SANTA FE | CIUDAD
"Me apuntó a la panza y gatilló dos veces"
Martes 29 de
Septiembre 2015
Álvaro tiene 22 años y es propietario de un kiosco. Ayer por la tarde, cerca de las 18, un ladrón trató de ejecutarlo, pero afortunadamente la bala nunca salió.
Un kiosco de barrio Candioti fue escenario de un violento asalto a mano armada ayer, en horas de la tarde, y su propietario salvó su vida milagrosamente por un desperfecto en el arma de los ladrones.
Álvaro tiene 22 años y hace un mes decidió abrir un pequeño negocio en calle Alvear al 3700. “Los vecinos me habían dicho que atienda detrás de los barrotes, porque estaban robando mucho en la zona. Yo generalmente trabajaba con esa modalidad, pero a veces dejaba abierta la puerta. Ayer, cerca de las 18, abrí la reja para que salga mi novia y ya no la cerré. Al ratito entró un muchacho y me pidió papeles para armar cigarrillos. Cuando estaba por darle lo que solicitaba, ingresó otro. Estaban bien vestidos, con ropa deportiva. Tenían buen aspecto, pero uno de ellos, el que apareció primero, estaba totalmente drogado. Ése sacó un revólver, me apuntó a la panza y gatilló dos veces”, recordó esta mañana el comerciante.
“No sé si el arma no tenía balas o el mecanismo falló -agregó-. Lo cierto es que tengo un Dios aparte. Entonces, su cómplice tomó lo que había en la caja registradora, cigarrillos, encendedores, profilácticos, mi teléfono y mi billetera. Luego, salió a la vereda, pero el otro que estaba totalmente sacado seguía conmigo. Me apuntaba a la cara. ‘Si te movés te quemo. Si no me das más plata te cago de un tiro en la cabeza’, me amenazaba. Yo sólo le pedía que deje de gatillar y que se lleve lo que quiera. El que estaba en la vereda se cansó de llamarlo y le decía a su compañero: ‘Dale que viene la cana, apurate’. Finalmente, entró y lo sacó a los empujones”.
El kiosquero, preso de un ataque de nervios, salió a la calle unos minutos después y se topó con un patrullero, que fue tras los pasos de los delincuentes, pero los policías no lograron alcanzarlos.
Mientras tanto, la novia llamó al celular de Álvaro para avisar que había llegado bien a casa. La atendió uno de los malvivientes: “Callate la boca porque les voy a volar la cabeza a vos y a tu novio. Ya sabemos dónde viven”, disparó.
La joven primero pensó que se trataba de una broma, pero cuando cortaron la comunicación se dio cuenta de que algo le había pasado a su pareja. “Hace un mes que abrimos acá. Estamos tratando de levantarnos un poco y pasa esto. Ayer tuve que cerrar, porque no estaba en condiciones de atender a nadie. Hoy arranqué otra vez, de cero. Tengo que seguir trabajando, no me queda otra. Tomaré más precauciones. No abriré más la reja. No sé qué otra medida tomar. Es increíble, pero estuve a un milímetro de que me maten. Gracias a Dios no estaba mi novia. No sé cómo hubiese reaccionado yo en ese caso”, se preocupó.
Con información de
ellitoral
