SANTA FE
Incendio de casas y familias a la deriva en barrio San Lorenzo
Por:
Danilo Chiapello
Jueves 01 de
Febrero 2018
Este martes por la noche varios sujetos incendiaron y saquearon dos inmuebles ubicados en Amenábar al 4500. Cinco familias quedaron en la calle.
Son horas complicadas en barrio San Lorenzo.
El asesinato de un muchacho provocó una escalada de hechos violentos que encontró su punto más crítico anoche cuando varios sujetos saquearon y finalmente incendiaron un grupo de viviendas ubicada en Amenábar al 4500.
Los principales damnificados son los allegados a un joven sindicado como el autor de ese crimen (ocurrido el viernes), el que actualmente está detenido. Estas personas componen unas cinco familias que quedaron en situación de calle tras la destrucción de sus hogares.
Sin embargo vale mencionar que este cuadro de pesadilla no es exclusivo de los involucrados en esa “guerra de familias”, sino que se propagó hacia el resto del vecindario que vive bajo el imperio del terror.
Padre atormentado
Todo comenzó la noche del viernes cuando un hombre se presentó en la subcomisaría 10ma. atormentado porque su hijo de 18 años “acababa de matar a una persona”, según dijo.
Acompañado por el personal policial, el hombre regresó a su casa en Aguado y Amenabar, y entregó al muchacho. En sus manos llevaba una bolsa con el arma homicida: un revólver calibre 22 largo con 8 proyectiles.
Luego se supo que a las 23,30 dos mujeres que estaban sentadas en la puerta de su casa, en pje Miguel de Cervantes al 4300, del mismo barrio San Lorenzo, vieron caer a un joven con el cuerpo ensangrentado y una cuchilla de mango blanco empuñada en su mano izquierda.
Como el cuadro era grave cargaron al herido en un auto particular y lo llevaron a la guardia del Hospital Cullen, donde desafortunadamente llegó sin vida.
Nada pudieron hacer los médicos, que horas más tarde informaron que el cuerpo presentaba dos heridas de bala: una en el tórax, que en su recorrido dañó órganos vitales hasta salir por debajo de la axila; y la otra en uno de sus brazos.
La policía identificó al fallecido como Ariel Alberto Olivera, de 23 años y también vecino del lugar, precisamente en la zona de Aguado al 1300, informaron fuentes del caso.
Por el caso tomó intervención el fiscal de la Unidad Especial de Homicidios del Ministerio Público de la Acusación, Gonzalo Iglesias, el cual dispuso el traslado del presunto homicida a la Seccional 2da. de barrio Sur por cuestiones de seguridad.
Mudanza obligada
Esta mañana los familiares y allegados al joven sindicado como homicida, procedían a retirar las pocas pertenencias que se habían salvado del fuego.
Todavía conmocionados por lo sucedido, muebles y otros objetos eran subidos a una camioneta para realizar la mudanza.
* “Esto que pasó fue terrible en todo sentido. La muerte de ese muchacho y todo lo que vino después. Fueron días y noches donde nos atacaron a tiros, había amenazas contra cualquiera, hasta que finalmente ocurrió lo de los incendios”, dijo una atribulada mujer en diálogo con El Litoral.
“Nuestro familiar está detenido y nosotros entendíamos que ahí terminaba todo. Pero esta gente quiere seguir contra todos nosotros”, agregó.
El asesinato de un muchacho provocó una escalada de hechos violentos que encontró su punto más crítico anoche cuando varios sujetos saquearon y finalmente incendiaron un grupo de viviendas ubicada en Amenábar al 4500.
Los principales damnificados son los allegados a un joven sindicado como el autor de ese crimen (ocurrido el viernes), el que actualmente está detenido. Estas personas componen unas cinco familias que quedaron en situación de calle tras la destrucción de sus hogares.
Sin embargo vale mencionar que este cuadro de pesadilla no es exclusivo de los involucrados en esa “guerra de familias”, sino que se propagó hacia el resto del vecindario que vive bajo el imperio del terror.
Padre atormentado
Todo comenzó la noche del viernes cuando un hombre se presentó en la subcomisaría 10ma. atormentado porque su hijo de 18 años “acababa de matar a una persona”, según dijo.
Acompañado por el personal policial, el hombre regresó a su casa en Aguado y Amenabar, y entregó al muchacho. En sus manos llevaba una bolsa con el arma homicida: un revólver calibre 22 largo con 8 proyectiles.
Luego se supo que a las 23,30 dos mujeres que estaban sentadas en la puerta de su casa, en pje Miguel de Cervantes al 4300, del mismo barrio San Lorenzo, vieron caer a un joven con el cuerpo ensangrentado y una cuchilla de mango blanco empuñada en su mano izquierda.
Como el cuadro era grave cargaron al herido en un auto particular y lo llevaron a la guardia del Hospital Cullen, donde desafortunadamente llegó sin vida.
Nada pudieron hacer los médicos, que horas más tarde informaron que el cuerpo presentaba dos heridas de bala: una en el tórax, que en su recorrido dañó órganos vitales hasta salir por debajo de la axila; y la otra en uno de sus brazos.
La policía identificó al fallecido como Ariel Alberto Olivera, de 23 años y también vecino del lugar, precisamente en la zona de Aguado al 1300, informaron fuentes del caso.
Por el caso tomó intervención el fiscal de la Unidad Especial de Homicidios del Ministerio Público de la Acusación, Gonzalo Iglesias, el cual dispuso el traslado del presunto homicida a la Seccional 2da. de barrio Sur por cuestiones de seguridad.
Mudanza obligada
Esta mañana los familiares y allegados al joven sindicado como homicida, procedían a retirar las pocas pertenencias que se habían salvado del fuego.
Todavía conmocionados por lo sucedido, muebles y otros objetos eran subidos a una camioneta para realizar la mudanza.
* “Esto que pasó fue terrible en todo sentido. La muerte de ese muchacho y todo lo que vino después. Fueron días y noches donde nos atacaron a tiros, había amenazas contra cualquiera, hasta que finalmente ocurrió lo de los incendios”, dijo una atribulada mujer en diálogo con El Litoral.
“Nuestro familiar está detenido y nosotros entendíamos que ahí terminaba todo. Pero esta gente quiere seguir contra todos nosotros”, agregó.
Con información de
ellitoral
