El Gobierno avanza con una profunda desregulación para los aviones y los ómnibus de larga distancia
Por:
Diego Cabot
Lunes 04 de
Marzo 2024
Las línea aéreas ya no tendrán que tramitar las autorizaciones para que les autoricen una una ruta y se eliminarán las audiencias públicas; para los colectivos, el Gobierno pretende que viajen donde quieran sin necesidad de pedir permisos
Una enorme cantidad de negocios basados en regulaciones, monopolios entregados por el Estado o sectores en los que no es fácil competir transcurren los días en medio de un estado de alerta. Sucede que nadie sabe, ni tampoco puede, determinar hasta dónde llegará la impronta desregulatoria que enarbola el presidente Javier Milei.
En el mundo del transporte, el tablero de luces de alerta está encendido, al menos en dos de los más importantes para el traslado de pasajeros por la Argentina. Los ómnibus de larga distancia y el mercado aerocomercial están en el umbral de empezar a transcurrir un nuevo tiempo. ¿Cómo sería? Desregulado, sin necesidad de pasar por burocráticos escritorios a pedir autorizaciones o presentar decenas de trámites que entorpecen la competencia. Los principales cambios para el mercado aerocomercial pasan por la eliminación de las autorizaciones para entregar una ruta. Cualquier línea aérea local puede volar donde quiera.
En cuanto a los ómnibus de larga distancia, el que tenga capacidad de transporte y cumpla con los requisitos de seguridad, por ejemplo, puede poner servicios donde considere apropiado. Se podría resumir en que habrá mucha más libertad en los cielos y en las rutas. La duda, como siempre, es cómo reaccionará el mercado y si este sistema no podría generar una enorme concentración en grupos empresarios grandes, además de una eventual falta de conexión con algunos destinos.
Pasados ocho días de publicado, tal como establece la ley, el decreto que firmó el Presidente quedó vigente. Existe, claro, un capítulo que está cuestionado por la Justicia del Trabajo y que tiene que ver con toda la normativa laboral. El resto, rige.
En aquella norma había un profundo cambio en la legislación aerocomercial. Desde hace unas semanas, un grupo de abogados de compañías de seguros, asesores de ese mercado y funcionarios se reúnen en una comisión que trata de darle forma a la reglamentación necesaria para que aquella norma empiece a tener operatividad. Las conversaciones suelen ser remotas, pero también se vieron las caras alguna vez en las oficinas del Ministerio de Transporte que maneja el cordobés Franco Mogetta.
En el mundo del transporte, el tablero de luces de alerta está encendido, al menos en dos de los más importantes para el traslado de pasajeros por la Argentina. Los ómnibus de larga distancia y el mercado aerocomercial están en el umbral de empezar a transcurrir un nuevo tiempo. ¿Cómo sería? Desregulado, sin necesidad de pasar por burocráticos escritorios a pedir autorizaciones o presentar decenas de trámites que entorpecen la competencia. Los principales cambios para el mercado aerocomercial pasan por la eliminación de las autorizaciones para entregar una ruta. Cualquier línea aérea local puede volar donde quiera.
En cuanto a los ómnibus de larga distancia, el que tenga capacidad de transporte y cumpla con los requisitos de seguridad, por ejemplo, puede poner servicios donde considere apropiado. Se podría resumir en que habrá mucha más libertad en los cielos y en las rutas. La duda, como siempre, es cómo reaccionará el mercado y si este sistema no podría generar una enorme concentración en grupos empresarios grandes, además de una eventual falta de conexión con algunos destinos.
Pasados ocho días de publicado, tal como establece la ley, el decreto que firmó el Presidente quedó vigente. Existe, claro, un capítulo que está cuestionado por la Justicia del Trabajo y que tiene que ver con toda la normativa laboral. El resto, rige.
En aquella norma había un profundo cambio en la legislación aerocomercial. Desde hace unas semanas, un grupo de abogados de compañías de seguros, asesores de ese mercado y funcionarios se reúnen en una comisión que trata de darle forma a la reglamentación necesaria para que aquella norma empiece a tener operatividad. Las conversaciones suelen ser remotas, pero también se vieron las caras alguna vez en las oficinas del Ministerio de Transporte que maneja el cordobés Franco Mogetta.