Estudio: con el tiempo, los argentinos le perdieron el miedo a coronavirus
Jueves 29 de
Octubre 2020
Según un trabajo de la Fundación Bunge y Born, la percepción del riesgo fue inversamente proporcional a la circulación del virus. Las necesidades económicas se impusieron a la hora de salir.
La disminución de la percepción de riesgo frente al coronavirus fue inversamente proporcional a su circulación, lo que indica que con el tiempo, los argentinos le fueron perdiendo el miedo a la Covid-19. Esa fue la principal conclusión de los datos finales del Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS), un relevamiento de opinión pública realizado por la Fundación Bunge y Born desde el inicio de la pandemia.
En cuanto a la percepción de riesgo, esta disminuye a mayor nivel educativo (variable indicativa del nivel socioeconómico); aumenta en las personas de mayor edad, quienes tienen enfermedades preexistentes, quienes ponen en práctica hábitos más saludables, y en mujeres.
Al menos 20 organizaciones cristianas de la derecha de ese país gastaron en la región al menos 44 millones de dólares desde 2007.
El objetivo del IPRIS fue el de comprender las motivaciones y los comportamientos de los argentinos durante el aislamiento social, como modo de prevención al contagio de la Covid-19. La información recabada permitió evaluar el costo de oportunidad que tuvo para el sujeto mantener la cuarentena, así como identificar grupos de personas con reticencia al aislamiento social. Estos datos permiten identificar las audiencias donde deben concentrarse las campañas de información, así como también los aspectos a reforzar.
Las conclusiones, punto por punto
Se trabajó la variable Percepción de riesgo a estar fuera del hogar, para la cual se analizaron sus determinantes sociales, de salud, geográficos e individuales.
En general, hubo una disminución en la percepción de riesgo desde el inicio del estudio a medida que pasó el tiempo, es decir, inversamente proporcional a la circulación del virus y el aumento de casos.
Según la variable geográfica, los lugares con menor percepción de riesgo fueron Corrientes, Ciudad de Buenos Aires (CABA) y La Pampa, mientras que donde más se percibió fue en Tucumán, la región del Gran Buenos Aires (GBA) y Jujuy. Esto se evidenció más allá de la evolución temporal de cada provincia y/o región.
Se halló que la percepción de riesgo es inversamente proporcional al nivel educativo (variable indicativa del nivel socioeconómico): es decir, al aumentar el nivel educativo hay una menor percepción de riesgo
A su vez, en cuanto a la edad, es directamente proporcional a la percepción de riesgo: aumenta cuanta más edad tiene la población.
Las variables de salud son de los factores más importantes en el aumento de la percepción de riesgo. Es decir, aquellos que poseen una enfermedad previa (que se relaciona con una mayor tasa de mortalidad por COVID-19), tienen una mayor visión del riesgo asociado.
En cuanto al género, las mujeres perciben un mayor riesgo que los hombres.
A mayores hábitos saludables, hay una mayor percepción de riesgo, es decir, quienes dicen llevar a cabo chequeos clínicos periódicos, no se automedican y llevan una vida saludable, son quienes realizan una mayor valoración del riesgo.
En cuanto a la percepción de riesgo, esta disminuye a mayor nivel educativo (variable indicativa del nivel socioeconómico); aumenta en las personas de mayor edad, quienes tienen enfermedades preexistentes, quienes ponen en práctica hábitos más saludables, y en mujeres.
Al menos 20 organizaciones cristianas de la derecha de ese país gastaron en la región al menos 44 millones de dólares desde 2007.
El objetivo del IPRIS fue el de comprender las motivaciones y los comportamientos de los argentinos durante el aislamiento social, como modo de prevención al contagio de la Covid-19. La información recabada permitió evaluar el costo de oportunidad que tuvo para el sujeto mantener la cuarentena, así como identificar grupos de personas con reticencia al aislamiento social. Estos datos permiten identificar las audiencias donde deben concentrarse las campañas de información, así como también los aspectos a reforzar.
Las conclusiones, punto por punto
Se trabajó la variable Percepción de riesgo a estar fuera del hogar, para la cual se analizaron sus determinantes sociales, de salud, geográficos e individuales.
En general, hubo una disminución en la percepción de riesgo desde el inicio del estudio a medida que pasó el tiempo, es decir, inversamente proporcional a la circulación del virus y el aumento de casos.
Según la variable geográfica, los lugares con menor percepción de riesgo fueron Corrientes, Ciudad de Buenos Aires (CABA) y La Pampa, mientras que donde más se percibió fue en Tucumán, la región del Gran Buenos Aires (GBA) y Jujuy. Esto se evidenció más allá de la evolución temporal de cada provincia y/o región.
Se halló que la percepción de riesgo es inversamente proporcional al nivel educativo (variable indicativa del nivel socioeconómico): es decir, al aumentar el nivel educativo hay una menor percepción de riesgo
A su vez, en cuanto a la edad, es directamente proporcional a la percepción de riesgo: aumenta cuanta más edad tiene la población.
Las variables de salud son de los factores más importantes en el aumento de la percepción de riesgo. Es decir, aquellos que poseen una enfermedad previa (que se relaciona con una mayor tasa de mortalidad por COVID-19), tienen una mayor visión del riesgo asociado.
En cuanto al género, las mujeres perciben un mayor riesgo que los hombres.
A mayores hábitos saludables, hay una mayor percepción de riesgo, es decir, quienes dicen llevar a cabo chequeos clínicos periódicos, no se automedican y llevan una vida saludable, son quienes realizan una mayor valoración del riesgo.
Con información de
Ámbito