Los padres de las tomas: la mayoría se opone, pero no se expone
Domingo 29 de
Septiembre 2013

Rechaza la medida de fuerza en los colegios, aunque evita confrontar
"Lucha", "pelea", "huevos", "aguante", "orgullo", "no aflojen". Estas y otras palabras se repiten a diario en los colegios porteños tomados por alumnos. Lo llamativo es que muchos de estos conceptos provienen de padres de esos estudiantes, activos a la hora de apoyar estas controvertidas medidas de fuerza.
"¿Por qué los chicos del nivel medio se están poniendo la protesta al hombro y nosotros no estamos haciendo mucho al respecto... ?", se preguntaba una madre en las interminables cadenas de mails que circularon durante la semana entre los padres de las diferentes escuelas tomadas.
Sin embargo, no todas las posiciones de los adultos involucrados son iguales. En verdad, son mayoría los que rechazan las tomas aunque no participan activamente del debate en favor o en contra de las protestas. Tampoco la mayor parte de los alumnos de las escuelas tomadas participan en las asambleas en las que se deciden las medidas.
Sin embargo, subyace una idea muy extendida: es políticamente incorrecto oponerse a la protesta y hay temor a que se estigmatice a los hijos, según surge de las consultas realizadas por LA NACION. En concreto, la mayoría de los padres se opone, pero no se expone.
Ante la pasividad de quienes no estaban de acuerdo, muchos padres leían los mails de quienes arengaban a los otros a apoyar la medida de fuerza de sus hijos. "Nos autoconvocamos en la puerta del colegio en apoyo a los chicos del secundario", escribió, por ejemplo, la madre de un alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires cuando todavía no había ocurrido el ataque vandálico a la iglesia de San Ignacio de Loyola por parte de por lo menos cinco estudiantes de esa institución. Nadie se animó a refutarla.
Alejandro Barbieri es padre de Pedro, un alumno que cursa el quinto año en el Colegio Nacional de Buenos Aires, cuya toma se levantó anteayer después de 10 días. Él mismo es egresado de la institución, pero admite que la protesta lo tomó un poco por sorpresa. "No soy de los padres que se ponen a favor de sus hijos incondicionalmente. No creo que los chicos siempre tengan la razón. Puedo suponer que la actitud de lo que pasó en la iglesia es producto de la adolescencia, de subir siempre la apuesta", dice. Tampoco se opone a que la expulsión de esos alumnos que propuso el rector, Gustavo Zorzoli. "Cualquier medida que se adopte sería correcta, porque a veces un cachetazo de la realidad es la única forma de aprender y lo que hicieron es grave", expresa. Consultado acerca de qué haría si su hijo fuera uno de los sancionados, afirma: "Si lo echaran, no estaría mal y se la tendría que bancar... supongo que lo apoyaría a encontrar otro colegio y, si se arrepintiese, sería lo mejor que le podría pasar. Hay que aceptarlo. Son chicos que tienen la suerte y el privilegio de poder concurrir al CNBA".
El escritor y padre de un alumno del CNBA, Martín Kohan, tomó, en cambio, una posición activa en favor del reclamo de los centros de estudiantes al considerar que es habitual subestimar de manera paternalista (y maternalista) a los chicos o apostrofar a los estudiantes que tomaron una decisión de protesta. Y exigió un debate de fondo sobre los cambios que se propone la ley, aunque esa norma no afecta al colegio al que concurre su hijo. "Nadie quiere colegios con aulas vacías, pero es necesario un debate", explicó.
NO EXPONERSE
Pero muchos padres que no apoyan las tomas, sin embargo, temen exponerse para no ser agraviados, incluso en las cadenas de mails, o para que sus hijos se sean estigmatizados.
Gustavo Bazzan, periodista, también tiene un hijo entre el alumnado del CNBA. Y se manifestó en contra de la toma en dos columnas periodísticas publicadas en Clarín que provocaron fuertes reacciones. "Entiendo que, si vos vas a una escuela a la que se le cae el techo, se discutan formas de protesta, pero, si hay algo discutible legalmente como una ley, me parece que hay otros mecanismos dispuestos por la Constitución. Si sos cuentapropista, la AFIP te cobra impuestos te guste o no... y, si querés cambiar eso, tenés que sancionar otra ley", opina en diálogo con LA NACION. Al ser interrogado sobre cómo se sintió cuando algunas personas le sugirieron que su hijo podría sentirse avergonzado por su manifestación pública, Bazzan expresó: "Eso es lo más perverso que me pasó... Sentí indignación porque sostener que no podés pronunciarte por miedo a lo que piense tu hijo es malo. Empoderar a los chicos para todo porque ahora votan a los 16 años no es lo correcto. Me parece que hay padres que están militando a través de sus hijos".
Es sabido que el involucramiento de los padres en las escuelas afecta positivamente al desarrollo de los hijos. Pero, al parecer, el Nuevo Programa de Educación Superior de Calidad que comenzaría a aplicarse gradualmente como parte de una ley nacional votada en el Congreso en 2009 tomó por sorpresa a muchos padres que reaccionaron sólo ahora. Algunos se enteraron a través de las tomas de los colegios de esta norma que buscar "normatizar" muchas escuelas públicas de Buenos Aires que tienen algunas especializaciones. En 13 escuelas porteñas empezó a correr información inquietante entre los chicos porque, supuestamente, su aplicación reduciría la cantidad de materias y le restaría peso al nivel académico. Aunque en el gobierno de la ciudad negaron un perjuicio en el nivel educativo, las dudas permanecen.
En una recorrida por la puerta del CNBA mientras se mantenía la toma, LA NACION pudo encontrarse con padres que se acercaban a las asambleas, aunque sólo después de que la protesta quedara herida tras el grave ataque a la iglesia.
Laura Abaurrea, madre de una alumna del quinto año del CNBA, expresa: "Yo no estaba a favor de la toma y mi hija tampoco, pero ella quería ir [a la asamblea] y yo le dije que sí, que fuera, porque, sino, los únicos que van son los que quieren tomar [el colegio]. Yo tendría que haber ido antes a las asambleas, estoy haciendo un mea culpa. A todos nos entristece esta situación, que se tome el colegio. En mi casa hemos hablamos mucho del tema y estamos de acuerdo en que se puede apoyar a los otras escuelas sin tomar el colegio".
CONTENCIÓN
Fabiana Berleta, madre un estudiante de cuarto año del mismo colegio, tampoco se siente cómoda con este tipo de protesta. "Yo estoy en contra de las tomas y es la primera vez que asisto a una asamblea. Decidí hacerlo porque veo que no hay muchos adultos conteniendo a los chicos. Me encontré igual con un grupo de chicos bárbaros, muy responsables, elocuentes, organizados. La verdad es que los veo más sólidos que a muchos de nuestros políticos, tanto los que hablan a favor como en contra. Cómo mamá obviamente estuve preocupada, especialmente por la falta de presencia del rector, que creo que debería haber tratado de mediar para evitar que esto siguiera. Me fui más tranquila por los chicos, pero igual de preocupada por el rector. Mi hijo no estaba en favor de la toma, lo hablamos mucho en casa y yo, desde el principio, le expliqué que no se puede hacer una toma por cualquier cosa."
Jorge Guerrero, padre de un estudiante de primer año, también quiso opinar: "Mi hijo nunca había ido a una de las asambleas, y el viernes quería ir, así que decidí acompañarlo. No entré porque él no quiso. Yo estoy en contra de las tomas, creo que podrían opinar y apoyar a los otros colegios de otra manera. Mi hijo es muy estudioso, le va bien, y la semana pasada lo tuve cinco días en casa. Nosotros somos muy políticamente activos, hablamos de estas cosas mucho, y dejamos que nuestros hijos vayan formando su opinión de las cosas".
Algunos voces, apenas algunas, que muchas veces quedan también afuera del vertiginoso debate cotidiano..
Sin embargo, no todas las posiciones de los adultos involucrados son iguales. En verdad, son mayoría los que rechazan las tomas aunque no participan activamente del debate en favor o en contra de las protestas. Tampoco la mayor parte de los alumnos de las escuelas tomadas participan en las asambleas en las que se deciden las medidas.
Sin embargo, subyace una idea muy extendida: es políticamente incorrecto oponerse a la protesta y hay temor a que se estigmatice a los hijos, según surge de las consultas realizadas por LA NACION. En concreto, la mayoría de los padres se opone, pero no se expone.
Ante la pasividad de quienes no estaban de acuerdo, muchos padres leían los mails de quienes arengaban a los otros a apoyar la medida de fuerza de sus hijos. "Nos autoconvocamos en la puerta del colegio en apoyo a los chicos del secundario", escribió, por ejemplo, la madre de un alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires cuando todavía no había ocurrido el ataque vandálico a la iglesia de San Ignacio de Loyola por parte de por lo menos cinco estudiantes de esa institución. Nadie se animó a refutarla.
Alejandro Barbieri es padre de Pedro, un alumno que cursa el quinto año en el Colegio Nacional de Buenos Aires, cuya toma se levantó anteayer después de 10 días. Él mismo es egresado de la institución, pero admite que la protesta lo tomó un poco por sorpresa. "No soy de los padres que se ponen a favor de sus hijos incondicionalmente. No creo que los chicos siempre tengan la razón. Puedo suponer que la actitud de lo que pasó en la iglesia es producto de la adolescencia, de subir siempre la apuesta", dice. Tampoco se opone a que la expulsión de esos alumnos que propuso el rector, Gustavo Zorzoli. "Cualquier medida que se adopte sería correcta, porque a veces un cachetazo de la realidad es la única forma de aprender y lo que hicieron es grave", expresa. Consultado acerca de qué haría si su hijo fuera uno de los sancionados, afirma: "Si lo echaran, no estaría mal y se la tendría que bancar... supongo que lo apoyaría a encontrar otro colegio y, si se arrepintiese, sería lo mejor que le podría pasar. Hay que aceptarlo. Son chicos que tienen la suerte y el privilegio de poder concurrir al CNBA".
El escritor y padre de un alumno del CNBA, Martín Kohan, tomó, en cambio, una posición activa en favor del reclamo de los centros de estudiantes al considerar que es habitual subestimar de manera paternalista (y maternalista) a los chicos o apostrofar a los estudiantes que tomaron una decisión de protesta. Y exigió un debate de fondo sobre los cambios que se propone la ley, aunque esa norma no afecta al colegio al que concurre su hijo. "Nadie quiere colegios con aulas vacías, pero es necesario un debate", explicó.
NO EXPONERSE
Pero muchos padres que no apoyan las tomas, sin embargo, temen exponerse para no ser agraviados, incluso en las cadenas de mails, o para que sus hijos se sean estigmatizados.
Gustavo Bazzan, periodista, también tiene un hijo entre el alumnado del CNBA. Y se manifestó en contra de la toma en dos columnas periodísticas publicadas en Clarín que provocaron fuertes reacciones. "Entiendo que, si vos vas a una escuela a la que se le cae el techo, se discutan formas de protesta, pero, si hay algo discutible legalmente como una ley, me parece que hay otros mecanismos dispuestos por la Constitución. Si sos cuentapropista, la AFIP te cobra impuestos te guste o no... y, si querés cambiar eso, tenés que sancionar otra ley", opina en diálogo con LA NACION. Al ser interrogado sobre cómo se sintió cuando algunas personas le sugirieron que su hijo podría sentirse avergonzado por su manifestación pública, Bazzan expresó: "Eso es lo más perverso que me pasó... Sentí indignación porque sostener que no podés pronunciarte por miedo a lo que piense tu hijo es malo. Empoderar a los chicos para todo porque ahora votan a los 16 años no es lo correcto. Me parece que hay padres que están militando a través de sus hijos".
Es sabido que el involucramiento de los padres en las escuelas afecta positivamente al desarrollo de los hijos. Pero, al parecer, el Nuevo Programa de Educación Superior de Calidad que comenzaría a aplicarse gradualmente como parte de una ley nacional votada en el Congreso en 2009 tomó por sorpresa a muchos padres que reaccionaron sólo ahora. Algunos se enteraron a través de las tomas de los colegios de esta norma que buscar "normatizar" muchas escuelas públicas de Buenos Aires que tienen algunas especializaciones. En 13 escuelas porteñas empezó a correr información inquietante entre los chicos porque, supuestamente, su aplicación reduciría la cantidad de materias y le restaría peso al nivel académico. Aunque en el gobierno de la ciudad negaron un perjuicio en el nivel educativo, las dudas permanecen.
En una recorrida por la puerta del CNBA mientras se mantenía la toma, LA NACION pudo encontrarse con padres que se acercaban a las asambleas, aunque sólo después de que la protesta quedara herida tras el grave ataque a la iglesia.
Laura Abaurrea, madre de una alumna del quinto año del CNBA, expresa: "Yo no estaba a favor de la toma y mi hija tampoco, pero ella quería ir [a la asamblea] y yo le dije que sí, que fuera, porque, sino, los únicos que van son los que quieren tomar [el colegio]. Yo tendría que haber ido antes a las asambleas, estoy haciendo un mea culpa. A todos nos entristece esta situación, que se tome el colegio. En mi casa hemos hablamos mucho del tema y estamos de acuerdo en que se puede apoyar a los otras escuelas sin tomar el colegio".
CONTENCIÓN
Fabiana Berleta, madre un estudiante de cuarto año del mismo colegio, tampoco se siente cómoda con este tipo de protesta. "Yo estoy en contra de las tomas y es la primera vez que asisto a una asamblea. Decidí hacerlo porque veo que no hay muchos adultos conteniendo a los chicos. Me encontré igual con un grupo de chicos bárbaros, muy responsables, elocuentes, organizados. La verdad es que los veo más sólidos que a muchos de nuestros políticos, tanto los que hablan a favor como en contra. Cómo mamá obviamente estuve preocupada, especialmente por la falta de presencia del rector, que creo que debería haber tratado de mediar para evitar que esto siguiera. Me fui más tranquila por los chicos, pero igual de preocupada por el rector. Mi hijo no estaba en favor de la toma, lo hablamos mucho en casa y yo, desde el principio, le expliqué que no se puede hacer una toma por cualquier cosa."
Jorge Guerrero, padre de un estudiante de primer año, también quiso opinar: "Mi hijo nunca había ido a una de las asambleas, y el viernes quería ir, así que decidí acompañarlo. No entré porque él no quiso. Yo estoy en contra de las tomas, creo que podrían opinar y apoyar a los otros colegios de otra manera. Mi hijo es muy estudioso, le va bien, y la semana pasada lo tuve cinco días en casa. Nosotros somos muy políticamente activos, hablamos de estas cosas mucho, y dejamos que nuestros hijos vayan formando su opinión de las cosas".
Algunos voces, apenas algunas, que muchas veces quedan también afuera del vertiginoso debate cotidiano..
Con información de
LA Nación

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