25 DE ABRIL 2024
CÓRDOBA
En Müller creen que ganó el narco y extrañan al cura
Jueves 05 de
Enero 2017
Los vecinos lamentan que el sacerdote se haya alejado. El párroco libra una lucha desigual contra quienes venden drogas. Las amenazas de muerte, un fantasma que sigue latente.
Faltaba un par de días para que cumpliera 14 años y su vida, como la de tantos otros chicos, ya estaba a la deriva. La separación de sus padres y otros conflictos lo habían llevado a abandonar su casa en barrio Arenales, a un paso de Malvinas Argentinas, para instalarse en una sencilla vivienda en el corazón de Los Tinglados. Esa villa integra “la Quinta”, el conglomerado conformado por Müller, Maldonado y Colonia Lola, entre otros barrios del este de la ciudad de Córdoba, donde los narcos han crecido a la par de tanta pobreza y del Estado ausente.
Al parecer fue allí donde Lucas Leonel Rudzicz, a sus 13 años, encontró refugio en las drogas y en una banda de asaltantes de la barriada. Se trata de un grupo que lideraría “Chochola”, un joven que, según vecinos, se dedica a asaltar a los residentes de la zona y a los que vienen de otros barrios.
El grupo, se dice, se había especializado en robar autos y cobrar rescates para devolverlos, como le pasó a aquel herrero de Müller que tuvo que desembolsar 7.000 pesos para ver de nuevo a su Renault 12.
Lucas llevaba todas las de perder. Lejos de su familia, ya había desertado del colegio y el consumo de drogas comenzaba a convertirse en problemático. En ese grupo, había encontrado refugio.
Él, como dicen quienes lo conocieron, quería pertenecer. Dejar de ser un invisible. Para formar parte, la regla era clara: ir “de caño”. Aunque eso lo llevara a manipular un revólver 22, a moverse con ladrones y a asaltar al cura que decidió jugarse su pellejo por enfrentar a los narcos, como Mariano Vicente Oberlín (41).
Aunque eso lo llevara a cometer el robo callejero sin saber que un policía, de civil y que custodiaba al sacerdote, saliera a los tiros para repeler el episodio delictivo.
El resultado fue nefasto: Lucas terminó en el cementerio con, al menos, un balazo en la cabeza.
La otra víctima
Pasaron dos semanas de aquel jueves 22 de diciembre de 2016 y, mientras la investigación avanza en demostrar que el sargento Martín Armando Murúa (45) actuó bajo la ley cuando reprimió el asalto, a nadie le escapa que esta historia tiene otra víctima: el propio cura.
Oberlín, con más de seis años al frente de la parroquia Crucifixión del Señor, en Müller, atraviesa una angustia cercana a la depresión. Hoy se encuentra alejado de todo, según cuentan sus allegados.
“Hubiera deseado que esa bala me matara a mí”, escribió el cura en Facebook horas después del asalto fatal. Fue su última aparición pública.
Oberlín lamenta la muerte del chico y, al mismo tiempo, defiende con cuidadas palabras al policía que disparó.
Hoy, el futuro del sacerdote es incierto. Por más que los talleres laborales y educativos que abrió para los chicos (algunos de ellos adictos) hayan vuelto a funcionar, nadie sabe si volverá a trabajar en el barrio.
Muchos lo ven como un continuador de lo que años atrás fue el llamado “cura Vasco”, en villa Angelelli.
Mientras tanto, en Müller y barriadas próximas no son pocos los que insisten en que los narcos ofrecen miles de pesos por la cabeza del cura.
Pero son muchos más los vecinos y representantes barriales que claman por que no baje los brazos y vuelva al fango.
De lo contrario, dicen, el único ganador de todo este drama será el narco.
El razonamiento es simple: la droga sigue y el sacerdote que peleaba ya no está.
“El Estado no está y el cura se fue y nadie sabe si va a volver. La batalla la ganó el narco”, opina Daniel Martínez, líder del comedor La Botellita.
“El cura tiene que volver. Él logró más que nadie y lo vamos a defender, por más que lo amenacen”, agrega.
Muchos sienten que la muerte de Lucas, como la de tantos, se podría haber evitado.
Desde hace años, en “la Quinta” muchos dramas son escritos por chicos y jóvenes que vieron sus vidas surcadas o atravesadas por la droga.
“En cinco años, hubo muchos adolescentes muertos en la zona: sea por ‘gatillo fácil’, tiros, sobredosis o suicidios. Es un desastre”, apunta Martínez.
Muchos recuerdan cómo, en 2007, Facundo Novillo (6) terminó atravesado por un proyectil FAL cuando quedó en medio de un ajuste de cuentas narco en Colonia Lola.
También recuerdan de qué forma Danesa Carnero (3) fue ahorcada en 2010 como parte de una presunta venganza contra su familia, en Müller.
Más acá en el tiempo, también en Müller, en 2013 Morena (4) fue asesinada cuando supuestamente habían ido a matar a su papá.
Hoy, con matices distintos, el protagonista fue Lucas Rudzicz.
“Era un buen pibe que cayó en malas juntas; pero no era malo. Consumía droga y la estaba peleando. No merecía morir así”, reflexiona Oscar Martínez, a cargo de La Dignidad, una organización social asentada en la villa Los Tinglados.
El hombre, como tantos en la villa, siente que fue un caso de “gatillo fácil”.
“Con tirarle a las piernas, alcanzaba. Ese policía no tenía por qué tirarle a la cabeza”, agrega.
“Quieto o te quemo”
Desde la clandestinidad, el cómplice de Lucas, todavía prófugo, también contó su versión en el barrio. A sus conocidos les dijo que esa tarde habían salido a cometer arrebatos al voleo con Lucas. Según él, ambos iban armados y no se fueron demasiado lejos. Bajaron de Los Tinglados y, tras cruzar un descampado, llegaron hasta la parte trasera de la capilla.
Allí, desde hacía varios días, Oberlín y un grupo de voluntarios trabajaban para embellecer tanto olvido estatal. Ya habían puesto juegos, pintado murales y ahora tocaba cortar los yuyos.
Mientras Oberlín desmalezaba, unos chicos jugaban al básquet, a pocos metros. Poco más allá estaba, de civil, el policía Murúa como custodia impuesta por la Justicia, ante rumores sobre amenazas de muerte contra el sacerdote.
“Quieto o te quemo”, dicen que le dijeron cuando lo asaltaron.
Cruel ironía: el párroco, el mismo que tanto peleó por los adictos volcados a la delincuencia, terminaba siendo asaltado por unos consumidores del mismo asentamiento. En segundos, le manotearon un celular y la motoguadaña. La secuencia fue rápida.
En pleno robo, se oyó el grito del policía y los ladrones empezaron a correr. Se oyeron disparos y el cura, quien venía soñando con la muerte, corrió a esconderse.
Lucas cayó muerto a más de 50 metros. La Policía diría después que hubo un tiroteo.
El prófugo mandó a decir que “jamás” dispararon y que el policía mató al chico por la espalda, de dos disparos.
En la mano izquierda de Lucas se halló un viejo revólver 22. Al lado, quedó la motoguadaña. El arma, según los peritos, podía funcionar normalmente.
Fuentes oficiales señalaron que la autopsia confirmó un disparo en la cabeza, desde atrás.
¿Por qué el cómplice no se entrega? El joven, de 25 años, dice que ya estuvo “guardado” mucho tiempo por robo, tiene dos hijos y le teme a la Policía.
“No vamos a negar el robo, porque existió. Pero no hubo tiroteo. Lucas no disparó”, insiste Martínez, de La Dignidad, mientras recorre el lugar donde el adolescente cayó sin vida.
Martínez dice que tuvo que negociar con los narcos para poder hacer su acción social.
A pocos metros, dos “soldados” de un narco miran la escena con atención. Otro par de “soldados”, a una cuadra, ya avisaron por teléfono sobre los visitantes en la zona.
La presencia narco se siente, se palpita, se padece en la zona.
Lo sabe bien Oberlín, que nunca se cansó de denunciar la proliferación del veneno de la droga.
El peritaje confirmó un disparo desde atrás. Fuentes oficiales señalaron que el peritaje confirmó un disparo que dio en la cabeza del chico desde atrás y lo atravesó. El plomo no fue encontrado. Sí se halló una vaina servida. El policía está en libertad.
Un posteo en Facebook con 4.063 adhesiones. El 23 de diciembre fue la última vez que Mariano Oberlín se expresó de manera pública. En Facebook, con un posteo que hasta ayer sumaba 4.063 apoyos, el sacerdote dijo sentirse destruido por ese drama y dio a entender que no sabe si seguirá en esa parroquia. Además, confirmó que hubo un robo, que ambos jóvenes iban armados y defendió al policía.
Con información de
lavoz
