Internet enferma: cómo son los blogs y foros pro-anorexia

Domingo 07 de Agosto 2016

Decenas de blogs y foros en la web promueven las técnicas para una delgadez extrema como una “elección de vida”
 

 
Se ven vértebras, costillas, ilíacos, clavículas, mandíbulas, omóplatos. Los músculos pectorales, los cuadríceps, los bíceps. Apenas la piel como una hoja deslustrada sobre esa estructura, y ropa de gimnasio, minifaldas, leggings, shorts, minivestidos, trajes de baño. En Thinspiration, Inspiración para la Delgadez, un blog con fotos de muchachas raquíticas, no se ve otra cosa. Acaso alguna celebridad: flaca, por supuesto.
 

 
En The Pro-Ana Lifestyle Forever (Estilo de Vida Pro-Ana por Siempre) se leen unos Mandamientos de la Delgadez:
 
1) Si no eres delgada, no eres atractiva
 
2) Ser delgada es más importante que estar sana
 
3) Debes comprar ropa, cortarte el cabello, tomar laxantes, lo que sea para parecer más delgada
 
4) No comerás sin sentirte culpable
 
5) No comerás comida que engorde sin castigarte luego
 
6) Contarás calorías y restringirás la ingesta según corresponda
 
7) Lo más importante es lo que dice la balanza
 
8) Perder peso es bueno, ganar peso es malo
 
9) Nunca puedes ser demasiado delgada
 
10) Ser delgada y no comer son signos de fuerza de voluntad verdadera y de éxito
 

 
En Thin Intentions (Meta: Delgadez) se enumeran "48 Consejos Pro Ana", entre ellos:
 
Reglas, reglas, reglas. Esto es importante. Necesitas fijarte reglas, y si eres realmente Ana no tendrás problemas en cumplirlas, porque ¡eres fuerte! Ejemplos: no comas nada blanco.
 
Para bajar de peso es mejor beber a lo largo del día que tomar un vaso lleno de golpe (excepto antes de comer, caso en el que te hará comer menos, o sentir náuseas ligeras y no comer en absoluto).
 
Haz una lista de alimentos malos. Periódicamente, tacha uno y jura no volver a comerlo nunca. Al fin no quedará ninguno.
 
Come frente a un espejo, en lo posible desnuda o en ropa interior.
 
Cuando salgas, lleva muy poco dinero, o sólo el suficiente para comprar cualquier cosa que no sea comida que quieras. Así será más difícil comprar comida en un impulso.
 
Usa una banda elástica en tu muñeca y chasquéala cada vez que quieras comer. Comida = dolor.
 
Los amigos sólo se entrometerán. Evítalos hasta que hayas logrado tus objetivos.
 
Así de escalofriantes son los contenidos de los blogs, los foros y las cuentas de redes sociales Pro-Ana: espacios escritos por mujeres anoréxicas que describen lo que les sucede no como una enfermedad sino como un estilo de vida.
 
"La anorexia provoca una especie de muerte del alma, y algunas veces lleva a la muerte de verdad", dijo a Infobae Nina Savelle-Rocklin, psicoanalista especializada en trastornos de alimentación, autora del blog Make Peace With Food (Haz las paces con la comida). "Estos sitios Pro-Ana contribuyen a promover un suicidio lento, y el sentido de comunidad que fomentan de ningún modo facilitan un crecimiento o un cambio saludable".
 
Rachel Rodgers, profesora de Psicología de la Universidad de Northeastern, complementó: "Estos sitios describen estos trastornos como elecciones de vida y no como enfermedades. Los trastornos de alimentación se caracterizan por altos niveles de negación, y eso se refleja en estas posiciones".
 
Desde esa perspectiva acaso resulte más turbador que, dada la facilidad que brinda la tecnología, estos espacios se han multiplicado en los últimos años y se han convertido en zonas de encuentro y consejo que hunden a las víctimas más profundamente en su mal. Se advierte en los comentarios que abundan en cada entrada:
 
Si no tienes un trastorno de alimentación, cállate y sal de este sitio. Estoy orgullosa de ser Ana.
 
Es nuestro cuerpo, podemos hacer lo que querramos con él. Deja de tratar de controlar a las personas que ni siquiera conoces. Obviamente estás celosa.
 
Quiero ser delgada.
 
La gente como ustedes nos ayuda a llegar adonde necesitamos.
 
No me importa lo que digan otros, voy a ser flaca cueste lo que cueste.
 
Te consume, es difícil pensar en otra cosa. No es siempre una elección. Pero es mi vida, y cuando logre mi objetivo estaré extática.
 
Busco alguien con quien hablar.
 
Me peso unas 3 veces por día. A veces es un infierno.
 
Peso inicial: 145 libras. Peso actual: 141. Objetivo 1: 130. Objetivo 2: 110. Objetivo 3 (final): 90.
 
Cómo nacieron estos sitios
La diferencia entre escribir "anorexia" y "pro-ana" en un buscador de internet es notable: en el primer caso se encontrará información sobre una enfermedad desgastante y peligrosa (con una mortalidad del 20% superior a la de la población normal), en el segundo caso se encontrará una comunidad que habla de un enfoque alternativo de la vida, una contracultura que se rebela al aparato médico, una apuesta a la fuerza de la voluntad. Este último grupo comenzó a multiplicarse desde 2010, cuando blogs y redes sociales se llenaron de consejos e imágenes —los hashtags más famosos: #thinspiration, #thinspo, #thighgap, #proana, #imugly, #2bthin, muchos prohibidos en Instagram— que exaltan dos trastornos de alimentación: además de Pro-Ana, existen espacios Pro-Mia (pro-bulimia). Este fenómeno es único de estas enfermedades: no existen webs que idealicen la depresión, por ejemplo.
 
En cambio, este padecimiento que desde 1930 —y con un agravamiento constante desde 1950— afecta mayoritariamente a las mujeres jóvenes, llega a extremos tales de desvinculación de la realidad que la congregación Pro-Ana distingue entre anoréxicas y rexies: las primeras son las que usan mal, de manera autodestructiva, los presuntos recursos para bajar de peso, y se sienten víctimas; las otras son las orgullosas que dominan el autocontrol y supuestamente logran lo que quieren, y se sienten una élite.
 
Fuerza, logro, meta, voluntad, perfección: esas palabras se repiten en las publicaciones Pro-Ana. Y acaso queden pocas entre las que se asocian menos a una enfermedad que causa baja del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea, reducción de la densidad de los huesos, pérdida muscular, deshidratación que puede dañar los riñones, desmayos y fatiga en general, y sequedad de piel y pelo, que también se cae.
 
En los Estados Unidos se estima que 20 millones de mujeres y 10 millones de hombres sufren de un trastorno de alimentación diagnosticable en algún momento de la vida. Muchas otras personas, además, se sienten insatisfechas con su cuerpo: un camino habitual a la estadística más peligrosa, que comienza en la escuela primaria, cuando entre el 40% y el 60% de las niñas manifiesta alguna preocupación sobre su peso.
 
"Los trastornos de alimentación son un intento por resolver un problema psicológico mediante la acción física (en este caso, restricción, ejercicio en exceso, purgas, y así)", describió Savelle-Rocklin, quien también tiene un canal en YouTube. "Quienes visitan esos sitios necesitan un lugar que las estimule a reflexionar sobre por qué sienten la compulsión de hacer lo que hacen, y buscar ayuda profesional en lugar de compartir ideas que intensifican el problema".
 
Ovidio Bermudez, Jefe de Clínica del Eating Recovery Center (Centro de Recuperación de Alimentación, ERC), observó que se trata de un grupo de personas muy vulnerables: "Intentan racionalizar sus comportamientos como seguros, cuando en realidad los trastornos de alimentación los privan de su salud física, psíquica y emocional, y a veces los privan de sus vidas. La idea de que alguien normalice, justifique o embellezca esta mentalidad es muy preocupante. Si pensamos en una adolescente que busca conectar con alguien que le permita desarrollar un sentido de identidad, la posibilidad de sentirse bien, estos sitios Pro-Ana/Pro-Mia les dicen: 'Entendemos cómo te sientes. No estás sola'. O solo, porque los adolescentes no están exentos. Eso me preocupa: puede ser un desencadenante para algunos y para aquellos que ya tienen esas conductas puede ser una justificación".
 
Exacerbación tecnológica de un problema
En 2009 la modelo británica Kate Moss creó polémica con la frase: "Nada sabe mejor que estar delgada". Un venero de publicaciones dirigidas a mujeres han ocupado décadas en promover una dieta u otra, a cual más revolucionaria, rápida, radical y en ocasiones ridícula. La prensa del corazón medra con el escrutinio del peso de las celebridades: que si una engordó, que si la otra está esquelética, que si una tercera cambió su cuerpo con una nueva filosofía nutricional. Los estímulos para la distorsión de la imagen corporal femenina, y en definitiva el embellecimiento de la delgadez patológica, no es algo nuevo.
 
"Hubo una época en que los trastornos de alimentación eran vergonzantes, se vivían de manera oculta, pero en algún punto de la década de 1960 eso comenzó a cambiar", contextualizó Bermúdez. "Y así llegamos hasta hoy, cuando tenemos muchos ejemplos del embellecimiento de estos problemas, no sólo en la tecnología. Hace pocos años leí un artículo sobre una fiesta de Halloween con disfraces temáticos sobre la anorexia… No era algo que tuviera que ver con las redes sociales o con internet: era la forma en que los medios dan glamour lo que en realidad es una enfermedad mental seria".
 
—¿Qué cambió desde que una nueva generación comenzó a utilizar las nuevas tecnologías para promover estos males como un estilo de vida? —preguntó Infobae a Rodgers.
 
—Internet permite que se conecten individuos que nunca se hubieran cruzado en el mundo real. Esto significa que gente que tiene intereses o conductas poco comunes, que podrían no haber encontrado un espacio o una forma de expresarse, se pueden encontrar en internet y crear una comunidad que comparta esos intereses o conductas. De modo similar, la gente estigmatizada en la sociedad por ser diferente puede crear grupos de apoyo. De este modo, internet juega un papel crítico en la emergencia de sitios y comunidades online que promueven los trastornos de alimentación.
 
—¿Cuáles son los efectos sociales principales de estos sitios y sus mensajes contractorios sobre la salud?
 
—La investigación indica que la exposición a sitios de internet pro-trastornos almentarios se asocia a un aumento de la preocupación por la imagen corporal y la comida —agregó la profesora de Northeastern, coautora de un trabajo sobre ese tema específico—. La exposición a estos sitios se ha asociado a niveles más altos de insatisfacción con el cuerpo, a la adopción de dietas y a sentimientos negativos.
 
Lauren Smolar, directora de los Servicios de Líneas de Ayuda de la National Eating Disorders Association de los Estados Unidos (Asociación Nacional sobre Trastornos de Alimentación, NEDA), amplió: "Se trata de enfermedades complejas, con factores genéticos, biológicos y culturales. Estos sitios y otros que promueven la autolesión no son la causa de los trastornos de alimentación, pero pueden sin duda detonar conductas dañinas y echar leña al fuego para que se desate una enfermedad con todas las letras. Nuestra cultura normaliza la realización de dietas y enfatiza por demás la delgadez y los ideales de belleza irrealistas. Estos sitios representan esas actitudes llevadas al extremo.
 
Nadie está exento: el médico Bermúdez señaló que a lo largo de su carrera escuchó a muchas personas —incluidos profesionales de la salud— decir "Ojalá tuviera un poquito de eso", en relación a la anorexia. "Comprenden que no quieren los componentes malos, pero al fin y al cabo pintan color de rosa la baja de peso y la delgadez".
 
¿Quiénes impulsan la cultura Pro-Ana? ¿Para quiénes? 
Los contenidos de estos sitios —difíciles de mirar de modo tal que muchos comentarios oscilan entre calificar a sus autoras de anormales y sugerirles que busquen ayuda— son generados en su gran mayoría por personas con anorexia o bulimia "como una forma de autoexpresión y de asociación con otros", agregó Rodgers. "La investigación ha sugerido también que los individuos que visitan estos sitios muchas veces buscan apoyo, técnicas para bajar de peso o maneras para mantener o esconder su trastorno de alimentación.
 
La directiva de NEDA agregó otra perspectiva: "Es importante advertir que estos sitios son, en su núcleo, una expresión del deseo de comunidad y de conexión entre individuos —en especial, mujeres jóvenes— que luchan con problemas de salud mental. Quienes sufren trastornos de alimentación pueden tratar de utilizar la comida y la pérdida de peso para sobrellevar sentimientos y emociones que de otro modo serían abrumadores. En lugar de vivificar a estas comunidades, tenemos que comprender que están compuestas por gente que sufre y necesita ayuda".
 
Savelle-Rocklin, con la experiencia de quien ha sufrido en carne propia trastornos de alimentación, manifestó su disenso:
 
—¿Es posible que estos sitios brinden alguna clase de autoayuda?
 
—Estos sitios no cumplen ningún propósito positivo. Perpetúan y promueven la idea de que ser delgada es el objetivo máximo de la vida, que la capacidad de negar las necesidades básicas de comida convierte a una persona en superior, y sólo promueven estos delirios, que son peligrosos. La anorexia es el problema mental más letal, y cualquier sitio que aliente la conducta anoréxica es peligroso también.
 
Rodgers ofreció un tercer punto de vista: "Los estudios cualitativos entre los visitantes de sitios pro-trastornos alimentarios han revelado que con frecuencia quienes los usan bucan apoyo social, y que a veces perciben que la comunidad online les brinda apoyo. Sin embargo, esto es algo un poco diferente de la idea de autoayuda que generalmente designa a una forma de tratamiento autodirigido".
 
Para Bermúdez, también director de Servicios para Niños y Adolescentes de ERC, "vivimos en una era en la que expresamos todo lo que pensamos y sentimos, y nuestros gustos, nuestras conductas, la película que vimos el fin de semana… Pero en el caso particular de los trastornos de alimentación hay fenómenos de contagio, se fomenta la vulnerabilidad: si alguien escribe que pesa 82 libras —lo cual es terrible— alguien que pesa 85 querrá alcanzarlo… No sé quiénes escriben, pero reflejan nuestro presente de comunicación, en el que nos exponemos y buscamos un sentimiento de pertenencia, aunque a veces el mensaje resulte confuso.
 
—¿De qué modo?
 
—Muchos sitios que aparentan ser pro-recuperación no son tales: se presentan de ese modo o, aun los que tienen buenas intenciones, pueden hacer daño. Por ejemplo, comparten sus historias y cuentan cómo encontraron formas de esconder la restricción de alimentos y el exceso de ejercicio. Uno puede ser un lector que omite el mensaje "No lo hagas tú, es peligros", sino un lector que se queda con la información para disimular sus signos vitales afectados… Muestran el camino a la enfermedad a alguien que busca exactamente eso.
 
Yahoo e Instagram contra el universo Pro-Ana 
Smolar rozó un tema que ha sumado controversia a la comunidad Pro-Ana: "Aunque observamos una tendencia que se aleja de esta clase de contenidos y se acerca a la creación de comunidades positivas que promueven la recuperación del cuerpo, los sitios pro-trastornos alimentarios y de thinspiration son todavía muy accesibles y siguen glorificando las conductas peligrosas".
 
Yahoo y otros servidores han censurado esta clase de sitios. También Instagram eliminó los hashtags Pro-Ana y Pro-Mia, sólo para verlos reemplazados por variaciones: en lugar de #thinspo, surgió #thinspooo, por ejemplo.
 
—¿Qué opinan de ese enfoque del problema?
 
Savelle-Rocklin: —Creo que la censura es necesaria e importante. En algún sentido, estos trastornos de alimentación son una forma de autolesión. No consentiríamos ni permitiríamos sitios donde la gente compartiese experiencias de inflingirse daño a sí mismas, o estimular que otros lo hagan, así que creo que Yahoo y los otros sitios han realizado acciones apropiadas.
 
Rodgers: —Creo que no está claro hasta qué punto puede ayudar que se intente censurar estos sitios. Un estudio de C. Martjin y otros colegas, realizado en 2009, sugirió que si a los sitios pro-trastornos alimentarios se les antepone una página con un mensaje de advertencia, en cierto grado se logra disuadir a los individuos, y no ingresan. Este enfoque podría acaso ser de ayuda.
 
Bermúdez: —No soy experto, puedo decir que coincido con la idea de que los medios tienen responsabilidad y que hay cosas que no son del buen interés público. Se prohibió a Joe Camel porque promovía el consumo de tabaco en menores. Cuando la gente publica cosas que ponen a otros en peligro, tenemos que tomarlo con seriedad,aun cuando lo hagan sin mala intención. No sé si la respuesta es prohibir —creo que no— pero pienso que es necesaria la responsabilidad sobre lo que se expone, especialmente a la población vulnerable, en este caso no los menores ante el tabaco sino a personas que tienen problemas con su sentido de identidad y su imagen corporal.
Con información de infobae

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