
Y AHORA QUÉ HACEMOS
Bayúgar reconoció: “la Provincia no es nuestro empleador”
Viernes 10 de
Enero 2020

Por:
LA LECHUZA OLY
Durante mucho tiempo este espacio periodístico “en soledad” planteó que mientras los dirigentes de Sadop miraran a otro empleador (el Estado) los docentes no iban a progresar fuertemente en las condiciones laborales y salariales.
Se pueden leer ríos de tinta en notas periodísticas (a simple googleo se pueden encontrar) donde el titular de Sadop Santa Fe discurre en reclamos a la patronal de los docentes estatales (el Gobierno). Casi como si fuera el titular de un sindicato que representa a agentes del Estado.
Pero llegó un día en el que cambiaron el cronograma de pagos y Bayúgar tuvo que reconocer que el salario de los docentes particulares los paga la patronal privada, perciba o no subsidios del Estado, y conforme la legislación vigente (los docentes privados) son regidos por leyes del ámbito privado: "la Provincia no es nuestro empleador. A nosotros, nos designa nuestro empleador, nos anima o desanima nuestro empleador y hasta, a veces, nuestro empleador se da el lujo de despedirnos. Ahora es hora de pagar, y algunos se hacen los distraídos" (Fuente: Aire de Santa Fe).
Los docentes privados perciben como “mínimo” los mismo que un docente estatal. Pero este principio de equiparación no supone que Sadop negocie con el Estado salarios (porque no los paga y no los une relación laboral).
Según la Ley vigente de enseñanza privada (Ley Provincial N° 6427, Art. 13) “las obligaciones contraídas por los propietarios con su personal o terceros no responsabiliza ni obliga en modo alguno al Estado”.
Es decir, sobreabundando, el pago del salario y las condiciones laborales son siempre responsabilidad de la patronal privada (reciba o no subvención, porque en definitiva es cuestión de la patronal gestionarla, reclamarla, percibirla y no de los trabajadores y trabajadoras en relación en dependencia del ámbito privado).
Bayúgar podría aspirar a negociar mejores salarios en una paritaria con su patronal -una vez fijado el “mínimo” salarial entre los docentes estatales y el Estado-. Precisamente, por encima de ese “mínimo”.
Es por eso, que, si los docentes estatales llegan a un acuerdo salarial con el Estado, el Gobierno puede decirle a Sadop luego de su pintoresca participación: “vaya y negocie con su patronal privada mejores salarios”. Esto último podría explicar la pública dependencia gremial a otra entidad que representa docentes públicos y el permanente llamado a la “unidad”.
Muchas actitudes de estos representantes, desde un análisis gremial, tienen más que ver con la debilidad sindical.
Al terreno de dificultades que atraviesan los docentes privados hay que sumarle en la coyuntura el compromiso político público y notorio de algunos de sus dirigentes.
Las patronales han impugnado la participación de Sadop en la paritaria de los docentes con el Estado. Entienden que el Ministerio de Educación se arroga una representación “ilegítima” como parte (empleadora privada) que “no tiene” y desde ahí pretende imponerle (el Ministerio) cuestiones de las que no participa.
En los hechos, esto podría explicar que no progresen las condiciones laborales de los docentes privados. Porque el “ámbito” de negociación (sin la contraparte patronal) no parece el adecuado.
La política implementada por el socialismo hizo posiblemente una “apariencia” de negociación. Lo que en los hechos se notó con ítems incorporados a los textos de las actas paritarias que luego de aprobados nunca se implementaron.
El límite es la ley vigente que indica con sentido común que un acuerdo es entre partes. Entre la parte trabajadora (docente particular) y la parte empleadora (patronal privada). Si una de las partes no participa no se puede obligar.
Bayúgar dice negociar salarios y condiciones laborales con el Estado -que no lo emplea y no le paga el salario- y, además, no es recibido por sus propias patronales que lo ha tenido sistemáticamente en muy baja consideración sindical.
Las escuelas privadas que representan apropiadamente el 25% del Sistema Educativo nacional mayoritariamente se encuentran ubicadas -más del 50%- en Capital Federal y Buenos Aires. El resto se distribuyen en el resto del País. Siendo las provincias del norte y sur (del territorio nacional) las que cuentan con menos escuelas privadas.
En ese 25% de escuelas encontramos muy baja afiliación por parte de los docentes. Tal vez, uno de los sectores con menor intención de agrupamiento en relación a la gestión estatal de la educación.
Sadop Santa Fe, ante su principal empleador (la Iglesia es titular de casi el 80% de los institutos de la gestión privada de la educación) llegaría casi a 700 afiliados/as docentes. Llamativamente, y por fuera de sus objeto social -agrupar docentes particulares- afilia también a “porteros y porteras” a los que le estaría cobrando cuota sindical.
Pero llegó un día en el que cambiaron el cronograma de pagos y Bayúgar tuvo que reconocer que el salario de los docentes particulares los paga la patronal privada, perciba o no subsidios del Estado, y conforme la legislación vigente (los docentes privados) son regidos por leyes del ámbito privado: "la Provincia no es nuestro empleador. A nosotros, nos designa nuestro empleador, nos anima o desanima nuestro empleador y hasta, a veces, nuestro empleador se da el lujo de despedirnos. Ahora es hora de pagar, y algunos se hacen los distraídos" (Fuente: Aire de Santa Fe).
Los docentes privados perciben como “mínimo” los mismo que un docente estatal. Pero este principio de equiparación no supone que Sadop negocie con el Estado salarios (porque no los paga y no los une relación laboral).
Según la Ley vigente de enseñanza privada (Ley Provincial N° 6427, Art. 13) “las obligaciones contraídas por los propietarios con su personal o terceros no responsabiliza ni obliga en modo alguno al Estado”.
Es decir, sobreabundando, el pago del salario y las condiciones laborales son siempre responsabilidad de la patronal privada (reciba o no subvención, porque en definitiva es cuestión de la patronal gestionarla, reclamarla, percibirla y no de los trabajadores y trabajadoras en relación en dependencia del ámbito privado).
Bayúgar podría aspirar a negociar mejores salarios en una paritaria con su patronal -una vez fijado el “mínimo” salarial entre los docentes estatales y el Estado-. Precisamente, por encima de ese “mínimo”.
Es por eso, que, si los docentes estatales llegan a un acuerdo salarial con el Estado, el Gobierno puede decirle a Sadop luego de su pintoresca participación: “vaya y negocie con su patronal privada mejores salarios”. Esto último podría explicar la pública dependencia gremial a otra entidad que representa docentes públicos y el permanente llamado a la “unidad”.
Muchas actitudes de estos representantes, desde un análisis gremial, tienen más que ver con la debilidad sindical.
Al terreno de dificultades que atraviesan los docentes privados hay que sumarle en la coyuntura el compromiso político público y notorio de algunos de sus dirigentes.
Las patronales han impugnado la participación de Sadop en la paritaria de los docentes con el Estado. Entienden que el Ministerio de Educación se arroga una representación “ilegítima” como parte (empleadora privada) que “no tiene” y desde ahí pretende imponerle (el Ministerio) cuestiones de las que no participa.
En los hechos, esto podría explicar que no progresen las condiciones laborales de los docentes privados. Porque el “ámbito” de negociación (sin la contraparte patronal) no parece el adecuado.
La política implementada por el socialismo hizo posiblemente una “apariencia” de negociación. Lo que en los hechos se notó con ítems incorporados a los textos de las actas paritarias que luego de aprobados nunca se implementaron.
El límite es la ley vigente que indica con sentido común que un acuerdo es entre partes. Entre la parte trabajadora (docente particular) y la parte empleadora (patronal privada). Si una de las partes no participa no se puede obligar.
Bayúgar dice negociar salarios y condiciones laborales con el Estado -que no lo emplea y no le paga el salario- y, además, no es recibido por sus propias patronales que lo ha tenido sistemáticamente en muy baja consideración sindical.
Las escuelas privadas que representan apropiadamente el 25% del Sistema Educativo nacional mayoritariamente se encuentran ubicadas -más del 50%- en Capital Federal y Buenos Aires. El resto se distribuyen en el resto del País. Siendo las provincias del norte y sur (del territorio nacional) las que cuentan con menos escuelas privadas.
En ese 25% de escuelas encontramos muy baja afiliación por parte de los docentes. Tal vez, uno de los sectores con menor intención de agrupamiento en relación a la gestión estatal de la educación.
Sadop Santa Fe, ante su principal empleador (la Iglesia es titular de casi el 80% de los institutos de la gestión privada de la educación) llegaría casi a 700 afiliados/as docentes. Llamativamente, y por fuera de sus objeto social -agrupar docentes particulares- afilia también a “porteros y porteras” a los que le estaría cobrando cuota sindical.

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