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Néstor Grindetti: “Macri está lejos del pensamiento estratégico profundo de Milei, más allá de alguna coincidencia”

Por: Ricardo Carpena y Robertino Sánchez Flecha
Martes 17 de Octubre 2023

El candidato a gobernador bonaerense de JxC habló con Infobae sobre el caso Insaurralde, el escándalo de “Chocolate” Rigau y el gobierno de Axel Kicillof. Qué piensa sobre el acuerdo Bullrich-Larreta y el rol de Mauricio Macri
Néstor Grindetti anhela ser el noveno gobernador de la provincia de Buenos Aires desde 1983. El camino fue arduo. Implicó ganarle las PASO en una interna ajustada a Diego Santilli. Lo logró. Cosechó casi 20 mil votos más que su contrincante de Juntos por el Cambio (JxC), algo ínfimo en la marea de un padrón de 14 millones de votantes, que representa el 37 por ciento de los votantes de Argentina. Entre ambos, la coalición opositora alcanzó un 33% de los sufragios bonaerenses y quedó segunda, a apenas tres puntos de los 36% que logró Axel Kicillof, el actual mandatario provincial de Unión por la Patria, que busca la reelección. Será, posiblemente, una de las disputas más reñidas y observadas de las elecciones del próximo domingo. El distrito bonaerense es clave en más de un sentido.
 
Por la composición de la boleta electoral en Buenos Aires, el desempeño de Grindetti dependerá en buena parte del caudal de votos que logre Patricia Bullrich, su candidata a Presidenta, y, en la otra punta de la papeleta, la tracción desde abajo que le generen los 135 candidatos a intendente que tiene JxC en toda la provincia. En esos cálculos piensa el intendente en uso de licencia de Lanús antes de dialogar mano a mano con Infobae. A sus 68 años, Grindetti es tan serio como relajado y simple. Si la circunstancias lo exige, luce saco y se ajusta la corbata. Si no, remera y jean, como viste a lo largo de la entrevista que se hizo en el bar del Hotel Intercontinental, en el centro porteño.
 
Durante sus respuestas, Grindetti habla pausado, aunque firme, y con especial mesura. Lo respaldan 16 años en la política, todos en el PRO, y 27 años en el sector privado, todos en el Grupo Socma. El dirigente es, sin dudas, un macrista de pura cepa. Con Mauricio Macri tiene prácticamente una vida en común. De hecho, el ex presidente fue uno de los principales promotores de su candidatura a gobernador. Lo único irreconciliable entre ambos es el fútbol: Grindetti no sólo es fanático de Independiente, antagonista de Boca Juniors, sino que actualmente es el presidente de ese club. En medio de la campaña electoral, el hombre de Lanús esperará al resultado de los comicios de este domingo para decidir su continuidad o no como titular de la institución deportiva.
 
En lo político, Grindetti sabe que no tendrá una parada sencilla. Especialmente porque es consciente de que la presencia de Carolina Píparo, candidata a gobernadora de Javier Milei, divide el voto opositor y allana un posible triunfo de Kicillof. Buenos Aires no tiene balotaje y un voto alcanza para definir la elección. No obstante, se ilusiona con que JxC haga un buen desempeño y logre recuperar votos históricos con votantes que se ausentaron en agosto, especialmente en zonas decisivas para su espacio, como la Primera Sección Electoral y algunos distritos del interior bonaerense.
 
Durante la entrevista, el candidato a gobernador consideró que “en el caso Insaurralde queda clara la ausencia de Kicillof en las cosas que le interesan a la gente”, dijo que “ojalá abran ese bendito teléfono de Chocolate Rigau lo más rápido posible así se termina todo” y efectuó una autocrítica por el segundo lugar de JxC en las PASO: “No supimos transmitir que no nos estábamos peleando”.
 
— ¿Qué le pareció la designación de Horacio Rodríguez Larreta como jefe de Gabinete de un eventual gobierno de Patricia Bullrich? ¿No fue tardía para tratar de captar esos votos?
 
— La incorporación es buena. Primero porque Horacio, a quien conozco desde hace muchos años, es un excelente gestor, manejó durante ocho años la Jefatura del Gabinete de Mauricio (Macri), así que desde el punto de vista profesional la decisión está “recontra aprobada”. Viene a aportar mucho al despliegue de gestión de la visión de Patricia en la política. Respecto a los tiempos, no puedo evaluarlo. Es bueno que estemos cumpliendo lo que decíamos en las PASO de que íbamos a estar todos juntos. Me imagino que para este tipo de decisiones ambas partes necesitan varias charlas. Por ahí vienen charlando esto y hubo que acercar posiciones. Yo miro el medio vaso lleno: por suerte, está bien.
 
— A partir de la designación de Larreta, ¿usted pensó algo similar respecto a Diego Santilli, su ex contrincante en las PASO, para designarlo como su jefe de Gabinete si gana en la provincia de Buenos Aires?
 
— Con Diego nos integramos muy bien y están trabajando todos los equipos juntos, tanto los de campaña como los técnicos. Sí hay un acuerdo entre todos de empezar a pensar en el gabinete después de que ganemos, hasta por cábala te diría. A partir de ahí lo estaremos viendo. Obviamente vamos a tener en consideración la política para el armado del gobierno, pero en cada lugar también tienen que estar los mejores desde lo técnico. Vamos a ver cómo conjugamos esas dos cosas.
 
— ¿Ya tiene algún nombre definido para su gabinete o está todo sujeto a conversaciones?
 
— No, les puedo dar nombres de la gente que está trabajando con nosotros, pero no significa que vayan a ser ministros. En educación vengo trabajando con Gabriel Sánchez Zinny, Soledad Acuña, Alejandro Finocchiaro y Esteban Bullrich, por ejemplo. En salud tengo mi equipo de Lanús, que lidera Gustavo Sieli, y me están dando una mano Fernán Quiros y Jorge Lemus. En Hacienda está Damián Bonari y después tenemos a la gente de Diego (Santilli), como Agustín Forchieri y Fernando Elías. Hay mucha gente integrada, lo cual no quiere decir que ninguno tenga el traje de ministro.
 
— ¿El escándalo de Martín Insaurralde puede afectar electoralmente a Axel Kicillof?
 
— Eso tiene dos andariveles. Uno es que lo de Insaurralde en términos de corrupción es un árbol que no nos tiene que impedir ver el bosque, que es la impronta de comportamiento del kirchnerismo, que siente que es dueño del Estado. Y por eso puede hacer una fiesta en Olivos, contratar una numeróloga en el Banco Nación por millones de mangos o tomarse vacaciones de lujo en Marbella. Respecto del gobernador, más allá de que forma parte del kirchnerismo, queda clara su ausencia en las cosas que le interesan a la gente. Lo primero que dijo es que no sabía que Insaurralde estaba afuera del país. “Yo pensé, como chateaba con él, que estaba en la oficina de al lado”. Es un gobernador que no está.
 
— ¿Puede ser que sepa dónde está su jefe de Gabinete?
 
— No sé, pero en ausencia de Insaurralde se firmaron tres o cuatro decretos y nadie está hablando de eso, nadie se pregunta ¿cómo los firmó los decretos? Existe el expediente electrónico, pero ¿estaba firmando en Marbella? ¿No le dijo al gobernador por teléfono, alguna vez, veámoslo dos minutos? ¿Cómo puede ser que se pensaba que estaba y no estaba? No, medio día, fue una semana o diez días. Todo es una barbaridad y el gobernador está tan ausente que ni siquiera sabe que su jefe de Gabinete no estaba en Buenos Aires cuando toman decisiones juntos porque los dos firman los decretos.
 
— Algunos lo criticaron a usted porque en sus primeras declaraciones sobre el tema dijo que lo de Insaurralde era un tema de su “vida privada”. ¿Realmente piensa eso?
 
— No, cuando me preguntaron que (Insaurralde) estaba con una chica, yo no iba a juzgar eso. Pero cuando tomé conocimiento de cómo era la cosa, el tema de la guita que se gastó, el yate, ahí hice otras declaraciones porque no es un problema de una persona pública que estaba con una chica sino que, en una provincia que tiene un 47% de pobres, el caso se convirtió en un tema obsceno.
 
— Hay muchos intendentes que dicen que con Kicillof tienen un vínculo complicado, pero que con Insaurralde era más fluido porque es una figura más política. ¿Es así?
 
— No sé si era más político o más ejecutivo, porque las veces que lo requerí fue para decirle “che, no me están pagando esto” o “el trámite está trabado”. Como fue intendente, se va a dar cuenta que es importante. Por eso, más que político era fundamentalmente más ejecutivo. Los intendentes tenemos una forma de ver la administración pública que es muy distinta respecto de los que no pasaron por ahí. Y en ese sentido, tanto Insaurralde como (Juan Pablo) de Jesús son dos personas que entienden eso.
 
— ¿Está de acuerdo con lo que dijo Kicillof de que eliminaría directamente la Jefatura de Gabinete?
 
— No estoy de acuerdo. Esto también es muy de Milei: como algo no anda, lo rompo. Si eso no anduvo, porque tuvo un ministro que se fue de vacaciones en medio de todo este lío que tenemos acá, no hay que romper. El jefe de Gabinete es importante como ministro coordinador. Pero si Kicillof tiene 20 ministros, ¿cómo hace para hacer un seguimiento de la gestión? No hay tiempo si encima no tiene jefe de Gabinete. Lo que pasa es que Kicillof creó una Jefatura de Gabinete paralela que es el asesor general. Yo le dije que vimos en el presupuesto que cuesta 1.700 millones de pesos por año y (Carlos) Bianco me corrigió, haciendo ver que yo no sé mucho de los números de la provincia: dijo que no son 1.700 millones de pesos sino 2.500. Además tiene 26 cargos políticos. entre los cuales está Victoria Donda. Eso muestra cómo es la organización del Estado de la provincia.
 
— El administración de la provincia de Buenos Aires aparece como una especie de gran caja oscura, a veces con financiamientos no muy claros y un sistema alambicado que a veces está fuera del radar de los controles. Si usted gana, ¿cómo piensa abordar este tema?
 
— A la provincia, en general, hay que darle transparencia en el manejo de la administración y eso implica hacer procesos y procedimientos cortos, es decir, no burocráticos, con mucha tecnología para que los órganos de control estén online. ¿Qué quiero decir? Que no vengas dos años después a revisar lo que ya pasó. Tenemos que ser transparentes y hay que ir al fondo de la cuestión. Por ejemplo, en el caso de la Legislatura vamos a ir por una reforma constitucional para hacerla unicameral y bajar de raíz el gasto y sobre eso establecer mecanismos de control lo más transparentes posibles. Pero en tiempo porque hoy tratar de desentrañar un trámite en la provincia te vuelve loco. Para firmar un convenio, para ver cómo está tu trámite de un convenio, es una locura, imagínense para desentrañar un caso como este. Me tengo mucha fe de que si podemos arreglar todo en cuatro años, vamos a empezar a ordenar la administración de eso. Y, además, tiene otra faceta que es hacerle fácil la vida al sector privado. A un productor de carne porcina una vez le dije: si soy gobernador, ¿qué necesitás el primer día? “Que el Estado se deje de joder. Ni siquiera te pido que me bajes los impuestos, no me jodas”, me dijo. Bueno, nosotros vamos a eliminar esa burocracia que termina siendo corrupción.
 
— Algunos resaltan que Juntos por el Cambio tuvo una actitud tibia cuando se conoció el escándalo del puntero del PJ Julio “Chocolate” Rigau. Es cierto que hubo una denuncia de dirigentes de JxC como Ricardo López Murphy, Javier Iguacel, y María Eugenia Talerico que denunciaron a los jueces que habían anulado el caso de las tarjetas de débito en la Legislatura bonaerense, pero la coalición se mantuvo en un perfil bastante bajo con este tema. ¿Por qué?
 
— Bueno, sacaron un comunicado, quizá a alguno le hubiese gustado que lo enviaran un poco antes. Se pusieron a disposición y están pidiendo que se investigue. Lo que pasa es que, por cómo es el funcionamiento de la administración, es una situación difícil: por un lado, tenés que dejar que la justicia investigue y, por otro, no hay demasiada más alternativa. Sería distinto si se tuviera un control online de cómo se maneja toda esta plata, con tiempos razonables para saber cómo se aumentó tanto el personal. Por ejemplo, la incorporación de personal en la ciudad de Buenos Aires la teníamos “recontra online”: la veía Mauricio (Macri), Horacio (Rodríguez Larreta) y yo. Si había alguno que se estaba escapando, lo detectábamos cuando lo estaban tomando. Hay que trabajar así.
 
— ¿En este mecanismo ilegal de financiamiento de la política no están involucrados Juntos por el Cambio o incluso de La Libertad Avanza, que casi no habló del tema?
 
— De Juntos por el Cambio, les digo que no. Del resto, estaría pateando la pelota afuera porque no tengo pruebas para decirles que no ni para decirles que sí. No quiero esquivar el bulto. Obviamente vamos a colaborar en todo lo que sea para investigar esto, pero vamos a hacer cosas para que no suceda más. Es poco lo que podemos hacer en la investigación en este momento. Ojalá abran ese bendito teléfono (de Rigau) lo más rápido posible, así se termina todo y por lo menos queda claro.
 
— ¿Qué piensa sobre la posibilidad de una Ley de Lobby, como en Estados Unidos, para que sean transparentes las reuniones de los funcionarios públicos con las personas del sector privado?
 
— Me parece valioso. Lo podemos impulsar. Yo me comprometo a que mi agenda sea pública, no tengo ningún problema. Al contrario, te da facilidades eso, convengamos que tampoco evita un montón de cosas, pero digamos, me parece bueno que sea absolutamente transparente y no entre gallos y medianoche. No se me había ocurrido como ley, pero es una buena idea.
 
— Usted dijo que están a 3 puntos de ganar las elecciones en la provincia. ¿Qué les falta exactamente? ¿A qué sectores apuntan para conseguir esos votos?
 
— Hay un voto que se fue con Milei, enojado con nosotros porque nos peleamos en las PASO y ahora nos ve a todos juntos y, frente al salto vacío que para esa gente significa (el candidato libertario), porque fue un voto más de enojo que racional, esa gente puede volver. Y después los que no fueron a votar, que son muchos: normalmente, la gente que nos vota a nosotros en segunda vuelta suele suceder que no vayan a votarnos en primera, así que ahí tenemos un público. Y después hay que ver si hay algo que afecte a los votantes de Unión por la Patria. No lo veo tan fácil porque al voto de Sergio (Massa) lo veo como un voto institucional, como un voto al espacio y no tan al ministro de Economía, pero algo de apoyo puede venir también desde ahí. Si se da todo eso, allí están los 3 puntos.
 
— ¿Qué opina sobre los proyectos de división de la provincia de Buenos Aires? Hay uno de Esteban Bullrich, otro de Lucas Llach e incluso Andrés Malamud ha hablado del tema. Se suele hablar de la hipertrofia de la provincia que genera dificultades para poder gobernarla.
 
— Dividir la provincia en tres, cuatro o cinco provincias equivale a tres, cuatro o cinco gobernadores y a tres, cuatro o cinco legislaturas. No necesariamente eso te asegura bajar el gasto y ser eficiente. Además, nuestro programa de gobierno se basa en un criterio primordial que es la autonomía municipal: vamos a descentralizar los municipios, la ejecución de políticas públicas, sobre todo en educación, salud y seguridad, así que vamos a trabajar eso. Y lo que sí hay que hacer, hay que re-regionalizar la provincia porque hoy tenés región sanitaria, región educativa y región política. Hay que ordenar todo eso e implica una discusión profunda y un análisis muy finito: dividirla suena razonable, pero no hay que generar gasto por otro lado.
 
— Si gana las elecciones, ¿cuál será su primera medida de gobierno para que se vea que se proyecta un cambio en serio en la provincia?
 
— Es un compromiso que tenemos con Patricia: firmar un convenio que ella va a pedir a todos los gobernadores por los 190 días de clase y una ley de esencialidad en la educación. Son medidas que, sin quitar el derecho de huelga, buscan limitar los paros salvajes que ya anunciaron que van a hacer. Va a ser una discusión fuerte con el gremio, pero lo podemos lograr y eso marca dónde estamos. La política tiene que estar por encima de las corporaciones. Nosotros tenemos un programa para los maestros por el cual van a capacitarse mejor, van a ganar mejor, van a trabajar en mejores condiciones, los vamos a empoderar, pero tienen que estudiar, tienen que prepararse. Vamos a hacer eje en los pibes y para eso tenés que evitar que haya muchos días de huelga, o muchos días sin clase.
 
— ¿Qué significa “hacer eje en los pibes”?
 
— A los pibes el mensaje es que hay que calificarlos, hay que medirlos. Si no, no sabés cómo estás capacitando. Si hay un pibe que no anda bien, lo atendemos especialmente, y si hay un colegio que no anda, vemos qué está pasando con la directora, pero todos los chicos tienen que tener un estándar que cada vez sea superior. Hay una crítica que le hago al sistema educativo: dicen que no prepara a los chicos para el mercado laboral, pero en realidad no los prepara para la vida porque un pibe que pasa de grado sin esfuerzo cuando termina y cruza la calle, como no sabía que no tenía que cruzar con luz roja, lo pisa un auto porque la vida te pone límites siempre. La vida es esfuerzo, es estudio y es continuamente saltar el límite. A todos los chicos hay que prepararlos para eso. El sistema educativo está al revés. El sistema educativo exacerbó el concepto del populismo. Eso tema va a ser para mí la nave insignia. Después, obviamente, apuntaremos a los programas de salud, de seguridad y de achicamiento y reordenamiento del Estado, pero la educación será una prioridad.
 
— María Eugenia Vidal hizo una autocrítica por el largo conflicto que tuvo en 2018 con los gremios docentes en la provincia. ¿Va a tomar en cuenta esa experiencia para impedir que una postura muy dura desde el gobierno termine afectando a los chicos en la escuela?
 
— A algunos gremios no hay más remedio que enfrentarlos frontalmente, primero con el ímpetu del apoyo de la gente con los votos y después en el tema educativo con los maestros. Porque hablo con miles de maestros cada pueblo que voy a una reunión con ellos me dicen “tenés razón, este tipo (por Roberto Baradel) no representa a nadie” Entonces, voy a estar dispuesto a sentarme y a hablar, pero hablamos y resolvemos. Si no, nosotros tenemos opciones para hacerlo. Yo lo enfrenté en la ciudad de Buenos Aires cuando intervenimos en la obra social municipal y con Amadeo Genta, con quien me peleé un montón de veces, terminé con una excelente relación. Entonces, el tema es encontrar un punto lo menos belicoso posible y seguir avanzando. Baradel tiene que entender que hay un cambio de época, que el sistema educativo, como él lo planteó, no funciona porque los pibes no se están educando y lo vamos a cambiar. Y lo vamos a tratar de cambiar sin joderle la vida a los maestros. Si él siente que pierde poder, lo lamento, pero la educación la maneja el gobierno, no Baradel.
 
— La provincia de Buenos Aires es la más perjudicada por la Ley de Coparticipación. Es una de las que más aporta y que menos recibe. No depende de la provincia de Buenos Aires, claramente. ¿Qué puede hacer la provincia para equiparar esa situación?
 
— Hoy tenés la coparticipación en donde la provincia pone el 37, el 38, y retira el 22. Eso hay que arreglarlo, María Eugenia (Vidal) lo había restaurado bastante con Mauricio (Macri), pero esta gente (por el kirchnerismo), como es un desastre en todo, hicieron un desorden bárbaro y ahora son fondos discrecionales del gobierno nacional a la provincia, que parece que son importantes en forma y en volumen. Pero Kicillof también los hace discrecionales hacia abajo y los intendentes de Juntos por el Cambio no recibimos nada. Hay que ordenarlos. Estamos empezando a hablar con Carlos Melconian para que el primer año, para demostrar que podemos cambiar, sostengamos por lo menos los valores reales que tenía María Eugenia y yo me comprometo para el segundo año volver al pacto fiscal de 2017, donde se proponía una baja de ingresos brutos para el campo que cortó Kicillof. Ya me comprometí que vamos a sacar el impuesto a la herencia y el impuesto complementario rural del campo. Después hay que armonizar la baja de la presión fiscal entre municipios, provincias y Nación. Con la coparticipación nacional, yo fui ministro en la ciudad y también retiraba muchísimo menos de lo que ponía, pero en el corto plazo la veo difícil porque necesitás unanimidad de las provincias. Se puede ir en ese sentido: decirle a una provincia que hoy se banque el 90% del gasto con fondos nacionales y tenga 5 años para ordenar. A partir de los 5 años, esto empieza a bajar. Ahí sí es una discusión federal que en la Argentina da mucho laburo. Lo que es muy injusto es lo que le pasa a la provincia de Buenos Aires: poner casi 40 y retirar el 22 cuando hay provincias que no se calientan, no aumentan nunca sus impuestos provinciales y, por lo tanto, lo bancamos entre todos.
 
— A principios de año parecía que el ganador de las PASO iba a ser Juntos por el Cambio y que el candidato que ganara la interna era el presidente de la Nación. Después de las primarias está en duda si Juntos por el Cambio llega al balotaje ¿Qué aprendizaje les deja la interna de este año?
 
— Mi viejo siempre me decía: cuando le explicás algo a alguien nunca digas “no me entendiste”, es mejor decir “no me expliqué”. Entonces lo que digo en este caso es que no supimos explicar, no supimos transmitir que no nos estábamos peleando. Lo dijimos hasta el cansancio, pero no supimos explicarlo. Y además hubo en algunos fuegos artificiales, a algunos se le escapó la tortuga e hicieron declaraciones un poquito más subidas... Es la autocrítica que hago. Eso hizo que se nos escaparan algunos votos. Por eso es muy importante mostrarnos todos juntos ahora. A lo mejor algunos de los propios no estaban convencidos y pensaban que realmente nos estábamos peleando.
 
— Pero igual fue una competencia y lo extraño es que en 2021 ustedes dijeron que ganaron las elecciones legislativas porque pudieron definir los candidatos en las PASO. Ahora, compitieron en las PASO y perdieron votos. ¿Por que no funcionó ahora?
 
— Porque apareció como una pelea entre Patricia y Horacio cuando la realidad es que no se pudieron poner de acuerdo porque proponían dos estilos de liderazgo distintos. No había diferencias de valores ni de hacia dónde teníamos que ir. No se pusieron de acuerdo y determinaron que lo decidiera la sociedad. Ahora si en el medio decís “che, este es pelado” y el otro dice “no, vos sos gorda”, cagamos.
 
— En función de eso, ¿cómo piensa que puede interpretar ahora la gente la decisión de Bullrich de sumarlo a Larreta a su eventual gobierno si durante la interna lo despedazó?
 
— Es parte de las internas y de lo que se dice en las internas. Son estilos. Al “Colo” (por Diego Santilli) no lo despedacé y “El Colo” no me despedazó a mí. El día en que los dos decidimos que íbamos a competir, nos dijimos: “Listo, ahora te quiero ganar”. Pero mantuvimos una línea. Hay un punto en donde las internas tienen un problema sobre cómo se transmiten y bueno, no hemos sabido transmitir, pero creo que se puede recomponer eso porque, al contrario, mirando el medio vaso lleno, muestra un valor importante que Patricia lo haya convocado a Horacio como jefe de Gabinete.
 
— Si Juntos por el Cambio pierde las elecciones, las diferencias internas que mantienen pueden llevar a la coalición a una ruptura. ¿Lo cree posible o se puede evitar?
 
— Todo puede ser, aunque en el 2019 perdimos las elecciones y acá estamos, con todos, con las idas y las venidas. No puedo hacer futurología, no puedo decir qué va a pasar exactamente. Desde mi lugar voy a proponer que todos estemos lo más juntos posible. Pero igual vamos a ganar.
 
— Macri tuvo una participación bastante limitada en la campaña de Bullrich. ¿Se debió a los coqueteos del ex presidente con Milei? ¿Eso puede afectar a Juntos por el Cambio?
 
— Sinceramente, hablo mucho con Mauricio, estoy muy cerca de él y en ningún momento dudé de que no nos apoyara a nosotros. Además, él está lejos del pensamiento profundo y de los valores de Milei. Eso no quiere decir que en algún punto no coincidamos. De hecho, nosotros en algún momento acompañamos el voto en el Congreso de lo que propuso el Gobierno por el Fondo y fue porque le queríamos dar gobernabilidad. Creo que Mauricio apuntó a eso. No voy a ser exégeta de él, pero de lo que nunca dudé es de que Mauricio está acá, nos apoya y comulga con nosotros en todo el plan de gobierno que estamos haciendo y que está lejos del pensamiento estratégico profundo de Milei, más allá de que tenga alguna coincidencia, como también la tengo en algunas cuestiones económicas.
 
— Si Milei gana las elecciones, ¿Macri no va a querer alinear al PRO detrás del apoyo a un gobierno libertario para hacer los cambios en los que coincide?
 
— Hay que tener cuidado con la palabra alinear. En esa eventualidad, tanto Mauricio como nosotros seríamos críticos de nuevo. No coincidimos con que hay que privatizar la educación, no coincidimos con que hay que privatizar la salud, no coincidimos con romper el Banco Central, no coincidimos con dolarizar, no coincidimos con cosas muy profundas. Ahora si de golpe hay que cambiar una ley laboral y ahí estamos de acuerdo, lo apoyaremos. De cualquier manera, no va a ganar Milei. Es en abstracto.
 
— ¿Qué rol debería tener Macri en un eventual gobierno de JxC?
 
— Mauricio es un referente indispensable de Juntos por el Cambio y de la política en general. ¿por qué? Por la experiencia. El sabe cómo es estar sentado ahí, lo que no quiere decir que él me dé una indicación de cómo lo voy a hacer, pero sí me ayuda a leer la realidad, que es un poco lo que pasa con los ex presidentes de Estados Unidos y de otros países. Son figuras de continua referencia. Si yo tuviera que hacer un acuerdo internacional desde el gobierno, por ejemplo, consultaría a Mauricio porque puso a la Argentina en un lugar bárbaro. O lo consultaría si tuviera un problema con los gremios.
 
— ¿Cree que faltó el reconocimiento hacia Macri de algunos dirigentes de JxC después de que perdió las elecciones en 2019?
 
— Puede ser que haya faltado, sí. Por lo menos él lo sintió y si lo sintió, ya está, lo sintió.

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