En Rosario por cada muerte a tiros hubo cinco heridos de bala en 2019
Martes 04 de
Febrero 2020
La cifra de baleados en la ciudad fue el año pasado un 45 por ciento más baja que en 2014, cuando hubo 1.034 heridos con disparos. El último registro fue 575.
Por cada homicidio cometido con armas de fuego el año pasado en la ciudad de Rosario se contabilizaron cinco personas heridas de bala. El guarismo surge de comparar los asesinatos producidos mediante disparos, que fueron siete de cada diez, con los hechos reportados por efectores de salud sobre pacientes ingresados con balas. En la ciudad de Santa Fe las cifras de heridos escalan todavía más: por cada homicidio de 2019 en la capital provincial hubo ocho baleados.
Por debajo de este dato más ceñido al último año, los registros de los últimos seis años dejan en claro que la cifra de baleados en Rosario tuvo un descenso notorio. De los 1.034 casos de heridos por arma de fuego confirmados en 2014 el número declinó a 575 el año pasado, que resulta el más bajo desde entonces. La tasa marcó 105,2 heridos de bala cada 100 mil habitantes en 2014 en la ciudad. En tanto que en 2019 la tasa fue 57,9 baleados por cada 100 mil habitantes.
Los modos de ver
Esta constatación es importante porque expone los diferentes acercamientos que pueden hacerse sobre la evolución de la violencia altamente lesiva, ítem que en Rosario marcó agenda política y de prensa en los últimos años. Una seguidilla de delitos contra la vida, como la de la primera quincena de enero pasado, prescribe una forma de observar los hechos, con sus lógicas afectaciones emocionales, por la concentración de eventos graves. Pero junto a esa forma se superpone otra si se examinan los indicadores en plazos más prolongados. Esto último evidencia que la cifras de heridos de arma de fuego desde 2014 a la fecha en la ciudad de Rosario se redujo en casi un 45 por ciento. En una ciudad con una problemática circulación de armas en manos civiles.
Los cómputos de heridos de años recientes habían escalado a niveles muy altos. En varios meses de 2014 se superaron los cien baleados, con la marca tope de 138 casos en enero de ese año. Luego de enero de 2016 nunca se traspasó la línea del centenar de casos. El año pasado terminó con un promedio mensual fue de 47 heridos.
Para determinar la dimensión más apropiada que adopta la violencia en un territorio a intervenir o a estudiar, los homicidios dolosos deben ser puestos en correlación con el número de personas heridas en casos no letales, es decir, cuando no hay pérdida de vidas. En relación a los casos donde se usó arma de fuego, la tasa de letalidad el año pasado en Rosario —que mide cantidad de muertes en relación a los heridos— fue del 16 por ciento.
Mes a mes
El año pasado en Rosario hubo, como se indicó, 575 baleados contra 140 homicidios, de los cuales 104 fueron consumados con arma de fuego. En enero hubo 9 homicidios mediante disparos contra 58 heridos de arma de fuego. La proporción siguió en febrero con 3 contra 58. En marzo fueron 16 contra 64. Abril 8 contra 56. Mayo 13 contra 34. Junio 11 contra 31. Julio 10 contra 35. Agosto 7 contra 52. Septiembre 6 contra 37. Octubre 9 contra 47. Noviembre 9 contra 38 y diciembre 8 contra 65. Este último fue el mes con mayor cantidad de heridos de arma de fuego en todo el año.
Los análisis realizados tanto por la Unidad Fiscal de Homicidios Dolosos de Rosario como por el Ministerio Público de la Acusación (MPA) destacan que en esta ciudad las disputas entre bandas por manejo de territorio o de economías delictivas explican la mayor parte de las cifras cuando median ataques con armas de fuego. Los heridos de bala son reiterados en una ciudad que tiene uno de los mayores índices nacionales de homicidios cometidos por medio de disparos (el año pasado fue el 75 por ciento de los casos). Aunque la curva desde 2014 sea descendente tanto en homicidios como en heridos de bala (ver cuadro).
Los heridos graves de arma de fuego en Rosario se originan mayoritariamente por balaceras contra personas reunidas en grupo. Los heridos resultantes de ataques individuales son menos relevantes en cifras porque quien busca a una sola persona lo hace, en general, con intenciones de ultimarla y raramente falla.
Ataques y lógicas
A diferencia de los casos donde hay muertos, señalan en la Unidad de Homicidios del MPA, los hechos con heridos son de más difícil esclarecimiento, porque las víctimas o sus allegados rara vez desean identificar a su agresor, sea por miedo o por la intención de buscar reparación por propios medios, lejos de los mecanismos institucionales.
La tipología más común de ataques que genera heridos de bala en Rosario es la de un agresor en movimiento, hacia una víctima desarmada y en la vía pública, con uso de arma poderosa, pistola de calibre 9 milímetros en forma predominante.
¿Qué implica que en acciones con arma haya una muerte cada cinco heridos? No necesariamente mala puntería. Suele ocurrir, señalan los fiscales, que hay muchos heridos en ataques contra grupos. El agresor suele tener un objetivo determinado, pero se desentiende del resultado si en su acción hay más personas en la escena, lo que implica una probabilidad de mayor cantidad de heridos. Se nota en casos de atentados contra blancos masivos, en lugares públicos, delante de muchos testigos, con armas que disparan a repetición. Casos típicos de sicarios donde el ataque es rápido, sin intercambio de violencia y donde el agresor aprovecha el efecto sorpresa para huir sin exponerse.
Casos así son los de julio pasado en Arijón y Moreno, en Pool Ocho, donde una ráfaga de ametralladora alcanzó a cinco personas, matando a dos (Gustavo Candia y Tiziana López) y dejando tres heridos. Hechos de ataques con heridos múltiples se dieron en varias ocasiones en franjas de la zona sur, oeste y norte.
Por debajo de este dato más ceñido al último año, los registros de los últimos seis años dejan en claro que la cifra de baleados en Rosario tuvo un descenso notorio. De los 1.034 casos de heridos por arma de fuego confirmados en 2014 el número declinó a 575 el año pasado, que resulta el más bajo desde entonces. La tasa marcó 105,2 heridos de bala cada 100 mil habitantes en 2014 en la ciudad. En tanto que en 2019 la tasa fue 57,9 baleados por cada 100 mil habitantes.
Los modos de ver
Esta constatación es importante porque expone los diferentes acercamientos que pueden hacerse sobre la evolución de la violencia altamente lesiva, ítem que en Rosario marcó agenda política y de prensa en los últimos años. Una seguidilla de delitos contra la vida, como la de la primera quincena de enero pasado, prescribe una forma de observar los hechos, con sus lógicas afectaciones emocionales, por la concentración de eventos graves. Pero junto a esa forma se superpone otra si se examinan los indicadores en plazos más prolongados. Esto último evidencia que la cifras de heridos de arma de fuego desde 2014 a la fecha en la ciudad de Rosario se redujo en casi un 45 por ciento. En una ciudad con una problemática circulación de armas en manos civiles.
Los cómputos de heridos de años recientes habían escalado a niveles muy altos. En varios meses de 2014 se superaron los cien baleados, con la marca tope de 138 casos en enero de ese año. Luego de enero de 2016 nunca se traspasó la línea del centenar de casos. El año pasado terminó con un promedio mensual fue de 47 heridos.
Para determinar la dimensión más apropiada que adopta la violencia en un territorio a intervenir o a estudiar, los homicidios dolosos deben ser puestos en correlación con el número de personas heridas en casos no letales, es decir, cuando no hay pérdida de vidas. En relación a los casos donde se usó arma de fuego, la tasa de letalidad el año pasado en Rosario —que mide cantidad de muertes en relación a los heridos— fue del 16 por ciento.
Mes a mes
El año pasado en Rosario hubo, como se indicó, 575 baleados contra 140 homicidios, de los cuales 104 fueron consumados con arma de fuego. En enero hubo 9 homicidios mediante disparos contra 58 heridos de arma de fuego. La proporción siguió en febrero con 3 contra 58. En marzo fueron 16 contra 64. Abril 8 contra 56. Mayo 13 contra 34. Junio 11 contra 31. Julio 10 contra 35. Agosto 7 contra 52. Septiembre 6 contra 37. Octubre 9 contra 47. Noviembre 9 contra 38 y diciembre 8 contra 65. Este último fue el mes con mayor cantidad de heridos de arma de fuego en todo el año.
Los análisis realizados tanto por la Unidad Fiscal de Homicidios Dolosos de Rosario como por el Ministerio Público de la Acusación (MPA) destacan que en esta ciudad las disputas entre bandas por manejo de territorio o de economías delictivas explican la mayor parte de las cifras cuando median ataques con armas de fuego. Los heridos de bala son reiterados en una ciudad que tiene uno de los mayores índices nacionales de homicidios cometidos por medio de disparos (el año pasado fue el 75 por ciento de los casos). Aunque la curva desde 2014 sea descendente tanto en homicidios como en heridos de bala (ver cuadro).
Los heridos graves de arma de fuego en Rosario se originan mayoritariamente por balaceras contra personas reunidas en grupo. Los heridos resultantes de ataques individuales son menos relevantes en cifras porque quien busca a una sola persona lo hace, en general, con intenciones de ultimarla y raramente falla.
Ataques y lógicas
A diferencia de los casos donde hay muertos, señalan en la Unidad de Homicidios del MPA, los hechos con heridos son de más difícil esclarecimiento, porque las víctimas o sus allegados rara vez desean identificar a su agresor, sea por miedo o por la intención de buscar reparación por propios medios, lejos de los mecanismos institucionales.
La tipología más común de ataques que genera heridos de bala en Rosario es la de un agresor en movimiento, hacia una víctima desarmada y en la vía pública, con uso de arma poderosa, pistola de calibre 9 milímetros en forma predominante.
¿Qué implica que en acciones con arma haya una muerte cada cinco heridos? No necesariamente mala puntería. Suele ocurrir, señalan los fiscales, que hay muchos heridos en ataques contra grupos. El agresor suele tener un objetivo determinado, pero se desentiende del resultado si en su acción hay más personas en la escena, lo que implica una probabilidad de mayor cantidad de heridos. Se nota en casos de atentados contra blancos masivos, en lugares públicos, delante de muchos testigos, con armas que disparan a repetición. Casos típicos de sicarios donde el ataque es rápido, sin intercambio de violencia y donde el agresor aprovecha el efecto sorpresa para huir sin exponerse.
Casos así son los de julio pasado en Arijón y Moreno, en Pool Ocho, donde una ráfaga de ametralladora alcanzó a cinco personas, matando a dos (Gustavo Candia y Tiziana López) y dejando tres heridos. Hechos de ataques con heridos múltiples se dieron en varias ocasiones en franjas de la zona sur, oeste y norte.
Con información de
La Capital
