“Don Juan”, el buque narco que descargaba marihuana paraguaya en Santa Rosa de Calchines
Sábado 12 de
Octubre 2019
Lo secuestraron el pasado 11 de septiembre en aguas del río Paraná luego de haber viajado, por lo menos dos veces, desde el país limítrofe hasta la zona del Puerto de Curtiembre. Por el caso, el juez federal de Morón, Néstor Pablo Barral, procesó a santafesinos y paraguayos que resultaron detenidos en los allanamientos.
El 23 de agosto del 2007, Juan Carlos Dominici, un piloto misionero -y exmilitar- de 33 años terminó detenido en el marco del operativo “Alas Verdes” en la zona de islas de Arroyo Aguiar tras descargar de un avion Cesna, que había sido robado de un aeroclub de Ceres un mes antes, más de doscientos kilos de marihuana provenientes de Paraguay. Un año después, en San Javier, agentes de la Exdrogas Peligrosas de Santa Fe secuestraron el 7 de mayo del 2009 un total de 89 kilos de cocaína boliviana que estaba en un molino de la Colonia Francesa y que iban a ser acondicionados en palos borrachos para ser enviados a Italia. Ya en 2011, una avioneta de nacionalidad paraguaya arrojó 277 kilos de marihuana en la zona rural Capivara (departamento San Cristobal) y por el caso fue condenado, entre otros, Miguel Ángel Figueredo Taboada, un paraguayo que en 2018 fue deportado a su país de origen. Finalmente, en 2014, un camión Fiat Iveco, con procedencia de Misiones fue hallado en un basural de Arroyo Leyes con 1662 kilos de marihuana y configuró el mayor procedimiento de drogas del centro y norte de la provincia de Santa Fe.
Los procedimientos de drogas antes mencionados permiten comprender que desde hace más de diez años, la provincia de Santa Fe convive con la llegada de grandes cargamentos de estupefacientes. Desde marihuana prensada hasta cocaína en su máxima pureza transitan por cielo, agua y tierra y tienen como destino la región. Algunos con el fin de ser distribuidos en los eslabones inferiores del narcotráfico, mientras que otros como base hasta ser traslados a su lugares de destino: Europa, entre otros centros de consumo. Los casos continúan y demuestran que la lucha contra la organizaciones narcocriminal cada día se complejizan aún más.
La semana pasada, el juez federal N° 3 de Morón, Néstor Pablo Barral, procesó a nueve miembros de una organización argentina-paraguaya por haber transportado en más de una oportunidad grandes cargamentos del país vecino a bordo del buque “Don Juan” y descargarlos en aguas del río Paraná para luego trasladarlo a una propiedad de la localidad de Santa Rosa de Calchines, a 40 kilómetros de la ciudad de Santa Fe.
El fallo del juez, procesó al sindicado líder de la banda, Emilio Honorio Oscar Curi Huespe, de nacionalidad paraguaya, y quien residía a pocas cuadras de la casa central de la Universidad Nacional del Litoral. La resolución también alcanzó a otros coterraneos de Curi Huespe: Mauricio Enrique Bogado Leiva (albañil) y Hugo Rodrigo Rolon Valdéz (marinero). Además fueron procesados los santafesinos: el chapista Héctor Ernesto Alaniz, el cobrador Rubén Adrián Álvarez, el pescador Héctor Omar Fernández, el carnicero Juan Andrés Acosta, la vendedora ambulante Marcela Guadalupe Leguizamón y Marcela Alejandra Sánchez.
Todos acusados como autores penalmente responsables del delito de “coautores materiales y penalmente responsables del delito de tráfico de estupefacientes, en la modalidad de tenencia con fines de comercialización”.
Orquestado en Buenos Aires
La causa que investigó y desbarató a la organización liderada por Curi Huespe, surgió un año antes. El 28 junio del 2018, la Dirección General de Inteligencia de la Secretaría Nacional Antidrogas de la República del Paraguay informó al Ministerio de Seguridad de la Nación argentino sobre la existencia de una organización internacional que mediante vuelos ilegales traficaba estupefacientes a grandes escalas a una “localidad” de la provincia de Santa Fe y también al oeste de la provincia de Buenos Aires. La logística de dichos transportes, según aportó aquel informe, fueron orquestados desde un club de campo ubicado en la localidad de bonaerense de Ituzaingó, en el gran Buenos Aires: “Los Pingüinos S.A.”
Don Juan, el buque transportaba los cargamentos.
Sin embargo, con el correr de la pesquisa judicial que tramitó el fiscal federal de Hurlingham, Santiago Marquevich, se detectó que la organización había cambiado la utilización de naves ilegales por el transporte de drogas vía fluvial a través de un barco de nacionalidad paraguaya que periódicamente trasladaba combustible hacia la zona portuaria de Buenos Aires.
En esa linea, los reportes de inteligencia de la Gendarmería Nacional establecieron que el derrotero de los cargamentos de drogas viajaban primero por naves que cruzaban la frontera paraguaya-boliviana hasta la ciudad de Itapúa. Allí eran almacenados y posteriormente cargados al buque “Don Juan”, la pieza clave en la logística internacional, para culminar después en el río Paraná. A partir de allí, se construía la segunda parte de la historia.
Un pequeño pueblo
La investigación comprobó que el barco “Don Juan” descargó el 20 de julio pasado un cargamento de drogas que fue seguido, por tierra, por varios de los encausados. El mismo quedó advertido por los agentes de inteligencia de la GNA que mientras desarrollaron trabajos de campo pudieron observar que el buque paraguayo llegó en aquel entonces a la boya 649 del río Paraná, a la altura del Puerto de Curtiembre. Allí, se acercó una barcaza que recibió una serie de bolsos que arrojaron desde la otra embarcación proveniente de Paraguay.
La lancha salió de escena y se adentró y se adentró en la zona de brazos, canales y adyacencias que conducen hacia el territorio santafesino. Justamente en esa posición geográfica se encuentra la localidad de Santa Rosa de Calchines, el epicentro de investigación de la causa judicial tramitada en el Juzgado Federal de Barral. Solo bastaron dos meses, para que la misma secuencia se vuelva a repetir en las aguas del Río Paraná. Sin embargo, no iba a tener el mismo final.
La vivienda de Santa Rosa de Lima donde fueron secuestrados los más de 290 kilos de marihuana.
El 11 de septiembre, agentes de la Gendarmería y de la Prefectura Naval Argentina desplegaron un total 16 allanamientos que fueron solicitados por el fiscal Marquevich y ordenados por el juez Barral. El resultado terminó con lo que imaginaron los investigadores: del interior de una propiedad de Santa Rosa de Calchines, ubicada en inmediaciones de la ruta provincial 1, secuestraron un total de 291 kilogramos de marihuana prensada y dividida en distintos panes.
En tanto, fueron detenidos parte de los investigados, mientras que el resto de los sindicados miembros del engranaje criminal resultaron detenidos en los allanamientos que tuvieron lugar en Santa Fe capital y la ciudad de Recreo. Justamente, en un vivienda de 1° de Mayo al 3600, a media cuadra de bulevar Pellegrini, fue detenido, Curi Huespe, la cabeza de la organización.
Los procedimientos de drogas antes mencionados permiten comprender que desde hace más de diez años, la provincia de Santa Fe convive con la llegada de grandes cargamentos de estupefacientes. Desde marihuana prensada hasta cocaína en su máxima pureza transitan por cielo, agua y tierra y tienen como destino la región. Algunos con el fin de ser distribuidos en los eslabones inferiores del narcotráfico, mientras que otros como base hasta ser traslados a su lugares de destino: Europa, entre otros centros de consumo. Los casos continúan y demuestran que la lucha contra la organizaciones narcocriminal cada día se complejizan aún más.
La semana pasada, el juez federal N° 3 de Morón, Néstor Pablo Barral, procesó a nueve miembros de una organización argentina-paraguaya por haber transportado en más de una oportunidad grandes cargamentos del país vecino a bordo del buque “Don Juan” y descargarlos en aguas del río Paraná para luego trasladarlo a una propiedad de la localidad de Santa Rosa de Calchines, a 40 kilómetros de la ciudad de Santa Fe.
El fallo del juez, procesó al sindicado líder de la banda, Emilio Honorio Oscar Curi Huespe, de nacionalidad paraguaya, y quien residía a pocas cuadras de la casa central de la Universidad Nacional del Litoral. La resolución también alcanzó a otros coterraneos de Curi Huespe: Mauricio Enrique Bogado Leiva (albañil) y Hugo Rodrigo Rolon Valdéz (marinero). Además fueron procesados los santafesinos: el chapista Héctor Ernesto Alaniz, el cobrador Rubén Adrián Álvarez, el pescador Héctor Omar Fernández, el carnicero Juan Andrés Acosta, la vendedora ambulante Marcela Guadalupe Leguizamón y Marcela Alejandra Sánchez.
Todos acusados como autores penalmente responsables del delito de “coautores materiales y penalmente responsables del delito de tráfico de estupefacientes, en la modalidad de tenencia con fines de comercialización”.
Orquestado en Buenos Aires
La causa que investigó y desbarató a la organización liderada por Curi Huespe, surgió un año antes. El 28 junio del 2018, la Dirección General de Inteligencia de la Secretaría Nacional Antidrogas de la República del Paraguay informó al Ministerio de Seguridad de la Nación argentino sobre la existencia de una organización internacional que mediante vuelos ilegales traficaba estupefacientes a grandes escalas a una “localidad” de la provincia de Santa Fe y también al oeste de la provincia de Buenos Aires. La logística de dichos transportes, según aportó aquel informe, fueron orquestados desde un club de campo ubicado en la localidad de bonaerense de Ituzaingó, en el gran Buenos Aires: “Los Pingüinos S.A.”
Don Juan, el buque transportaba los cargamentos.
Sin embargo, con el correr de la pesquisa judicial que tramitó el fiscal federal de Hurlingham, Santiago Marquevich, se detectó que la organización había cambiado la utilización de naves ilegales por el transporte de drogas vía fluvial a través de un barco de nacionalidad paraguaya que periódicamente trasladaba combustible hacia la zona portuaria de Buenos Aires.
En esa linea, los reportes de inteligencia de la Gendarmería Nacional establecieron que el derrotero de los cargamentos de drogas viajaban primero por naves que cruzaban la frontera paraguaya-boliviana hasta la ciudad de Itapúa. Allí eran almacenados y posteriormente cargados al buque “Don Juan”, la pieza clave en la logística internacional, para culminar después en el río Paraná. A partir de allí, se construía la segunda parte de la historia.
Un pequeño pueblo
La investigación comprobó que el barco “Don Juan” descargó el 20 de julio pasado un cargamento de drogas que fue seguido, por tierra, por varios de los encausados. El mismo quedó advertido por los agentes de inteligencia de la GNA que mientras desarrollaron trabajos de campo pudieron observar que el buque paraguayo llegó en aquel entonces a la boya 649 del río Paraná, a la altura del Puerto de Curtiembre. Allí, se acercó una barcaza que recibió una serie de bolsos que arrojaron desde la otra embarcación proveniente de Paraguay.
La lancha salió de escena y se adentró y se adentró en la zona de brazos, canales y adyacencias que conducen hacia el territorio santafesino. Justamente en esa posición geográfica se encuentra la localidad de Santa Rosa de Calchines, el epicentro de investigación de la causa judicial tramitada en el Juzgado Federal de Barral. Solo bastaron dos meses, para que la misma secuencia se vuelva a repetir en las aguas del Río Paraná. Sin embargo, no iba a tener el mismo final.
La vivienda de Santa Rosa de Lima donde fueron secuestrados los más de 290 kilos de marihuana.
El 11 de septiembre, agentes de la Gendarmería y de la Prefectura Naval Argentina desplegaron un total 16 allanamientos que fueron solicitados por el fiscal Marquevich y ordenados por el juez Barral. El resultado terminó con lo que imaginaron los investigadores: del interior de una propiedad de Santa Rosa de Calchines, ubicada en inmediaciones de la ruta provincial 1, secuestraron un total de 291 kilogramos de marihuana prensada y dividida en distintos panes.
En tanto, fueron detenidos parte de los investigados, mientras que el resto de los sindicados miembros del engranaje criminal resultaron detenidos en los allanamientos que tuvieron lugar en Santa Fe capital y la ciudad de Recreo. Justamente, en un vivienda de 1° de Mayo al 3600, a media cuadra de bulevar Pellegrini, fue detenido, Curi Huespe, la cabeza de la organización.
Con información de
Aire de Santa Fe
