el fuerte recorte del gasto Covid (al no haber programas tan masivos como el IFE y el ATP) aunque también del gasto social en general. Neto de planes ligados a la pandemia, el gasto primario creció tres décimas menos que la inflación del período, lo mismo que las prestaciones de la seguridad social.
La contracara fue el crecimiento de la inversión de capital por el impulso de la obra pública. Avanzó 38,1% interanual en términos reales y pasó en los primeros cuatro meses de representar el 3,6% al 6,5% del gasto primario.
Con el aire fiscal conseguido en el primer cuatrimestre (0,2% del PBI contra una meta anual presupuestada en 4,5%), el Gobierno se prepara para enfrentar con mayores erogaciones una segunda ola y un nueva cuarentena que también resentirá la recaudación: “Se espera una mayor aceleración del gasto en términos reales en el resto del período presupuestario, consistente con los objetivos de política fiscal expansiva de carácter contracíclico definidos en la ley de Presupuesto”, señalaron desde Economía.
Por lo pronto, junto con el confinamiento por nueve días, el Presidente anunció ayer una ampliación de las medidas paliativas: la extensión del Repro al comercio y otros sectores afectados por las restricciones, la reducción de las contribuciones patronales de sectores críticos, la suba a $22.000 del salario complementario para sectores críticos y la salud, entre otras. Junto con las ya anunciadas, el Gobierno estimó que las políticas para morigerar el impacto de la segunda ola supondrá un gasto, por encima de lo establecido en el Presupuesto 2021, de más de $480.000 millones, es decir, 1,3% del PBI. Un número más que importante pero aún lejano a los 3,5% que inyectó en 2020, lo que muestra la intención oficial de sostener las proyecciones fiscales trazadas por Martín Guzmán.
“Este incremento del gasto será financiado a través de los mayores ingresos explicado por el Aporte Extraordinario en las Grandes Fortunas y el aumento de la recaudación”, remarcaron desde Casa Rosada. Como contó Ámbito, la consultora Delphos proyectó recientemente que entre el Aporte y los ingresos extra vía retenciones (por los mayores precios internacionales de soja y maíz) el Gobierno podría recibir unos $600.000 millones adicionales a lo presupuestado. Otros analistas son algo más cautos y estiman que podrían ser alrededor de $500.000 millones. Aunque todo esto dependerá ahora de cómo impacten las nuevas restricciones en la actividad y, sobre todo, de cuánto se extiendan.
Todo esto también abre un signo de interrogación en la otra pata de la estrategia de Guzmán: la prudencia monetaria para evitar que una masiva impresión de pesos vaya a presionar sobre los dólares paralelos y tensión aún más la desaceleración de la inflación. Gracias a un moderado déficit fiscal, en el primer cuatrimestre el ministro pudo sostener el esquema de financiamiento en línea con la pauta presupuestada (cubrir 60% del rojo con asistencia del Banco Central al Tesoro y 40% con colocaciones netas de deuda). Entre enero y abril, Economía le pidió $190.000 millones al BCRA y consiguió $148.800 millones de fondeo neto en el mercado local. Pero hacia delante se abre un gran desafío: si bien buena parte del nuevo gasto podrá ser cubierta este mes con fondos del aporte de los multimillonarios, habrá que ver cómo reacciona el mercado en las próximas licitaciones de la Secretaría de Finanzas.
La expectativa oficial, como contó Ámbito, era captar la próxima semana los pesos que decidió dejar afuera en la colocación de este miércoles (unos $55.000 millones) para evitar una suba de la tasa y, así, cerrar mayo con un buen colchón de fondeo neto. En el mercado ya especulan con que esta vez sí necesitará conceder intereses más elevados. Con todo, el momento más exigente llegará en el tercer trimestre, con un cúmulo de vencimientos de deuda en pesos que supera los $1,2 billones.
Con información de
Ámbito