SANTA FE | CIUDAD
Detienen a narco con un arma de guerra y 130 balas en barrio Loyola
Viernes 02 de
Octubre 2015
El miércoles apresaron a V. E. A. de 32 años, al que le dicen “Puchinga”. Su padre, “La Pola” cayó en un allanamiento en junio
El miércoles cuando promediaba la tarde, pesquisas de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones, junto con agentes de las Tropas de Operaciones Especiales, observaron en las calles del barrio Loyola, ubicado en el extremo noroeste de la capital santafesina, la rauda salida de un motociclista por un pasillo ubicado en uno de los laterales de una vivienda, lo persiguieron, neutralizaron y aprehendieron a plena luz del día.
Los vecinos del barrio que observaron el procedimiento, se convirtieron en involuntarios testigos del caso, ya que cuando abrieron la mochila que llevaba el muchacho aprehendido, secuestraron un revólver marca Magnum calibre 357 con ocho proyectiles, un caño tipo bolígrafo con un mecanismo apto para disparar balas de calibre 22 y otras ocho balas del mismo calibre, dos cargadores de pistola calibre 9 milímetros, una caja con 25 balas intactas calibre 9 milímetros, cinco bochas de marihuana. Además fue incautada la motocicleta modelo Tornado de 250 centímetros cúbicos en la que se desplazaba el sujeto arrestado.
Su padre había sido detenido
En fecha 30 de junio y como parte de una investigación de varios meses que llevaron adelante los agentes de la DGPyCA, y con orden de la Justicia Federal con sede en la ciudad de Santa Fe, fue allanada una vivienda ubicada en calle Hugo Wast al 6600 de barrio Loyola en el extremo noroeste de la ciudad. En esa oportunidad, cuando irrumpieron los agentes de las Tropas de Operaciones Especiales, fue aprehendido preventivamente V. E. A. de 53 años, apodado “La Pola”, quien era reconocido narcotraficante en la zona noroeste de Santa Fe. Aunque en ese operativo su hijo, considerado parte esencial de la organización, no pudo ser apresado, ya que no se encontraba en la vivienda durante la minuciosa requisa que se realizó en las dependencias del inmueble.
El hombre aprehendido de 53 años, y su hijo homónimo de 32, venían siendo investigados como conspicuos integrantes de una organización criminal dedicada a la comercialización de estupefacientes como parte de una red que alcanzaba distintas ciudades y localidades del departamento La Capital, teniendo su base de operaciones y logística en diferentes viviendas del barrio Loyola.
También, y en el marco de la misma y compleja causa investigada, surgió que la organización criminal tenía ramificaciones que padre e hijo lograron extender a distintos puntos del vasto norte del territorio santafesino, tanto en el aprovisionamiento de estupefacientes como presuntamente en el control de la venta al menudeo que es reconocida popularmente como venta barrial.
Esos departamentos del norte santafesino alcanzan tanto a San Justo como a Vera, con sus distintas localidades, y según surge de la evidencia coleccionada por los investigadores, ambos eran parte del aceitado sistema de redes de distribución y venta de estupefacientes.
A “Puchinga” se lo tragó la tierra
Desde el 30 de junio cuando fue aprehendido V. E. A. de 53 años, conocido por el sobrenombre de “La Pola”, su hijo homónimo de 32 años, apodado popularmente como “Puchinga”, había desaparecido de las calles del barrio Loyola, y también de las zonas más populosas de las ciudades de Santa Fe y Santo Tomé, adonde supo manejarse con gran comodidad y siempre montado en una moto tipo enduro de gran cilindrada y con la que viajaba a gran velocidad y lo hacía con excepcional osadía.
“Puchinga”, es decir, V. E. A. hijo de 32 años, dejó de usar teléfonos celulares, no se comunicó con sus familiares directos, y tampoco con profesionales que seguían el caso de su padre.
Corazonada convertida en arresto
Los investigadores que seguían el caso mantuvieron una discreta pero efectiva vigilia porque siempre tuvieron la corazonada sobre algunos motivos particulares por los que “Puchinga” regresaría al barrio, tarde o temprano, tal vez de noche, posiblemente disfrazado, o eligiendo cualquier modalidad para pasar inadvertido, cortarse y teñirse el pelo, raparse, moverse en auto, o usar el camuflaje que tuviera a su alcance para no ser reconocido.
Volvió una noche, no lo esperaban
Como la primera estrofa del tango inmortal escrito por Carlos Gardel con música de Le Pera, “Puchinga” volvió la noche del martes. El miércoles una partida de efectivos de la DGPyCA y las TOE, lo vieron en su moto, altivo y temerario como siempre. Lo persiguieron y lo apresaron. Llevaba un arsenal y balas. Y un último recurso, lo que parecía un bolígrafo, en realidad disparaba balas de calibre 22. Desde el miércoles, “Puchinga” está preso.
Con información de
unosantafe
