25 DE ABRIL 2024

Alumnos de la UTN alojan en sus casas a estudiantes extranjeros

Miércoles 23 de Noviembre 2016

Cuatro intercambistas de México, Brasil y Alemania convivieron con estudiantes locales durante su estadía académica en Santa Fe. Una experiencia que brinda la oportunidad de generar vínculos y compartir una cultura diferente.
 
Recibir a un estudiante de intercambio, cualquiera sea su nacionalidad, puede resultar una experiencia enriquecedora en muchos sentidos: es una forma de conocer otra cultura sin viajar, de aprender otro idioma y de ampliar la visión del mundo. El objetivo del Programa Anfitriones es que los estudiantes de la UTN Santa Fe reciban en sus hogares a sus pares extranjeros, acompañándolos en su adaptación al nuevo medio social y en su inserción en la comunidad.
 
“Durante estos dos últimos años, hubo un crecimiento en el número de alumnos que vienen de intercambio a la UTN Santa Fe”, explica la Dra. Laura Caliusco, coordinadora del Área de Relaciones Internacionales de esa casa de altos estudios. “A veces, es complicado conseguir un lugar donde residir en la ciudad, principalmente porque muchos de los alojamientos que existen actualmente para recibir alumnos extranjeros están en el centro y otros están completos. Entonces creamos nuestro propio programa”, indicó.
 
El Programa Anfitriones comenzó este año con los primeros intercambios en el marco de Iaeste (International Association for the Exchange of Students for Technical Experience), que es una asociación internacional cuyo objetivo es aportar entrenamiento técnico a estudiantes universitarios de carreras tecnológicas, a través de pasantías.
 
“Contamos con una base de datos de nuestros estudiantes que quieren ser anfitriones -continúa Caliusco-. A los interesados en venir de intercambio se les muestra solamente la descripción de dónde y cómo viven los alumnos que los pueden recibir. En función de esos datos, enviamos varios perfiles a los intercambistas y ellos seleccionan un posible candidato. Recién ahí nosotros los ponemos en contacto. Este año, tenemos una persona que vino de México; dos, de Brasil, y otra, de Alemania. A los cuatro los alojaron alumnos nuestros. La idea es que la persona que aloja al intercambista lo ayude a integrarse en la vida social y universitaria”.
 
Generar vínculos
Una de las anfitrionas es Stefanía Radi, alumna de Ingeniería Industrial. Stefanía cuenta que siempre tuvo ganas de participar de Couchsurfing, una red internacional de viajeros donde la idea básica es “prestar tu sofá” para que otro pueda dormir. Es gratuito y el espíritu es el de ayudar al viajero y facilitarle un lugar donde pasar la noche. Por eso, “cuando se lanzó Anfitriones en la Facultad no lo dudé. Dije: ésta es mi prueba. Llené un formulario con una foto mía, conté cómo me llamaba, qué estudiaba, dónde vivía. También tenés que contar qué le podes ofrecer; por ejemplo, yo alquilo un departamento con dos habitaciones con patio. Conté que tengo un perro, qué personas frecuentan mi casa, que juego al fútbol y hago teatro. Es una descripción general, sin saber quién es la persona que vendrá a tu casa. Igualmente, se puede aclarar si querés alojar solo a personas de tu mismo sexo o si te es indistinto. Yo no tenía restricciones de ese tipo”.
 
“Ese formulario se le envía a la persona interesada -describe Stefanía-. Andrea (la estudiante mexicana que ella hospedó y que ya regresó a su país) me eligió y enseguida nos contactamos a través de Facebook. Nos pusimos de acuerdo y fui a Buenos Aires a recibirla. Yo la integré a mi vida, salimos, la llevé a mi casa en San Nicolás para que conozca mi familia. Hicimos las compras juntas y cocinamos. El tema de la comida es toda una integración. Allá tienen muchos sabores, muchos colores, desayunan con tabasco. La convivencia fue muy buena, como con una amiga. Me encantó”.
 
Huéspedes
Andrea Rodríguez Huerta, su “huésped”, también estudia ingeniería industrial en México. Tiene 22 años y está haciendo su proyecto final de carrera. Vino a trabajar al Grupo Científico de Estudios en Transporte, Accidentología y Movilidad (Cetram), donde participó de varios proyectos de investigación.
 
“La primera motivación para anotarme en Iaeste fue adquirir experiencia laboral -contó Andrea cuando estuvo en Santa Fe-. Cuando entré, pedí que me arreglaran el alojamiento. Me comentaron sobre este programa y me interesó porque es difícil encontrar en Santa Fe alojamientos de poco plazo, en mi caso de dos meses. Así que pedí que me mandaran la información de los anfitriones. Me gustó Stefanía porque se presentaba como una persona divertida y extrovertida. Además, vive cerca la universidad. Ahora, me presta su bicicleta para venir todas las tardes a trabajar. Yo soy de Durango, una ciudad no mucho más grande que Santa Fe en cuanto a cantidad de habitantes pero sí con mucho más tránsito. Allá, casi no se usa la bicicleta”.
 
Con respecto a nuestra ciudad, Andrea dice que “lo más lindo de Santa Fe es la gente, porque es muy amable. Hasta ahorita no he encontrado a nadie que me haya tratado mal. Me identifican enseguida por el acento y me preguntan de dónde soy y qué estoy haciendo acá. En el grupo de investigación, también son muy amables. Tengo mucho que aprender, pero ante cualquier duda que tenga siempre hay alguien dispuesto ayudarme”. 
 
Hospitalidad sin género
Luana Barros Paganini tiene 26 años y es de Vitória, capital de la provincia de Espírito Santo (Brasil). Vino a trabajar al Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (Cecovi) al área de materiales. En Brasil, ya se recibió de ingeniera civil y ahora está haciendo una especialización en estructuras metálicas. 
 
“Yo ya estuve viviendo en EE.UU. por tres meses, estudiando inglés, y quería tener otra experiencia -contó Luana-. Me pareció que ésta era una buena oportunidad para aprender español”.
 
Luana se alojó con dos hombres (Lucas Raimondi, estudiante de Ingeniería Industrial, y José Rodríguez de Ingeniería en Sistemas de Información). “Al principio no me gustaba mucho la idea, me daba un poco de inseguridad. Pero los encargados del Área de Internacionales me tranquilizaron. Cuando llegué a la terminal de Santa Fe, Lucas vino a recibirme. Los dos son muy simpáticos y alquilan juntos un departamento. Además son más chicos que yo, por eso me dio menos miedo. La convivencia es muy buena. José es de Crespo y me invitó a conocer su familia y su ciudad”.
 
También residieron en Santa Fe bajo esta modalidad: Thiago Luiz Alves Toledo, de Brasil (recibido por el estudiante Rodolfo Kuchen), y Wiebke Hinterlang, de Alemania (cuyo anfitrión fue el alumno Lisandro Pastorelli).
Con información de ellitoral

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